Día 11
Había perdido casi todo el día en la búsqueda de la gitana; la cual le había dado las razones por las cuales existía una inmunidad con personas muy cercanas a él.
Tales disparates de cierta forma le sorprendían, pero su mente no hallaba otra respuesta a esa incógnita; después de todo tal vez debía creer cuando sus ojos contemplaban la magia presentarse frente a él.
Ahora que de hallaba de regreso a casa en un taxi, pensaba en la situación que se había presentado con sus hyungs; de tan solo pensar en ello, la frustración y desánimo regresó a él.
—¿Podría ir más rápido?—.Le preguntó al chico que conducía el taxi. Con lentitud a su parecer, ya que cada vez se aproximaba más la noche, y no estaba ni cerca de llegar a su casa.
—Estoy haciendo todo lo que puedo jóven—. Contestó nerviosamente el chico. Evidenciando que era nuevo en el trabajo.
—Mira yo soy el que te va a pagar; así que aumenta la velocidad o lo reportaré con la central de transportes—. Advirtió Kai con poca paciencia.
—N-no jóven por favor no haga eso; necesito éste trabajo para mantener a mi esposa e hija—. Expresó con preocupación el chico. Sorprendiendo de cierto modo al castaño al ver lo jóven que era el taxista como para tener una familia.
—Entonces trata de acelerar—. Fueron sus últimas palabras ya que sintió como el chico aumentaba la velocidad; sabiendo que su empleo estaba en juego.
Kai giró su rostro, y lo primero que vieron sus ojos fue su propio reflejo, por la ventanilla del taxi; observando su peinado en un copete, piel más cuidada y tersa, inclusive un poco de maquillaje. Observando el aspecto que daba, pero eso no fue lo que realmente le preocupó; lo más sorprendente fue ver en su reflejo aquella mirada soberbia y egocéntrica que mostraba.
Sin duda ese no era él.
Suavizó su mirada al darse cuenta de la persona en la cual se había convertido.
Algo dentro de él hizo click, como si su mente reaccionara ante lo que hacía. Sintiendo decepción sobre sí mismo.
Recordó todo lo que había perdido gracias a su actitud arrogante y llena de orgullo. Su empleo en Sky Sweet, la confianza de Beomgyu, el orgullo de Taehyun, la amistad que tenía con Soobin.
Lo más importante en su vida ahora estaba derrumbándose frente a sus ojos.
Sabía que toda persona que se hubiera visto en tal poder para manipular a las personas, y conseguir cosas por su belleza; le harían sentir en la cima. Pero todo eso era realmente falso ya que a pesar de todas esas atenciones mostradas y halagos, no le seguían por su forma de ser, o por lo que realmente era. Simplemente era por ese hechizo, y cosas superficiales.
Las únicas personas que lo querían y aceptaban tal y como era, les había dado la espalda y ahora estaban muy lejos de él. Eso le llenaba de tristeza y frustración, no sabiendo ai algún día lograría recuperar todo eso que alguna vez llegó a tener, sin ser merecedor. Deseando con todas sus fuerzas haberse detenido en el momento en el cual comenzó a aceptar las ofertas y regalos brindados por hombres cegados por su belleza que a fin de cuentas no era real; o al menos así lo veía él.
Aún le quedaba el resto de la noche, y cuatro días más para arreglar todo lo que pudiera hacer con su poder, esperando que de algo le ayudara.
Suspirando rascó su cabeza al darse cuenta de que aquel hechizo que muchos hubieran deseado, considerándolo una bendición, terminó siendo en su más terrible maldición.
El abrir de sus ojos fue con la particular pereza que ahora solía arrasar con todo su físico por las mañanas. Sabiendo que todo era debido a sus incontables viajes con respecto a las búsquedas de soluciones a los problemas desarrollados.
