07── 𝘌𝘭 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘯𝘰 𝘴𝘦 𝘷𝘦𝘯𝘤𝘦 𝘤𝘰𝘯 𝘳𝘢́𝘱𝘪𝘥𝘦𝘻

KIRISHIMA EIJIRO ABRE DE MANERA PEREZOSA sus párpados, sus ojos rojizos que reflejaban un poco de soñolencia miran fijamente un punto inexistente en el techo, el cual estaba oscuro y él no sabe si sigue siendo de noche porque supone que durmió abrazando su mochila debido que siente su brazo zurdo adormilado. No es la cosa más cómoda para dormir ya que el pelirrojo necesitaba abrazar algo para poder dormir bien, como ejemplo su almohada, pero no estaba en su habitación.

《¿Qué hora será?》

Con ese pensamiento mueve su torso hacia delante, quitando de poco a poco su brazo debajo de la mochila con pereza, terminando en una postura recta, mueve ligeramente sus pies antes de buscar su móvil en el bolsillo de su pantalón, agradeciendo que al menos no se haya movido de lugar, porque hubiera sido el fín de su móvil, el cual enciende la pantalla y una cegadora luz hizo que por inercia cierre sus párpados.

—¡Maldición! Mis ojos.—Se queja en baja voz, pero sus oídos perciben un sonido. Como puede enfoca su vista en dirección donde oyó el sonido, su mirada reflejan sorpresa al darse cuenta que él estaba durmiendo en el cuarto del chico que le gusta y a la vez miedo porque el susodicho se estaba removiendo en la cama, luego de unos segundos en tensión creyendo que la cagó se alivió cuando solamente estaba cambiando de posición dormido.

《Al menos no lo desperté.》

Más despierto por el pequeño susto de haber creído despertar al contrario sujeta su teléfono y rápidamente le baja la iluminación para que no le siguiera molestando la vista, entrecierra sus párpados, enfocando nuevamente su vista para ver la hora en la pantalla, la cual piensa cambiarla a un fondo más oscuro. Al ver la hora deja salir un suave bostezo, apagando el teléfono.

《Son las seis.》

Con cuidado de no hacer mucho ruido abre la cremallera de la parte más pequeña de su mochila, dejando su móvil en el interior de esta y repite el mismo proceso al cerrarlo. Al guardar lo mencionado sus ojos rojizos se dirigen directamente hacia un Levi completamente dormido con una expresión entre relajada y calmada, su brazo izquierdo abrazaba al peluche de Snorlax mientras el otro estaba afuera de la cama.

《Vaya él también es de esas personas que necesitan abrazar algo para poder dormir.》

Una sonrisita tierna se forma en sus labios ya que le parecía adorable la vista que tenía, pero decide mejor acostarse en boca arriba fijando sus ojos rojos ahora en el techo y no en el rostro apacible del otro chico para no parecer un maldito acosador, que es lo que menos quiere parecer.

《Tendré que esperar a que amanezca.》

Tres horas después la habitación apenas se filtraban los rayos de sol debido que las cortinas se lo impedían. Levi Anderson se mueve en la cama abriendo sus párpados, perezoso, dobla su codo derecho para que su mano pudiera encargarse de frotar su cara al mismo tiempo que se reincorpora poco a poco en el colchón sin soltar su peluche. Aleja su mano de su rostro, abriendo nuevamente de manera lenta sus ojos agua, los cuales se quedan mirando su armario y se quedó así durante unos largos minutos hasta moverlos a su alrededor. Pero su mirada se detiene justo en el futón que le prestó al chico para que pasara la noche ahora desorganizada y sin el pelirrojo durmiendo.

《¿Se habrá ido ya? ¿Qué hora es?》

Se preguntaba en su mente el canadiense, revisando en su móvil que se encontraba en su única mesita de noche cargándose notando que ya era las nueve. Iba a seguir durmiendo si no fuera porque tenía que ir al baño y también porque tenía mucha hambre, con muchas ganas se levanta de su cama sin soltar a su peluche, saliendo del dormitorio y apenas que lo hace sus oídos perciben desde el piso de abajo las voces de su abuela y su madre. No logra entender nada por la distancia, de paso porque acaba de despertar, aunque aquellas dos siempre se levantan más temprano que él. Después hacer sus necesidades, baja con lentitud por los escalones de la escalera, escuchando como las voces de su abuela y su madre se hacían más fuertes, hasta ahora nota que se estaban riendo, pero antes de preguntarse de que estaran hablando aquellas dos logra captar una tercera voz, la cual no era la de una mujer y muy familiar.

Se detiene justo en la entrada al comedor, rascándose con su diestra su mejilla mientras observaba a su mamá, su abuela y a Kirishima desayunando a su vez que hablaban de un tema de conversación, el cual esperaba que no se trate de él.

