cinque

El viento es fuerte y hace un ruido afuera. El cielo está encapotado por nubes grises, al parecer llovería. Todos usan grandes suéteres para cubrirse del frío, guardar un poco de calor y sentirse cómodos mientras realizan sus actividades diarias. Días así en Seúl eran normales, así que eso no impedía a la gente sentirse contenta y serena. Bocinas de autos suenan al exterior de la casa, indicando que a ellos no les importaba el frío viento que hacía y seguían con sus vidas normales.

No hay nada mejor que tomar un chocolate caliente cuando hace frío en un día como hoy.

Jeongin da un sorbo a la taza y suspira, cerrando sus ojos. El sabor parece rozar todas y cada una de sus papilas gustativas, sabía delicioso aunque quemaba ligeramente. Lleva un buen tiempo sin tomar algo así. Hyunjin está preparando los waffles para el desayuno y Jisung no puede esperar más. Su pancita suena fuerte. Tiene hambre. Lo único que cenó la noche pasada fue un vaso de leche blanca.

El rizado pasó por ellos para ir a desayunar a su casa. Harry había ido temprano a su oficina, atendió todos sus mandados, hizo un par de llamadas a proveedores y de ahí fue por Jisung y Jeongin. Es un poco tarde para un desayuno pero está bien para los tres, ya que ninguno ha comido nada.

— ¿Quieres ponerle algo especial, Jisung? —Hyunjin pone el plato con dos waffles frente al niño y él pide leche condensada.

El mayor baña un waffle de la leche y en el otro simplemente escribe el nombre del niño. El ríe encantado por eso. Sirve otros dos a Jeongin y él se pone tres en plato. El castaño come demasiado lento a comparación de su hijo y Hyunjin. Pareciera que alguien se los iba a quitar o era el fin del mundo. Jisung termina de comer y el mayor le dice que puede ver la televisión pero que antes se lavara las manos y la boca.

Hyunjin ha terminado de comer y Jeongin apenas va por el segundo. Corta lentamente cada pedazo con sus cubiertos, se los lleva a la boca y mastica calmadamente. Estaban muy buenos, el rizado le había puesto un montón de cosas como leche condensada, nutella, chocolate amargo hasta fresas. Hyunjin si que sabía cocinar, pero aún con todo y el sabor buenísimo no podía comer, no sentía tanta hambre.

— Estás preocupado. ¿Pasa algo con Jisung?

Jeongin trata de sonreír para el rizado y niega la cabeza.

— Todo está bien, sólo no tengo mucha hambre —miente.

Lo de Joon no deja de girarle por la cabeza. No sabe que pensar o esperar. No sabía si el hombre hablaba en serio sobre la visita que seguridad infantil le haría, tal vez era una mentira para que se mantuviera lejos de Hyunjin.

— Puedes decirme lo que sea.

Vuelve a sonreír, cansado. Aleja su plato a medio comer y bebe su vaso de agua. No quería atormentar a Hyunjin con sus problemas pero necesitaba hablar con alguien. Aún así, niega con la cabeza y dice que está bien.

— El lunes hay visitas en el colegio de Honnie. O sea, niños van un día para ver como se trabaja y ver si la escuela les agrada. Tal vez Sunggie podría ir.

— Hyunjin, es un colegio privado. No tengo para comprar una cajita feliz a mi hijo, ¿Cómo piensas que pagaré eso?

— Yo podría hacerlo. No me molesta. Además dijiste que él quiere ir a la escuela. Tiene 6 y sabe lo que un niño de su edad debe saber. Así que posiblemente lo acepten en segundo año éste curso que viene.

— No, Hyunjin. Déjalo así. El día que decidas irte ¿Qué va a pasar? Sunggie llorará porque tendrá que dejar la escuela y yo no podré pagarla nunca.

— ¿Por qué razón me iría? —achina los ojos, inspeccionando a Jeongin.

Se encoge de hombros. —¿Por qué razón te quedarías?

Hyunjin ríe y niega la cabeza sin poder creerlo ¿en serio estaban teniendo ésta platica?