Se levantó mientras caminaba desequilibradamente por la habitación, con dirección al baño. Pero antes de que lograra llegar escuchó el estruendoso sonido de la llamada entrante a su celular. Provocando que del miedo saltara ligeramente y sin poder evitarlo cayó al suelo estrepitosamente, de frente contra el suelo. Despertándolo por completo. Quejándose debido al golpe mientras se sobaba la nariz y se levantaba en la búsqueda del móvil; buscando y rebuscando entre sus cosas; hallandolo entre las sábanas de su cama. Sin ver de quien se trataba, contestó.
—Diga—. Habló con voz ligeramente ronca, debido al despertar reciente.
—Buenos días. Habla Park Jimin, encargado de la secretaría del gobernador Kim Taehyung.
—Me temo que se ha equivocado de número—. Respondió Kai; dispuesto a colgar; pero la voz contraria llamó demasiado su atención con las palabras que le dedicó.
—No lo creo, ¿usted es Huening Kai?—. Preguntó con un tono completamente seguro. Cosa que desconcertó a Kai.
—Así es; ¿qué es lo que quiere? Y ¿cómo es que me conoce?—. Preguntó con cierto cansancio e intriga.
—El gobernador Taehyung requiere su presencia en la casa principal Kim.
Kai sonrió con incredulidad.
—¿por qué me querría ver a mí el gobernador?—. Preguntó vacilante mientras rascaba sus cabellos alborotados debido a que despertó así por los movimientos nocturnos.
—Simple joven Huening, un modelo ha llamado la atención de el gobernador; y está más que dispuesto a cumplir o pagar cualquier petición de su parte con tal de conocerle...
Esas palabras llenaron de confusión a Kai; quien frunció el ceño y talló sus ojos para ver claramente y darse cuenta de que no era un sueño. El tono del hombre en el otro lado, se escuchaba totalmente serio y convincente, lo cual le llenaba de sorpresa y cierta intriga. No sabiendo si se trataba de otra causa hecha por el hechizo. Confundido, al saber que el gobernador jamás le había visto en persona; pero supuestamente había sabido de él a través de los medios; indagando y queriendo saber si tal hechizo causaba el mismo efecto si las personas le conocían en fotografía.
No sabía que pensar al respecto. Estaba dispuesto a querer solucionar sus problemas.
En ese instante le llegó una imágen fugaz de Soobin, recordando su faceta preocupada al querer juntar dinero para el medicamento y silla de ruedas de su abuela.
Al tener el teléfono en mano y la propuesta hecha por el gobernador, comenzó a considerar aquella propuesta. Sabiendo por donde debía empezar para mejorar las cosas con Soobin.
—¿Y bien?, ¿ya tomó una decisión?—. Preguntaron del otro lado de la línea.
—Ahí me tendrán puntualmente—. Aceptó Kai. Pensando únicamente en Soobin, y el querer ayudarle de alguna forma.
—Me alegra escuchar eso—. Dijo con total entusiasmo. —A las cuatro en la casa Kim.
Al término de esas palabras, colgaron del otro lado. Dejando a un Kai pensativo; sabiendo en que realmente no estaba haciendo nada malo. Simplemente el gobernador le quería conocer, a cambio de alguna petición de su parte; y sabía que le daría un buen uso a esa propuesta.
Con nuevo ánimo se apresuró a buscar ropa en su clóset; encontrando una vestimenta decente pero sin llegar a ser formal; ya que con la ayuda de Hyunjin y Beomgyu, había cambiado todo su guardarropa de anciano ochentero, por ropa más juvenil y al momento.
Al tener su atuendo listo, se adentró al baño para darse una refrescante ducha.
Recordando la última vez que le vió a Soobin; confundiendo por completo sus sentidos, ya que supuestamente habían compartido un beso; el cual nunca había recibido con tal intensidad por parte de alguna persona. Sin duda ahora comprendía a lo que se referían las personas, respecto a los besos. No eran algo del otro mundo, donde se lograra ver algo más allá del universo. Se trataba de algo mucho mejor; ya que ese sentimiento era algo que se lograba sentir real; algo que podía sentirse en el golpeteo de su corazón; escucharse en sus risas, olerse en el aroma de Soobin, verse en el brillo de sus ojos, degustarse en el dulzón de los labios contrarios. No sabía que todo eso, y mucho más, provocaba un beso. Comprendiendo en que no era su primer beso; pero si el primero que era por parte de un hombre.
