12── 𝘈𝘲𝘶𝘢𝘳𝘪𝘶𝘮

《¿A ELLOS AHORA QUÉ LES PASA?》

MAYORMENTE CASI TODOS LOS ESTUDIANTES de la clase 1–C son los primeros en salir del aula como si fueran animales desesperados y enjaulados. Esta vez no fue el caso, cosa que extrañó al maestro guía; Snipe observa como tanto los chicos como las chicas rodearon al canadiense, llenándole de preguntas tras preguntas que no es capaz entender ninguna por la cantidad de voces que hablaban y gritaban.

《Maldición.》

A diferencia de Hitoshi Shinso en esta situación, pues a este paso iba ser asfixiado por sus compañeros, quienes no se callaban en ningún momento, sabe por la razón por la cual estaban tam preguntones, respecto que observaron la escena de su amigo y uno de los chicos de la clase 1–A. Pero seriamente estaba al punto de usar su quirk para silenciarlos a todos ellos. Si, no son malas personas, no obstante su curiosidad a veces pasa a lo extremo y es molesto.

Cuando estaba al punto de realizar una pregunta alcanza ver como Levi Anderson, quien ignoraba a todos olímpicamente, con una increíble velocidad ya se estaba moviendo lejos de los demás gracias a su tabla de patinaje y no sabia si quería llegar pronto al apartamento o estaba hartandose del resto, porque ni siquiera se puso un casco por si caía.

—¡Levi, espera!

—¡Anderson, debes usar un casco por lo menos!

—¡Te puedes romper la cabeza!

Nuestro protagonista hace caso omiso al bullicio, realizando un salto con su preciada patineta junto a una pequeña maniobra para subirse encima de la barandilla, descendiendo con rápidez mientras mantenían el equilibrio hasta llegar al final de la escalera y realizar otro salto, teniendo cuidado de no chocar contra nadie, incluso no pensó en detenerse al pasar lado de la enfermería. Solamente gesticuló con uno de sus brazos para que su abuela alcanzara ver su despedida, quería llegar pronto al apartamento y encerrarse en su habitación.

Le tomó unos cinco o más minutos al llegar al apartamento, de hecho, estos estaban más cerca de la academia. Asi que saca la llave de copia, abre la cerradura, al hacerlo se adentra para cerrarlo con llave, por si acaso. Con el elevador sube al segundo piso donde estaban las habitaciones de los varones, la cual su dormitorio es uno de los que se encontraba más cerca, asi que solamente entró a esta, cerrando la entrada a su cuarto antes de lanzarse directamente al colchón de cara, no sin antes de dejar caer su mochila y su patineta al piso, ni siquiera le tomó importancia el rebote que tuvo al realizar ese movimiento.

Solamente se dejó hundir en su cama sin ganas de cambiar de prenda para estar más cómodo entre tanto cerraba sus párpados, dejando salir un profundo suspiro cargado de frustración que ni él mismo sabe el porqué, de todas maneras iba a salir con el chico que le gusta.

Aunque hubiera querido que este no pensara que sea una salida de amigos, sino de algo más.

《¿Por qué me pongo así? Ni siquiera sabe que estoy enamorado de él, ¿pero acaso no son tan obvio? Ah, verdad. Que no debo asustarlo.》

Y mientras nuestro canadiense estaba sufriendo una crisis existencial hasta quedarse dormido, minutos antes, nuestro otro protagonista; Kirishima Eijiro estaba con una sonrisa plasmada en su rostro. No era algo de extrañar de él, pues siempre estaba feliz o mostrando sus afiladas perlas a todo el mundo, aunque entre nos sabemos que estaba tan sonriente con su supuesta salida y de hecho estaba más hablador de lo que ya es. El resto de sus compañeros no le tomaron importancia, pues le es normal ver asi al pelirrojo y los amigos de él saben que es por el canadiense ya que horas antes él les había avisado que iba a decirle a Levi de su nota.

Claro, Kirishima no notó cuando Kaminari rodeó su brazo sobre su hombro, interrogandole con una sonrisa pícara de porqué tan alegre y Sero codeandole, también lanzándole miradas y sonrisas pícaras. No es consciente que su mentira de que: "Estoy así, porque aprobé las pruebas." ya no es válida, porque ellos saben la razón. Al llegar todos juntos al apartamento, fue directamente a su habitación mientras pensaba si salir a montar patineta el domingo con Anderson como hacían últimamente.

Pensaba en decidir eso después cuando estaba al punto de llamar a sus padres hasta que unos toques en su puerta hace que sus acciones sean interrumpidas. Se trataba más y menos de Megumi, quien había tocado la puerta y estaba, esperándolo afuera con su habitual sonrisa en su rostro.

—¿Puedo pasar?

—Si, si adelante.—Apaga la pantalla, viendo como la contraria se adentra, mirando a su alrededor como sino hubiera entrado nunca a su habitación.

—Sé que Aizawa te contó la verdad de mí.—Comenta ella, cerrando la puerta detrás suyo.

—No del todo.

—Lo justo, Kirishima.—Contesta ella con seriedad.—No puedo contarte todo, inclus-

—Lo entiendo, Meg.—La nombrada lo mira perpreja, un tanto incrédula de que este lo esté viendo con una pequeña sonrisa formado en sus labios.

—¿E-En serio?—Le cuestiona algo insegura.

—Si, pero también quisiera saber toda la verdad, aunque tampoco te obligaré que me lo digas.—Un profundo exhalación sale de la pelinegra, quien se sienta al lado del pelirrojo, aliviada.

—Uff que bien. Me evitastes que hiciera un discurso estúpido y cursi.—Forma una mueca de asco antes de acostarse en el colchón, ya teniendo una sonrisa en su rostro.

—Ahora que lo pienso, no creo-

Unas piernas atacan toscamente el costado de su cintura haciéndolo reír y gira a verla cuando ella deja de golpearlo. De repente vuelve a sentarse, rodeando su brazo sobre los hombros del pelirrojo.

—Dejemos de hablar de mí.

《Ni siquiera me dejó preguntarle. Aunque comprendo porque no quiere hacerlo.》

—Cuéntame que fue lo que pasó después de que me desmayara en la casa de tú novio.

—No es mi novio.—Este suspira, negando con la cabeza mientras formaba una leve sonrisa, reflejando nervios al simplemente de pensar sobre el canadiense y sus menos posibilidades de que fuera su novio.

—Anda, ¡cuéntame!—Lo zarandea por los hombros, formando una mueva exageradamente dramática

—Bien, bien.—Megumi dejó de sacudirlo, volviendo sonreir de oreja a oreja.—Esto...Aizawa nos explicó algunas verdades tuyas.—Un "Sigue" sale de ella.—Nos quedamos en el comedor y nos quedamos dormidos. De hecho, Recorvey Girl y la mamá de Lev me dijeron que te desmayastes de nuevo porque te afectó el quirk de Recorvey Girl.

—Ah, eso. No.—Hace una gesticulación con su mano zurda, en negación.—Fingí desmayarme para que la oruga no los despierte.

—¿En serio?—Ella asiente, ensachando su sonrisa.—¿Aizawa–sensei, no se dió cuenta?

—Al principio no, hasta que siguió en el aire y mis impulsos de querer liberarme de sus brazos para poder sentir la adrenalina de caer, como si estuviera volando.—Kirishima lo mira preocupado.

—¿Qu...

—Lo curioso es que a esas alturas que estaba, si la oruga gruñona hubiera hecho el favor de soltarme no hubiera morido por una catastrófica caída de la nada o hubiera matado a alguien que pasaba por casualidad, sino que tú cerebro te provoca un infarto antes que sientas el impacto. Casi todos los casos de esos tipos de muertes se clasifican por caída, pero a veces es po-

—Está bien, no hablemos más de muertes, por favor.—Ella usa su mano zurda para cubrirse la boca, entornando su único ojo.

—Mil disculpas.—Su voz se escucha un poco más bajo debido que aún la sigue cubriendo.—¿Qué decías?

—Bueno...Nos despertamos y fuimos a dormir en su habitación.

—Atrevido.—Eijiro siente sus mejillas calentarse mientras la contraria le da un golpe amistoso en su hombro.—Con razón al día siguiente estaban los dos despeinados y los uniformes todos arrugados.

