17 ⌗ Celoso Jinnie ೃ࿔

Luego de que Jungkook saliera, la habitación quedó en un tenso silencio. Seokjin se dedicaba a mirar por la ventana de cuarto, apretando las sábanas con sus dedos, mientras que Namjoon permanecía en su sitio, temeroso de hacer o decir algo que empeorara las cosas.

—Seokjin, yo-

—No es necesario que te quedes aquí —interrumpió el chico sin mirarlo—. Si dije lo que dije es porque no quería alterar a Jungkook, pero es mejor que te vayas de mi casa. Quiero descansar, así que déjame solo.

Dicho esto, se acostó correctamente en la cama, cubriéndose por completo con su acolchada frazada. Apretó sus labios, reprimiendo los sollozos que quería soltar. Dolía, tener a Namjoon tan cerca le dolía puesto que el recuerdo de lo sucedido aún permanecía en su mente. Las lágrimas caían sin mucho esfuerzo, y rogaba por escuchar la puerta cerrarse para ya no tener que privarse tanto en llorar. Debido a que era su primera relación, siempre había tenido el miedo ferviente de que Namjoon lo dejara, aunque esta vez llegó muy pronto para su gusto y no le estaba cayendo nada bien.

El sonido de pasos, y luego cosas moviéndose en su escritorio lo alertó, pero no salió de su escondite. Escuchó el sonido de su laptop siendo utilizada, y frunció el ceño ante aquel detalle. Iba a salir para cuestionar los actos del moreno, cuando una melodía invadió la habitación. Seokjin la reconoció al instante, y le causó mucho más dolor el recuerdo de esta. Se descubrió por completo, dejando a la vista sus ojos llorosos, y sus mejillas llenas de lágrimas, importándole poco.

—¿Cómo te atreves a poner es- —sus palabras se cortaron cuando por los altavoces no sonó la voz que pensaría que sonaría, sino una que conocía muy bien.

Una voz rasposa que lograba erizarle la piel; era Namjoon, cantando Some Type of Love en coreano.

«Cuando sea viejo y crecido, no dormiré solo. Cada momento se desvanecerá en ti, este es algún tipo de amor, este es algún tipo de amor» la voz algo grave de Namjoon se escuchó por el lugar, y Seokjin se sintió paralizado, mirando con atención su laptop en donde se reproducía la canción. Reconoció el pendrive que le había dado Charlie temprano a Namjoon. «Y no cantaré blues, porque todo lo que necesito es a ti. Cada pregunta será respondida por ti. Este es algún tipo de amor, este es algún algún tipo de amor».

El corazón de Seokjin se aceleró con notoriedad, y miró de soslayo a Namjoon, quien solo mantenía su mirada fija en él, esperando por alguna respuesta, alguna acción. «Cuando el mundo esté en llamas, ni siquiera nos moveremos. No hay razón si estoy aquí contigo, cuando esté dicho y hecho, me entregaré a ti. Este es algún tipo de amor, este es algún tipo de amor».

—Namjoon... —jadeó, con la mirada cristalizada.

El recién nombrado se acercó hasta Seokjin, tomando su rostro entre sus manos, y limpiando aquellas traviesas lágrimas que corrían libres. —Sólo... termínala de escuchar.

«Cuando seamos viejos y crecidos, y nuestras caras cambien, no habrá un momento en que mi corazón no sienta lo mismo. Este es algún tipo de amor, este es algún tipo de amor» Namjoon sonrió cuando el rostro de Seokjin volvió a arrugarse debido a las lágrimas, y con paciencia y cariño secó cada una de ellas, no gustándole que su precioso rostro estuviera cubierto de ellas. «Si estoy aquí contigo, te voy a dar todo de mi, bebé. Este es algún tipo de amor, este es algún tipo de amor».

La canción dio por terminada, y Seokjin no tenía palabra alguna que decir, siendo estas retenidas por el enorme nudo en su garganta.