Ante tal idea sintió una vergüenza extrema al darse cuenta de que si ambos eran hombres, significaba solamente una cosa...
¡¡¿Soy gay?!!
Al pensar en ello sintió sus cables chocar entre sí; alterando su mente.
Sintiendose idiota y estúpido por apenas considerar esa idea.
Por un momento comenzó a negar toda idea que había pensado anteriormente, la sorpresa y miedo le llenaron profundamente.
Negando en su cabeza toda idea que apoyara ello.
Era cierto el que le agradaba la compañía de Soobin, y hasta cierto punto le admiraba en grande manera.
Pero definitivamente ¡no soy gay!.
Su mente le jugaba una mala ronda. Una parte encriminándolo de sus hechos, mas otra parte se negaba a aceptarlo así de fácil.
Pero si no soy gay entonces ¿por qué me agradó el beso?.
Esperen ¿me agradó?, no tal vez fue mi estado de ebriedad. Aunque admito que eso me hizo sentir tan...
¡Que no soy gay!.
No se comprendía a sí mismo. Hace un momento deliraba con emociones cálidas y empalagosas; más ahora confundido, no aceptando, pero tampoco negando absolutamente nada.
Su mirada se encontró con el reloj que reposaba en un muro del baño y al ver que había perdido mucho tiempo al pensar en situaciones que parecían solamente dar vueltas, se apresuró a salir de la ducha.
Ya tendría tiempo para pensar sobre lo que haría después.
La elegancia y perfección se admiraban desde la enorme construcción, hasta las personas que desde su llegada le saludaron cortésmente y le recibían con todo tipo de atenciones.
Antes le hubiera agradado en sobremanera y se hubiera sentido poderoso; más ahora solo se sentía extraño ante todo ello; teniendo en mente únicamente lo que pediría al gobernador.
Sintiendo cierta emoción de imaginar lo que haría con ello; las sonrisas que causaría con ello.
Una chica la cual parecía ser una edecan, le guiaba por el lugar; mientras en el trayecto al elevador, robaba miradas de todos los hombres que pasaban por ahí. Mirándole encantados, mientras otros no hacían un disimulo por guardar su evidente emoción, y con guiños y sonrisas le saludaban a la chica bien conocida que acompañaba a Kai; aunque eso era un obvio pretexto, ya que sus miradas eran dedicadas al castaño, el cual intentaba contenerse de gritarles barbaridades con la intención de que dejaran de mirarle.
Suspirando y contando para no desesperarse.
Subieron por el elevador, y a pesar de que fuera ver al gobernador se sentía claramente relajado, ya que pensaba únicamente en ayudar a Soobin; ahora que le había aparecido una oportunidad para ello; no lo desaprovecharía.
La chica le guió hasta una recepción, donde ya se hallaba frente a él con formalidad y buena postura, un chico de pelo negro, que de cierta forma le recordó un poco a Soobin.
¿Y dices no ser gay?.
Sacudió su cabeza ligeramente para dejar de pensar en todo y concentrarse en lo que hacía.
La chica le llevó hasta donde el chico que claramente parecía solo rebasarlo por unos cuatro años. Sin embargo no hizo comentario alguno y dejó que ellos hablaran.
—Aquí está el joven Huening—. Habló con una sonrisa formal hacia el chico desconocido para Kai. Después se giró hacia él para encaralo y mirarlo con despreocupación. —Le dejo con el señor Park Jimin. Él le llevará con el señor Kim Taehyung—. Sin más se retiró formalemnete y con una reverencia a ambos hombres.
Kai le miró irse, para después girar su rostro frente al hombre que se hallaba frente a él; reconociendo el nombre. Sorprendiendose de haber hablado con ese hombre, en el cual se miraba distinto su aspecto a lo que era su voz.