—No hicimos nada, sólo dormimos y se nos olvidó cambiarnos.—La pelinegra lo sigue mirando de manera pícara, alzando y bajando sus cejas.—Ya, no me mires asi. Sabes que nunca le haría algo de esa manera a Levi.

—Si, lo sé. Eres muy caballeroso para eso.

—Exacto.—Megumi pone el ojo en blanco, sonriendo divertida.—Aunque, bueno, me sorprendió que me estaba viendo mientras dormía.—La chica a su lado suelta un chillido de emoción.—Y...Y...Se pu-puso a jugar con mi mano.—Siente como cinco sacudidas por parte de la adversa.—Tocó mi cicatriz que tengo en mi rostro.

Su mano viaja a su rostro, recordando el tacto suave que desprendía frialdad del canadiense al tocar su piel y sin poder evitarlo recuerda sus dos casi primeros besos, poniéndolo más nervioso.

—Él...Él...

Megumi arquea una ceja, curiosa al ver como su amigo poco a poco su cara ya parecía el color de su pelo mientras repetía "Él." dándole entender que no fueron simples toqueteos de manos y caras.

—¿Él qué, Tiburoncín?

El apodado la mira de reojo, rascándose la parte trasera de su cuello, muy avergonzado entre tanto inclina ligeramente su torso hacia el lado opuesto de la adversa antes de soltarlo:

—Él intentó besarme.

Megumi literalmente se puso a dar un grito, asustandolo y sin pensarlo mucho él posiciona con cuidado de no ser brusco su mano sobre la boca de ella para amortiguar su grito.

—¡Megumi! ¡Ay!—Separa rápidamente su mano al sentir una pequeña mordida en la palma.

—Perdóname, caballero. Me emocioné.—La fémina se lame los labios en sí y el contrario sacude la mano mordida, limpiándose discretamente en su pierna.—Adivinaré, no pudieron besarse, porque alguien los interrumpió.

—Bueno, no cr-

—Si tú solamente dices algo...—El dedo índice de la fémina lo apunta mientras su sonrisa se tornaba amenazante.—...como "No creo." u otro argumento para decir que te estabas imaginando cosas, la golpiza que te daré hará que te abra los ojos...—Mueve su único ojo a otro lado.—O la cabeza.—Gesticula con sus brazos.—Tú eliges.

—No serias capaz...—Megumi reitera su mirada sobre él, siguiendo con esa sonrisa entre tanto se queda en silencio.—¿Verdad?

—Claro que no te voy abrir la cabeza, sino, ¿cómo se acabaría mi novela? Además de que no eres el único, tengo unas cuantos que debo ayudarlos también.

—¿Qué-

—Además eres mi amigo y el más bello, y adorable. No podría —El dedo índice y anular pellizca su mejilla.—Entonces por eso estabas tan rojito ese día.

—Bueno...—Deja de sentir el pellizco en su mejilla.

De solo recordar sus suaves labios posicionarse tan cerca y a la vez tan lejos de los suyos hizo que su cara enrojeciera a tal punto que sentía sus orejas, y su cuello arder.

—A este paso vas a explotar, ¡tranquilízate!—La pelinegra lo vuelve a sacudir, esta vez unas repetidas veces para poder calmarlo.—Ese canadiense te pone nervioso, incluso si su presencia no está cerca, eh.—Se burla.

—Él...Él ca-casi me-me besa-sa en lo-los la-la-bi-bi-bios.—Fartulla, tartamudeando con nerviosismo y recibe un zape en su nuca, haciendo que por inercia mueva sus manos a su nuca.

—Habla bien.—Este asiente con la cabeza, inhalando y exhalando para poder calmarse.

Al estar más o menos tranquilo y no tan nervioso, decide decirlo de nuevo.

—Yo traté de decir que él...—Cierra sus párpados con fuerza al recordar de nuevo la sensación, alzando su diestra a la altura de un costado de su boca y con sus áspero tacto se toca las comisuras de sus labios.—Él casi me besa de nuevo.

—Y me dices que no lograstes voltearlo, ¡esos cien mil dólares ya son míos!—Celebra la chica, frotando sus manos.

Ella sabe de antemano que Kirishima no puede darle esa cantidad de dinero, lo puede hacer quizá cuando se convierta en un pro héroe.

—No...—Ella lo mira, arqueando su ceja.—Sólo digo que...

—Ya lo tienes ahí.

—¡No!

—¡Si!—Antes que él pueda decir algo más, ella se adelanta.—¿No me vas a contar lo que paso hoy con él? Porque regresaste más feliz que la propia lombriz que dice ser feliz.

—¿Qué?—Forma una mueca confusa por eso último.

—No me hagas caso.—Hace un ademán con su mano restandole importancia.

—Ah, si.—De alguna manera logró tranquilizarse más, viéndola ahora con una amplia sonrisa entre tanto sus nudillos chocan entre sí.—Me ha invitado a salir como un descanso de las pruebas.

—Ah~ una cita.—Dice juguetona.

—No, es una salida de amigos.

—¿A dónde planea llevarte?—Le pregunta, ignorando lo que dijo.

—No lo sé. Le dije que podríamos hablarlo en el chat.—Explica.—Le quería proponer al parque donde siempre vamos para montar patineta.—Recibe otro zape en su nuca.—¿Y eso por qué fue?—Frota la zona golpeada con su diestra.

—Hombre, no.—Niega la adversa, gesticulando con sus brazos.—El pobre se dispuso a ayudarte en una asignatura, te invita a una cita-

—Que no es una ci...—Un dedo índice colocarse sobre sus labios lo interrumpen.

—¿Para que? Para llevarlo al mismo lugar. Por favor, Tiburoncín.—El aludido baja su mirada, tocandose la barbilla, pensativo.—Eso no es muy varonil de tú parte.

—Si...Tienes algo de razón.

《¿Dónde podríamos ir?》

—Pero...

La voz de la chica a su lado alargando la "o" lo saca de sus pensamientos, viendola por la esquina del ojo. Megumi habia rodeado su brazo sobre sus hombros, una vez más mientras su otra mano se metía en bolsillo de su pantalón a su vez formaba una sonrisa de lado.

—Tienes suerte de tener una amiga tan lista, increíblemente guapa, única en su especie e inigualable que te va ayudar con mucho gusto.

Antes que él preguntara, ella saca algo de su bolsillo, agitando dos folletos antes de extenderlos a su dirección para que los tomara. El pelirrojo los sujeta entre sus dedos, observando con un atisbo de curiosidad de que se trataba esos folletos, hasta fijarse bien, en cuestión de segundos alza sus cejas entre tanto sus labios se separan un poco, sorprendido al ver que se trataba de folletos de entrada de un acuario.

—¿Meg, cómo fue que conseguist-

—Shhhh.—La chica lo interrumpe, colocando su dedo índice sobre los labios de él, nuevamente.—Un mago nunca revela sus secretos.—Un "Pero" sale de él.—Nada de peros. Sólo invita al chico canadiense.

Ni le dió tiempo a decir algo, porque Megumi se levanta de la cama y sale de la habitación del chico. Este se pasa su mano libre por el cuello, observando pensativo los dos folletos. Por otra parte, con nuestro otro protagonista. El peli-celeste percibe el sonido de unos toques en la puerta, forma un ruido ahogado debido que aún no despega su boca sobre el colchón.

—Levi, soy yo, Shinso.—Al otro lado de la puerta, escucha al nombrado, provocando que despegara un poco si rostro de la cama.—¿Puedo pasar?

—No.

Anderson permanece inmóvil como anteriormente estaba, a excepción de que sus ojos se tornan en blancos, debido que su amigo usó su quirk en él. El de cabello índigo abre la puerta, dejando ver que usaba ropa casual, dando entender que hace minutos tanto él como los demás habían llegado al apartamento y cuando la cierra detrás suyos deja usar su poder, viendo con su característica mirada seria y cansada al canadiense, quien lo voltea a ver con un atisbo de perplejidad.

—¿Acabas de usar tú quirk en mí?

—Sino lo hubiera hecho, no me dejarías entrar.

Levi vuelve a su posición anterior, inhalando y exhalando profundamente, entre tanto Shinso se acerca al adverso, tomando asiento en el borde de la cama, justo al lado de las piernas que sobresalían del más alto, mirando su espalda.

—Porque presiento que estas así por aquel chico.—El canadiense mueve su cabeza a otro lado para poder hablarle correctamente.—En la hora del almuerzo saliste del aula bien contento y regresaste como decepcionado. ¿Qué pasó?

