9
Rachel va a la sala de estar y al llegar a la puerta posiciona una pierna más atrás que otra para abrir. En la apertura jala la puerta hacia su pecho, donde la retiene con ambas manos, y la pierna de bailarina regresa junto a la otra. Mirandolos expectante. Ahí están los padres de Tee. Estos viéndose tristes aunque enojados. La madre temblando de cabeza a pies siendo retenida con masajes al hombro por su esposo.
—Señores Thanapon-- — Iba diciendo Rachel para preguntarles en qué los podía ayudar, pero la mujer estalla:
—¡¿A DÓNDE TU HERMANO SE LLEVÓ A NUESTRO BEBÉ?!
—Disculpe, — Rachel mira ambos esposos pero fija la mirada en ella apologética. —no lo sé. No sé dónde está mi hermano y con todo respeto, mi hermano no fue quién se lo llevó. No lo convierta en un villano. Él iba a dejar a Tee aquí por su protección pero su hijo lo quiso acompañar.
—¿Qué quieres decir con eso, zorra? — La mujer adelanta unos pasos llegando hacia la pequeña Rachel. —¿Estás haciendo a mi hijo participe de lo que hizo tu hermano, un asesino?
—Mi. Hermano. No. Es. Un. Asesino. — Ruge Rachel cada palabra sin miedo a cortar distancias con ella como si fueran dos boxeadoras. —¡Mi hermano fue incriminado por unas MALDITAS PERSONAS MILLONARIAS! Y ME ACABA DE LLAMAR QUE TIENE LAS PRUEBAS. COMO USTED ESTOY ASUSTADA PORQUE LO AMO ASÍ QUE NOS TOCA ESPERAR, ¿Me entiende? — Rachel ahoga un llanto teniendo sus manos erguidas contra el pecho.
La mujer ha retrocedido mirándola con los ojos cristalizados pues Rachel comparte la mirada triste de la mujer. Con los ojos cristalizados por completo, sus cachetes rojizos por la angustia de no tener a su hermano cerca. Ambas lucen como si estuvieran pasando por una buena semana de no dormir bien, de estrés, y hasta aquí llegaron: frente a la una a la otra compartiendo una preocupación mutua.
Como mujer y madre, la srta. Thanapon entiende. Cabizbajandose. —Lo siento, — Se disculpa sincera. —solo quiero a mi hijo.
—Tranquila. Yo quiero a mi hermano... Y a esa gente en prisión por lo que le hicieron. — Rachel parpadea varias veces para no derramar lágrimas. Reuniendo valías, vuelve a mirar a la pareja casada.
—¿Quieren pasar adentro? Um, me vestire mejor. — Promete sonriendo a pesar de la tristeza en sus ojos.
—Bueno, — Habla primero la mujer compartiendo una triste pero empática mirada con el esposo. —esta acaba de ser la introducción más incómoda para ser invitado a una casa pero, — Vuelven a mirar a la chica con apologéticas sonrisas. —¿podemos?
Rachel gestiona, «Pffft, por favor» con los ojos haciéndose a un lado y les señala el interior con una palma. Mirandolos de los más bonito posible. —Mi casa es su casa. — Invita.
Los progenitores ríen un poco pero pasan de todos modos.
Rachel va a cerrar la puerta, cuando escucha la puerta de un auto azotarse justo enfrente y redirige la puerta hacia el exterior, echando una mirada.
Resulta que ese amable compañero de trabajo que conoció en el elevador ahora estaba ahí. Saliendo de un auto negro. Mirando desorientado el vecindario como si nunca lo conociera. Al cerrar la puerta termina con el cuerpo girado hacia enfrente, casualmente conectando ojos con Rachel. Objetivo que quería pues permanece estático mirando.
Rachel hace una sonrisa. Alzando las cornisas poco a poco mientras arruga el ceño.
Él se apura en caminar hasta subir los pequeños escalones que llegan a ella.