—Sé que no soy el mejor cantando, pero quise hacer esto para ti, príncipe —dijo Namjoon, tomando ahora las manos de Seokjin—. Esa canción es tuya, yo la escribí para ti. Si bien Charlie tenía una parte, la gran parte la escribí yo, teniéndote siempre en mi mente y en mi corazón. No había día en que no estuvieras presente en cada una de mis conversaciones, no hubo instante en el que no pensara en tí, ansioso de que pudieras escuchar la canción en la que fuiste mi musa. Seokjin, te juro que entre Charlie y yo nunca sucedió nada, todo fue un error de pronunciación, y creo que él es el más consciente de todo lo que siento por ti, porque tu nombre siempre venía a mis labios cada que hablábamos.

»Necesito que seas sincero conmigo, necesito saber porqué simplemente te alejaste de mi. Estábamos tan bien, que aún no lo entiendo... lamento si soy algo despistado y por eso no pude darme cuenta de lo que sucedía, pero por favor, dime qué sucede.

Seokjin bajó la cabeza, avergonzado consigo mismo. —Yo, mhm... no me gustó tu cercanía a Charlie.

—Bonito, solo estuvimos trabajando, eso te lo aseguro —insistió.

—Es que fue tan de repente su llegada. De un momento a otro terminas la canción en la que pasamos tiempo trabajando con la ayuda de él, e incluso se te olvida comentármelo —frunció el ceño, bufando frustrado—. Fue Yoongi quien me comentó de que estaban trabajando juntos, ¿por qué tuve que enterarme por alguien más y no por tí? También la manera de ser de Charlie, era tan confianzufo a tu lado, y tú parecías cómodo con eso. No me gustó, Namjoon, me hacía sentir mal el saber que pasabas tantas horas a solas con él.

—Lo lamento, estaba tan aterrado de que te enteraras de la canción que estaba haciendo para tí que no me di cuenta de que te lastimaba en el momento. Quería que fuese una sorpresa, por eso es que no te lo había comentado.

Seokjin abultó sus labios y negó. —No te disculpes, Nam, realmente no tienes la culpa. Solo fui yo y mis tontos pensamientos. Es decir, tú nunca me diste motivos, así que yo solo... enloquecí. Nunca debí ignorarte, discúlpame tú a mí.

El castaño suspiró, aún con la mirada gacha, si bien se estaba aclarando todo, no podía evitar sentirse como un idiota. Había hecho una tormenta en un vaso de agua, volviendo un problema que se pudo resolver en el instante algo enorme. La manos de Namjoon volvieron a tomar su rostro, y Seokjin sintió sus mejillas quemar cuando el contrario tenía una dulce sonrisa en su rostro, mostrando aquellos preciosos hoyuelos que tanto adoraba.

—¿Estabas celoso?

Las mejillas del más bajo quemaron aún más. —Uh... n-no.

—Estabas celoso —afirmó ahora, ganándose una mirada avergonzada por parte de Seokjin—. ¿Cómo no me di cuenta antes?

—¿Será porque estabas con Charlie todo el tiempo? —su voz, sin quererlo, salió con reproche.

—¡Oh, vamos! —Namjoon rió, besando cortamente los labios de Seokjin—. Ya veo a quién salió Jungkook...

—¡Yah, por qué todos dicen eso! —se quejó, quitándose las manos del contrario de encima, ignorando también sus cortas carcajadas—. No estaba celoso, es solo que pasabas más tiempo con ese tipo que con tu novio. Eso es ilógico.

—Esos son celos.

—¡No lo son!

Namjoon rió otro poco, y tomó a Seokjin entre sus brazos, apretando un poco cuando este luchó por soltarse. —Celoso Jinnie, ese será tu nuevo apodo.

—¡Te voy a patear!

—Te amo.

Seokjin detuvo sus movimientos para salirse del agarre de Namjoon, cuando este soltó aquella frase. Lo miró con ojos bien abiertos. —¿Q-qué?

