18 ⌗ Oops ೃ࿔

—Dile a Namjoon que vamos saliendo hasta allá —avisó Gong-Yoo a Seokjin, cerrando la puerta de la maletera de su camioneta. Ya estaba adentro todo lo que llevarían para ir a la cabaña en donde pasarían los siguientes tres días en compañía de la familia Kim. 

La idea de ir a pasar unas pequeñas vacaciones en el bosque en una cabaña totalmente equipada había sido del gusto de los padres de Namjoon y de Taehyung, decidiendo que, por ser esa vez, dormirían en la cabaña para no romper con la armonía de la familia contraria, pero de igual forma llevando sus queridas carpas para pasar aunque sea una noche durmiendo bajo el cielo estrellado.

Seokjin tomó su celular, enviándole un mensaje a Namjoon. —Listo, ya le avisé. De todos modos me había dicho que estaban listos hace poco así que podemos pasar por allá.

—Perfecto.

Jisoo salió de la casa con su bolso guindado en su hombro, y tomando la mano de un adormilado Jungkook. Seokjin sonrió de lado por los ojitos débiles del niño, y lo tomó en brazos, pronto teniendo al menor acurrucado contra su cuello. Abrió la puerta con cuidado y se adentró a la camioneta.

—¿No les falta nada? —preguntó la mujer, dándole su bolso a su pareja quien la metió en la camioneta.

—Amor, tú armaste nuestras maletas. Ahí tenemos ropa como para dos semanas, incluso ropa de invierno... y estamos en otoño —Gong-Yoo rascó su nuca—, posiblemente también nos bañamos en el río...

Jisoo puso ambas manos sobre sus caderas, mirando al hombre con seriedad. —Hace frío, Gong-Yoo, y que no se te olvide que eres al que más rápido le afecta.

El recién nombrado alzó sus manos a modo de tregua, no queriendo contradecir mucho a la mujer. Jisoo acostumbraba a llevar de todo para sus viajes, y aunque en ciertas ocasiones se excedía, por alguna extraña coincidencia terminaban usando algo de lo que en un principio renegaron.

Dejó un beso sobre su frente, y le abrió la puerta de la camioneta, dejando que entrara para luego irse él por el asiento del piloto. Pasarían por la casa de los Kim, y luego emprenderían viaje hasta el bosque que quedaba aproximadamente unas cuatro horas de distancia en caravana las dos familias.

Miró por el espejo retrovisor, encontrando a Jungkook dormido sobre el regazo de Seokjin, mientras que este escuchaba música de su teléfono y escribía en el mismo. Le dedicó una última mirada a su esposa y encendió el auto para empezar a manejar.

『 🐰 』

La música se escuchan a través de las bocinas del auto en un volumen ideal para no tenerlos gritando. Ya se habían comido la mitad de los aperitivos que había preparado Hwasa para el viaje y aún faltaban dos horas y media de camino.

Taehyung miró por la ventana el auto de la otra familia, formando un puchero en cuando pudo visualizar a Jungkook con unos enormes audífonos sobre sus orejas y jugando en lo que parecía ser su tablet. Cuando habían llegado a su casa, estaba emocionado por ver al niño, pero este se encontraba profundamente dormido y no pudo hacer más que verlo, deseoso de poder abrazarlo y decirle lo mucho que lo había extrañado.

Igual los besos que había recibido por parte de su hyung Seokjin habían sido una increíble recompensa.

Se desplomó en su asiento, llamando la atención de Namjoon. —¿Qué pasa, pulga?

—Estoy aburrido, Namie hyung —habló con su trompita abultada, logrando enternecer a Namjoon por la adorable imagen.

—¿Te gustaría que juguemos algo?

—¡Juguemos a que yo me describo y tú adivinas quién soy! —exclamó emocionado.

Namjoon asintió. Él también estaba un poco aburrido igual. —Empiezo yo... soy amarillo y cuando giro soy rojo, ¿qué soy?

—¿Ah? ¿cuándo gira es rojo? —Taehyung ladeó su cabeza con confusión, y Namjoon volvió a asentir.

