22 ⌗ Apodos y conocimientos ೃ࿔

El problema entre Seokjin y Jungkook estaba más que resuelto, logrando que el resto del día fuese ameno.

Ese segundo día habían jugado, —adultos, jóvenes y niños— un partido de fútbol y luego uno de voleibol, además de diferentes juegos infantiles, y habían ido de paseo al pueblo cercano, visitando cada una de las tiendas y comprado uno que otro souvenir para traer a casa. Jungkook incluso le había pedido a sus padres una pequeña figura tallada en madera de un pollito, bastante adorable, para regalársela a Jimin. Aunque claro, también tuvo que pedir un pequeño osito a escondidas para dárselo a Taehyung que no había parado de quejarse, diciendo que también quería un regalo de "Jungkookie".

Jungkook nunca había visto a alguien tan feliz por un trozo de madera, y el abrazo que recibió después casi lo mata asfixiado.

Habían almorzado en el lugar, probando unas grasosas hamburguesas que les dejaron la barriga a reventar, pero que no se arrepentían de comer, y luego, cuando ya el sol caía pintando el cielo con un bonito arrebol, los Jeon caminaban de la mano, con Jisoo luciendo otro vestido que había comprado Gong-Yoo para ella porque «pensé en tí cuando lo vi», al igual que los Kim, dejando en los labios contrarios uno que otro beso inocente, interrumpiendo las sonrisas sinceras que adornaban sus bocas.

Namjoon y Seokjin habían subido a sus hermanos en sus hombros, caminando de igual modo con sus manos entrelazadas, ignorando aquellas miradas curiosas sobre un par de chicos que caminaban juntos. Taehyung parloteaba con Jungkook, riendo y alzando sus manos, jugando de vez en cuando con su nuevo osito de madera, mientras Jungkook solo se dedicaba a mirarlo, y responder cuando debía, apretando el su manito aquel conejito que Taehyung había mandado hacer para él. Era lindo, le había gustado mucho, al igual que aquella ardillita que llevaba para Hoseok.

Llegados a la cabaña, y aún llenos con la comida del almuerzo, cada uno de fue a su habitación a descansar del tan movido día. Taehyung le pidió a todos dormir juntos, así que Jungkook fue envuelto entre Seokjin y Taehyung, escuchando otra historia por parte de Namjoon; una que trataba en aquel momento sobre un bondadoso príncipe, —curiosamente llamado Tae.

Cumpliendo su palabra, Jungkook no trató mal a Namjoon, es más, se podría decir que no había odiosidad en él, aunque claro, tampoco habían ganas de una llevadera relación. Era educado, y Seokjin parecía feliz con eso, y si su hyung era feliz, entonces él también.

—¿Por qué el reino de Tae estaba tan mal? —preguntó Taehyung preocupado, con su brazo y pierna derecha sobre Jungkook, abrazado a él, y su cabeza sobre el pecho del niño.

No se confundan, Jungkook intentó alejarlo, pero ya después de la quinta vez dejó de hacerlo. Su cabeza estaba sobre el brazo de Seokjin, así que el calorcito que provenía de ambos cuerpos era agradable.

Namjoon, que estaba al otro lado de Taehyung, estiró su mano por sobre la cabeza de ambos niños, llegando hasta el pelo de un dormido Seokjin, dejando ahí suaves caricias. —Porque los reyes no se percataban de lo que hacían. Por eso Tae bajó al pueblo, escondiendo su identidad, para saber lo que las personas necesitaban.

—¿Y lo logró?

—Sí, era el sucesor, así que cuando se hizo el rey resolvió todos y cada uno de los problemas, volviendo un reino próspero y en completa armonía. Tiempo después se casó, tuvo muchos hijos y ellos eran igual de buenos que su padre, así que el bienestar del reino permanecería por muchísimo tiempo.

Taehyung sonrió. —El príncipe Tae es muy bueno.

—Es un rey ahora —corrigió Jungkook bajito.

—Oh, cierto.

—Ya es hora de que duerman —Namjoon apagó la linterna con la cual tenían el cuarto levemente iluminado. Se acercó hasta el dormido Seokjin, dejando un corto beso sobre su frente, y luego dejó uno sobre la frente de Taehyung. Palmeó con suavidad la cabecita azabache de Jungkook y se acostó, aún acariciando los cabellos de su novio—. Buenas noches, niños.

—Buenas noches, Namie hyung —bostezó Taehyung, acurrucándose más contra Jungkook.

Poco a poco el sueño iba llegando a Namjoon, pero antes de perderse por completo en el mundo de Morfeo, escuchó claramente un bajito susurro: "buenas noches, Namjoon".