—Dije que te amo —repitió, teniendo él ahora un suave rubor en sus morenas mejillas—. Lo dije en la canción, eso era lo que quería expresarte. Sé que cuatro meses pueden ser poco, pero no miento cuando digo que te amo, Seokjin, y no tienes que sentir lo mi-

Las palabras de Namjoon quedaron en el aire cuando Seokjin se lanzó a él en un apretó y entusiasta abrazo. —Y-yo también te amo, Joonie.

Era la primera vez que se decían aquellas importantes palabras, pero las sentían de corazón. Namjoon no tardó mucho en juntar sus labios en un emocionado beso, y Seokjin no dudó nada en corresponder tal acto. La felicidad que recorría sus cuerpos hormigueaba juguetona, y soltaban alguna que otra risa mientras movían sus labios al compás de una misma danza de amor.

Unos suaves toques en la puerta los hizo separarse, mirando hacia esa dirección. —¿Hyung, ya puedo entrar? Quiero abrazarlo otro poco para que sea feliz.

Tanto Seokjin como Namjoon sonrieron por la vocecita del niño. El más alto dejó otro beso sobre los labios de Seokjin, y este finalmente se levantó para abrir la puerta de su cuarto, encontrándose con Jungkook.

—Ven acá, mi niño bonito —abrió sus brazos, y Jungkook rápidamente se metió entre ellos, aferrándose al mayor—. Eres el niño más lindo, bueno, obediente e inteligente de todo el mundo.

Jungkook sonrió complacido. —¿Podemos tener una pijamada? Con su cosa, obvio. Solo por hoy podrá estar cerca.

—Cosa es mejor que bestia... —murmuró Namjoon para sí mismo, dándose ánimos.

—Haremos la mejor pijamada de todas —sonrió—, y seré el chico más feliz del mundo por tener conmigo a mis hombrecitos favoritos.

—Hyung... —llamó Jungkook y Seokjin se agachó a su lado—. Yo soy su más, más favorito, ¿verdad? —susurró algo vacilante por la respuesta.

Seokjin besó su mejilla. —Mi favorito número uno, cariño.

Jungkook sonrió complacido.

『 🐹 』

Jisoo preparaba la cena en compañía de Seokjin, escuchando de momento algunos de los gritos frustrados por parte de Jungkook. El niño junto a Namjoon estaban en la sala, armando uno de los legos de más de dos mil piezas que poseía el menor, y este ya estaba hastiado.

—¡Eres tan torpe! —se quejó el niño por quinta vez en menos de una hora—. ¿Cómo es posible que unas cuatro legos y rompas veinte?

—¡Lo siento, Kook! ¡Prometo ser más cuidadoso!

Seokjin se asomó por el marco de la cocina, mirando a su novio tener una expresión arrepentida, mientras su hermanito tenía su rostro completamente arrugado en disgusto. Al menos no se había negado a estar con el mayor, y Seokjin quería asumir aquello como un avance.

Rió bajito y volvió con su madre, cortando algunas verduras con diligencia.

—Son ideas mías o Jungkook está pasando tiempo con Namjoon.

—Shh, no lo menciones mucho que se puede romper el encanto —rogó Seokjin y la mujer rió—. Y eso que no los viste el día de la muestra en la universidad, parecían amigos.

—Namjoon es un buen chico, mira que soportar a Jungkook ya es un logro.

El sonido de cosas cayéndose los distrajo, y pronto otro grito se escuchó. —¡No lo puedo creer! ¡Eres una completa bestia!

—¡Solo quería ponerle la bandera al castillo!

—¡Ni para eso sirves, cabeza de mora!

—¡Jungkook, controla tus palabras! —la voz de Gong-Yoo se escuchó en el lugar, quien estaba metido en su oficina pero escuchando todo el bullicio—. ¡Y tú, Namjoon, deja de destruir el esfuerzo de mi hijo!