—¿Por qué se ríen tanto?—Los tres al escucharlo de repente se callan, volteandolo a ver.

—¡Mi niño!—Chiyo sin importarle la edad que tenga va rápidamente a saludar a su único nieto, debido la clara diferencia de altura solo alcanza abrazarlo por la cintura mientras este encorva su espalda para darle suaves palmadas a la espalda de la anciana, quien de inmediato va a pellizcar sus mejillas, a pesar de eso su expresión neutral no cambia.

—¡Mamá! No te puedes mover así, te vas a lastimar algún día.—Rin es la segunda en acercarse al de cabello celeste para apretujarlo con sus brazos.

—¡Es mi niño! Mi salud no son tan importante.

Mientras Chiyo y Rin empiezan a charlar sin soltar a Levi, quien se queda mirando un punto fijo del lugar perdiéndose en su mente, esperando comer algo para volver a acostarse en la cama, desde la mesa Eijiro se quedó arrodillado al frente de la mesa había dejado de comer porque se puso como tonto enamorado viendo al chico que le gusta sin poder creer lo adorable que se veía en todo, incluso estando distraído con la expresión más boba del mundo le resultaba gratificante de observar.

《¿Por qué eres tan bonito y tan varonil?》

—Ven a comer junto con tú abuelita.—Kirishima de inmediato voltea en dirección al plato, sintiendo sus mejillas calentarse un poco y que por suerte puede esconder con ayuda de su cabello, el cual no tenía gel encima.

Curioso gira un poco su cabeza, esperando que no lo hayan puesto a su lado, efectivamente el de cabello celeste estaba arrodillado al frente de la mesa justo a su lado y distraído con su abuela, quien le servía su plato. Iba apartar la vista porque alcanza ver como Rin se arrodillaba al otro lado, pero antes de hacerlo nota que Levi lo miraba por el rabillo del ojo, asustandolo internamente.

—Creí que te habías ido.—Comenta en baja voz el susodicho y el pelirrojo aparta la mirada, volteando a ver su plato a mitad de acabarse para que nadie notara lo rojito que estaba.

《¿Por qué me pone tan nervioso? Tendré que aprender a no sonrojarme con tanta facilidad.》

—No quise despertarte, pero la señora Chuzenji y tú madre no me lo permitieron.

—¡Claro que no te dejaremos ir a tú casa con el estómago vacío! Te podrías desmayar a mitad del camino.—Musita la apellidada.—Además estás muy delgado.

—Mamá, no exageres. Kirishima, no está tan delgado.—Rin forma una leve sonrisa al ver que su madre ya le estaba limpiando las mejillas a su hijo y mira en dirección a su amigo que no alzaba su vista.—Aunque mi mamá si tiene razón, el desayuno es muy importante y no debes ir afuera con el estómago vacío.

—Esta bien, mamá de Levi.

—Ya te dije que puedes llamarme Rin, no debes ser tan formal conmigo.—La adulta le regala una dulce sonrisa mientras se peinaba su cabello con ayuda de sus dedos.

—Si, Rin.—Eijiro forma una sonrisa siendo correspondida por la susodicha.

Entre los cuatro siguen comiendo, pero el silencio cómodo que se formaba no dura mucho ya que Chiyo, Rin y Eijiro nuevamente hablan un tema de conversación donde el tercero poco a poco dejó de estar tan nervioso. Mientras Levi estaba en completo silencio y diría que desayunando también, pero el apetito se le quitó extrañamente de repente, observando por la esquina del ojo al pelirrojo más alegre al conversar, siendo ruidoso, pero aquello no le molestaba sin darse cuenta que Chiyo notaba lo distraído que estaba con el otro muchacho, lo miraba con los ojos entrecerrados.

《Aquí hay algo raro.》

—Mi niño.—Lo llama y Levi voltea a verla con su característica expresión neutral.—¿No tienes hambre?—Este asiente con la cabeza, masticando sin muchas una verdura. No tenía hambre, pero no le gustaba echar a perder la comida.

Una hora más todos terminan de desayunar, Eijiro como todo un caballero se ofreció de nuevo a limpiar los trastes y Levi no lo tuvieron que atrapar para que fuera ayudarlo, porque el mismo dejó su peluche en la mesa y fue de inmediato a ayudar al pelirrojo, a pesar que ahora mismo quiere estar en su cama. Un lapso de unos diez minutos lavando y secando los trastes sucios, Eijiro se acomoda su mochila en ambos hombros despidiéndose de ambas adultas, agradeciendo principalmente a la más mayor de haberlo dejado dormir en su casa, pero los nervios regresan cuando el canadiense decide acompañarlo desde la entrada principal del lugar.

