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Era una linda mañana en el Clan del Río, las aves cantaban y las presas corrían por el bosque a toda prisa evitando las feroces zarpas de los guerreros que buscaban comida a esas horas y dentro de la anteriormente mostrada maternidad dos cachorros ya algo mayores jugaban con un poco de musgo, uno de ellos era un macho color gris verdoso y el otro era una hermosa hembra gris claro, en uno de los lados de esta una gatita se acicalaba mientras miraba como los dos gatitos jugaban. La grisácea poso su mirada en su padre que la miraba descontento todo el tiempo, lo cual desconcertaba siempre a la menor.
—La pequeña miro a los lados— ¿Ma? — maulló mirando a la Reina debajo suyo—
—Esta le miro a los ojos algo preocupada—¿Qué pasa dulzura?.. — pregunto con los ojos como platos—
— ¿Por qué pa no me quiere tanto? — pregunto con las orejas bajas—
—La gata puso sus ojos como rendijas de pena— No estoy segura, es complicado de explicar realmente— respondió para luego agarrar a su cría y ponerla sobre su suave cola
— ¿Entonces?.. ¿soy algo malo?— pregunto de nuevo —
—La gata se quedo un rato pensando la pregunta de la pequeña— Claro que no.. para mi no lo eres — maulló dulcemente mientras miraba a Dientes de Tigre con un brillo en los ojos algo decepcionado—
La pequeña cachorra se recostó sobre la cola de su madre dulcemente intentando conciliar el sueño mientras su madre le daba suaves lamitas por la espalda, lamitas que la reconfortaban y le solían sacar una pequeña sonrisa aunque las cosas fueran algo feas, ella siempre estaba para ella y sentía aun así que debía demostrar que era mejor de lo que pensaban, incluso mejor de lo que su madre pensaba de ella
—La gata de cola moteada seguía lamiendo a su cachorra—Eres una gatita muy hermosa, nunca lo dudes..— maulló con una sonrisa dulce. Dé repente por la boca de la maternidad se pudo apreciar un pequeño cachorro gris que brillaba con la luz del sol asomarse mientras miraba juguetonamente a su hermana—
—¡Pequeña Espina!¿quieres jugar?— le invito el pequeño cachorro gris. La contraria se quedo pensando, realmente prefería quedarse con Cola Moteada un rato más pero la oferta de su hermano no sonaba tan mal—
— Vamos ve, aun eres tan solo un cachorro, ¡diviértete..! — le aconsejo la gata de pelaje gris oscuro colocando a la cachorrita al lado de su hermano. Se quedo mirando un rato a la reina pero asintió y salió junto a su hermano —
Luego de que los cachorritos se hallan alejado de la guarida, la gata de cola moteada de hermosos ojos ámbar fulmino a Dientes de Tigre, de quien sospechaba le inculco de alguna manera esos pensamientos a su hija. Este al sentir su mirada encima volteo la cabeza hacia otro lado, la gata gris oscuro entrecerró los ojos con cansancio y solo miro como el guerrero se acercaba a ella dispuesto a entablar una conversación con ella luego de tiempo
—Se apresuro a hablar antes que el atigrado—Pronto nuestros hijos serán nombrados aprendices... — comento la gata de ojos ámbar—
— Pareceré que si — maulló en respuesta —
—Tal vez seria lindo si dejaras de confundir a nuestra hija con alguien que no es—gruño suavemente conteniendo algo de molestia—
— Es que.. me recuerda tanto a el.. — confeso con los ojos dilatados mientras miraba a los ojos a la gata —
— ..Si pero ella jamás será como Rosa de Agua.. — maulló dulce, intentando ser paciente ante sus comentarios sobre su hija—
— Si tu lo dices.. Cola Moteada.. — respondió mientras movía la cola impacientemente de un lado a otro azotándola contra las paredes de la guarida—
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