—Mucho gusto Huening —. El pelinegro estiró su mano para estrecharla con la de Kai; quien la levantó hacia él por un acto reflejo. Saludándose con amabilidad, mientras el mayor le inspeccionaba silenciosamente.
—Es un placer conocerle—. Le sonrió destellante. Provocando que Kai solo suspirara interiormente. Notando el interés destilante del secretario. —Park Jimin a su fiel servicio—. Admitió sincero mientras le guiñaba un ojo coqueto. Provocando que Kai solo respirara; tratando de no abrir la boca y arruinarlo todo.
—Muchas gracias—. Dijo con una falsa sonrisa.
—Si es tan amable de acompañarme—. Señaló con su mirada hacia al frente. Flexionando su brazo se acercó a Kai; creando un espacio e indicando con ello el que Kai le cogiera por el brazo. Tal y como solían llevar a las damas. Cosa que de cierta forma le hizo sentir indignado al castaño; pero comprendía que debía ignorar todos esos detalles para que todo surgiera perfectamente.
De mala gana se colgó del brazo contrario.
Ante ello el otro le hablaba sobre el lugar; tratando de sorprenderlo mientras lo conducía hasta donde el gobernador. No por ello dejaba de sonreírle y hacer gestos insinuadores a Kai; quien fingía no darse cuenta de nada. Escuchando todo lo que hablaba el hombre, sin algún interés en realidad.
Al final llegaron a una enorme puerta donde se detuvieron y al parecer ya habían personas afuera que desde que divisaron su llegada le saludaron cordialmente.
Al ver su aspecto de los hombres, no tardó en notar que se trataban de guardespaldas y escuadrones de seguridad.
Les abrieron las puertas, para que entrara de frente Jimin; mientras Kai le seguía por detrás. Escuchando a su paso susurros de los guardespaldas; los cuales deseaban llamar su atención con halagos e insinuaciones poco decentes.
Debido a ello se apresuró a entrar para evitar todo tipo de problemas.
—Señor Park; aquí su invitado, Huening Kai —. Lo presentó Jimin al gobernador, quien ya se hallaba previamente en la sala.
Kai miró al gobernador, sorprendiéndose de cierta forma por lo joven que se notaba en persona. Sin embargo se mantuvo en su lugar sintiendose un poco incómodo por la mirada que irradiaba Kim hacia él.
—Bien, por favor avísale a las empleadas que le ofrezacan algo a nuestro invitado—. Pidió Taehyung con amabilidad hacia Jimin. Quien al escuchar ese mandato se apresuró a salir de la habitación, para atender lo pedido. Dejando a Kai solo junto al gobernador.
Kai observó como Taehyung volvió su mirada a él, y esa aura de seriedad se tornó en una llena de satisfacción. Se acercó lentamente a él.
—Debo admitir que en persona se ve mucho mejor—. Sonrió sincero para seguido coger la mano de Kai y alzarla hasta su altura para bajar ligeramente la cabeza y depositar un suave beso en la mano de éste. —Joven Huening—. Seguido de ello se puso a su altura y soltó su mano.
Kai se sentía algo extraño con tal atención; pero decidió dejarlo pasar, intentando relajarse, consiguiéndolo rápidamente. —Un gusto conocerle señor gobernador—. Dijo con formailidad y respeto.
—¡Oh Kai! puede llamarme solo por mi nombre de pila—. Sonrió divertido mientras le sonreía complacido.
—Esta bien, Taehyung ¿por qué ha querido conocerme?—. Preguntó lleno de intriga.
El mencionado solo rió, como si fuera lo más gracioso del mundo; cosa que desconcertó de cierto modo a Kai. Quien le siguió la corriente y también rió junto a él.
Taehyung cada vez reía más, provocando risas en Kai quien soltaba ligeras carcajadas.
—¿De qué nos reímos?—. Preguntó Kai aún con una risa de por medio; hasta tranquilizarse. No sabiendo el motivo del cual reía Taehyung.