—Me gustó pasar tiempo contigo, hombre.—Dice el pelirrojo afuera de la casa, parado al frente del cabello celeste.—Espero repetir lo del fin de semana, e-excepto lo de dormir en tú casa.—Retrocede un pequeño paso, alzando las manos a la altura de su rostro a su vez que se formaba una sonrisa merviosa en sus labios.—Ya te he causado muchas molestias.

—No has causado ninguna molestia.—Dice neutro el contrario.—Y si te estás refiriendo al abrazo, no me molestó. Sólo...me sorprendió.—Lo último lo menciona en un tono más bajito.

Sus ojos agua se mueven a otro lado, inclinando ligeramente cabeza hacia delante sintiendo sus mejillas un poco caliente seguido de algunos mechones de su cabello aparecer en su campo de vista. Anderson se estaba preguntando que le sucedía desde ayer, pero antes de despedirse del chico para irse a dormir de inmediato para ignorar esos sentimientos siente un dedo enredarse en uno de sus mechones haciendo que alzara la vista algo sorprendido mientras Kirishima con la mirada hipnotizada le colocaba el mechón detrás de su oreja, observando fijamente los ojos agua del contrario, los cuales reflejaban sorpresa y un leve brillo en ellos mientras sus pómulos se decoraban de un lindo color rojo hasta que vuelve a la realidad, dándose cuenta lo que acaba de hacer.

—¡E-Eh! ¡Adiós!—Se aleja del chico a tropezones, pero ni siquiera voltea a verlo o siquiera pensaba en detenerse para no caer y hacer una escena que lo avergonzara, si no que se manda a correr sintiendo su cara enrojecer seguido de su corazón acelerarse rápidamente haciendo que su respiración se agitara debido que estaba corriendo con todas las fuerzas posible para huir, pero no le importaba en lo absoluto, solamente se regañaba internamente de sus pensamientos impulsivos.

《¡¿Por qué hicistes eso Eijiro?! ¡¿Por qué?!》

Mientras tanto Levi seguía parado en la entrada principal de la casa de su abuela, viendo aún sorprendido al pelirrojo por su acción y alcanzó ver que había enrojecido antes de salir corriendo torpemente, quien poco a poco lo perdía de la vista hasta no ver su figura por la multitud.

—Adiós.—Pronuncia lentamente. Sube su mano zurda a la altura de su rostro, su dedo índice y pulgar sujetan el mechón que había tocado el otro, nuevamente siente su ritmo cardíaco acelerar los latidos de su corazón mientras las mariposas no tardan revolotear en su estómago, provocandole un poco de nauseas. Por otra parte, unos metros de él estaba su abuela que había observado a escondidas toda la escena, como lo hizo ayer al ver a ambos abrazados, pero no se estaba escondiendo ciertamente, si no que quería darle buenas noches al pelirrojo y no quiso interrumpirlos.

《¡Lo sabía! ¿Será qué por fin mi niño esté en su etapa de enamoramiento o será la etapa de confusión? Los jóvenes de esta generación son muy tremendos.》

Pasaron los días donde Eijiro ni Levi se mandaron mensajes del uno y otro, el primero estaba avergonzado de lo que hizo y el segundo muy confundido con su propia existencia, era tanta la confusión por los extraños síntomas que esos días no se había quedado dormido en clases, pero igualmente lo regañaban por estar mirando un punto fijo inexistente de la pizarra, estando en su viaje astral. Como ahora.

—Levi, Levi...¡Levi!—El nombrado pestañea unas cuantas veces al sentir unas fuertes sacudidas en sus hombros e inclina su espalda hacia atrás al tener en su campo de vista a Kokito viéndolo fijamente con sus grandes ojos dorados en su característica expresión de seriedad.

—¿Ya es hora de descanso?—Pregunta el de cabello celeste, girando a su lado derecho a Shinso, quien le dejaba su comida en su escritorio.

—Si.—Responde el de cabello y ojos índigos, frunciendo su ceño, confuso.—Por primera vez no te tengo que despertar estos días en las clases, pero estás últimamente muy distraído.

—Me estoy cuestionando si en serio sabes algo que yo no.—Comenta Kokito, teniendo la atención del canadiense sobre ella.—Porque me estás mirando hasta el alma cuando estás en tús viajes astrales.

—¿Huh?

—Y tampoco estás comiendo mucho estos días.—Ahora habla Hitoshi, viendo a su compañero jugar con la comida sin tener intenciones de comerlo, como los anteriores descansos y los almuerzos, esos días se lo comía sin ganas.—¿Estás seguro que estás bien?

—No creo estarlo, me siento raro desde el sábado.—Menciona Levi, apoyando su barbilla en la palma de su mano zurda, mirando su merienda y jugando con ella con los palitos mientras que los otros dos lo miran un poco preocupados.—Pero no quise decirle nada a mí abuela, porque creo que son paranoia mía.