— Joder, Jeongin. Me quedaría por la misma razón por la que estoy ahora contigo. Porque me gustas y quiero estar contigo. Me gusta ayudarte y a Sunggie también.

El menor restriega sus ojos y guarda su cara en sus manos. Está sonriendo como un idiota. Su mente le decía que no se ilusionara, que nadie se quiere quedar con él. Y su corazón se emocionaba y bailaba de emoción.

Hyunjin lo abraza, pegándolo a su pecho y le besa la cabeza repetidas veces.

— No me voy a ir Jeongin. Aquí estoy aquí estaré su tono de voz es grave y suave a la vez.

Jisung asiste a la visita el lunes. Estaba emocionado de ir, pero aún así Jeongin le advirtió que nada era seguro. Eso no bajó el ánimo del niño. Estaba vestido con un pantalón de mezclilla oscura, camisa a cuadros y unas botitas. Su cabello está amarrado en un pequeña cola a lo alto de su cabeza. Jeongin chilla cuando ve a su bebé, está guapísimo.

Toma un par de fotos en su celular viejo y Jisung se queja diciendo que ha tomado suficientes. Recordándole que sólo está yendo de visita, que no es su primer día formal.

— Que amargado —dijo Jeongin —Estoy practicando para ese posible día.

El castaño se cambia rápido la ropa y se peina un poco. Acepta que siente nervios. No se imagina a su pequeño hijo yendo a la escuela, separándose de él tanto tiempo. El máximo tiempo que han estado alejados fue la vez que salió a su cita con Hyunjin.

Toda la vida han estado juntos, sabe que en algún momento se tendrán que alejar y dejar a Jisung ser independiente, pero ahora no quiere, es su bebé y lo tiene que proteger contra todo.

Hyunjin llega después vestido de traje, viéndose muy apuesto. Parecía ser hecho a su medida, le ajustaba bien y el largo era perfecto. Los zapatos estaban pulidos y relucientes. El cabello lo tiene atrapado en un chongo pequeño a lo alto de su cabeza, y sobre ella descansan sus lentes de lectura. Saluda al castaño con un pequeño beso en los labios y Jisung se tapa los ojos, haciendo una mueca de asco con la lengua afuera.

Cuando llegan al colegio hay una fila de niños con sus padres. Jisung no puede dejar a sonreír, ignorando las miradas que la gente le daba a su padre por la ropa totalmente informal que trae.

Una señora amable se acerca a Hyunjin y le pregunta el nombre del niño para hacerle un gafét y lo pudieran reconocer. Minutos después ella vuelve con una pegatina que dice "Hola mi nombre es: Hwang Jisung". La reja se abre y todos comienza a pasar. Jisung toma la mano de Hyunjin porque va al frente y conoce la escuela, Jeongin se queda un poco atrás, caminando lento y viendo todo a su alrededor.

Una mano en su pecho hace que pare y frunza en ceño.

— Lo siento, joven. Ésta visita es sólo para los niños y sus padres. Las nanas o personas del servicio pueden esperar fuera. Lo sentimos.

— ¿Qué? —pregunta en un susurro más para él mismo que para la señorita.

— Lo siento, señor, ahora ¿se puede hacer a un lado? Está tapando el paso. Gracias.

No dice nada y sale. Se sienta en las escaleras del colegio a esperar y efectivamente, ahí están algunas nanas de los niños.

Tardaron dos horas y Hyunjin sale preocupado con Jisung en sus brazos, llorando. Jeongin se para rápido para ver que es lo que tiene su ardillita.

— Empezó a llorar cuando notó que no estabas ahí. ¿Qué pasó? ¿Por qué no entraste?

Jeongin toma en brazos a su hijo, el niño rápidamente se comienza a calmar, colgándose fuerte del cuello de su papá.

— No me dejaron pasar. Una señorita pensó que era del servicio, pensó que era niñero de alguien.