—¿Por qué eres amarillo y cuando giras eres rojo? —intervino Hwasa, mirando a sus hijos por el espejo retrovisor.

—No puedo decir la respuesta, tienen que pensar —se encogió de hombros—. Soy amarillo, y cuando giro soy rojo.

Seojoon bajó el volumen de la música, también interesado en el juego. —¿Amarillo y luego rojo?

—Sí, amarillo y luego rojo —rodó los ojos.

—Hyung, no lo sé —se quejó Taehyung.

Namjoon miró al niño, y luego pasó sus ojos por sus padres. —¿Tan rápido se rinden?

—Yo sí, no sé nada que sea amarillo y luego rojo —dijo Hwasa.

—Tan fácil que estaba... —Namjoon resopló—. Soy amarillo y cuando giro soy rojo, ¡soy un pollito en una licuadora!

—¡Hyung!

—¡Qué basto eres, Kim Namjoon!

El moreno reía a carcajadas al igual que Seojoon, quien tenía una mano al volante y la otra sosteniéndose la barriga por la fuerte risa que lo atacó al escuchar la tontería de su hijo. Cuando Seokjin le había contado ese chiste, recuerda haberlo visto como si le hubiese salido un tercer ojo, pero ya luego de un tiempo lo encontraba sumamente divertido.

Pasar tanto tiempo escuchando aquellos chistes rancios de Seokjin le estaban afectando su sentido del humor.

—Qué horrible, hyung —Taehyung se cruzó de brazos, mirando a su hermano que soltaba pequeñas risitas—. Es mi turno. Soy grande, tengo superpoderes y cuando llega la noche siempre aparece en mi piel muchas manchitas y estas solo pueden curarse con ayuda de una pócima que encuentro entre las montañas, pero ahí se encuentra un enorme monstruo que siempre debo derrotar con s-

Namjoon colocó su mano sobre la boca de Taehyung, deteniendo sus palabras. —Tae, las drogas son malas.

—¡Tú hablaste de un pájaro en una licuadora! —regañó Seojoon, volviendo a reírse en cuando aquellas palabras salieron de su boca—. Joder, qué bueno... —murmuró, limpiando la esquina de su ojo.

Los dos jóvenes se enfrascaron en una pequeña discusión, y Hwasa negó divertida. —A ver, es mi turno —dijo, los tres hombres le prestaron atención—. Soy roja, deliciosa y le gusto a todos.

—Sí lo eres, amor —coqueteó el hombre, mirando a su mujer y guiñando un ojo en su dirección. Hwasa llevaba puesto un vestido rojo simple, pero que se cernía a su precioso cuerpo como si fuese una segunda piel—. Aunque la parte en la que le gustas a todos esa si no me parece —frunció el ceño.

Hwasa abrió la boca, y golpeó la pierna de su marido. —¡Soy una cosa!

—No, mi vida, tú eres un ser hermoso e inigualable que vale muchísimo. Jamás vuelvas a decir eso de tí misma —Seojoon miró a Namjoon por el espejo retrovisor—. Nam, dale a tu mamá unas clases de amor propio.

Namjoon rió, y asintió. Su padre era una cosa seria.

—Seojoon, recuerda que estamos jugando, y esa es mi descripción, intenta adivinar qué soy.

—¡Pero si ya lo sé! —dijo el hombre—. Eres el amor de mi vida, la mujer que más amo, que hace mis días más dulces y la que me hizo la persona más feliz del mundo cuatro veces; la primera cuando aceptaste ser mi novia, la segunda cuando aceptaste casarte conmigo, y la tercera y cuarta cuando trajiste al mundo a mis dos hijos. ¿Adiviné o no?

—Ay, Seojoonie... —la voz de Hwasa salió algo débil, y su vista estaba borrosa debido a las lágrimas. Sonrió y estiró sus labios, recibiendo rápidamente un corto beso por parte del hombre e ignorando las quejas de sus hijos—. Tú también eres el amor de todas mis vidas.