—Tú presencia era lo que deseaba desde el momento en que vi tu primera aparición en la página de modelos. Sé que tienes muy poco tiempo en ello pero no ha habido ni un solo lugar donde no se hable de ti—. Evidenció con suma sorpresa.
—Prácticamente tienes a todo Séul ante tus pies; incluyéndome—. Admitió sincero mientras le sonreía.
Kai comenzaba a sentirse algo cansado de escuchar eso a donde sea que fuera; cansado de escuchar siempre las mismas opiniones que en vez de serle una halago, comenzaba a considerarlo algo aburrido y sin emoción alguna.
—Por eso he deseado conocerte; a cambio obtendrás cualquier petición que pidas; inclusive si se trata de traerte la mismísima luna lo haré.
¡Que cliché y cursi!
Kai trató de ignorar las palabras y sin embargo sonrió queriendo ir al punto de lo que le iba a pedir.
—La verdad me es necesario ésta suma de dinero—. Sacó de su chaqueta un papel que le extendió a Taehyung, quien enseguida la cogió y sonrió al mirar la cifra.
—Bien si esa es tu petición firmaré un cheque—. Le sonrió para seguido caminar hasta el escritorio y sacar su chequera.
Kai sonrió internamente al ver como el gobernador comenzaba a llenar un cheque. Sintiendose satisfecho con aquella acción. Evidenciando su emoción en el momento en el cual el gobernador le tendió el cheque firmado y con un poco más de la suma de dinero que había pedido.
Miraba aquel papel con una ligera sonrisa al saber su fin de aquella petición.
Por parte de Taehyung éste le miraba con una sonrisa con distintos motivos y emociones a las que él reflejaba.
Kai reaccionó cuando ya se hallaba de frente Taehyung a tan solo un metro de distancia. Sintiendo la atmósfera menos cálida.
—He firmado el cheque; pero creo que la cantidad de dinero es muy buena como para solo mirarte o decirte hola. —. Dijo con obviedad mientras caminaba alrededor de Kai; hasta posarse de nuevo frente a él.
Kai en ese instante supo que algo no andaba bien; mirando en los ojos contrarios inconformidad mientras a la vez sonreía lasivamente.
—No me gustan los rodeos, así que dígame que es lo que quiere decirme—. Habló con seriedad mientras le encaraba.
Provocando que el gobernador sonriera ante sus palabras. Acercándose a Kai, directamente a su oído. Dejando a Kai petrificado ante tal cercanía que no era nada agradable.
—Bien; acompáñeme esta tarde y le mostraré los placeres jamás soñados de mi habitación—. Susurró en su oído para seguido alejarse y mirarlo provocativamente.
Al instante Kai cayó en cuenta de las intenciones de ese sujeto nada agradables hacia él. Con un suspiro se alejó todo lo posible de él. Mirándole sin miedo alguno. —Si esos son sus deseos...—. Hizo una pausa, mirando como Taehyung sonreía como si estuviera aceptando su oferta. Sin embargo esa misma sonrisa que tenía se borró cuando terminó de hablar.
—No tendré más remedio que devolverle ésto—. Le tendió el cheque sin titubear.
Provocando cierta irritación y molestia en el mayor quien le miró con cierto coraje.
—¿Desprecias pasar un día conmigo y prefieres irte sin nada?—. Preguntó indignado. —La suma de dinero que ofrezco no se ve todos los días; es más, puedo subir la cifra al triple—. Dijo con seguridad, intentando convencerlo.
—Señor Kim, nada se compara con mi dignidad, es algo que no se puede comprar—. Dijo con orgullo y alegría. Sintiendose bien con él mismo por aceptar por primera vez en su vida que él valía mucho. Era verdad.
—Así que no aceptaré nada—. Sentenció con seguridad mientras el contrario pareció relajar sus facciones y volvió a sonreír con cierta diversión.
