02 ⌗ El roba hermanos ೃ࿔
Jungkook miraba el movimiento en su casa desde la cima de la escalera. Estaba acostado boca abajo, y miraba a su hermano correr de un lado a otro, mirándose en el espejo de la sala un par de veces, y arreglando la casa innecesariamente cuando esta ya estaba ordenada.
Su mamá estaba en la cocina, preparando el almuerzo para el invitado no deseado, —al menos por él— y su padre estaba sentado en el sillón mirando la tele. Parecía ser el más calmado de los tres, pero su pie moviéndose frenético era la prueba de que también estaba nervioso.
Rodó los ojos con fastidio, y tomó su walkie-talkie. —Todos parecen emocionados por la llegada del roba hermanos, cambio.
No le hablaba a nadie, incluso el otro walkie-talkie estaba metido en su caja sin usar, pero se entretenía fingiendo que alguien podría escucharlo.
—¡Jungkook, ensuciarás tu ropa! —regañó Seokjin subiendo las escaleras—. Párate del piso.
El niño miró a su hermano mayor, y desvió la mirada. —El traidor me está hablando, cuando claramente le dije que le aplicaría la ley del hielo, cambio.
—Jungkook... —advirtió Seokjin.
—No le hablaré, que lo entienda ya, cambio.
Seokjin suspiró, y tomó asiento en el suelo, a un lado de Jungkook. Desde que había confesado que era gay, y que estaba de novio con Namjoon, —hace tres días— Jungkook lo había ignorado de todas las maneras posibles, rehuyendo de sus conversaciones o tacto como si lo fuese a quemar. No aceptaba las visitas a su habitación para leerle su historia favorita, y desviaba su cuerpo cuando intentaba tocarlo.
—Sé que estás enfadado conmigo, y aunque te diga una y otra vez que nunca te dejaré de lado sé que no lo entenderás, pero si puedo pedirte algo, es que te des la oportunidad de conocer a Namjoon.
—Alias el roba hermanos, cambio.
—Hey, estás siendo odioso. ¿Qué acaso ya no me quieres? —preguntó, y Jungkook simplemente se levantó del suelo y corrió hasta su habitación, dejando a Seokjin con una mueca triste en su rostro.
El niño se acercó hasta su ventana, y miró por ella, sintiéndose culpable. Alzó su walkie-talkie y apretó el botón. —Claro que lo quiero, hyung, lo amo mucho, por eso no quiero que me cambie por alguien más, cambio —dijo a la nada, con la mirada perdida en la calle de enfrente.
Pegado la puerta, Seokjin logró escuchar a Jungkook, tentado en entrar, pero prefiriendo dejarle su espacio. Su hermanito era, por mucho, quien se había tomado peor la noticia de que estaba con alguien, y aunque deseaba hacerle entender de que siempre sería el niño de sus ojos, sabía que en esos momentos no iba a entender nada de lo que le dijera.
Bajó las escaleras, entrando a la cocina para ver en qué podía ayudar a su mamá, pero se percató de que ya todo estaba listo, así que simplemente tomó asiento en uno de los taburetes.
—¿Sucedió algo? Te ves apagado —comentó Jisoo quitándose el delantal.
—Jungkook aún no me quiere perdonar.
La mujer suspiró, y sonrió de lado. Conocía a sus hijos; uno era un celoso sin remedio, y el otro se dejaba influenciar por el menor, teniendo en común el cariño desmesurado que entre ambos se tenían. Sabía que Jungkook no iba a aceptar la noticia con tranquilidad, e iba a ver al novio de su hijo como una amenaza.
—Está celoso, y no es por agravar el asunto, pero cuando conozca a Namjoon será peor —Seokjin bufó, y apoyó su frente contra la mesa—. ¿Le dijiste al muchacho el posible enemigo que se ganó?
—Se lo comenté, pero Namjoon solo dijo que era un niño y que estaba exagerando para asustarlo —negó con la cabeza y alzó la mirada—. Él tiene un hermanito de la edad de Jungkook, y ese niño es un amor en todos los sentidos. ¡Cada vez que me ve se lanza a mis brazos! Me tomó cariño muy rápido.
Jisoo hizo una mueca que intentó esconderle a Seokjin. Si bien estaba asimilando esta nueva faceta de su hijo, e intentaba actuar de manera normal para no incomodarlo, le dolía un poco el saber que ellos recién se enteraban, y con la otra familia habían más que convivido.
—Todos somos diferentes, cariño, así que no intentes comparar a Jungkook con otro niño. Además de que si te oye se molestará mucho más —rió, y Seokjin sonrió de lado. Su hermano era muy celoso—. Dale tiempo, ¿Sí? Él aceptará a Namjoon tarde o temprano.