Este iba hablar y cierra sus labios, presionandolos entre sí mientras miraba a su amigo con los ojos entornados. Hitoshi pone los ojos en blanco por la mirada de desconfianza que le lanzaba el adverso.

—No usaré mí quirk.

—No te lo iba a contar de todas maneras, es vergonzoso.—Replica mirando un punto fijo inexistente de la cobija.

—¿Seguro?

—Si.—Otra vez Levi fue lavado en el cerebro.

—Cuéntame la verdad.

—Lo propuse salir para que descansaramos del estrés de las pruebas, sobre todo para él.—De manera automática responde el chico.—Pero me dijo que como "una salida de amigos" y me decepcioné, porque lo estaba invitando a salir como una cita, pero no dije nada porque se que, como tú me dijistes él tiene miedo de lo que piensen los demás sobre su orientación sexual. Aunque es tonto porque no somos nada, ¡pero también quería que se diera cuenta que lo estaba invitando a salir y como amigos!

—Suficiente.

El canadiense vuelve en si, parpadea unas repetidas veces antes de reincorporarse en la cama con ayuda de sus brazos para terminar arrodillado, acto seguido agarra una de sus almohadas y en un rápido movimiento ataca tanto la espalda como la cabeza de su amigo, quien usa sus brazos para defenderse de los golpes del adverso.

—¡Me dijistes que no ibas a usar tú quirk en mí! ¡Mentiroso, no podré confiar en tí de nuevo!

—¡Sino me decías como te sentías no podía ayudarte!—Replica dejando de sentir los almohadazos.

El chico deja de sentir los golpes, observando un enojado Levi acostándose boca arriba seguido de eso darle la espalda para abrazar su peluche de pokemon. Shinso deja salir un leve suspiro, bajando la guardia al notar que no iba a seguir recibiendo almohadazos.

—Perdóname.—Este no dice nada.—Aunque no deberías tener vergüenza en hablarme de esas cosas, soy tú amigo.—La diestra del adverso se estira en su dirección, haciendo que el ceño de este baje levemente, curioso.

—Talk to my hand. (Habla con mi mano.)

Hitoshi vuelve a tener su semblante serio, haciendo un lado la mano de este y antes de decir algo, ambos perciben un sonido de vibración en alta voz. Él sabe que no es el suyo, porque no lo tenía encima en esos momentos. Le da un vistazo a su amigo, quien no se movía y este no tuvo más que remedio de tomar la mochila que estaba en el piso, abrir un poco la cremallera de la segunda bolsa para sacar el celular perteneciente al dueño del dormitorio.

—¿Cuál es tú contraseña?

—Uno, dos, tres, tres, dos y uno.

—Que original.—Se burla del contrario, sin cambiar su habitual tono, observando con los ojos entornados que entre las bandejas de notificaciones se trataba de uno mensaje.—¿Quién es Sunset?

Al momento de soltar esa pregunta el canadiense rueda prácticamente en su dirección, no sin antes de lanzar la almohada en donde sea, pero no interviniendo en su camino, chocando contra la pierna del contrario, casi tumbandolo mientras se sentaba de manera abrupta y le quitaba el teléfono en sus manos para nada ansioso de querer saber que fue lo que le envió Kirishima.

¿𝖰𝗎𝗂𝖾́𝗋𝖾𝗌 𝗂𝗋 𝖺 𝗎𝗇 𝖠𝖼𝗎𝖺𝗋𝗂𝗈?

Al principio se sorprendió del mensaje de Kirishima, de hecho estaba muy seguro que iban a pasar un tiempo montando cada uno sobre sus tablas de patinaje como estaban haciendo antes cuando se estaban conociendo. Sin embargo, no se negó a la idea de aceptar esa salida, a pesar de haberse sorprendido un poco más que este ya tenía folletos para ir al acuario, ya que puede ser una oportunidad de ir como son esas instalaciones en Japón y también, claro, además para pasar más tiempo con el chico.

Ambos enamorados se pusieron de acuerdo que podrían ir a aquel acuario en el domingo y muy temprano para no regresar tan tarde a sus apartamentos. El sábado cuando nuestro pelirrojo terminó de bañarse luego de una mañana pesada al entrenar, estaba en su habitación poniéndose su ropa interior mientras pensaba en que ponerse hasta que su puerta se abre de manera abrupta, asustándolo y voltea su cuerpo bruscamente en dirección a la entrada del dormitorio dándose cuenta que el quien originó aquel sonido fue una Megumi estrujando con sólo su brazo zurdo el cuello de un rubio cenizo muy enojado.

—¿Qué está pasando?—Pese su murada cargada de confusión muestra una sonrisa.

Aunque un poco avergonzado de que la pelinegra lo viera en calzoncillos sabiendo que a él le gustan los hombres y ella nunca se iba a fijar de él con otros ojos. Sin embargo, no cree apropiado estar semidesnudo frente a una chica, así que toma rápidamente una toalla, rodeándola en su cadera, la cual le cubre también las piernas.

—¡Sueltame, loca!—La aludida obedece su mandato, no sin antes de empujarlo hacia delante.

Automáticamente se agacha esquivando una explosión de Bakugo que fue un milagro que no se rompiera nada y al ver que no le iba hacer nada, acto seguido vuelve a su postura anterior para cerrar la puerta, viendo a ambos chicos con su habitual sonrisa.

—Venimos para ayudarte con el vestuario para tú cita de mañana.—Contesta y Eijiro forma un puchero en sus labios.

—No-No es una cita.—No obstante ninguno de sus mejores amigos le hicieron caso.

—¡¿Venimos?!—Cuestiona el otro, observando con sumo enojo a la pelinegra, quien le lanza una mirada fingida de inocencia.—¡Me obligastes a venir hasta aquí!

—Y no saldremos de aquí hasta que ayudes. Prácticamente eres hijo de dos diseñadores de moda, debes saber mucho de vestirse a la moda.—Se encoge de hombros, inclinando su cabeza a un lado.—O casualmente una cita que tendrá nuestro Tiburoncín en el acuario.

Molesto Katsuki suelta un chasquido en la lengua yendo directamente al armario del pelirrojo, para buscarle algunas prendas de ropa y que la adversa lo deje en paz de una vez. En el fondo sabemos que quiere ayudar a su amigo, muy en el fondo.

—A ver que tienes aquí, pelos de incendio.

Mientras el tal pelos de incendio sin saber que decir en esta situación toma un asiento sobre el borde de su cama entre tanto observaba los movimientos del rubio cenizo hasta sentir como justo a su lado se hunde un poco y al comprobar de reojo de que se trataba de Megumi, empieza a hablar.

—No es necesario que hagan esto, en serio.

—Somos amigos, es claro que te vamos ayudar.

—¡Ustedes se pondrán ayudar, pero sólo te estoy ayudando porque la muy maldita me obligó!—Los dos miran al rubio, quien vuelve su atención a las prendas que poseía el dueño del dormitorio.—No sé crean cosas, extras.

—Está bien, Bakubro.

—Está bien, Kats.

Dicen los dos al mismo tiempo con tontas sonrisas para la perspectiva del rubio que suelta un gruñido de fastidio, reiterando su mirada a la ropa del pelirrojo.

—Búscale algo que haga babear al chico cuando vea a Kiri.—Megumi abraza por encima de los hombros al aludido, quien se avergüenza por las palabras de ella.

—¡Megumi, ya basta!—Usando su diestra se cubre su rostro enrojecido mientras la contraria la sacudía de un lado a otro, siguiendo burlándose de él.

A diferencia de la situación del pelirrojo, fue por la noche que Levi se había empezado a preocuparse de como iba a vestirse para la salida. Hitoshi Shinso estaba sentado en el borde de la cama, viendo al canadiense caminar un lado y otro sin saber que ponerse.

—No se para que te complicas, si es una salida.

—No...—Iba a negarse, queriendo decir algo como: "No es una salida cualquiera, es una cita." Hasta que se acuerda que el chico que le gusta le dijo inocentemente que sería una salida de amigos y se le pasa.—Si, tienes razón.

Desanimado y de manera dramática sus hombros decaen, decepcionado y por lo tanto el de cabello índigo lo mira con su expresión habitualmente cargado de seriedad como su amigo baja su cabeza como un cachorro triste entre tanto un aura lo rodeaba. Pero realmente no sabe que hacer, pues nunca ha estado en este tipo de situación, mucho menos con su amiga de la infancia ya que ninguno de los dos se ha enamorado de alguien.