Hyunjin se voltea y suspira. Cuando siente que sus lágrimas no saldrán, vuelve a Jeongin y le sonríe para darle tranquilidad. Acorta la distancia y lo abraza junto con Jisung.

— No dejes que nadie te hagan sentir menos. Nunca.

No podía creer que tan jodida era la gente con los demás solo por cómo vestían.

— Está bien, digo, no tengo ropa para éstos eventos a comparación de los demás.

— No está bien, Jeongin. Nunca va a estar bien. Debiste decirle que eras el papá de un niño y que venías conmigo.

Negó con la cabeza, sonriente.

— No quería hacer problemas. Además no estuvo tan mal, no me aburrí... tanto.

Dejan el tema hasta ahí y Hyunjin cambia de plática.

— Queda poco para que Honnie salga. Podemos esperarlo y después ir por helados.

— ¿Quieres un helado, enano? —vuelve a tomar a Jisung y lo pone sobre su cadera. El restriega sus ojos y sonríe. Dice que si con la cabeza y Jeongin se siente mejor.

Su ardillita siempre le hace sentir mejor.

Se quedan ahí sentados, esperando. Jeongin fuma y Hyunjin habla por teléfono. Jisung está saltando en las escaleras, su papá le dice que después le dolerán las piernas pero no hace caso, sigue jugando.

Una hora después están los cuatro andando por el mall. Los dos niños caminan frente a ellos y platican sobre la escuela. Hyunjin tiene tomada la mano de Jeongin entre la suya, con sus dedos entrelazados.

Jeongin para frente a una tienda de maquillaje y sonríe, nostálgico.

— ¿Te gusta el maquillaje? —le pregunta el rizado desde atrás, pasando un brazo por su cintura. Los niños están entretenidos con la tienda de alado, es de videojuegos.

— Algo así. Me gusta maquillar a la gente. A veces maquillaba a las chicas donde, ya sabes, trabajaba. Cuando mamá murió... yo la maquillé el día de su entierro. Se veía muy bonita —pega su cabeza al hombro de Harry, recordando.

— Ya lo creo, amor.

El castaño vuelve a caminar y los niños les siguen. Llegan a la heladería y todos piden sus conos, menos Jisung. El de él fue en vaso porque no sabía como comerlo.


Jeongin llega apurado a casa. Hyunjin le dijo que iría por ellos ya que el padrastro de Honnie llevará a los niños al cine a ver la película de estreno. Tiene que bañar a Jisung y vestirlo bien. Hay una hoja pegada a su puerta, la toma sin saber que es y entra. El niño corre al baño mientras se va desvistiendo. Jeongin le dice que hoy le toca bañarse sólo para que pudiera buscarle la ropa.

Oye el agua correr y lee el papel. Es de seguridad infantil. Dice que el jueves pasarán a hacer un chequeo, y que era mejor que esté presente o será peor. Faltan dos días para eso y no está preparado. Guarda la hoja en el cajón y comienza a buscar la ropa de Jisung.

El niño sale del baño envuelto totalmente con una toalla. Se sube a la cama y se empieza a vestirse mientras su papá entra para ducharse igual.

Tiempo después, están sentados en el sillón sin decir nada, esperando a Hyunjin. Tiene unos minutos de retraso pero Jeongin no le dice a la ardillita para no preocuparle. Jisung bosteza y se frota los ojos.

— ¿Papá? —pregunta después de un rato en silencio.

— Dime, corazón.

— ¿Por qué tú te das besitos con mi hermano Hyunjin y no con papá? —voltea a ver a su padre, con mirada curiosa.

La pregunta le asusta a Jeongin y en verdad no sabe como contestar. No sabe de donde vino eso y como reaccionar.

— Bueno... ¿tú quieres que le de besitos a tu papá?

Jisung niega con la nariz arrugada y hace una mueca de asco.

— No se los merece porque es malo. Sólo la gente buena puede tener besitos. Además es algo viejo —tapa su boca y ríe un poco. Jeongin también se ríe por la sinceridad de su hijo.