—¡Ash, está bien, papá!

—¡Entendido, señor!

Seokjin ocultó su risa por detrás de su mano, y Jisoo solo pudo negar por el desastre que eran los otros tres.

—Como decía —prosiguió Jisoo—. En algún punto Jungkook dejará de ser tan odioso con Namjoon. Solo que este parece ser muy lejano.

—Solo queda esperar —se encogió de hombros Seokjin—. Igual parece ser el único de la familia Kim a quien no tolera. Incluso con Taehyung fue mucho más fácil.

—Por cierto, ¿le comentaste a Namjoon sobre nuestro viaje a las cabañas?

—¡Lo había olvidado por completo! Se lo diré pronto.

—Procura hacerlo con tiempo para organizarnos bien —dijo con advertencia—. Oh, y hablando de Taehyung. ¿Por qué no está aquí?

—Namjoon vino directamente de la universidad hasta acá de imprevisto por eso no lo trajo con él.

—¿Y eso, sucedió algo?

Seokjin hizo una mueca, pero luego movió su mano para restarle importancia. —Tuvimos un pequeño problema, pero ya todo está resuelto.

—Sabes que puedes contar conmigo, ¿sí? Te aconsejaré cada vez que pueda.

El chico se levantó de su silla y besó la mejilla de su madre. —Lo sé, mamá, y por eso te amo.

Ambos sonrieron, enfocándose nuevamente en la comida. Otro ensordecedor sonido llenó el ambiente y casi al mismo tiempo Jisoo y Seokjin rodaron los ojos sabiendo lo que se venía.

—¡Voy a patear tu horrenda cara!

—¡Lo siento, no era mi intención!

—¡Jungkook, tus palabras! ¡Namjoon, la paciencia de mi hijo!

『 🐹 』

Los cinco se encontraban sentados en la mesa, disfrutando de la deliciosa comida que habían preparado Seokjin y Jisoo para todos. Jungkook se encontraba en medio de sus padres, mientras que Seokjin y Namjoon estaban al frente de él.

—Mhm, ¿puede quedarse Namjoon a dormir?

Tanto Jisoo como Gong-Yoo levantaron la mirada de sus platos para fijarla en Seokjin luego de que este soltara tal proposición. Jungkook miró a ambos progenitores, sin entender el porqué de su silencio.

—No es necesario, Jin, puedo irme a casa —intervino Namjoon, notando la tensión en ambos adultos.

—Es muy tarde y viniste caminando, Namjoon —Seokjin negó y volvió a ver a sus padres—. ¿Puede? Si quieren le presto mi habitación y yo duermo con Kookie.

Jungkook frunció el ceño, pero no dijo nada. Miró a su mamá y luego a su papá, aún sin entender porqué no le daban el permiso a Seokjin, pero su meta en el día era hacer feliz a su hyung y lo iba a lograr cueste lo que cueste. —Papás, dejen que Namjoon se quede a dormir. Prometimos que íbamos a hacer una pijamada, así que debe quedarse.

Los cuatro mayores miraron al niño con sorpresa, pero este no se inmutó. Su hyung quería que su cosa se quedara hoy en la casa, así que sería de ayuda.

—Jungkook, no creo que... —Gong-Yoo detuvo sus palabras cuando Jungkook tiró de la manga de su camisa de vestir para que se acercara a él—. ¿Qué sucede, Kook? —susurró.

—Papi, hoy hyung estaba muy triste, así que quiero hacerlo feliz, por favor, deja que su cosa se quede para que yo pueda cumplir con mi meta —susurró el niño de vuelta, mirando al mayor con sus preciosos ojitos de Bambi.

Gong-Yoo abrió su boca para decir algo, más a volvió a cerrar, sintiéndose incapaz de romper las ilusiones de Jungkook. Miró a su esposa con disculpa y luego volvió su vista a Seokjin. —Sí, hijo, Namjoon puede quedarse esta noche.

