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En los brazos que acunan a la pequeña sirena, de su querida madre, oír el tararear de una canción de cuna que cada noche la hacían dormir en los brazos de mamá. El olor salado de las olas, el frío de las aguas, fueron los recuerdos grabados de Nerea antes de ese día de tragedia. 

Desde hace lunas, las sirenas poseían en sus melodiosas voces, la hipnosis de atraer a los marineros hacia el mar, ahogándolos en el proceso y absorbiendo su energía vital y otros se apareaban para poder tener una mejor fertilidad o quizás embarazarse de un humano. 

Ante la necesidad, tras el estallido de la guerra civil entre tritones y sirenas, provocando el desequilibrio entre las especies, encontraron una manera de sobrellevar a las crías de sirena y su reproducción de ellas. Dejando en borde de la extinción a los pocos tritones que pudieron huir y ser criados como humanos. Siendo un delito entre sirenas tener un hijo con un tritón o el nacimiento de uno.

Tantas lunas que han pasado, una bebé sirena fue concebida, entre tantas también como sangre pura, pero, no por medio de huevos fecundados por el estanque lunar. Sino por los poco tritones que aún habitan entre estos mar.

Pero esta bebe sirena, nació con un poder desgarrador para los humanos, que para los clanes de Sirenas la ven como un arma en vez de otra cría de Sirena, por ello su mamá arriesgó su vida por darle una vida normal, sin embargo, las cosas no terminaron como se mantenían planificado. 

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