—Bien, no me queda más que rendirme—. Aceptó sin dejar de sonreír ante la derrota. —Debo admitir el que me has impresionado aún más chico—. Seguido de eso le cogió de la mano y lo acercó a él en forma de despedida. Dejando a Kai algo confuso ante tal acción, pero al saber que el hombre había aceptado su derrota no se apartó y estrechó su mano. No sintiendo el momento en el cual el gobernador metió la mano en el bolsillo de su chaqueta.
Al separarse el gobernador sonreía y se despedía de él.
Sin más caminó afuera de la habitación; sintiéndose confuso ante todo lo sucedido. Sin embargo con un suspiro bajó por el elevador hasta encontrarse en la salida y salir del lugar.
Caminaba tranquilamente por la calle sabiendo el que no había conseguido el dinero, más sin embargo lo intentó y no solamente eso. Esa tarde había aprendido a valorarse por lo que era, sintiendose libre. Cosa que nunca había hecho en su vida.
Ya no sintiéndose más un chico feo e invisible.
Caminaba sintiendo los rayos del sol en su máximo apogeo, sin embargo no le molestaban como antes.
Quería arreglar los problemas que tenía con sus hyung, con Soobin, y de la misma forma buscar un empleo.
Caminando por las plazas de ropa y centros comerciales, sentía las miradas de las chicas que se posaban sobre él como si fuera un bicho raro. Al principio creyendo que era por la falta de hombres por esas zonas, más sin embargo al ver que también la comenzaban a llenar personas de ambos sexos y sin embargo las miradas nada disimuladas no paraban, comenzó a sentirse incómodo. Ya no eran solamente miradas de féminas, sino también de hombres que cada vez le llenaban más.
Algunas le miraban con ceño fruncido mientras se murmuraban entre ellas, los hombres sorprendidos mientras le comenzaban a seguir; señoras incluso cubrían a sus hijos como si se tratase de algún asesino cereal.
Todo eso le hizo sentir cierta inseguridad y comenzó a alejarse de ahí, cada vez caminando más rápido al sentir que algunos le empezaban a seguir. Cuando todo se tornó más intenso decidió perderse entre la multitud hasta llegar a un lugar despejado. Observando como un papel caía de su chaqueta. Con sorpresa intentó ver lo que era, sin embargo el aire comenzó a arrastrarlo por las calles, pero su intriga fue mayor que le fue siguiendo hasta que chocó en el ventanal de una tienda de aparatos electrónicos.
Lo cogió y miró que se trataba del cheque que le había devuelto al gobernador. La duda y confusión arrasaron con él. Pero frente a él se hallaban distintas pantallas que estaban a la venta y ahora se trasmitían en ellas una noticia que le dejó con la boca abierta.
"Al gobernador Kim Taehyung, hace unos momentos le fue robado un cheque con una cantidad de dinero algo considerable.
Éste asegura que fue víctima de una estafa hecha por el nuevo modelo Huening Kai.
El cual las descripciones salió de la casa Park con rapidez y sin explicación alguna; evidenciandolo como culpable de éste robo.
Pero no solamente ésto. El gobernador Kim Taehyung dejó el comunicado a todo habitante de Séul el ofrecimiento de una recompensa física por la captura del modelo Huening Kai"
Kai estaba más que sorprendido por tal acusación hecha hacia su persona. Dándose cuenta del porque el gobernador había aceptado su retiro sin mucha opocisión, ya que claramente planeo todo lo que ahora se veía en las noticias.
Se sentía cansado y lleno de irritación al ver que nuevos problemas venían con él.
¡Maldito seas Kim Taehyung!
Con un suspiro decidió caminar mientras se subía el gorro de su chaqueta para que no le miraran en la calle y le fueran a seguir. Prácticamente ahora no solo se había vuelto en una presa fácil para los hombres, sino para todo habitante con sed de dinero.
Caminando presuroso intentando hallar un rumbo para llegar a casa o buscar un refugio libre de personas.
Caminaba entre la multitud, evitando verles. Sintiendose sumamente nervioso mientras cada paso era más rápido, sin embargo al no ver bien de frente chocó con una persona y sin poder evitarlo levantó su rostro; encontrándose con ¡Hyunjin!.