—¿Y eso?—Pregunta Kokito, acercando la silla al escritorio del chico mientras Shinso solamente mira con atención a lo que iba a decir su compañero de clase, quien deja salir un pequeño suspiro sin quitar sus ojos agua a su comida.

—No sé, todo empezó cuando invité a Shima...

—¿Shima?—Este suelta otro suspiro.

—Kirishima.—Iba a seguir hablando, pero la fémina se adelanta.

—¿Kirishima? ¿El de mi aula?—Levi asiente sin ánimo.

—Kokito.—La nombrada se calla cuando su amigo de la infancia le lanza una mirada que se calle para que el otro pueda avanzar y después mira al de cabello celeste.—Puedes seguir, Levi.

—Como iba diciendo. Yo invité a S-Kirishima ya que él quería que le enseñará a montar patineta y fuimos un por parque por ahí, estuvimos toda la tarde hasta que me acompañó a mi casa y mi abuela no quiso que regresara porque era de noche, así que se quedó a dormir en mi casa.

—¿Se quedó a dormir en tú casa?

—Si, se durmió en mi cuarto.

—¿En-¡Ah, eso dolió, Shinso!—Se queja la chica al sentir un libretazo en la cabeza.

—Cállate y luego haces las preguntas cuando termine.—Shinso deja su libreta a un costado.—¿Y qué más?

—Bueno, comimos, lavamos todo y nos fuimos a dormir.

—¿Juntos?—Un chasquido molesto se le escapa al de cabello índigo porque su amiga sigue de preguntona, quien lo mira, encogiendose de hombros.

—No, yo dormía en mi cama y el durmió en la suya. El domingo se quedó un rato más porque conociendo a mi abuela y mi mamá, no hubieran querido que se vaya con el estómago vacío a su casa.

—Normal, le puede dar un patatus.

—Y luego de desayunar se fue a su casa.—Al terminar de contar su historia, olvidándose de los detalles solamente recibe el silencio de los dos amigos de la infancia. Kokito se rasca la mejilla con el dedo índice, confundida sin entender nada, pues ella sabe que su déficit de atención hace que su mente se desvíe rapidísimo, pero como que al contrario le faltó contarle la parte donde comenzó a sentirse raro. Por otra parte, Shinso también es otro que se dió cuenta que él canadiense se le olvidó contar el origen de lo que le sucedía, pero al contrario que su amiga, sospechaba por donde iba la cosa.

—Anderson.—El apellidado mira por el rabillo del ojo al chico que estaba con una expresión seria.—No nos explicaste de porqué te sientes raro.—Este se queda re calculando en su mente y abre la boca.

—Ah, si.—El contrario celebró en su mente.—Cuando lo había invitado a salir y fuimos al parque, después de pasar horas ahí enseñándole a montar patineta, él insistió en acompañarme a mi casa porque decía que no sería muy varonil no hacerlo.

—Típico de Kirishima.

—Quise decirle que no, pero su sonrisa me hizo sentir raro.

—¿Raro cómo?

—No sé. Me hizo sentir mariposas en mi estómago y sentí como mi corazón se apretaba, y después mi ritmo cardíaco se aceleró, pero al rato se suavizó.

—¿No tomaste agua para ahogarlas?

—Si, pero la sensación no se quitaba.

《Estos dos.》

Hitoshi se contiene en pegarle a ambos, suficiente tenía que su amiga de la infancia no supiera quien es su admirador secreto y ahora tiene a su compañero de aula que al parecer no sabe los síntomas comunes del enamoramiento. Pero espera pacientemente a que Anderson terminara esta vez de contar bien la historia, también esperaba que ni uno de los dos lo desesperase, porque falta poco para que se desespere.

—Y cuando fuimos a mi cuarto, yo le había dejado un futón, no quiero explicar la conversación que tuvimos porque es algo personal.—Levi no le gusta mucho hablar sobre el tema de su padre, Kirishima fue el primero en hacerlo.—Pero me abrazó y me sentí bien.—Recuerda la sensación de sentir los fuertes brazos del pelirrojo abrazarlo con suavidad haciendo que sienta sus mejillas calentarse, las cuales sus manos enseguida van a esconderlas.—Aunque mis piernas me estaban doliendo porque estuvimos abrazados durante diez o quince minutos.

—Ajá.—La de lentes ya comenzaba a perderse en el hilo de la conversación y Shinso estaba esperando su momento para decirle lo que le sucedía al otro.

—Al día siguiente yo desperté algo tarde, creí que se fue temprano porque no estaba en el futón, pero él estaba desayunando junto con mi mamá y mi abuela, sentí esas mariposas de nuevo en mí estómago que me provocaban unas ganas de vomitar la comida.