—Bien, bien, bien. No queremos ver escenas asquerosas, gracias, la gerencia —habló Namjoon, haciendo reír a Taehyung quien se cubría sus mejillas sonrojadas por la vista de sus padres besándose—. Somos dos niños inocentes aquí atrás.

—Namjoon, te he cuidado estos veinte años y créeme que cambiar la papelera de tu cuarto y encontrarme esos papeles tiesos de tú sabes qué ya me dice que de inocente no tienes nada.

—¡Mamá!

—También te he visto desnudo... y de niño tampoco tienes nada.

—No puede ser... —Namjoon desvió la mirada por la ventana, sumamente avergonzado.

—Ah, y ni hablar que usó mi identificación para meterse en ciertas páginas en las cuales no tenía la edad suficiente —intervino Seojoon, y Namjoon se encogió en su asiento—. Me llegan correos, ¿sabes?

Taehyung ladeó su cabecita. —¿Qué tenían esos papeles? ¿de qué páginas hablan?

—¡Nada! —gritaron los tres mayores al mismo tiempo—. Era una Coca-Cola antes, ¡sorpresa! —dijo Hwasa, desviando la conversación.

—¡Oh, que gracioso! —rió falsamente Seojoon—. Te describiste a tí misma.

—Sí, hay que jugar algo más, ¡cultura chupística! ¡colores con la letra "L"! —habló ahora Namjoon.

—¡Lila! —exclamó Taehyung alegre.

Losado —los tres miraron al hombre extrañados, más Seojoon se encogió de hombros—. ¿Qué? Es el rosado de los chinos.

—Seojoon no juega más —declaró Hwasa, ignorando la queja del hombre.

『 🐰 』

—¡Woah, esto es increíble! —Taehyung miró el lugar con asombro, aspirando el aire limpio que había.

La cabaña de los Jeon se encontraba adentrada en un bosque, situada en un terreno plato cubierto de grama. Era de madera por completo, y de dos pisos, muy grande. Habían una mesa afuera y unas cuantas sillas igualmente de madera. El río se encontraba pasando los árboles, y su agua era totalmente cristalina. Lo había visto cuando venían en el camino. Era un lugar precioso, y Taehyung lo atesoraba en su corazón.

Miró a su costado, encontrando a Jungkook saliendo del auto y no dudó en correr hasta el menor para apresarlo entre sus bracitos. —¡Jungkookie!

—Hola, Taehyung —saludó el niño de vuelta y sin poder moverse mucho por el apretado abrazo.

Jisoo sonrió cuando miró a ambos menores, y se acercó a los otros padres, sintiéndose un poco intimidada por el atuendo de Hwasa. Sabía que la mujer tenía un buen cuerpo, pero aquel vestido, —el cual no tenía nada extraordinario— le favorecía increíblemente. Se sintió un poco aburrida con sus pantalones holgados y su suéter color crema. Era algo reservada, y creía que como mamá debía vestir de una manera más conservadora... o al menos eso le habían inculcado.

—La cabaña tienes tres habitaciones, dos en la parte de abajo y el piso de arriba es un solo cuarto espacioso, ahí podrán dormir los chicos —explicó—. Cada habitación tiene su baño, y la cocina, sala y comedor están bien equipados.

—Vaya, es realmente hermosa —Hwasa sonrió en grande al verla, y tomó del brazo a Jisoo—. Deberíamos de empezar a preparar el almuerzo por la hora, ¡sería la primera vez que cocinamos juntas!

Jisoo sonrió. —Sí, podemos empezar ya.

Ambas mujeres se encaminaron hasta la casa, perdiéndose en una amigable conversación liderada por la morena, que no podía detener sus palabras, halagando cada cosa que veía en el lugar.

Los dos hombres, más lo veinteañeros, se encargaron de sacar las maletas y cosas que utilizarían en su estadía en la cabaña; Namjoon y Seokjin dedicándose a bajar las maletas, y Gong-Yoo y Seojoon las cajas con comida e instrumentos que podrían servirles.

—Jungkookie —llamó Taehyung al niño, soltando el abrazo para tomar su mano y entrelazar sus deditos—. ¿Podrías mostrarme el lugar? ¡Quiero conocerlo todo!