Bueno, ella de él, no obstante él no. Eso es otra historia.

《Ese chico lo volvió más sentimental.》

—Tampoco pienses tanto en eso.—Anderson lo voltea a ver, arrugando un poco la punta de su nariz. Ahora no sabe si compararlo como un perro o como un conejo.—Además te gusta, ¿no? Y él le gustas tú, deberías nada más dejar que todo se fluya y si termina como una verdadera salida de amigos, pues tendrás otra oportunidad.

—Pero yo no quiero que sea una salida de amigos, quiero que sea una cita como estaba planeando.—Shinso coloca su mano en su cara, negando con esta.—Y tampoco sé si podría aguantar más.

—Solamente busca algo casual para ir.

Levi vuelve a su semblante neutral, moviendo sus ojos aguamarina en dirección a su armario. Se queda mirándolo durante unos segundos hasta sacar un pantalón de color negro sabiendo que aquel color pega con todo, sin embargo cuando se dispuso a buscar una remera o algo acompañado con una prenda de cuello largo se detiene a mirar un abrigo de color rojo. Frunce ligeramente su ceño, tomando la prenda y extendiendo esta a la altura de su rostro sin tener un recuerdo de haber tenido un abrigo sin mangas con un tiburón.

—¿Ya sabes que elegir?

La voz de su amigo preguntarle hizo que el adverso dejara de intentar recordar algo relacionado al abrigo.

—Si.

El esperado domingo llegó; Kirishima Eijiro ya le había pedido permiso a sus maestros, prometiendoles, principalmente a su guía que iba a regresar en la tarde y no de noche. Su manos un tanto sudorosas debido a los nervios no paraban de tocarse los pinchos de su cabello o de acomodarse la ropa que tenía puesta, la cual fue elegida por el rubio cenizo; Una camisa de color azul pálido y un pantalón de mezclilla de color blanco, por último unas suelas que combinarán con la prenda inferior.

De hecho, ni siquiera sabía que tenía esas prendas hasta que se los lanzó la cara ese día, al fín y al cabo Megumi no dejó de ser insistente hasta buscarle algo semi-formal. A causa de eso, sus compañeros lo estuvieron abucheando de porque estaba tan formal para esa salida, haciéndole preguntas de quien era la persona afortunada, el cual se le hizo raro que sus amigos no hayan preguntado una "ella", aunque no le tomó tanta importancia debido lo avergonzado que estaba. Así que estaba afuera del apartamento, escondido detrás de un muro de arbustos mientras se ponía pensar para matar el tiempo.

《¿No le parecerá extraño que me vea así? E-Espero que no.》

Una quincena vez revisa por la esquina del ojo si ya había llegado el canadiense, efectivamente apareció Levi Anderson en su campo de vista, caminando en su dirección con una expresión neutral hasta que alza su vista de sus pies y eleva las comisuras de sus labios, formando una sonrisa de boca cerrada entre tanto apresuraba sus pasos, viéndolo con los ojos entornados, como si su mirada estuviera sonriendo.

《Sabía que Megumi exageró con ponerme algo formal.》

Nervioso le da una rápida mirada al chico que se aproximaba a él, estaba vestido con un abrigo rojo sin mangas dejando el descubierto sus brazos con la capucha puesta, una mochila negra de una rienda, colgando en su hombro derecho y descansando a un costado contrario de su cintura, unos pantalones oscuros y finalmente unos tenis del mismo color que la primera prenda. Sin embargo, esta le parecía muy familiar.

—¿Ese es mi abrigo?

—¿Huh?

Levi se detiene justo un metro de distancia de Eijiro, con los brazos extendidos y formando una mueca de confusión mientras sus manos tocan la prenda mencionada, ahora teniendo sentido de que el abrigo no le haya parecido aparentemente familiar entre sus prendas.

—Entonces era tuyo.—Replica.—Se me había olvidado de que te la tenía que devolver.

—No importa, amigo. A mi se me había olvidado que te la presté.—El otro le resta importancia, teniendo la mirada atenta del chico sobre él. El pelirrojo desvía su mirada a otro lado, formando entre una nerviosa y tímida sonrisa.—Además...Te queda mu- bien.

—¿En serio?

Desde que se acercó al chico de dientes de tiburón, analizando su ropa, la cual estaba un poco formal y cuando se estaba acercando al contrario para saludarlo habitualmente se empezó a cuestionar si debió haberse vestido más presentable. Aunque no tendría sentido en vestirse elegantemente en una salida de amigos, a lo mejor el otro le gustaba verse bien y de todas maneras se vería bien, incluso vestido con un saco de basura, sería tan reluciente.

Diablos, el amor es verdaderamente ciego para hacer que creas que el te se gusta se ve tan malditamente con un saco de basura.

—Si, esos bra-

Kirishima se obligó apartar la mirada de los brazos ajenos, los cuales al ser pálidos y al estar expuestos resaltaban bajo la luz del sol. Casi se rompe la boca cuando su puño se estampa contra su boca para que no soltara nada desubicado o algo que pudiera incomodar al chico. No sintiéndose muy caballeroso de su parte.

—Digo, te ves bien genial, Lev.

—Tú tampoco te ves mal, Eijiro.

《¡Dios, dijo mi nombre! ¡Acaba de decir mi nombre!》

El corazón del nombrado da un vuelco de alegría, sorprendiendose un poco de lo jodidamente bien que sonó su nombre al salir en los labios de Anderson que lo miraba con una suave sonrisa de boca cerrada entre tanto un brillo resaltaba en sus ojos aguamarina, provocando que el ritmo cardíaco aumentara. Sin poder sostenerle la mirada por más tiempo, mueve sus ojos rojizos nuevamente a otro lado y se aclaraba la garganta, de nuevo para calmarse.

—Bueno, esto...—Lo mira de reojo, rascándose una de sus mejillas, las cuales por cierto no tardaron de enrojecer debido que el contrario pronunció su nombre.—Supongo que al acuario, ¿no?

—Oh, si...—Suelta distraído el peli-celeste, alzando su diestra a su rostro, jugueteando con su pelo y cuando el otro se mueve, este se coloca a su lado.—¡Verdad! Traje esto...Espero que no se haya estropeado.

Eijiro mira por la esquina del ojo como Levi saca de su mochila un pozuelo, el cual abre y seguido de eso le extiende su brazo derecho. El primero le da una rápida mirada al interior del objeto mencionado, observando que se trataba de un par de sándwiches.

—¿Acaso preparastes esto?—El canadiense asiente con la cabeza.

—Cuando me dijistes que no comiera mucho por la mañana para no demorarnos, preparé estos sándwiches para los dos.—Explica.—El derecho es el tuyo, está hecho de carne con algo de lechuga y queso.

—Gracias, amigo.

《¡Es tan increíble, tan lindo y tan masculino!》

Es lo que pensaba el pelirrojo mientras comía al parecer el delicioso sándwich hecho nada más para él, debido que al final en cuenta estaba muy hambriento y por los nervios solamente bebió agua como desayuno entre tanto el de cabello celeste guarda el pozuelo de vuelta al interior de la mochila a la vez que su mano zurda sujetaba su sándwich, el cual era la típica nada más. Al menos valió la pena soportar a algunos de sus compañeros de aula por la mañana para prepararle algo de comer al otro. Aunque conociéndose sabría que tomar jugo y comerse dos panes con lechuga, tomate, algo de carne y queso no lo llenaría del todo.

Como ninguno planeó pasar el trayecto con sus tablas de patinaje, estuvieron caminando durante un lapso de minutos, concentrados en comer sus sándwiches hasta que se lo terminaron al detenerse en una parada de autobuses donde ambos se sentaron en completo silencio, pues los dos estaban nerviosos y no sabían de que hablar exactamente.

Mientras Levi estaba entre quejándose internamente del hambre, miraba de reojo la mano del pelirrojo, un tanto ansioso de entrelazar sus dedos con los de él, queriendo volver a sentir su áspero contacto y a la vez tan cálido. En cambio Eijiro estaba regañándose internamente de no haber sido insistente de que sus mejores amigos lo hayan vestido medio formal hasta que percibe el sonido de un autobús y se levanta, asustando al canadiense por su repentino movimiento, pues estaba al punto de tomar su mano.