—¿Por eso no estabas comiendo los anteriores veces?—Él asiente con la cabeza.

—No me gusta echar a perder la comida, pero tampoco quiero estar todo el tiempo disgustado.—Explica.

—¿Ya no paso más nada o-

—¡Si!—Interrumpe a Shinso.—Después de desayunar, fuí acompañarlo a la puerta y antes que se fuera me tocó el mechón, así.—Le hace una demostración de como Eijiro tocó uno de sus mechones, colocandolo detrás de su oreja izquierda.—Y mi ritmo cardíaco se aceleró de nuevo, quise evitar buscar en Internet lo que me pasaba porque lo más probable es que me pongan cáncer.

—Creo que si es cáncer.

—¿Estás segura?—Los dos miran en dirección a Shinso, quien había dejado salir un suspiro con una mano en la cara, negando con su cabeza y después de unos segundos mira a ambos como los seres más estúpidos del mundo.

—Tú no tienes cáncer.—Replicó y Levi iba a agregar algo, pero él se adelanta.—Ni siquiera pienses en la posibilidad que tienes problemas del corazón o un virus nuevo, porque no lo tienes. ¿Acaso ustedes dos no saben cuándo están enamorados?—Alterna mirada entre los susodichos.

—¿Enamorado?—Levi se coloca la diestra en medio de su pecho donde estaba su corazón, el cual latía un poco acelerado de lo normal. ¿Aquello era lo que no le permitía comer con gusto? ¿Acaso Kirishima Eijiro era el problema que tuviera esos sentimientos?

—¿Y tú cómo sabes lo que es estar enamorado?

—Porque no es tan complicado saber cuando estás o no estás enamorado, es tan simple.—Shinso ya estaba molesto de estar juntándose con personas distraídas.—Al menos no soy tan tonto como para no darme cuenta que el quien te está escribriendo las cartas y dandote regalos es Monoma.

—¡¿Qué?! ¡No es posible que ese castroso sea mi admirador secreto! ¡Nos odia!

—¡Pues al parecer a tí no te odia!

—Te lo voy a comprobar que no es cierto

Kokito se levanta de la silla con tanta fuerza, provocsndo un molesto chirrido debido a la fricción y sale rápidamente del aula, mientras Shinso con una expresión arrepentida va detrás de ella.

—¡Kokito, no vayas cometer una locura!

Mientras Levi Anderson se quedó tranquilo en su asiento sin prestarle atención a su alrededor. Por otra parte, Kirishima Eijiro estaba caminando en dirección a la oficina del único psicólogo de la U.A, pues era su turno y era una sección de una hora completa como lo había restablecido el joven. Al llegar se detiene al frente de la puerta, tocando esta con sus nudillos por si no había terminado con el anterior estudiante o maestro.

—Pase.—Eso fue suficiente para que abriera la puerta por completo.

—Soy yo, Kirishima Eijiro.—Lo saluda con una gran sonrisa.

—Ah el de la clase de los particulares. Cierra la puerta con seguro, por favor.

《No quiero tener un problema de nuevo con los Todoroki o con el chico explosivo.》

El pelirrojo lo obedece, cierra la puerta con seguro y se sienta directamente en la silla cómoda que quedaba al frente del escritor de Hayato, quien se había parado para guardar algunos informes que estaba llenando de unos estudiantes anteriores que lo habían visitado. Unos segundos después el castaño se sienta de nuevo al escritorio con un informe que supone que era el suyo.

—Cuéntame Kirishima, ¿cómo te encuentras? ¿Vas bien en las clases y en los de entrenamiento? Dime, ¿ya pudistes tú y Bakugo arreglarse con Megumi?—Formula una pregunta tras otra, aunque a Eijiro no le es molesto ni asfixiante, entiende que cada sección es por una hora y sabe que el joven de ser un psicólogo, también es maestro y un héroe profesional.

—¡Yo me encuentro muy bien! También las clases, aunque algunas se me hacen complicados de entender, sobre todo las que son de teoría, pero los de entrenamiento son los que me gustan más.—Gesticula con emoción sus brazos.—Y si, ya pudimos arreglarnos con Megumi.

—Pues lo hicieron de una manera muy curiosa.

—¿Cómo?—Hayato deja de escribir, alzando la vista mientras entrelazaba sus propias dedos, viéndolo con una pequeña sonrisa juguetona en sus labios.

—Bueno, estaba pasando por ahí y te vi a tí saliendo cargando los brazos de Megumi mientras Bakugo le cargaba las piernas.—Eijiro ríe nervioso, pasando su mano por su cuello.—No sabía si ver si no le iban hacerle nada a esa chica y recordé que ella es más peligrosa que ustedes dos, lo dejé pasar porque sé que no son capaces de pensar esos tipos de cosas, principalmente Bakugo.