Lo acepta. A sus 48 años Joon ya no está en sus mejores tiempos. Sigue siendo guapo y delgado pero los años no pasan en vano.

— Bueno, pues por eso no lo hago. Hyunjin es bueno ¿No? —Jisung asiente —Por eso se los doy a él.

No vuelve a preguntar más. 5 minutos después la puerta es tocada por Hyunjin. Salen y se dirigen al cine.

Hay bastante gente porque es película de estreno. Honnie llega con el hombre y se saludan entre sí. Es bastante agradable y muy sonriente. Hyunjin dice que es su trabajo ser así, porque trabaja en la política.

Dejan a Jisung en el cine y ellos se van. Hyunjin le pregunta a Jeongin si quiere ir a algún lugar en especial y dice que su casa está bien.

Piden la cena y optan por hamburguesas. Cuando llegan, Jeongin abre su paquete y son grasosas y un poco de aceite sale de la carne. Las papas son gordas, grandes, algo picosas. En serio está amando ésta cena. Da la primera mordida, con lo ojos cerrados y gime, está buenísima. Hyunjin se ríe a sus anchas, le pone bien saber que Jeongin disfruta de su comida. Cuando terminan Hyunjin dice que se bañará porque no lo ha hecho. Tenía aún ropa de ejercicio pero no olía a sudor.

El rizado se encierra en el baño y el castaño se acuesta en la cama. Es cómoda y espaciosa, desearía quedarse ahí para siempre.

Entonces iba en serio, piensa cuando recuerda la hoja que guardó en su cajón.

Se quita los tenis, tapa su cuerpo con las mantas y abraza la almohada de Hyunjin. Él sale del baño con una toalla en la cintura, ve a Jeongin envuelto como un un bebé y sonríe. Va al tocador para buscar desodorante. Se lo echa por todo el cuerpo y busca su ropa. Un simple bóxer y un suéter ligero.

Jeongin tiene los ojos cerrados y las pestañas húmedas. Hyunjin entra en las sábanas, acostándose frente al castaño y pasando un brazo por su cintura, besa sus párpados.

— ¿Qué está mal, Innie? —acaricia su cabello que cae por la frente.

— Se-seguridad infantil irá el jueves a casa a dar un vistazo.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— Joon los mandó —solloza —No puedo, Hyunjin, esto es mucho para mi. ¿Qué voy a hacer sin mi bebé?

— Tranquilo. Nadie te va a quitar nada y a Jisung menos, ¿me oyes? Y si lo llegan a hacer yo mismo me encargaré de regresarlo contigo.

— Gracias Hyunjin. No sé porque eres tan bueno conmigo —toma entre sus puños el suéter del rizado y besa su pecho.

— Te lo mereces, además te quiero — aprieta más a Jeongin contra si. Lo siente temblar pero no dice nada.

Jeongin nunca contesta y se duerme.


Es jueves y Hyunjin le ha mandado bastante mensajes a Jeongin dándole apoyo y pidiendo perdón por no estar ahí. Ningún mensaje es respondido y él entiende. El castaño no ha de tener tiempo para contestar mensajes.

Son apenas las 10 am y está viajando de regreso a Seúl. Ayer por la tarde tuvo que viajar a un pueblo donde su padre quiere abrir el nuevo restaurante. Así que hace poco menos de 24 horas que no ve al de ojos azules y sus nervios se están alterando.

1 pm y abre la puerta de su casa. El viaje duró al menos hora y media pero de ahí tuvo que pasar a la oficina para revisar y entregar unos documentos. Ahora está quitándose la corbata y desabotonando su camisa, el saco se lo quitó desde que subió al auto de camino a Seúl.

Se tira a la cama con el pantalón y cinturón desabrochados. Siento que algo vibra en su pierna. Es su celular.

Debe ser alguien del trabajo. Contesta sin ver quien es y cierra sus ojos.

— ¡Se lo llevaron, Hyunjin! —grita Jeongin del otro lado —¡Se llevaron a mi ardillita, mi bebé!

Llora y la línea se corta rápido.

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