Sonrió, cayendo dormido poco después.

『 🐰 』

Tercer y último día en las cabañas, y a comparación de las veces anteriores que habían ido al sitio, en esa ocasión todos estaban agotados por la cantidad de actividades que habían realizado. Los Jeon cada que visitaban las cabañas, acostumbraban a descansar. Era como desconectarse de la ciudad y tener contacto con la naturaleza. Por eso, al verse explorando el sitio, recorriendo el pueblo y jugando un montón de cosas, descubrieron que habían muchas formas de entretenerse.

Por eso, aquel día sí sería de descanso, o al menos eso esperaban, y es que kim Hwasa tenía una energía inagotable, además de un poder de convencimiento que los envolvía a todos en su meñique. Con tan solo una mirada emocionada, y aquella sonrisa juguetona y casi infantil, lograba atraer a todos para hacer algo que se le haya ocurrido.

Justo como en aquel momento.

—¡Hay que ir a las aguas termales!

Jisoo lo pensó, sumamente tentada. —No aceptan menores de edad. Los chicos no podrían ir.

—Ellos ni quieren salir —se quejó, mirando a los "jóvenes" del lugar. Seokjin y Namjoon estaban tirados sobre el pasto, con Seokjin durmiendo a un lado del moreno, mientras que el más alto leía un libro, abrazando al contrario—, y los bebés están en lo suyo.

Taehyung y Jungkook se habían escapado a la cueva del azabache, con una cesta algo grande que significaba que no los verían en un buen rato.

Jisoo sintió unos brazos rodear su cintura, y sonrió para mirar a su esposo. Últimamente estaba más cariñoso y más demostrativo, no a un punto descarado o incómodo. Era lindo, y se sentía igual.

—¿Qué hablan por aquí? —preguntó el hombre, y Jisoo olió algo de cerveza en su aliento. Sabía que dejar solo a ese par los tendría bebiendo desde temprano.

—Le estaba diciendo a Soo para ir a las aguas termales. Los chicos no quieren salir, y los niños huyeron a no sé dónde.

Gong-Yoo pensó en aquella posibilidad, agradándole la idea. El agua caliente podría relajar sus cansados músculos. —¿Ya le preguntaron a Seojoon?

—Ese dirá que sí —movió su mano restándole importancia.

—¿Tú, cariño?

Jisoo se encogió de hombros. —Yo creo que está bien.

—No se diga más, ¡iremos a las aguas termales! —festejó Hwasa—. Volvemos en la noche o mañana temprano.

La noticia fue dicha a Namjoon, y el chico asintió sin más, sabiendo que todo estaría bajo control. Los adultos arreglaron sus minis maletas para su viaje a las aguas termales que se encontraban a tres horas de las cabañas. Con sus equipajes en mano, caminaron hasta la camioneta de Gong-Yoo, decidiendo que era mejor ir todos juntos.

—¡Voy adelante! —exclamó Seojoon, mirando a Jisoo juguetón—. Me autoproclamo la esposa de Gong-Yoo. Dile a Jungkook y a Seokjin que a apartir de ahora soy su mami.

Gong-Yoo estalló a carcajadas, mientras Jisoo tenía una expresión anonadada por las palabras del hombre, mirándolo subir con confianza en el asiento del copiloto. Hwasa negó divertida, ocultando su sonrisa detrás de sus labios.

—De regreso manejo yo —avisó la morena—, y Soo será mi copiloto. Dile a tus hijos que a partir de ahora me llamen papi —le guiñó el ojo.

Jisoo rió, y subieron finalmente a la camioneta. El viaje sería un relajo de principio a fin, y eso sencillamente les encantaba. Su último día en aquella zona debían disfrutarla.

『 🐰 』

Taehyung masticó la manzana en su boca para luego tragarla. —¿Entonces no sabes manejar bici?

—Eso fue lo que dije —Jungkook asintió.

—Yo tampoco sé. Nam hyung siempre intenta enseñarme porque a él le gusta mucho, pero me da miedo —abultó sus labios—. ¿A tí también te da miedo, Jungkookie?

—No, solo no me gusta.

Taehyung asintió, siguiendo con su comida. Habían llevado varios aperitivos con ellos, además de algunas sábanas para cubrirse si llegaba a hacer frío, aunque terminaron sentándose sobre ellas. Habían hablado de todo y a la vez de nada, creando un ambiente muy agradable.

—Jungkookie, ¿cuál es tu color favorito?

El niño lo miró curioso. —¿Por qué quieres saberlo?