Esos días que Kirishima no tuvo el valor de mandarle mensajes a Anderson después de su acción impulsiva en el domingo decidió que ya era momento de disculparse con Megumi, además de insistirle muchas veces al rubio ya que esos días fueron a una prueba lejos de la U.A, la cual salió muy mal porque Katsuki fue secuestrado por los villanos, pero no tardaron e ir a rescatarlo. Entre los que fueron a rescatar estaba Megumi, claro, después del secuestro del rubio cenizo fue el origen de los apartamentos a cada aula de la academia. La reconciliación de los tres fue algo extraño, pero al menos ya se arreglaron.

—Yo lo que quiero saber es porque hace unas semanas anteriores ustedes tres estaban actuando extraño.

—¿Extraño cómo Hayato–sensei?

—Bien, primero cuando los vi a los tres en el pasillo, segundo: me he enterado que Aizawa los había castigado más de una vez y una de ellas es porque estabas montando patineta, y casi chocas con él. —Los nervios se hacen presente en el pelirrojo seguido de una sensación de inseguridad mientras el castaño deja enumerar con sus dedos.—Sé que Bakugo es un estudiante que se enoja con mucha facilidad, pese a eso tiene unas notas excelentes y no busca problemas hasta que lo provocan. En cambio, Megumi, siendote sincero ella es bastante compleja, pese que se muestre muy alegre, incluso en situaciones serias, es claro que tiene sus motivos por la cual actúa tan extraña, como el hecho de que no hizo ni un "esfuerzo" en el evento deportivo porque sabía que iba a suceder algo como lo que le pasó a Bakugo.—Oye como Hayato deja salir un suspiro.—Pero no es obligatorio contarme, solo recuerda que aquí nada sale a la luz.

Kirishima lo mira durante unos segundos y luego aparta la mirada, conoce un poco de Kemono Hayato debido a su poca fama, la cual lo reconocen como el Señor Místico que es capaz de invocar y controlar sus bestias místicas, también que antes era estudiante de la U.A, la cantidad de veces que lo confunden como una mujer debido su aspecto un tanto afeminado. Además por su mala reputación, la cual consiste en que se cree que odia a los niños, pero el pelirrojo cree que solamente tiene poca paciencia y no sabe como tratar con menores. Y por último por su orientación sexual, en su primera entrevista el castaño había publicado sin temor ninguno que es gay y no tenía ni vergüenza ni le importaba lo que iban a pensar de él. De hecho le tiene tanto admiración por su valentía y como de envidia por no tener ese valor como lo tiene aquel joven sentado frente suyo, escribiendo en su informe esperando con paciencia a que él hable del tema o lo cambie a otro para seguir con la sección. Unos minutos más se infla el pecho, reflexionando si hacer lo primero o lo segundo, pero piensa en las palabras que siempre repite el contrario.

—Si lo que te preocupes si yo voy a contar mis secciones a los demás maestros, a no ser que sea algo grave si lo debo de hacer porque usted es un estudiante, el adulto tiene que ser responsable, sea padre o maestro o un héroe. Si no es algo grave y es algo personal, créeme que aquí nada saldrá de mi boca, no sería muy profesional de mi parte estar chismoseando y faltandole el respeto la confianza de los jóvenes de aquí.

—¿Hayato–sensei, le puedo hacer una pregunta?—El nombrado lo mira atentamente y le responde un: "Si, si puedes, Kirishima."—¿Usted no siente miedo de lo que digan los demás por gustarte a los de tú propio género?

《¿Acaso será que mi teoría se está confirmando?》

—Mmm al principio cuando estaba en secundaria y me di cuenta que me gustaban los hombres, creo que si.—El pelirrojo alza su vista, viéndolo atento.—Si sentí mucho miedo de lo que iban a pensar de mí mis amigos, los maestros, los demás desconocidos y principalmente mi familia. Pero acepté que iba ser un amargado desgraciado si me escondía para siempre y decidí contarle a mi familia primero.

—¿Y...Qué pasó?

—Mi mamá después de tantos años casada con mi papá anuncia que es lesbiana y pide divorcio, el cual por esa razón tuve otra hermana.—Dice lo último, formando una sonrisa, la cual se notaba que no era de alegría, si no de molestia.

—¿Y tú padre cómo se lo tomó?

—Sorprendentemente bien, para mi desgracia.—Murmuró lo último lo suficientemente alto para él mismo.—Pero por poco le da un infarto cuando le dije que no quería seguir siendo un héroe, ahora estoy atrapado de nuevo en esta cárcel con niños.

—¿Qué?

—Nada.—Hayato lo mira con una gentil sonrisa y los ojos achinados, moviendo su mano derecha en un gesto de desinteres.—¿Por qué la pregunta, Kirishima? ¿Fue curiosidad o tú estás curioso?