Los dos suben al interior del medio de transporte, cuando el más alto iba a pagar, un peso en su hombro derecho hizo que mirase por la esquina del ojo, viendo al más bajito sonreírle.

—No te preocupes, Lev, déjame pagar el viaje.

—Pero yo te invit-

—No importa, te lo debo por los estudios.—Le interrumpe, sin prestarle atención a sus palabras a su vez sacaba su billetera del pantalón mientras ensanchaba su sonrisa.

Estaba al punto de abrir el objeto mencionado para pagar el viaje, sin embargo una fría mano sujetar su muñeca lo detiene, volteando a ver con sorpresa al contrario, quien con un semblante neutro usa su otra mano para sacar dinero en el interior de su mochila y entregárselo al chófer, antes de moverse dice un "Tenga."

—Le-Levi.—Tartamudea el nombre del adverso que al moverse por el pasillo no suelta su muñeca, obligandolo a que camine también mientras sentía como el medio de transporte se movía nuevamente.

El nombrado lo voltea a ver durante unos segundos, se fija en sus manos y el chico de dientes afilados creyó que lo iba a soltar, no obstante la perplejidad aparece en su mirada cuando este adentra su extremidad junto con la suya en el interior de uno de los bolsillos del abrigo entre tanto comenzaba a caminar de nuevo para que los demás pasajeros puedan avanzar. Mientras tanto el pelirrojo le dió un mini infarto por la acción de este, ni siquiera supo que decir cuando ambos se detuvieron, notando que todos los asientos estaban ocupados y se dispusieron a sujetarse por los tubos delante de una de las puertas del ómnibus.

Cuando Eijiro ya iba a decirle que no era necesario seguir sujetandolo, sus palabras se quedan atascadas en su garganta al sentir como los largos y suaves dedos del ajeno suavizan su agarre, creyendo que esta vez si lo iba a soltar sin necesidad de que dijera algo, no obstante estas se deslizaron con suavidad a su muñeca, ascendiendo lentamente a la palma áspera de su mano hasta terminar entrelazarlos con los suyos provocando que el ritmo cardíaco aumentara por el contraste frío que desprendía bajo su contacto físico, el cual por la impresión apretó el agarre.

El canadiense discretamente usa su otra mano para sujetar el borde de la capucha y mientras giraba su cabeza a otro lado para evitar que el otro viera sus mejillas enrojecidas, tira hacia abajo la tela para esconder su aborchonado rostro, reiterando su mano al tubo de arriba entre tanto la que tenia ocupada, se mantenía firme con la mano zurda del pelirrojo, el cual parece estar tan tenso como él, deduce que puede ser porque ambos estaban nerviosos.

Por otro lado, el japonés no sabe como esconder su rostro enrojecido, sus ojos rojizos miraban un punto fijo inexistente en el autobús, sentía pánico porque estaban rodeado de personas y estaba imaginando las miradas juzgandolos hasta que siente como las manos del más alto le dan una suave caricia haciendo que volteé a verlo, notando que el adverso tenía la cabeza girada a otro lado y luego mira a su alrededor, notando que ningún pasajero lo estaba viendo y solamente se lo estaba imaginando todo en su cabeza.

《Tranquilízate, Eijiro. Nadie estaba mirando, solamente tranquilizate.》

Sino hubiera sido porque los dos estuvieran tan nervioso al tener sus manos agarradas, ocultadas bajo la vista de algunas personas, al menos Kirishima hubiera pensado en formar una conversación para hacer el trayecto más corto de lo que está haciendo, sabiendo que entre los dos es el más hablador. No obstante, los nervios y la timidez le ganaron la jugada, permaneciendo en silencio y su cara aparentemente haciendo una competencia contra su cabello teñido. Anderson, bueno, no se fijó en aquello, ni mucho menos si el otro estuvo callado, estaba más concentrado en disfrutar su compañía, a pesar que aún no estaban en el acuario, por ahora, aunque no lo parezca por su expresión, el cual aún estaba algo enrojecido, estaba emocionado de solamente tener su mano agarrando de nuevo con la del adverso.

Ni siquiera se dió cuenta de que ya se pasaron algunas paradas.

—Ya bajemos, Levi.

El nombrado voltea a observar al chico a su lado, teniendo que bajar levemente su barbilla para poder verlo, este jala un poco su mano haciendo que de un paso hacia delante y luego se fija al frente notando que la puerta estaba abierta. Los dos bajan, escuchando como el medio de transporte se alejaban mientras sentían de nuevo la sensación cálida que proporcionaba los rayos del sol sobre sus cabezas hasta sus pies, siguiendo caminando en dirección a aquel acuario y aún con sus manos agarradas una a la otra, metidas en el interior del bolsillo del abrigo perteneciente a Eijiro (De Levi).

El pelirrojo sabiendo lo distraído que es el otro, se encargaba de guiar el camino y a la vez intentaba no prestar mucho atención a las personas, por inercia se pega más al canadiense con el fin que no sea tan notorio que andan tomados de la mano, aunque se pone nervioso por la cercanía que el mismo acortó. En cambio el peliceleste, quien ni siquiera estaba prestando atención a su alrededor se emociona más sin poder evitar formar una suave sonrisa de boca cerrada por la cercanía del adverso, creyendo que estaba con más confianza en apegarse a él y con ayuda de su pulgar caricia entre el dorso, y el dedo índice de este de arriba abajo, dentro de unos minutos siente como el áspero pulgar del contrario caricia el suyo.

《Hay que ir por aquí y luego acá para llegar...》

—Nos falta poco para llegar, Lev.—Menciona Kirishima después de un lapso de unos minutos sin hablar, memorizando los caminos en la pantalla de su móvil y también intentando calmarse debido el valor que tuvo al corresponderle la caricia al chico a su lado.

—De acuerdo.

Apenas que guarda su celular de vuelta al bolsillo de su pantalón al tener los caminos memorizados mentalmente sus pasos son detenidos abruptamente debido que el chico a su lado se había detenido de manera repentina,

—¿Qué pasa, Lev?—Pregunta al girar un poco su torso, queriendo saber la razón por la cual se detuvo el más alto. Se fija que él miraba a su derecha y rápidamente gira la suya a ese lado, notando que en la otra calle había un carrito de helados.—¿Quieres comer helado?

—Si.—Lo mira al instante con un semblante neutro, pese el brillo que apareció en sus ojos aguamarina.—¿Puedo?

—Eso no se pregunta.—El japonés forma una sonrisa enternecida, parecía un niño, a pesar de lo alto que era.—Tenemos tiempo.

Los dos cruzan la siguiente calle y agradecen internamente que no son tantos en la fila. Mientras avanzaban lentamente, Levi con su mano libre iba a sacar el dinero hasta que siente un ligero apretón en su otra mano, curioso mira a su derecha encontrándose con la mirada rojiza.

—Está vez déjame pagar.—Replica Eijiro, con una sonrisa ante la curiosa mirada del otro.

—No tiene sentido, yo te invité.—Aclara.—Yo debería pagar. Además soy nieto de Recorvey Girl y-

—¿Acaso me estás diciendo pobre?—El pelirrojo forma una mueca divertida y el peliceleste mira a otro lado, queriendo disimular su error hasta oír la risa del ajeno.—Además yo planeé a donde íbamos a ir y ya pagaste el viaje, así que me toca pagarte algo a tí, porque no sería muy varonil de mi parte no devolverte el favor.

—Pero-

—Venga, amigo.—Este le da una suave sonrisa de lado.—Déjame hacerlo.

—E-Esta bien.

Anderson no pudo resisitir más contra la mirada rojiza de Kirishima acompañado con esa fila de dientes afilados que podían formar una sonrisa tan linda que le transmitía una calidez en su pecho. Gira su cabeza a otro lado para que el otro no pueda alcanzar ver su sonrojo mientras para su desgracia tuvo que soltar la mano de este para que pueda comprarle el helado. Al instante su mano se siente fría, mentira, estaba exagerando, pero quería tener la mano del chico entrelazado con la suya durante largas hora.

—Siguiente.—Le vendedor mira a los dos jóvenes.—¿Qué quieren?

—Quisiera un helado de banana split, por favor.—Kirishima ya estaba sacando dinero en su billetera.

—¿Con vaso o cono?

—Cono.—Voltea a ver al canadiense, quien aún estaba tímido con lo de hace unos segundos.—¿Lev, de qué sabor lo quieres?