—Porque quiero saber todo sobre Jungkookie —sonrió—, así seremos mucho más cercano, ¡inseparables! Eso me gustaría demasiado.

—No podemos ser inseparables, Taehyung —negó, mirando al contrario como si fuese el ser más extraño del mundo—. En algún momento debemos separarnos.

—Jungkookie, claro que podemos ser inseparables —lo miró como si sus palabras tuvieran toda la lógica habida y por haber—. Supongo que piensas que para ser inseparables debemos estar siempre juntos, pero no es así, porque aunque estemos en lugares distintos yo te llevaré conmigo en mi mente y en mi corazón. ¡De esa forma siempre estaremos juntos! ¿no te parece una increíble idea?

Jungkook arrugó su frentecita, mirando hacia otro lado que no fuese la expresión emocionada de Taehyung. Sentía su carita muy caliente, y su corazón latía rápido, además de aquel cosquilleo fastidioso en su estómago. ¡Estaba enfermando!

Inseparables, ¡Taehyung terminó por enloquecer! Okay, había aceptado que le caía bien, muy bien en realidad,  increíblemente bien si se ponía sincero, pero de ahí a querer ser inseparables... ¡No podía aceptar eso!

¿Se imaginan si se la pasara pensando siempre en Taehyung? ¡Su corazón no soportaría tanto revuelo! Por su salud, y su bienestar no permitiría ser inseparable de Taehyung, es decir, estaba cool ser amigos y toda la cosa, ¿¡pero inseparables!?

—Azul —soltó en contra de sus pensamientos. Bah, decir su color favorito no podía llegar a tanto. Un dato insignificante para calmar el capricho de Taehyung.

—¿En serio? ¡El mío es el verde! —exclamó alegre—. ¿Tu fruta favorita?

Ya había dicho su color favorito, con eso debía ser suficiente para Tae-

—Banana —soltó.

—Manzana~ —dijo, y comió otro trozo de la fruta—. Mh, ¿te das cuenta que hacemos buena combinación? Azul y verde, banana y manzana, ¡Lucas y David! Jungkookie, yo digo que nacimos para ser inseparables.

Jungkook negó. —Deja de decir eso. ¿Cuándo cumples años?

—Treinta de diciembre, ¿y tú?

—El primero de septiembre —dijo con orgullo—. Soy mayor que tú, debes respetarme.

—¿Primero de septiembre? ¡Pero si falta menos de un mes! —Jungkook asintió, sin entender la reacción del contrario—. ¿Me invitarás, Jungkookie?

—Mis fiestas no son muy divertidas —hizo una mueca.

—¿Y eso qué? Yo solo quiero ir por tí.

Nuevamente aquellas cosquillas en la pancita de Jungkook lo hicieron arrugar la cara. —Y-ya, pero hablo en serio cuando digo lo de mis fiestas. Solo nos reunimos unas tres horas, cantamos cumpleaños y ahí acaba todo. Ah, y Jimin suele quedarse en casa ese día.

—¿Yo también podría quedarme?

—B-bueno, si tus papás te dan permiso...

Taehyung sonrió en grande, abalanzándose sobre Jungkook para cubrirlo en un enorme y apretado abrazo. —¡Mis papás me dirán que sí, Jungkookie! ¡Dormiremos juntos otra vez!

—N-no te olvides de Jimin... —balbuceó, luchando por respirar y quitarse a Taehyung de encima.

—¡Dormiremos con Chimin! —rió a carcajadas limpias. Se apoyó en sus manitos, colocándolas a cada lado de la cabeza de Jungkook y mirándolo desde arriba. Las mejillas del azabache se calentaron aún más—. ¿Puedo invitar a Hobi? —Jungkook asintió, corto de palabras—. Jungkookie, ¿por qué no me llamas por un apodo también?

—Tu nombre es Taehyung.

—Eso lo sé, pero quiero un apodo —abultó sus labios—. A Chimin le llamas "Jiminie".

—No es todo el tiempo.

—¡Pero lo haces! —se quejó—. Quiero un apodo.

—Tae.

—Muy simple.

—Taetae.

—Así me llama Chimin.

Jungkook bufó, empujando a Taehyung para sentarse. —Taehyungie.

—Así me llama Seokjinnie hyung.

—Tata.

—Así me llama Hobi —rodó los ojos.

—Pulga.

—¡Así me llama Namie hyung! —se quejó.

Jungkook pensó. —¿Oso?

—Mi mamá me llama así.

—¡Es muy difícil! —resopló, cruzándose de brazos—. ¿No se supone que los apodos no se piden? Las personas comienzan a llamarte así.

Taehyung se encogió en su lugar. —Lo siento, tienes razón, Jungkookie.