—Hola.— Dice ella hipnótica a su guapura.
—Hola.— Dice él respirando un poco agitado al intentar apurarse en alcanzarla.
—Lo siento, — Parpadea saliendo del trance y mira arriba al chico, encantada pero confundida. —¿cómo es que conseguiste mi...?
—Tuve que preguntarle a la del contador tu nombre. No diré los adjetivos que use para describirte,— Alza las cejas y Rachel crea una sonrisita labial mezquina brincando las suyas ante su introvertida travesura. —pero me dijo tu nombre. También tu dirección, espero no te moleste. N-- No soy un asesino ni nadie a quién temer. Mm, tal vez por eso me la dio. — Balbucea nervioso.
—Tranquilo no me molesta, James.
—Recuerdas mi nombre. — Sonríe él volviendo a alzar la mirada. Ambos viéndose a los ojos con sonrisas tiernas. —Vine porque me enteré lo de tu hermano y me preocupe.
—Ven, — Invita ella brincando suavemente un hombro y indicando con la cabeza la puerta. —pasa.— se adelanta para que James la siga. Ambos en un ambiente súper humilde casi como si fuera una reunión familiar. Tanto ella como los progenitores esperando el regreso de sus familiares.
—Él me prometió riqueza, amor, una casa, que gobernaríamos juntos. Luego llego otra mujer y me tiró como si nada. Por si fuera poco, intentó matarme, — Roxanne da dos pasos hacia adelante y voltea. Mostrándole su limpia, cremada, sensual espalda por el escote. Baja un poco la manga izquierda mostrando una cicatriz hundida ahora sanada. —pero falló. Como mujer fui defraudada. Estaba devastada. Pero por suerte aún tenía todos los ahorros de lo que él me dió y cuando continúe con mi propio imperio, eliminada de su vida, aproveche mi oportunidad para terminar con él.
Voltea y serpentea la lengua posandola seductoramente en el labio inferior al terminar su discurso. Mentón levantado, mirada galante de cejas villanicas alzadas dirigidas al ciclista.
«Dios, unas palomitas durante su historia no habrían venido mal. Es increíble que cosas estilo películas realmente le puedan suceder a la gente. A mí no.» Tae brinca las cejitas con sus propios pensamientos y adelgaza los labios a una fina línea. Cabizbajandose. —Debes haber estado aterrada.
—Al principio sí. Pero, luego realizas que el miedo es solo un cascarón y eres un magnífico huevo cocinado listo para brillar en un plato muy demacrado. Me enteré de tu agencia de ciclistas y hice que te vigilarán cerca. Tus compañeros son buenos pero, — Silba. —Ninguno tan rápido como tú.
—¿Qué puedo decir? Tengo un don. — Darvid sonrie orgulloso.
—Escucha. Lamento tener que hacerte esto. Pero es necesario, por mi bien.
—Se supone que ¿te felicite? “Oh, ¡qué bien que salvas tu pellejo! Mientras yo espero a los policías aquí ~” Bien, gracias.
—Bueno, si es que sobrevives durante la espera.
—¿Cómo?
Otro guardaespaldas entra por la puerta cargando la cabeza del presidente. Al parecer la recogió de la cesta de la bici, afuera en el exterior.
—Esperen, ¿Qué hacen? — Darvid comienza a alterarse viendo como el guardaespaldas posa esa cabeza decapitada enfrente de él y vuelve a salir de la habitación. Los otros dos guardaespaldas a los lados de la mujer rotan, llegan detrás del escritorio y sacan un galón rojo enorme de gasolina y un encendedor.
—Un momento. Qué, ¿Qué hacen? — Tae se desespera viendo a los guardaespaldas separarse de lateral a lateral. Uno rociando el aceite mientras que el otro parado estático, esperando órdenes para dejar caer el encendedor.
—No puedo permitir que escapes. Esta vez debo asegurarme que vayas a la prisión o vayas a la tumba. “Culpable de matar al Presidente se suicida, no pudiendo más con su vida”, — Tiernamente brinca un hombro. —solo imagina el titular. Es perfecto.