—Está bien —accedió y tiró de la mano a Taehyung para caminar por entre los árboles. Pronto el ruido del agua correr se hizo presente y sin tardar mucho se encontraron al frente de un precioso río de suave corriente. Habían enormes montañas y árboles delimitándolo, por lo que la sensación de privacidad y tranquilidad era increíble—. Este es el río. Siempre por estas fechas es tranquilo, por eso es que siempre venimos en estas vacaciones, pero no te confundas, es algo hondo.

—Oh, eso no es problema, sé nadar muy bien.

Jungkook frunció su boquita, puesto que él no sabía nadar. Siempre que se metía en el río debía quedarse en la orilla, y por supuesto estar en compañía de alguien. Tampoco era que le atraía la idea de aprender. Lugares como mares, ríos y lagunas le daban una sensación extraña. No sabía qué se podría encontrar y lo desconocido detrás de sus aguas le provocaba algo de pánico.

—Sí, bueno, entonces te puedes meter —soltó su mano.

Más Taehyung volvió a tomarla. —Querrás decir "nos podemos meter", porque debemos bañarnos juntos, Jungkookie. Quiero pasar estas vacaciones siempre a tu lado.

—Ah, sí... —sus mejillas se ruborizaron. Evitó hablar sobre su terror ilógico por aquellas masas de agua, sintiéndose un poco avergonzado—. Te enseñaré la casa.

Volvió a tirar de la mano a Taehyung llevándolo de regreso a la cabaña y adentrándose en ella, ambos descalzándose. Por dentro, la cabaña tenía un techo alto, y una chimenea que dejaba el lugar más que cálido. Los colores dentro no variaban en la paleta de los marrones, dándole un ambiente muy acogedor. Jungkook guío a Taehyung hasta la cocina, en donde el contraste con el resto del lugar era notorio, y es que la cocina estaba equipada con electrodomésticos actuales.

—¡Pero si aquí están los niños más preciosos del mundo! —exclamó Hwasa al verlos entrar, tomando sus mejillas y dejando un sonoro beso en cada uno de ellos—. ¿Ya miraron dónde dormirán?

—Jungkookie me está mostrando el lugar, mami —sonrió en grande.

—Oh, eso es genial —Hwasa pellizcó la naricita de Jungkook—. Eres un niño muy dulce, Kookie.

Las mejillas del recién nombrado se calentaron, le regaló una linda sonrisa a la mujer. —Muchas gracias, señora Kim.

—Cariño, llámame Hwasa o tía, que señora me hace sentir anciana —se quejó con pesar, logrando que ambos niños rieran—. No los entretengo más, sigan con su tour.

Haciendo caso a lo pedido, ambos niños salieron de la cocina y subieron las escaleras, sin soltar sus manos en ningún momento. Al llegar arriba, Taehyung abrió los ojos al notar que el piso era una sola habitación, bastante espaciosa para colocar uno que otro futón. Había un gran closet y la ventana era del tamaño de la pared, dejando que la luz entrara al lugar naturalmente. Su hermano y Seokjin ya se encontraban en el lugar, guardando la ropa en el clóset.

—Mi hermano y yo siempre dormimos los dos aquí cuando venimos, y ahora ustedes también lo harán —habló Jungkook y se giró a mirar a Taehyung cuando no escuchó palabra por parte de este—. ¿No te gusta? Puedes irte a dormir con tus papás... y llévate a tu hermano en el proceso.

—Voy a dormir con Jungkook... —murmuró Taehyung tan bajo que el contrario no pudo escucharlo.

—¿Qué dices?

—¡Voy a dormir con Jungkookie! —exclamó ahora más alto, mirando a Jungkook con latente emoción—. ¡Nuestra primera pijamada! ¡dormiremos juntos!

—No vamos a dormir juntos, tonto —rodó los ojos, cruzándose de brazos—. Tú dormirás en tu futón y yo dormiré en el mío.

—¡Pero en el mismo lugar, Jungkookie! ¡cerquita los dos!

—Estás loco...