—De chocolate, vainilla y fresa.—Antes de que el hombre hable, este se adelanta.—Con cono, por favor.

El vendedor se apresura hacer los pedidos de los dos, diciendole lo que costaba los dos helados. El pelirrojo sin ningún problema le da el dinero correspondiente, unos minutos ya tenían los helados en cada mano. Le extiende el del peliceleste, quien al instante le brilla los ojos entre tanto estira su mano para sujetar el cono y comenzar a lamer las tres bolas, a diferencia del contrario que deja salir una risita entre divertido y enternecido por lo glotón que es el adverso.

—¿Está bueno?—Anderson asiente con la cabeza y el otro ensancha su sonrisa.—Me alegro. Aunque debemos terminarlo pronto, creo que en el acuario no se permite la comida.

《Nos falta un poco más para llegar allá.》

Lo empieza a imitar cuando nota como su helado poco a poco se derretía. Cruzan la calle, estando en la misma acera que estaban anteriormente para seguir con la caminata, esta vez comiendo algo más. Eijiro no es capaz de resistir ante el sabor, dándole mordiscos a su bola de helado hasta ya estar masticando el cono, finalmente terminandolo. Mira por la esquina de su ojo a Levi, quien aún seguía dándole pequeñas lamidas a los tres bolas de diferentes sabores.

《A él si le gusta disfrutar la comida.》

—Me ensucié la mano.—Se queja el pelirrojo al notar que se ensució un poco su mano dominante.

—Tengo toallas húmedas en mi mochila.—Le dice el peliceleste, teniendo sus labios manchados de vainilla, fresa u chocolate.—Cogelas.

—Gracias, amigo.—El chico de dientes afilados usa su mano zurda con el fin de no ensuciar nada perteneciente al chico que le gusta.

Acto seguido abre la cremallera y luego mete la mano en el interior, al ser del bolsillo grande no tarda en reconocer al instante la forma de las toallas húmedas. Es como si el canadiense hubiera metido todas sus cosas en una sola bolsa. Toma el paquete para sacarlo y de paso también una toalla húmeda, limpiándose la mano manchada y seguido del mismo paquete. Iba a guardar el objeto mencionado hasta mirar una vez más el rostro del más alto y una risa se escapa de su boca al notar restos de helado, acompañado de algunos pequeños trozos de helado tanto en sus labios como sus mejillas.

—¿Acaso eres un niño?—Se burla el pelirrojo y el peliceleste que ya termina de masticar lo mira sin entender mucho al estar en su mundo, inclinando ligeramente su cabeza a otro lado.—Ven aquí.

Levi aún confuso obedece al contrario, quien hace un gesto de que se inclinara y eso hace, encorva un poco su espalda y de repente siente como una especie de tela húmeda recorrer con suavidad acompañado de unos cuantos ligeros toquecitos en sus mejillas seguido de sus labios y apenas huele a suavizante deduce que puede ser sus toallas húmedas.

Aquel gesto del adverso le es muy similar a lo que hace su abuela cuando tiene la cara manchada, si embargo  la diferencia es que con la mujer de tercera edad se dispone a seguir comiendo y en este caso con el que le gusta se dispone a admirar en silencio las pequeñas facciones físicas del pelirrojo, aprovechando que estaba cerca de él.

A pesar que ya las había repasado muchas veces en aquella mañana que por poco lo besa, no se aburría de verlo.

—Listo.—Menciona este e insconcientemente el más alto forma una imperceptible mueca cuando el otro se aleja de él, arrugando la toalla y de paso la que usó también para hecharlo a una basura que estaba cerca.—Vamos, Lev.—El aludido emite un ruido en su garganta, un tanto fastidiado para estar caminando justamente al lado del otro.

No es de su agrado caminar mucho, o quizás se acostumbró a usar mucho su tabla de patinaje, pues es de utilidad para llegar a sitios más rápidos, aunque no sea a una velocidad tan alta como la de un carro o una bicicleta. Sin embargo, pese a su molestia, la sensación se desvanece de sólo fijar sus ojos aguamarina en la mano ajena queriendo tener de vuelta su áspero y cálido contacto envuelta en la suya. Ansioso y de manera discreta se acerca al contrario, chocando suavemente contra su brazo para chocar sus nudillos con las de él.

Eijiro mira de reojo la cara de Levi que al momento mira a otro lado, algo nervioso baja su mirada dándose cuenta de lo cerca que se encontraban y sus nudillos chocaban entre sí, mira al frente entre tanto tragaba saliva con cierta dificultad. Su insconciente le repetía que no lo hiciera, que habían personas y que se vería como un maldito raro, mientras en el fondo de su interior le pedía ansiosamente que sus dedos se entrelezaran con las del adverso. Sin embargo, el miedo le ganó y rápidamente sube su diestra a la parte trasera de su cuello, evitando su toque.

—Dime, Lev.—Discretamente queriendo esquivar cualquier incomodidad, finalmente puede hacer un tema de conversación.—¿Cómo te va en el trabajo?

—Ah...

El aludido que se quedó momentáneamente pérdido al ver como este apartaba la mano en su campo de vista y al alzar la vista, observando como el otro lo miraba de reojo con una nerviosa sonrisa y la cabeza inclinada ligeramente a un lado opuesto. Sus ojos aguamarina se fijan al frente, moviendo sus dedos de la mano zurda un tanto ansioso de haber querido sujetarle la mano al otro.

—Hace un tiempo que no trabajo.—Kirishima lo ve con sorpresa.

—¿En serio? ¿Por qué?

—Cuando nos transportaron a los apartamentos, mi maestro me dijo que debía de dejar de trabajar, debido que seria peligroso que se dieran cuenta que un estudiante de la Yuei estuviera afuera. Así que renuncié.—Explica.

—Con razón no te veo tan soñoliento como antes.—Este asiente con la cabeza, afirmando aquel hecho.

—Si, aunque unos ex–compañeros a veces me envían mensajes para que siga estudiando y además mi abuela me ayuda mucho, prácticamente ella es mi tutora.

《Tiene sentido, quiere ser un héroe de apoyo.》

—¿Y tú en cual entraste, Eijiro?

《No menciones mi nombre de nuevo o le dará algo a mi corazón.》

—Entré en la agencia de Fatgum.—Choca sus dos puños entre sí, formando una sonrisa.—Bueno, Amajiki–senpai fue el que me integró y ¡Es un sujeto genial!—Levi asiente con la cabeza, a pesar de no tener idea de quienes son lo que está pronunciando, deduce que el primero es un héroe profesional y el segundo un estudiante de segundo o tercer grado.—Además no estoy solo, una compañera mía también está conmigo, aunque me sorprendió al principio ya que al ser la hermana menor de Hayato–sensei creí que iba a ir a su agencia. Si embargo, Akira fue a su agencia y tiene algo de sentido porque sus quirks se parecen...

El canadiense estaba intentando prestarle la mínima atención, no obstante mientras más se fijaba en el rostro ajeno, más se perdía en su mente, imaginando escenas ficticias donde él terminaba besandole los labios o el otro lo besaba, confesando sus sentimientos. Al parecer el japonés  ni se daba cuenta que recorría su mirada entre sus ojos hasta sus labios, de arriba y abajo, estaba más concentrado en hablarle un tema o de seguro de otro y ni se enteraba por estar concentrado en hablarle, mientras él fantaseando tener esos labios contra los suyos.

《Te está hablando de algo y tú de estúpido pensando en sus labios.》

Se regaña internamente al notar lo emocionado que estaba el pelirrojo hablando, aunque cuando iba a prestarle está vez atención, sus ojos aguamarina no podían dejar de ver los belfos ajenos haciendo que el ritmo cardíaco de su corazón aumentara y sus mejillas se sientan calientes.

—¿Sabes? Los descansos con Fatgum son ir a restaurantes o realmente cualquier local de comida, debido a su quirk. Pero últimamente hemos estado yendo a un restaurante mexicano y empiezo a sospechar que le gusta a una de las camareras del restaurante. Que por cierto es la mamá de Akira.—Apenas nota los ojos rojizos mirarle, sube su mirada al instante, asintiendo con su cabeza de manera automática para que no se diera cuenta que no le estaba prestando atención.—Sería muy preocupante que esté enamorado de María, aunque he visto muchas veces salir al dueño, que se nota que es su tío, pero da miedo. Parece un mafioso por las pintas que trae, pero se ve que es un buen sujeto...