—Eres una psicópata. — Gruñe Darvid retorciendo un hombro hacia enfrente. Ese subidón alzando sus manos pero para nada sirve si las muñecas siguen adheridas.
—Tuvimos una linda charla. Adiós, Darvid. — Ella le vuela un besito y se va. El guardaespaldas con el galón ha echado aceite en toda la habitación, por ende, llega hacia el del encendedor. Ambos miran mal a Darvid para cuando dejan caer la materia productora de llamas.
—¡No se van a salir con la suya! — Les grita Darvid mientras se marchan dirigiéndole sonrisas burlonas. —¡NO LO HARÁN!
Toda la habitación de paredes vino comienza a impregnarse con fuertes estallidos de llamas. Todas las llamas acaparando el sitio, arropando esas horribles cortinas amarillas de flores aceituna diseñadas.
—¡No! ¡NO! — Tae brinca los pies de arriba abajo retorciendose. Accidentalmente los brincos fueron muy bruscos y la silla se desbalancea hacia atrás. Darvid notando desde ya como sus piecitos no tocan el suelo. La silla quedando en sus patas traseras.
—Oh-Uh.— Dice pausado y enseguida cae hacia atrás. Aún atado.
Mientras esa psicópata mujer abandona la casa con sus guardaespaldas detrás y alrededor, protegiendola, van abriendo el portón cuando un guardaespaldas llama la atención de todos:
—Un momento. Ese no luce como nuestro transporte.
Todos congelan sus caminares y miran confundidos.
El auto bajando por la carretera a toda velocidad es Job. Ambos él y Tee tienen los cinturones abrochados pero el profesor aumentó tanto la velocidad que Tee anda aferrado con ambas manitas del sujetador en el tejado. Mirando aterrado el panorama frontero.
—SÚJETATE BIEN, TEE. — Job anuncia súper alocado.
—¡Woa, retrocedan, retrocedan!
Avisa el mismo guardaespaldas y el grupo de seis se dividen en tres a cada lateral del portón permitiendo el paso de ese desenfrenado auto. A pocos pasos de ingresar, Tee se baja apurado. Viendo como fuego y humo emanan juntos de una ventana en la segunda planta.
—¡Tae! Aguanta. — Mira al interior del auto. —¿Estará bien, profesor?
—Tú ve. Yo me encargo.
Blanconieves asiente ante la firme respuesta y cierra su puerta, corriendo a la casa. Roxanne amarga sus labios creando notables líneas faciales irritadas. Entonces saca una revólver de uno de los bolsillos de sus guardaespaldas y persigue a Blanconieves.
Job no se da cuenta pues ella le pasa por al lado justo cuando él coloca el auto en Modo Reversa. Mira para atrás sobre un hombro.
—Vamos a aplastar algunos castores, ¿no? — Murmura para sí mismo divertido.
Entonces hunde el pie en el acelerador, doblando a la derecha con el volante. La parte trasera amenazando a los dos hombres que intentan huir, pero uno de ellos no lo logra: aplastandose contra las rejas. Una sangre exagerada brincando tanto de su rostro como de los antebrazos.
Tee llega corriendo hacia la habitación del moreno. Cubriéndose la nariz con un dorso para evitar inhalar cualquier humo. Tae lo ve arribar en cámara lenta. Como un héroe. Mirándolo atento.
Con cada lento parpadeo ese vecino esta cada vez más cerca, y para cuando viene a ver, el vecino se ha arrodillado frente a él súper preocupado.
—¡Tae!
—Tee, — Se sorprende el ciclista comenzando a sonreír pero preocupándose. —¿Qué haces aquí? T--Te deje fuera de esto.
—Para alguna próxima vez: no vuelvas a dejarme así. — El Blanconieves lo rodea hasta arrodillarse tras él y comenzar a abrirle la cinta adhesiva.