《Vamos, di que te gusta Bakugo. Lo presiento.》

—Es que yo...—El pelirrojo siente la vergüenza apoderarse en su cuerpo, pero deja el temor de lado. Al menos toma el valor de confiarle a un adulto por primera vez.—La verdad, Hayato–sensei es que estoy enamorado de un chico hace tiempo.—Hayato se tuvo que contener para no aplaudir de la emoción ahí mismo.

—¿Y se puede saber quién es el afortunado?

《No creo que sea eso, si no gusto de enojones y gritones. Pero bueno, para los gustos los colores.》

—Me gusta el chico de la clase C.—Y toda la alegría del castaño desaparece de su rostro.—Levi Anderson; el nieto de Recorvey Girl.

—Ah.

《¡Nooooo! Perdí la apuesta y mi shipp. ¡Kirishima te tenía que gustar a Bakugo! Pero el nieto de Recorvey Girl no esta tan mal, ¿cómo sería el nombre del shipp? KiriLevi...Suena horrible.》

—¿Hayato–sensei?

—Si, si. Perdón por mi distracción, pensamientos de adulto.—Se aclara la garganta, estando sonriente nuevamente.—¿Por esa razón ustedes tres estaban tan extraños esas semanas? ¿Intentabas llamar la atención del chico?—Él asiente con la cabeza.—Bueno, Anderson como tú y los demás estudiantes obligatoriamente tienen una visita conmigo. Así creo que me había mencionado que le curó la nariz rota a un chico de dientes tiburón.—El contrario se hace más visible su mueca avergonzada.—Supondré que Bakugo y Megumi, ahora yo sabemos que te gusta este chico.

—Así lo es, Hayato–sensei.

—Sé que en otro tiempo enamorarte de alguien de tú mismo género resultaba ser la cosa más horrible y antinatural, pero nunca fue malo, los perjudicados eran esas personas que se quejaban de todo y va seguir existiendo ese tipo de gente. Pero créeme que te digo no vas ser feliz nunca si sigues escondiéndote.

—¿Pero y si me empiezan a rechazar?

—Pues ya sabes quienes son los que te valoran y no te dejarán.—Kirishima piensa en los únicos que pasa más en la academia.

—¿Y si son mis padres quienes me rechazan?

—Pues supongo que si sucede eso tús padres tendrán un larga sección conmigo de que deben aceptar a su hijo tal y como es.—Hayato le regala una sonrisa, la cual Eijiro corresponde de inmediato, dejando de sentir menos vergüenza y también sintiendo menos peso sobre sus hombros al poder contarle con confianza al castaño sobre uno de sus miedos. Pero el miedo a veces no se vence de un día a otro.

—¡¿Tan rápido conocistes a la suegra?! Te apuesto cien mil dólares que pronto se casan y tendrán una hija con mi nombre por honor que gracias a mí pudieron hacer su historia de amor.

Megumi daba salticos de emoción, riéndose como una loca maniática mientras Katsuki la miraba fastidiado y Eijiro ríe contagiado de la risa de la chica.

—Maldita loca.—Comenta el rubio cenizo, haciendo un esfuerzo sobre natural de no reírse.

—Ya sabía que iba a decir eso.—Comenta esta vez el pelirrojo, calmando la suya.

Después de esa charla que tuvo con su psicólogo y al mismo tiempo profesor regresó a las clases, reflexionando en las palabras del contrario mientras las clases se finalizaban y tanto él como sus compañeros de clase junto su profesor guía fueron al apartamento donde iba a vivir hasta que terminara los tres cursos de la academia.

Ahora los tres que estaban arreglados entre ellos, se encontraban en la habitación varonil del pelirrojo, el cual la puerta estaba abierta para no recibir ni un regaño de Aizawa o que le avisen al susodicho que dos de sus alumnos estaban encerrados con una alumna.

Definitivamente los tres iban a ser castigados por el resto de sus vidas.

Nuestro protagonista estaba sentado cómodamente sobre su nueva y varonil cama, la cual aún todavia no se adaptaba a dormir bien debido que primero no estaba en su casa, si no en un nuevo lugar que va requerir de tiempo acostumbrarse a vivir con sus compañeros de clase.

Y segundo: iba ser difícil para él no estar viviendo con su mamá y su papá, a pesar que su progenitor regresaba a casa muy tarde por su trabajo, pero siempre al menos  tenía la oportunidad para pasar tiempo con él.

Ahora no lo tenía, solamente podía en los fines de semanas, sin embargo debía de pedir permiso y regresar al apartamento.

Y de paso, le contaba lo que sucedió con su salida con el chico que le gusta.

—¿Y qué pasó después?

Megumi ya había dejado de dar salticos, apareciendo de manera muy repentina al frente de Kirishima, arrodillada en su silla rotatoria.