《Eijiro, date cuenta que quiero besarte o tú me beses ahora.》

—Y...¡Oh! Ya llegamos, Lev.

El nombrado parpadea unas repetidas veces, observando como el otro chico estaba de frente, señalandole algo con una gran sonrisa plasmada en su rostro y un brillo en sus ojos. Gira su cuerpo al frente, viendo que trataba de nada más ni menos el acuario, al parecer se distrajo tanto que no notó de seguro una caminata de unos minutos o más tiempo. Deja de fijarse en la instalación al sentir una mano palmear su espalda, viendo por la esquina de su ojo a Eijiro.

—Vamos, amigo.—Este asiente con la cabeza, sintiendo como el otro empuja un poco su espalda para que caminen en dirección al principal objetivo de la salida.

《Quizás en otra oportunidad podamos besarnos.》

Pensó el peliceleste algo decepcionado y a la vez no tanto, internamente se niega en pensar de esa manera. Estaba con el chico que le gusta, además no debería importarle tener su primer beso como un necesitado (Que lo era por cierto.), lo importante es estar alegre con la compañía de alguien tan especial como lo es Kirishima Eijiro.

En silencio se dispone a esperar, observando a su alrededor la entrada mientras el japonés se encargaba de hablar con los recepcionistas. Al tener los folletos que le dió su mejor amiga, preguntándose aún de como los obtuvo tuvo el acceso al lugar sin problemas ninguno.

A los dos le pusieron pulseras en las mismas muñecas y un mapa de la zona para que no se pierdan del todo, agradecen la amabilidad y los enamorados una vez más vuelven a caminar. Esta vez el canadiense no se molestara en seguir moviéndose ya que finalmente estaban en el sitio donde querían estar.

—¿Has estado alguna vez en un acuario, Lev?

—No.—Eijiro lo voltea a ver con las cejas alzadas, algo perplejo.

—¿Y eso por qué?—Anderson deja de mirar la pulsera que le pusieron para observar a Kirishima y responderle a su pregunta.

—Mi padre trabajaba mucho, los días de descanso lo utilizaba conmigo para montar snowboard juntos y mi mamá pese ser alguien muy alegre, y más habladora, es también algo tímida y preferiría estar más en casa.—Explica bajando un poco la mirada.—Aunque creo que nunca me interesó salir mucho, solamente salía para montar snowboard y cuando me mudé en la casa de mi abuela, sólo me interesó montar skate.

Sabe de antemano que esos años fue porque estaba deprimido con la muerte de su padre y al interesarse en el skate era lo único que lo distraía, y al mismo tiempo le proporcionaba una sensación de familiaridad al aprender cada vez más hasta que adaptarse completamente del uso de la tabla de patinaje.

—¡No te preocupes por eso!—Sube su mirada debido el tono del otro, el cual se alzó un poco la voz por su determinación repentina.—Yo he venido unas cuantas veces antes al acuario con mis padres, podría enseñarte y guiarte. Intentaré hacer que tengas una buena experiencia con esta primera vez.—Levi eleva suavemente las comisuras de sus labios.

—Eiji con solamente estar contigo ya es una buena experiencia.—Ante lo dicho el nombrado deja escapar una risa nerviosa, apartando la mirada cuando el contrario lo mira con un brillo en sus ojos y se pasa la mano por la parte lateral opuesto de su cuello a su vez sentía como sus mejillas se calentaban.

《Dios, no estoy acostumbrado que diga mi nombre y mucho menos en un diminutivo.》

—¡Pero será más buena la experiencia sino seguimos tardando!

Intentando disimular sus nervios empieza a caminar al mismo tiempo inclina unas cuantas veces su cabeza, indicando al contrario que lo siguiera y este solamente obedece el mandato en silencio, caminando a su lado. Los dos enamorados sacaron sus móviles para sacar fotos mientras se guiaban por el mapa que le dieron.

Entre los dos, Anderson estaba disfrutando ahora la caminata en el interior de la instalación, nunca creyó que iba estar en uno realmente, así que estaba divirtiéndose en ver a través de cristales diferentes animales marinos, tampoco se olvidaba de tirar fotos donde aparecían los animales nada más, pues no es que le importe mucho salir en ellos y a veces se detenía a leer información de los peces que habitaban ahí, quizás tenga suerte y se acuerde, pero sobre todo en la zona de los tiburones, fue lo más emocionante al ver muy de cerca a uno de esos depredadores.

Que de todas las zonas, ese fue la zona donde el japonés había admirado con una dulce sonrisa como el más alto contemplaba los diferentes tiburones con una expresión de asombro como si se tratara de un niño mientras sus ojos brillaban con intensidad y claro, aprovechó a tirarle fotos para enviarle a Recorvey Girl, a excepción de un video donde lo hizo sentir avergonzado debido las miradas que le lanzaron algunas personas que pasaron a su lado.

Si, en el momento que grabó a Levi contemplando unos tiburones blancos, este dijo:

—Mira, Shima.—Este apuntaba una foto de la mordida de aquella especie.—Tiene la misma marca de mordida que tú me dejastes en el cuello. Son muy similares, sólo que no fuistes tan duro.

—¡Le-Levi, no digas eso, hombre!

Detiene justo la grabación cuando siente sus mejillas calentarse por lo que dijo el contrario y golpea su brazo para llamarle la atención, provocando que el otro se quejara de dolor debido que tenía una mano pesada. Voltea a verlo con el ceño ligeramente fruncido y formando un puchero en sus labios.

—¿Por qué me pegas?...Oh...

No tarda en formar una mueca nerviosa al darse cuenta de lo que dijo en alta voz.

《Ah, sólo Shinso sabe que he salido a un acuario.》

Levi mira la foto que acaba de tomar de una manta rayas, se acuerda momentáneamente que por la mañana sus compañeros casi lo asfixian por saber a donde iba a ir, pensaba que después que se finalizara el tiempo de salida le mandaría fotos a su abuela y que iba a tener temas de conversaciones con respecto a donde fue, si se acordaba.

—Levi, mira la cámara.

Un brazo fuerte y algo pesado rodea sus hombros haciendo que su espalda se encorve un poco su espalda para fijar sus ojos aguamarina en dirección al móvil de Kirishima, quien había extendido el objeto para seguro tomar bien la foto y antes que presione el botón, el canadiense hace un símbolo de paz mientras mantenía un semblante tranquilo.

—No salimos tan mal.—Dice el pelirrojo al alejarse un poco de este.

No sabe como sentirse al tener en su galería a Levi Anderson, le daba algo de gracia lo quieto que se ponía, o lo sacaba una fotografía sin hacer una mueca o le sacaba una fotografía levantando nada más los dos dedos, haciendo un gesto en símbolo de paz.

—Ahora vamos por el túnel.—Apaga la pantalla antes de ponerse como bobo viendo al que le gusta.

—¿Por el túnel?—Este asiente con la cabeza, aún con una sonrisa.

Aunque bueno, no había de dejado de sonreír desde que entró al acuario.

—Te va encantar más que la parte de los tiburones.

—Si tú lo dices, entonces será así.—Levi se encoge un poco de hombros sin hacer más preguntas.

Sin embargo lo dudaba, para él fue más emocionante ver los tiburones.

Entre tanto avanzaban, nuestro canadiense favorito se vuelve a perder en su mente, pensaba que después del túnel podría ir a un pequeño local para comprar entre ambos un recuerdo de la salida, quizá un peluche, un llavero o una taza, cualquier cosa para tener un lindo momento del pelirrojo consigo que le recuerde al lugar. Una firme sacudida en su hombro izquierdo hace que sus pensamientos se desvanezcan al instante moviendo sus ojos aguamarina en dirección al rostro del pelirrojo, encontrando directamente su mirada acompañada de una sonrisa, quien negaba la cabeza divertido.

—Que rápido te pierdes en tú mundo, eh—Con un movimiento de ojos le indica que viera.—Ya puedes mirar al frente.

El chico obedece, un tanto curioso y en su campo de vista aparece un largo pasadizo donde no había personas, sino solamente ellos dos mientras eran acompañados de paredes y un techo, los cuales prácticamente un cristal separaba el agua donde había muchos peces tanto de diferentes especies y de diversos colores nadando libremente. El asombro se hace presente en la expresión del más alto mientras avanzaba con lentitud, quitándose la capucha sobre su cabeza, dejando expuesto sus cortas hebras celestes y su cabeza también se movía a todos lados, admirando cada bello animal marino, formando una "O'' en sus labios.