La expresión triste de Taehyung logró que Jungkook se sintiera mal, pero parecía que todos los apodos para su nombre estaban ocupados.

—Algún día conseguiré uno —prometió, y Taehyung sonrió—, pero hasta entonces serás Taehyung.

Su sonrisa se esfumó. —¡Pues apresúrate!

『 🐰 』

—¿Qué lees?

Namjoon separó sus ojos del libro que tenía en su mano izquierda y miró a Seokjin, con sus ojos aún adormilados por recién despertar. Sonrió, encontrando aquella imagen sumamente adorable y linda.

—¿Dormiste bien, príncipe? —Seokjin asintió, y Namjoon dejó un beso sobre su frente—. ¿No te desperté yo?

—No —bostezó, acurrucándose más contra Namjoon, respirando profundo para llenarse del agradable aroma que desprendía el moreno—. Eres cómodo, Joonie...

—Bueno, puedes contratarme para dormir abrazados cada que quieras. Método de pago; tú todo bonito y precioso.

Seokjin rió, golpeando con suavidad el pecho de Namjoon. —Tonto. ¿Nuestros padres?

—Se fueron a las aguas termales —Seokjin lo miró sorprendido—. Regresan mañana, creo. No les presté mucha atención.

—Caray, son los que más han disfrutado de las vacaciones.

—Y vaya que lo han disfrutado...

—¡Namjoon! —se quejó Seokjin—. No hables de esas cosas así como así.

—Venga, que ya estás grandecito como para ponerte con esas. Eres el primer hijo, así que de antemano sabes que tus padres siguieron haciéndolo porque llegó Jungkook.

—¡Cállate! —se sentó rápidamente y comenzó a pellizcar los costados de Namjoon haciéndolo reír—. Es obvio que sé que mi padres... ya sabes... pero no es algo que quisiera tener presente siempre, ¿okay?

Namjoon rió y también se sentó, dejando un beso sobre los labios de Seokjin. —Luces adorable, pareces un niño.

—No soy un niño —bufó.

—Eso lo diría un niño —esquivó el golpe que Seokjin le propinó—. Ya, ya, no sigo. Igual es normal que temas así te parezcan tabú tomando en cuenta tu entorno y situación.

—¿Entorno y situación? —ladeó la cabeza.

—Ya sabes, la manera en la que tus padres te han criado y tu falta de experiencia.

Seokjin alzó una ceja, sintiendo sus mejillas quemar. Desvió la mirada dignamente. —Oh, claro, mi nula experiencia no es nada comparada con tus tres exnovias y dos exnovios, Namjoon.

Se cruzó de brazos, apretando su mandíbula con algo de fuerza. El hecho de que Namjoon sea su primer novio nunca es una molestia hasta que se toca el punto en que Seokjin no sabe absolutamente nada en el tema de relaciones, y su novio ya ha tenido una extensa práctica. Quizás y era inseguridad, mezclada con una petulante vergüenza, y la ocultaba detrás de una capa de enfado, pero es que sentía que, aunque su relación iba viento en popa, todo era muy lento, ¡y eso solo se debía por él!

No es que no le gusten las cosas como van, es más, está encantado con esta nueva experiencia y más aún de la mano de su lindo moreno, pero y si es Namjoon el que espera algo más, ¿cómo saberlo?

Unos brazos rodearon su cintura, y pronto tenía a Namjoon abrazado a su espalda con muchísimo apego. Intentó despegarse, pero era imposible, los brazos de Namjoon eran muy cálidos y lo envolvían dulcemente.

—¿Sabes que nada del pasado es realmente importante y que tú eres todo lo que anhelo? Lo que viví son solo experiencias, pero contigo estoy creando nuevas, y las aprecio con todo mi corazón —besó la curvatura del cuello de Seokjin, sonriendo sin mostrar sus dientes al sentirlo estremecerse—. Te amo, Seokjin, y jamás me había sentido como me siento contigo. Antes amé, no mentiré, pero contigo es más real, más puro. Es una experiencia completamente nueva amar a alguien tan devotamente como lo hago contigo.

»No solo tú estás descubriendo cosas nuevas, yo también, y hacerlo a tu lado es lo mejor de todo.

Seokjin se giró poco a poco, aún entre los brazos de Namjoon, mirándolo directamente a los ojos. —¿Lo dices en serio?

—¿Por qué mentiría, amor?

—Lo siento... —suspiró—. Siempre estoy con mis cosas. Actué mal.

—Solo fuiste tú siendo un celoso Jinnie, pero nada más.

—¡Deja de llamarme así!