—¿Próxima vez? ¿Quieres que haya una próxima vez? — Bromea Tae.
—Sabes a lo que me refiero. Si estamos en otra aventura juntos o en alguna salida, ¡No. Me. Abandones.!
Le suelta los talones. El costado de Tae finalmente toca suelo. Este reintegra las palmas, rotando su cuerpo a sentarse con jadeos y lo mira. Tee mirándolo más que atento.
—Tienes razón. — Accede Darvid. —No te volveré a dejar ir.
Tee sonrie labial por la confianza otorgada.
—¡MALDITOS BASTARDOS! ¿CREEN QUE SALDRÁN DE AQUÍ?!
Roxanne aparece desde la puerta apuntandoles con la revólver. Luciendo como una mujer lunática. Honestamente, ¿se puede esperar menos viniendo de una psicópata? No. No es creíble.
Los chicos miran a la mujer. Tee asustandose pero Tae más que indiferente.
—Este juego se acabó, Rox, ¡y tú pierdes!
Él agarra la cabeza del muerto frente a sus pies y como baloncesto la tira a su rostro. Roxanne agranda los ojos sin verse eso venir. La cabeza rueda por los aires hasta darle un cabezazo que la noquea. Inútilmente tumbandola al suelo con todo y que sostiene una pistola.
—¡Vámonos! — Darvid lo toma de la mano y con la libre se sujeta el área donde fue pateado, corriendo con Tee.
Dejan atrás a Roxanne quien irónicamente adormita con la cabeza decapitada a su lado. Vaya romanticismo, encuentra cínicas maneras para probar que por más que el amor apeste, lo que está destinado a ser está destinado a ser.
Cuatro patrullas policiales bajan por la carretera principal del vecindario. Fueron llamadas por Roxanne y su gente para incriminar a Darvid, pero ¡sorpresa! Ahora con evidencias y una Roxanne inconsciente, podrán probar que son inocentes.
Tee, Tae, salen de la casa jadeantes y se congelan al mirar cómo Job ha hecho del bello jardín una piscina de sangre pues atropelló a los guardaespaldas.
—¡Con mis estudiantes no se meten! — Celebra en honor a Tee, desde una ventana.
Los chicos ríen viendo a ese loco profesor joven cantar victoria desde el interior del auto (cabe decir que el auto ha sido estacionado en diagonal bloqueando la entrada ). —¡Dire que fue Defensa Personal!
—Dios.— Ríen aliviados los chicos.
—¿Estás bien? — Tee pregunta.
—Podría estar mejor. ¿Y tu?
—Preguntame después.
—Lo haré. — Accede Darvid y ambos se abrazan agotados. Las patrullas deteniéndose en fila afuera del hogar. Pero ellos se están abrazando súper anhelosos. Meneandose de lado a lado un poco, incluso.
𝙋𝙖𝙧𝙖 𝙘𝙪𝙖𝙣𝙙𝙤 llegaron a la casa de Darvid, Tee fue el primero en entrar y ser recibido por sus progenitores abrazandolo.
Rachel se levanta de la mesa esperanzada y su sonrisa incrementa cuando ve a su hermano entrar por la puerta. Se abrazan como familia que son. Apretandose con todo el amor del mundo. Ella manteniendo las rodillas agachadas y los piecitos contra su propia retaguardia. Celebrando de tenerlo cerca al fin.
James sonrie a pesar de no ser parte de la familia. Aún así se alegra por Rachel, levantándose para saludar a Tae cuando los hermanos dejan de abrazarse.
Y la reunión “familiar” va más que bien.
Roxanne finalmente ira al lugar donde pertenece: la prisión.
*N/A: ¡Awss!! Ya el otro es la final😘😘, ¿Qué les pareció Job psicopatita? Jajaja y Tee salvando a Tae + diciéndole que no lo dejara ir ¡AHHHHHHH!! Espero les guste❤*
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