Jungkook ignoró al extraño de Taehyung y su algarabía por dormir "juntos", —que en realidad era "separados"— y se acercó hasta su hermano, quien se encontraba sentado en el pequeño sofá de dos puestos luego de guardar las cosas para tomar asiento sobre sus piernas. A su lado estaba Namjoon, pero Jungkook simplemente lo ignoró.

Era una nueva etapa en la vida del niño, ya no arremetía contra el moreno, solo lo ignoraba hasta que en algún punto este desapareciera definitivamente de sus vidas.

—Es la primera vez que venimos con compañía a la cabaña —comentó el mayor de los Jeon, dejando un beso sobre la cabecita de Jungkook. Pronto Taehyung estaba sobre las piernas de su hermano, siendo abrazado por este—. ¿Les gusta?

—¡Todo está muy lindo, Seokjinnie hyung! Gracias por invitarnos.

Namjoon sonrió. —La verdad es que jamás imaginé que fuese así, y estoy sorprendido. La esperaba un poco más pequeña, pero esta cabaña es totalmente preciosa.

—Me alegra tenerlos aquí —Seokjin suspiró—, serán los mejores tres días de vacaciones, hay que descansar como se debe.

—¡Hay que hacer una pijamada todos las noches! Jugar, comer chuches y ver películas —comentó Taehyung entusiasmado, contagiando a Namjoon y a Seokjin. Jungkook simplemente rodó los ojos por la emoción desmedida del contrario. No entendía su euforia.

—Kookie, dejé mi celular sobre la mesa, ¿podrías traerlo, cariño?

—Claro, hyung —Jungkook bajó de las piernas de su hyung y llegó hasta la mesita en donde se encontraba el teléfono de Seokjin. Justo en ese momento la pantalla se iluminó por la llegada de un nuevo mensaje pero Jungkook no le dio importancia, más cuando detalló la foto de pantalla que tenía su hermano en el celular, sus ojos se abrieron desmesuradamente, y abrió su boquita para soltar un agudo grito de miedo, sorpresa y un poco de asco—. ¿¡Qué es esto!?

—¿¡Jungkook, qué sucede!? —exclamó Seokjin de inmediato, yendo hasta su hermano, más cuando Jungkook le mostró su celular y supo el porqué de la reacción del niño, las palabras se cortaron en su garganta.

—¿P-por qué...? —estaba a nada de llorar.

—¿Sucedió algo? —preguntó ahora Namjoon, acercándose a ambos hermanos junto a Taehyung.

—¡Tú, monstruo feo! ¿¡Por qué hiciste eso!?

—¿Ah? —Namjoon ladeó la cabeza, y tomó el celular de Seokjin, encendiendo la pantalla y mirando ahora él la foto que tenía Seokjin. Abrió la boca y miró a su novio, no teniendo conocimiento de que existía esa fotografía, aunque podía deducir de cuándo era.

¿En serio él y Jungkook habían dormido abrazados?

¿¡Por qué justo en aquel momento solo quería pasarse la imagen a su teléfono por lo adorable que era!?

—No entiendo nada —puchereó Taehyung.

—¡Tu hermano me abrazó mientras dormía! ¡eso sucedió! —berreó Jungkook, y pronto sus ojos se llenaron de lágrimas. La frustración mezclada con la indignación eran enormes por lo que soltarse a llorar en aquel momento fue muy natural para él.

Taehyung abrió los ojos, y miró a su hermano como el traidor más grande de toda Corea del Sur. No, qué va, ¡de todo el mundo! Y Namjoon ya sabía lo que venía a continuación: —¿¡Dormiste con Jungkookie y nunca me dijiste!? ¿¡Por qué no me llevaste a mí también!?

Jungkook llorando, Taehyung reclamando a Namjoon, y este último intentando inútilmente de explicar lo que había sucedido era lo que se escuchaba en aquella habitación.

Seokjin se encogió de hombros, soltando un culpable, oops, por ocasionar la primera discusión del viaje. Qué buena bienvenida a la cabaña familiar, en donde el ambiente es ameno y se respira paz.

Sí, claro.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top