El chico sonrió y asintió. Jisoo miró a Gong-Yoo con curiosidad, pero este le hizo una seña para que no se preocupara. De igual forma estaría Jungkook con ellos, y estaba seguro de que a su pequeño celoso nadie lo sacaría de ese cuarto.

—Nam, antes que se me olvide —habló Seokjin, llamando la atención de su novio—. Siempre por estas fechas hacemos un viaje anual a una cabaña que tenemos en el bosque. La casa es lo suficientemente grande, así que me preguntaba si querías venir tú y tu familia con nosotros en esta ocasión.

—Eso sería estupendo —el moreno sonrió—. Mi familia estará encantada en ir, nos gusta bastante la naturaleza. Aunque acostumbramos a acampar.

—A mí en lo particular me gusta la comodidad de una cabaña —intervino Jisoo—. No soy tan aventurera como para dormir en la intemperie, pero si ustedes lo desean, hay espacio para poner una que otra carpa.

—Oh, se los comentaré también. Muchas gracias por la invitación.

Con la comida ya finalizada, y los platos y utensilios ya lavados por parte de Namjoon y de Gong-Yoo, los tres más jóvenes se fueron a la planta de arriba para hacer su deseada pijamada. Seokjin le prestó algo de ropa a Namjoon para dormir, dándole las prendas más grandes de su guardarropa. Jungkook volvió vestido con un adorable pijama de conejitos rosas, y Namjoon se sintió tentado en no tomar al niño en un enorme abrazo por lo tierno que lucía.

Namjoon ya le había avisado a su mamá que se quedaría esa noche en casa de Seokjin, pidiéndole encarecidamente que no le comentara nada a Taehyung. Sabía que su pequeño hermano se enfadaría si se enteraba que iba a dormir bajo el mismo techo que Jungkook y no lo había llevado con él. El encaprichamiento de Taehyung para con Jungkook en ocasiones lo hacía estar alerta con lo que decía y lo que no.

Habían colocado una frazada en el suelo de la habitación, y una cantidad considerable de almohadas para más comodidad. Tomaron de la cocina una que otra chuchería para picar, y tenían la laptop lista para mirar una película antes de dormir. Jungkook se sentía algo extraño, ya que esas pijamadas acostumbraba a hacerlas solo con su hyung, y compartir ese acto con alguien más como Namjoon lo hacía sentir un poco incómodo, pero decidió no darle tantas vueltas por ese día.

Lo hacía por y para su hyung.

Estaban los tres acostados mirando el techo cuando el reloj marcaba las dos de la madrugada. Ya habían visto dos películas de Pixar, —a petición de Seokjin, no de Jungkook— y sus estómagos ya estaban llenos por todo el dulce. Jungkook se encontraba en medio de ambos mayores, sintiéndose gratamente protegido entre sus cuerpos. Eso jamás lo diría en voz alta.

—Hyung, cuente una historia —pidió el niño en medio del silencio.

—Soy malo en ello —Seokjin abultó sus labios y miró a Namjoon—. Cuenta una tú, Joonie.

—Uh, ¿no importa si cuento algo yo, Kook?

El niño se encogió de hombros. —Ya qué.

—Veamos... —Namjoon pensó un poco, buscando algún tema del cual podía sacar una historia entretenida para un niño—. Había una vez un niño llamado Kookie, el cual era el hijo del Sol.

—¿Yo soy el protagonista? —Jungkook alzó una ceja.

—Tú te llamas Jungkook, mi personaje se llama Kookie —aclaró Namjoon con falsa seriedad. Jungkook asintió, soltando un comprensivo "ah"—. Kookie, como lo había dicho antes, era hijo del Sol, y su mamá era nada más y nada menos que la Luna, aunque a esta solo la podía ver cuándo había un amanecer y un atardecer en el cielo.

—¿No es eso triste? —preguntó el niño con curiosidad.