El timbre de la casa sonó, y Seokjin se levantó de inmediato. —¡Es él!
Caminó hasta la entrada de la casa, con Jisoo y Gong-Yoo, —quien también se había levantado de inmediato al escuchar el timbre— y abrió la puerta, revelando al tan nombrado y esperado novio de Seokjin.
El hijo mayor de los Jeon se posicionó a un lado del recién llegado, y tomó su mano, entrelazando sus dedos. —Mamá, papá, les presento a Namjoon; mi novio.
Ambos mayores estaban genuinamente impresionados con Namjoon, puesto que de todas las posibles personas que se le vinieron a la mente, nunca imaginaron que se trataría de un chico alto, de piel levemente bronceada, musculoso, con el pelo teñido de un brillante azul, y que les sonreía de manera dulce, regalándoles una bonita vista de sus hoyuelos.
«¡Pero que muchacho tan apuesto! Mi hijo tiene buenos gustos al menos» pensó Jisoo, sonriéndole de vuelta a Namjoon.
«Vaya mierda, mi hijo es la mujer en la relación» pensó Gong-Yoo, con una sonrisa temblante en el rostro, «No, no, no. Ambos son chicos, nada de chicas» se corrigió al instante.
—Es un placer al fin conocerlos, señores Jeon —comentó Namjoon, e hizo una corta reverencia para ambos—. Gracias por invitarme.
—Oh, el gusto es nuestro, Namjoon. Pasa, pasa —ambos mayores se hicieron a un lado, y Namjoon se adentró al hogar, descalzándose antes—. Desde que Seokjin nos comentó sobre ti, hemos estado esperando conocerte.
Namjoon sonrió hacia Jisoo, y miró a Seokjin. —Gracias por aceptarnos. Esto es importante para ambos. Ni a Jinnie ni a mí nos gustaba mantener esto en secreto a ustedes.
—Esperemos que este almuerzo nos ayude a conocernos mejor —habló Gong-Yoo con calma—. Recién nos enteramos, pero aceptamos a Seokjin, así que espero y seas un buen muchacho.
Namjoon rió. —Le prometo que mis intenciones con Seokjin son las mejores. Tenemos poco tiempo juntos, pero espero y duremos muchos años.
Seokjin se sonrojó, y bajó la cabeza con timidez. Namjoon nunca tenía reparos en decir ese tipo de cosas, y siempre lo tomaba desprevenido. No le disgustaba, pero aún debía acostumbrarse.
Jisoo y Gong-Yoo se miraron con sonrisas en sus rostros. Namjoon no parecía mal chico, y la manera en la que trataba a Seokjin parecía ser la correcta. Sin embargo aún lo estarían vigilando de cerca.
—¿Y Jungkook? Tengo curiosidad por conocerlo —comentó Namjoon mirando a todos lados.
Seokjin iba a responderle, cuando una flecha de juguete aterrizó en la pared más cercana, a centímetros de la cara de Namjoon. El moreno parpadeó un par de veces, intentando salir de su asombro, y tomó la flecha entre sus manos, notando el papel que sobresalía de esta.
Roba hermanos >:(
—Namjoon, en serio lamentamos esto que sucedió —se disculpó Jisoo totalmente apenada—. Ese muchachito me va a escuchar... —amenazó mirando escaleras arriba.
—No es nada, no me dio —dijo relajado, y miró hasta arriba de las escaleras, encontrando una cabecita azabache asomarse por el umbral. El niño lo miró mal, y lo apuntó, para luego pasar su pulgar por su cuello, en un símbolo de que lo mataría, desapareciendo después de eso. Namjoon alzó las cejas, y rió divertido mirando a Seokjin—. Sip, creo que no le agrado a tu hermano.
『 🐰 』
La mesa estaba puesta, con los alimentos acomodados sobre ella, dándole a los que estaban sentados una excelente y provocativa vista de lo que comerían.
—Woah, esto luce increíble, señora Jeon. Ya sé de donde Seokjin sacó su talento para cocinar —halagó Namjoon, sonriendo al mirar su plato.
Jisoo rió. —Aún no has probado nada, Namjoon.
—Pero puedo asegurar que todo sabrá excelente.
—Tanto Seokjin como Jisoo cocinan muy bien —habló Gong-Yoo—. Otra cosa que sacaron igual, además de su innegable parecido.
—Es cierto, te pareces mucho a tu madre —le dijo a Seokjin, y desvió su mirada hacia el niño—, y tú eres idéntico a tu padre, Jungkook.
El menor frunció el ceño, y fulminó con la mirada a Namjoon. ¿¡Cómo se atrevía a hablarle!? Había sido reprendido por su pequeña broma hacia el moreno, y obligado a bajar para comer todos juntos.