Kirishima eleva las comisuras de sus labios, formando una enternecida sonrisa de boca cerrada, contemplando como Anderson más expresivo de lo normal y con una suave sonrisa dibujada en su labios se acerca al muro de cristal para posicionar su mano zurda sobre este entre tanto acercaba su rostro, el cual se torna brilloso debido la luces artificiales y por los diversos colores que hacían únicos aquellos animales marinos que nadaban cerca suyo.

《Que hermoso es.》

La sonrisa de Eijiro desaparece ante el pensamiento, el cual se intensifica al seguir contemplandolo a unos metros de distancia. Un brillo aparece en su mirada rojiza, su pecho se calienta ante lo hermoso que se veía Levi Anderson observando emocionado los peces y por un minuto un erróneo pensamiento recorre fugazmente en su cabeza, el cual se queda en blanco mientras por un repentino valor mueve sus pies, decidido en dirección al chico, quien aún sin verlo estaba girando su cabeza para enseñarle algo.

—Eiji, tienes que ver este pez.—Sus ojos aguamarina alcanzan ver como el otro ya se había acercado, sin ser consciente lo rápido que estaba acortando el espacio entre ellos.—Es muy gracio-

Algo suave chocando contra sus labios entreabiertos hace que nunca finalice su oración, ni siquiera un jadeo mientras sus cejas se alzan tanto como pueden y sus párpados se abren de más debido la sorpresa reflejada en su mirada, entre tanto sentía como su corazón dejaba de palpitar durante un minuto al ver el rostro del adverso tan cerca cerca del suyo, con su cabeza ladeada a un lado.

Kirishima Eijiro lo estaba besando.

Hasta que este abre sus párpados y sus miradas se encuentran, esos segundos que se sintió estar flotando sobre el agua, lo dejó de sentir cuando los labios ajenos se separan de los suyos de golpe.

—Y-Y-Yo...Per-Perdon.

El pelirrojo dándose cuenta del grave error que cometió, retrocede unos pasos más sintiendo como su garganta se cerraba y aparecía una dolorosa presión en su pecho ante el miedo de haberlo jodido todo por haber seguido el instinto de su corazón. Su rostro que se tornó pálido en segundos, se constorciona aún más por el pánico mientras sus ojos rojizos de inmediato miran a cualquier lado, sin tener el valor de ver los ojos del chico frente suyo entre tanto su vista se tornaba borrosa de poco a poco.

—Perdóname...En se-serio perdóname.—Los nervios y la sensación de angustia que hacía que su garganta se sintiera cerrada no le permiten hablar bie —Yo-yo...No quise ha-hacer e-eso y-y-y compren-prendería sino-no qui-quieres pasar ti-tiempo conmigo más. Yo-Yo, perdón, perdón, perdón...¿Huh?

Un frío y suave contacto muy familiar se posiciona en su mejilla izquierda, haciendo que dejara de pedir disculpas y apenas que alza la vista sus labios son estampados con los labios ajenos. Sin poder evitarlo hace un ruido de sorpresa por lo inesperado que fue aquello, pero solamente fue un choque de labios para callarlo ya que no dura ni cinco segundos mientras sus ojos rojizos, los cuales brillaban ya estaban mirando aquellos ojos aguamarina que destallaban un brillo en ellos.

—Te estabas demorando.

—¿Eh?

Suelta más confundido de lo que ya estaba y el otro chico sonríe de manera suave mientras sus párpados se entornaban tiernamente, los cuales se cierran lentamente, acortando de nuevo esos centímetros para estampar con suavidad sus labios cerca de la comisura de este y luego al otro, chocando con la punta de su nariz contra la ajena hasta dejar pequeños besitos sobre los belfos ajenos, sintiendo el ligero temblor del labio inferior de este.

—E-Esto no es un sueño.—Incrédulo suelta Eijiro, aún algo pasmado, dejando de sentir los suaves besos en sus labios mientras sus ojos se encontraban de nuevo con la mirada del otro, rozando insconcientemente la punta de su nariz con este.—¿Verdad?

—Averígualo por tí mismo.

El chico traga con mucha dificultad saliva mientras presionaba sus labios entre sí, aún sintiendo el cosquilleo en ellos debido los besos ajenos que no cree o quiere creer que fueron de verdad. Sus temblorosas manos sujetan las mejillas coloreadas de rojo del canadiense, quien permanece quieto, aún teniendo aquella sonrisa en sus labios y siguiéndolo mirándolo de esa manera tan dulce provocando que se derritiera por dentro, y los nervios aumentan cuando este le proporciona una caricia justamente en su cicatriz y de paso otra en su mejilla, la cual empezaba a arder. Respira profundamente y exhala de manera temblorosa, inclinando un poco su cabeza al lado opuesto para cerrar inseguro sus ojos, alcanzando ver como este los cerraba al mismo tiempo sus labios chocaba contra los ajenos, quien hace un pequeño ruido en su garganta.

《Esto se siente tan irreal.》

Eijiro no es capaz de creer que estaba besando de verdad al chico que le gustaba hace años mientras sujetaba con suma delicadeza las mejillas de este, quien sujetaba una de las suyas de la misma manera, correspondiendo a sus roces. El ritmo cardíaco aumenta a su vez siente unos dragones volar en su estómago cuando ambos casi sincronizados abren ligeramente sus bocas al mismo tiempo, sintiendo en sus labios la suave risa del otro debido su torpeza y de seguro la de él al no tener experiencia con besar.

Prácticamente él estaba siendo sus primeros besos.

—¿Ahora sigues creyendo que esto es un sueño?—Cuestiona en un tono suave y un poco juguetón el canadiense, quien deja un beso en la cicatriz de este y otro en la punta de su nariz. El japonés a este paso iba a desmayarse si seguía dejando esos tipos de beso en su ya enrojecido rostro.

—Aún lo sien-siento i-irreal.

—Haré que no te sientas más así.

Ahora fue de nuevo turno de Levi de iniciar con el beso y cierran sus ojos, disfrutando el más emocionante momento. Poco a poco dejan de hacer pequeños roces, comenzando a mover sus labios de manera suave y torpe como cualquier par de jóvenes que estaban aprendiendo a besar, y a la vez de deleitarse de los labios del otro entre tanto sus manos dejaban caricias, proporcionando agradables escalofríos entre ellos, quienes se alentaban cada vez más a seguir con esos pequeños y torpes besos que ahora duraban minutos.

—Mamá, mira esos chicos.

Kirishima siente como todo su cuerpo se congela al escuchar la voz de una niña hacerse repentinamente presente en el lugar, dejando de mover sus labios mientras sus ojos se abrían de golpe al darse cuenta que ellos dos no estaban precisamente en un lugar privado.

—No mires, cariño.—Ni siquiera quiere mover sus ojos, sintiendo como regresaba esa sensación de angustia y la cual aumenta al alcanzar escuchar un murmuro de la mujer.—¿Esos chicos no podían hacer sus cosas en privado?

《No, no, no...》

—¿Eijiro?

Los ojos del nombrado sin poder resistirlo se mueven a su alrededor, notando que el pasadizo que antes estaba vacío ahora estaba con la presencia de unos cuantos desconocidos, las cuales podía notar sus ojos fijos sobre ellos, no, fijo en él, juzgándolo. De seguro estaban murmurando cosas hirientes, si, podía ver sus bocas moverse, claro que podia también notar sus miradas cargados de desagrado para nada discretas que le lanzaban a su persona, sintiéndose cada vez más pequeño, más angustiado y muy asustado.

《Ne-Necesito irme.》

—¡Eijiro, espera!

Levi llama el nombre del pelirrojo muchas veces, persiguiendolo por atrás, sin embargo su resistencia y su velocidad no era la mejor, perdiendo rápidamente de vista a este y al ser muy distraído se perdió completamente en el acuario. Sabía que ya era tarde para buscar al japonés cuando luego de casi quince o más minutos sale al exterior sin poder encontrar con la mirada a Kirishima.

《¿Qué pasó? ¿Fue esa mujer que lo hizo sentir inseguro?》

Matenme, gente. Soy mala haciendo besos, ni idea del porqué hago historias de romance. A mi me da más bien en traumar a mis oc's de por vida y luego matarlos ☺️

Okey, no.

¿Cómo les digo que ya falta poco para que el libro se termine?

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