—A Kookie no le molesta. Él quiere mucho a su madre y sabe que está trabajando, por eso es que la entiende. Igual Kookie no vive mal, su padre es el rey de la galaxia y todos lo aprecian mucho y lo consiente por ser el niño más lindo de todos —de algún modo tanto Jungkook como Seokjin estaban inmersos en la historia de Namjoon, y este solo sonrió enternecido cuando la mirada de ambos hermanos estaban fijas en él—. Además de sus padres, Kookie tenía unos fabulosos tíos. Su tío Mercurio era con quién pasaba más tiempo porque vivía cerca de él.

—Tío Mercurio —repitió Seokjin, riendo bajito.

—Hey, no interrumpas —regañó Namjoon, y luego le guiñó un ojo—. Su tía Venus era como una segunda madre para Kookie. Siempre visitaba al niño para estar al pendiente de él, le peinaba su cabello y lo arrullaba entre sus brazos cantando las más dulces canciones de cuna.

—La tía Venus suena muy dulce —intervino Jungkook, imaginando la escena.

—La tía Tierra también quería mucho a Kookie, pero Kookie le tenía algo de miedo, y es que la tía Tierra tiene una enfermedad llamada Contaminación Ambiental y esta poco a poco dañaba a su padre el Sol —Jungkook abultó sus labios triste—, hay que cuidar el planeta para que Kookie y su padre puedan vivir bien, Jungkook.

—Seré más cuidadoso de ahora en adelante.

—Así es, hay que cuidar la Tierra ya que es nuestro único hogar... el tío Júpiter era grande, gordo y le gustaba cocinar. Siempre le daba a Kookie muchos pasteles y comida rica para consentirlo, aunque este siempre terminaba con dolor en el estómago y debía tomar té de meteorito para pasar el malestar.

—¿Té de meteorito? ¡Suena horrible!

Namjoon y Seokjin rieron ante la mueca de asco de Jungkook. —Creo que a alguien también tendré que darle té de meteorito cuando se coma todos los dulces —habló Seokjin y Jungkook negó una y otra vez.

—Le daré té de meteorito a ustedes si no me dejan terminar mi historia —amenazó Namjoon y ambos hermanos apretaron sus labios—. Prosigo. El tío Saturno era el más divertido y siempre dejaba que Kookie se deslizara por sus aros cuantas veces quisiera.

—Eso suena divertido...

—La tía Urano también era otra madre para Kookie, a ella acudía el niño cuando necesitaba ayuda para sus tareas o algún consejo en general. El tío Neptuno era frío y Kookie no pasaba mucho tiempo con él porque vivía entre las nieves y Kookie, al ser el hijo del Sol no podía estar en ese clima, pero igual jugaba entre el hielo y luego volvía a casa. El último, pero menos importante, era el tío Plutón el cual era el menor de todos los tíos y siempre acompañado a Kookie en todo tipo de aventuras —Namjoon miró de reojo a ambos hermanos que estaban luchando por permanecer despiertos—. Kookie vive bien en su casa, y todos lo quieren. Siempre canta una bonita melodía para saludar a su madre Luna y luego vuelve con su padre. Cuando crezca será el nuevo rey, y todos tienen fe en él, sabiendo que será igual de justo y bueno como su padre. Fin.

Namjoon tapó correctamente a unos dormidos Seokjin y Jungkook, dejando un beso en la frente de cada uno, para luego acomodarse él mejor y cerrar sus ojos para poder dormir.

En la mañana, el primero en despertar fue Seokjin, quien tomó rápidamente su celular para fotografiar la bonita escena de Namjoon y Jungkook abrazados al dormir.

Los miró otro poco, sonriendo sin poder evitarlo y luego de un rato separó al niño de su novio, abrazándolo a él. Lo mejor sería que Jungkook despertara pensando que abrazaba a su hermano y no a Namjoon para que no se molestara, sin embargo, aquella dulce imagen quedaría en su mente y en su corazón.

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