—Jungkook, Namjoon te habló —habló Seokjin con suavidad.
Jungkook rodó los ojos, y miró a Namjoon. —Gracias, Namjoon. Nunca me había dado cuenta que me parezco a mi papá —comentó con ironía, y Seokjin lo miró mal—. ¿Usted a a quién se parece?
Namjoon sonrió, emocionado porque Jungkook le estaba hablando. —Me parezco a mi mamá.
—Entonces su mamá es muy fea, porque eres horrendo y no mereces estar con mi hermoso hermano.
—¡Jungkook! —regañó Gong-Yoo, y el niño se encogió en su lugar—. ¿Qué es esa forma de hablar? Namjoon es mayor que tú y le mereces respeto.
Seokjin tomó la mano de Namjoon por debajo de la mesa, llamando su atención. —Lo lamento —susurró avergonzado.
Namjoon negó. —No te preocupes —miró al mayor y carraspeó—. No lo regañe, por favor. Son cosas de niños.
—Jungkook está siendo malcriado, Namjoon, y sabe muy bien lo que hace —dijo Jisoo, mirando seria a Jungkook—. Pídele disculpas a Namjoon, Jeon Jungkook.
—¡Mamá! —se quejó, y la mujer ni se inmutó. Se cruzó de brazos, y miró a Namjoon—. Disculpe.
—No es nada, Kook —intentó aligerar el ambiente—. Y tienes razón; tu hermano es muy hermoso para mí —bromeó.
Jisoo agradeció que Namjoon no parecía ofendido por su insolente hijo, así que se sentó en la mesa finalmente. —Bien, ya es hora de la comida así que no más ofensas. Namjoon, ¿Te gustaría hacer la oración antes de comer?
Seokjin abrió los ojos, y Namjoon se encogió en su lugar. —Soy ateo —anunció, ganándose la mirada sorprendida de sus suegros.
Bien, eso había sido incómodo.
『 🐰 』
Luego de terminar la comida, Seokjin y Namjoon se encontraban sentados en el sillón. El almuerzo había sido agradable, y la plática para conocerse fluyó de manera perfecta. Ahora sabían que Namjoon estudiaba junto con Yoongi, que tenía veinte años, que hablaba inglés, y que era un chico extraordinariamente inteligente.
Sin embargo, Jungkook no se tomó el tiempo de apreciar las virtudes de Namjoon, puesto que a comparación de sus mayores, él se había percatado de sus defectos. Kim Namjoon era un chico muy feo, y que era demasiado torpe, notando como había botado la comida de su plato al comer, había tomado los palillos al revés, y casi tira su vaso de agua unas cuatro veces.
¡Esa bestia no se merece al príncipe Seokjin!
Los miró conversar, y abultó sus labios descontento. ¿Acaso su hyung no prefería estar con él? Sabía que lo había ignorado, pero si Seokjin hyung le rogaba otro poquito más podía considerar el hecho de perdonarlo.
Estaba acostado en el suelo de la sala, muy cerca de su hermano y de Namjoon, junto con su caja de colores y un par de hojas que usaba para dibujar. Ni loco dejaba a ese monstruo con su hyung a solas.
—¿Te está incomodando? —preguntó Seokjin con cautela. Desde que se habían sentado, Jungkook no dejaba de enviarles frías miradas a Namjoon.
—Déjalo quieto, solo está un poco celoso, ya se le pasará —dijo Namjoon, acariciando los chocolates cabellos de Seokjin. Escuchó un gruñido muy gracioso, y no tuvo que ser adivino para saber de quién se trataba.
—No es tan fácil como piensas, Joon. Jungkook te hará la vida imposible.
—Bebé, es solo un niño. Es normal que se sienta intimidado por mi. Yo soy quien está llegando de intruso, así que debo entenderlo.
Seokjin suspiró, no muy seguro de lo que Namjoon decía, pero aliviado de que su novio no parecía escandalizado o molesto por la actitud que tenía Jungkook para con él. Sonrió de lado, y se acercó más a Namjoon. —Te quiero, y eres el mejor. ¿Te lo había dicho? Gracias por entender a Jungkook.
—Sé lo importante que es Kook para ti, así que esperaré y soportaré lo que deba soportar hasta que me acepte —detalló el bonito rostro de Seokjin—, y también te quiero, príncipe.
Ambos se miraron a los ojos, y poco a poco fueron acortando la distancia, pero un objeto de procedencia no muy dudosa se estrelló contra la cabeza de Namjoon. Seokjin miró el peluche del conejo rosado, y llevó su vista hasta Jungkook, encontrándolo concentrado en sus dibujos, y tarareando la canción de una propaganda que se le había pegado.
Esto no iba a ser fácil, esto era solo el comienzo de una guerra.
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