Al instante le reconoció el contrario que no venía solo, sino que otros modelos le acompañaban.
Todos al reconocer su identidad le miraron acusadoramente.
—¿Huening Kai?—. Con la mención de ese nombre varias personas comenzaron a voltear.
Kai al notar que lentamemte comenzaba a hacerse alboroto le rogó con un dedo en los labios que guardara silencio. Más el rubio sonrió incrédulo.
—Por tu culpa ahora la agencia está sufriendo difamaciones y nuestra paga se ha reducido—. Bramó con coraje. Mirando a los otros modelos, los cuales asintieron y le dedicaron una mirada llena de odio a Kai.
—Tal vez recuperamos algo de dinero si te entregamos—. Seguido de eso le bajó bruscamente el gorro a Kai. Dejando ante el público su rostro. Llamando la atención de todos.
Algunos hombres ignorando el hecho de lo que se rumoreaba en las noticias y sin embargo le miraron lasivamente y llenos de emoción; mientras mujeres y ancianos miraron en él una nueva oportunidad para obtener dinero.
—¡Es Huening Kai!—. Unos gritaron eufóricos mientras se acercaban a él. Con el fin de encerrarlo.
—¡No lo dejen ir!—. Gritaron unas chicas.
—¡Dejenlo que la recompensa es mía!.
Kai ante esos gritos comenzó a correr desesperadamente sin detenerse a pensar a donde iría. Solo tenía en su mente la palabra sobrevivencia.
Una gran multitud se formó atrás de él mientras éste corría por las calles, llamando la atención de algunas personas que después se unieron a la causa.
Parecía no tener fin esa carrera, sin embargo fue más hábil y rápido que dio vuelta y caminó entre calles poco pobladas y solo así logró perder a la multitud; sin embargo al no ver hacia donde corría, cayó al suelo por tropezar con una roca.
Sintió que su vista se nubló, mientras escuchaba los motores de una motocicleta; después recuperó la visión notando que frente a él se hallaba una motocicleta y el que la manejaba tenía su rostro con dirección a él. Para después quitarse el casco, dejando ver ese rostro que le llenó de alivio y alegría.
¡Siempre tan oportuno!
Soobin le tendía su mano para ayudarlo a levantarse.
Kai le miró por unos segundos, sintiendo su corazón acelerarse por la llegada tan inesperada para él. Sintiendo euforia al verle de nuevo.
—Toma mi mano—. Habló Soobin provocando que el doble sentido de Kai anhelara esas palabras en un sentido distinto. Sin más se levanto con la ayuda de Soobin.
Ambos se miraron con anhelo. —Valla que causas muchos problemas malvavisco—. Sonrió Soobin.
Tanto tiempo sin ver esa sonrisa de conejo que volvían mis días ordinarios en unos extraordinarios.
—Y a pesar de ello siempre te quedas a ayudarme cuatro ojos—. Le sonrió de la misma forma.
La llegada de Hyunjin y los otros modelos desvió su atención hacia los recién llegados.
Todos les miraban con desprecio e irritación.
—Oh ¿ahora le robarás a ese chico?—. Rieron todos. —Si era dinero lo que querías me lo hubieras dicho desde un principio yo pude habertelo dado—. Dijo burlonamente.
Soobin no esperó más y caminó hasta encarar a Hyunjin y sin esperar, le propinó un puñetazo que le tiró al suelo. Todos los modelos se apresuraron a auxiliarle.
—No sabes desde cuando deseé hacer ésto—. Escupió con satisfacción para después caminar de vuelta a la moto donde estaba Kai quien le miró sorprendido pero a la vez agradecido.
Se subió y le tendió el casco a Kai quien lo cogió sin más. Escuchando como la multitud comenzaba a hacerse presente.
—¡Ahí está!—. Gritaron unísono.
Sin más Kai se subió detrás de Soobin, abrazándolo por la cintura mientras éste sonreía satisfecho y ponía en marcha la moto, que se alejó con gran velocidad de toda la multitud.
Si escapamos que sea juntos.
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