Namjoon lo apretó más contra él. —¿Pero por qué? Eres sumamente adorable en tu alter ego.

—Uhg, algún día también serás celoso y me reiré mucho de tí.

—Algún día, aunque no caigo en ese tipo de cosas, pero por lo momentos seguirás siendo mi precioso y adorable celoso Jinnie~

Seokjin bufó, pero los besos continuos que Namjoon comenzó a dejar sobre su mejilla lo hicieron ceder, desviando el rostro para poder recibir un beso en sus labios. Uno que duró mucho más que los cortos que estaban siendo depositados en su mejilla.

—Te amo, Joonie —susurró luego de separarse.

—Yo más, bonito —dejó otro beso, y soltó finalmente a Seokjin para retomar su libro.

—Nunca me dijiste qué estás leyendo.

Más Platón y menos Prozac —enseñó la portada del libro—. Trata sobre utilizar la filosofía como nuevo método de terapia para afrontar los problemas de la vida. Existen casos donde una respuesta filosófica es de más ayuda que una psicológica.

—¿Cómo la filosofía puede ser usada como terapia? La psicología ya se encarga de eso.

Namjoon dejó su libro a un lado, volviendo su atención a Seokjin. —¿Sabes lo que es la psicología?

—La ciencia que estudia la mente —se alzó de hombros.

—La ciencia es exacta, y la mente jamás podría serlo. La psicología no podría ser una ciencia por eso mismo, así que yo prefiero denominarla como una una cátedra que se encarga de estudiar la mente. ¿Tiene sentido eso para tí?

—No —dijo avergonzado.

—Veamos. La mente de cada persona es diferente, por lo que se debe de estudiar todas y cada una de ellas para poder tener una inferencia de qué respuesta daría ante diferentes estímulos. Por ejemplo, en los funerales. Cuando fallece alguien hay quienes lloran, otros ni hablan y otros que ríen a carcajadas. Si es un mismo estímulo, ¿por qué las reacciones no son las mismas?

—Eso tiene lógica...

—La psicología se basa en eso, en estudiar la mente de las personas para poder ayudarlas a resolver sus problemas. La filosofía, por otro lado, estudia la vida misma, no se centra solo en el ser humano, sino que también estudia el ambiente que lo rodea. El porqué de las cosas.

—¿Y cómo podría ser usada como una terapia?

—Pongamos de ejemplo alguien que se siente triste sin razón aparente —su voz denotó más seriedad, buscando la manera exacta de hacer que Seokjin entendiera—. Un psicólogo deberá tener algún estudio neurológico para descartar algún trastorno o algo más serio. Hará que el paciente hable sobre sus sensaciones y a partir de ahí comenzará a recetar e indicar lo que debe hacer para aminorar las crisis. En un caso extremo, pasaría a ser atendida por un psiquiatra para poder suministrarle medicina al paciente.

»La filosofía se va por otro lado. Buscará en su entorno qué puede ocasionarle aquella tristeza, también intentará descubrir porqué el paciente se siente de esa manera. Una vez consigan el núcleo del problema, la filosofía canalizará al paciente, ayudándolo a entender su comportamiento, de esa manera, al tener conocimiento de sí mismo, podrá afrontar el problema.

—Conocernos a nosotros mismos nos ayudará a saber nuestros límites y nuestras virtudes. Saber de lo que somos capaces y que podemos con aquello que nos causa malestar.

—Exacto —sonrió—. La filosofía solo busca que el humano se conozca a sí mismo, y conozca su entorno. De esa manera es más fácil que pueda con aquello que lo cohiba. De igual modo, la filosofía solo es útil en casos de la vida cotidiana, y problemas más serios es mejor tratarlos con un psicólogo o psiquiatra.

Seokjin asintió complacido. —Eres muy inteligente, Joon. También explicas muy bien, casi como si fuera un niño.

—¿No te molesta? —hizo una mueca—. A las personas siempre les disgusta cuando alguien más sabe algo que ellos no.

—¿Por qué me molestaría? Compartes lo que sabes conmigo, no de una manera prepotente, sino de la forma más educativa posible. Me explicas con ejemplos, como se le explicaría a un niño, pero no lo siento como si fuese tonto, sino que haces de una gran información algo más práctico para que pueda entender. Eso es genial —besó su mejilla—. Escucharte es muy agradable, tienes un cerebro muy sexy, Kim Namjoon.

El moreno rió, ocultando su boca detrás de su mano, no queriendo que Seokjin notara el color en sus mejillas.

Bueno, lo intentó.

—¿Te sonrojaste por lo que dije? ¡Pero si eres realmente tierno, Joonie!

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