—Mm no quiero contar mucho esta parte porque fue algo personal, principalmente a él y no seria muy varonil de mi parte decirlo.

Katsuki chasquea la lengua, entre molesto de seguir escuchando cosas que no valen el tiempo y aburrido, porque se quería ir. Pero su lado chismoso es más fuerte que su voluntad y espera a que el pelirrojo termine su cuentico del idiota que le gusta.

En cambio, Megumi inclina su cabeza a un lado, mostrándose confundida, pero la realidad es que estaba fingiendo estarlo, porque sabe perfectamente a lo que se refiere lo "personal".

—Pero si puedo contar que lo abracé y él me correspondió.

El rubio cenizo quería vomitar de tanta cursilería mientras la pelinegra movía sin cuidado la silla rotatoria hacia delante y atrás.

—¿Y pudistes agarrarle una nalga?

—¡¿Qué?! ¡No!—De solo pensarlo hizo que sus pómulos enrojecieran un poco. Por culpa de su amiga su mente poco a poco se corrompía por pequeños pensamientos de doble sentido.—Lo estaba consolando, ¡¿p-por qué pensaría en tocar su trasero?!

—Para quitarle la tristeza.

—Pff.

Bakugo en toda la charla que le parecía muy aburrida, a pesar que estuviera ahí por el chisme, se muestra burlón por primera vez por las tonterías que soltaba la de parche.

—¡¿Por qué son así?!—Eijiro le lanza una almohada en la cara al rubio y el arrepentimiento se apodera en su cuerpo cuando acerta el golpe.

—¡¿Te atrevistes a tirarme una almohada?!

La gran sonrisa de burla que estaba anteriormente asomada en los labios de Bakugo desapareció al instante y el contrario alza sus brazos a la altura de su rostro al ver que el rubio estaba formando pequeñas explosiones en su mano zurda.

—Yo pensé que la ibas a esquivar.

—¡Ven acá, pelos de incendio!

—¡Perdóname, bro!

De un momento a otro Katsuki estaba en la cama de Eijiro, golpeándolo fuertemente con la misma almohada que este le lanzó y el segundo al ver que no estaba corriendo peligro de ser explotado, agarra como puede su otra almohada comenzando una lucha de almohadas entre él y su amigo.

Megumi intentó incluirse, pero terminó siendo lanzada por el piso provocando que los dos se detuvieran repentinamente para ir directamente a ver a la pelinegra, quien se sienta con ayuda del pelirrojo que le quita los pelos de la cara mientras ella con una mano cubre rápidamente el ojo que siempre ocultaba en su parche ( bueno, si es que tenía uno o lo más probable un agujero.)

—No fue muy varonil de nuestra parte golpearte.—Ella sonríe de lado, alzando el dedo pulgar.

—Sin rencores.

Katsuki le pone el parche literalmente en la cara de la chica haciendola reír ya que estaba mirando a otro lado, porque fue él quien le golpeó con la almohada y la tiró de la silla rotatoria. La pelinegra baja tanto la cabeza para ocultar su rostro con ayuda de su cabello y al alzarla ya tenía puesto su parche. Kirishima deduce que no le gusta que le mirasen el ojo que mayormente no tiene expuesto.

Antes que uno de ellos hablasen se hace presente el sonido de una llamada, el pelirrojo reconoce de inmediato que es su móvil y ayuda a su amiga a levantarse por completo antes de ver quien lo llamaba.

—Es mi papá.

—Awww.

La pelinegra forma un puchero y en cuestión de segundos vuelve a estar sonriente.

—Bueno, nos cuenta después. Creo que ya pronto vamos a cenar.—La pelinegra ya tenía un brazo colgando en el cuello del rubio, quien la mira molesto por su confianza, pero tampoco la aparta.—Vamos, Kats~. No seas un chismoso.

—¡No soy un chismoso!

—Si, si, si. Lo que tú digas.

Eijiro niega con la cabeza con una sonrisa, observando como Bakugo no le empujaba el rostro como costumbre y solamente ambos salen de la habitación.

《Al menos ellos si se arreglaron. La cosa estaba más tensa entre ellos que Megumi conmigo.》

Pone en altavoz la llamada cuando dejó de escuchar los gritos del otro chico.

—¡Hola, papá!

—¡Hey, campeón! Me preguntaba como te iba allá. Es muy raro no tenerte en casa.

—Ni que me lo digas.—El chico se sienta en el borde de la cama para hablar más cómodo.—Pero me acostumbraré, ¿cómo te va en el trabajo?

—Bueno, desde que mi jefe se enteró que mi hijo no va estar en casa me ha puesto a trabajar más.—Su padre deja salir un cansado suspiro en la llamada.—Ahora estoy en mi descanso y por eso te estoy llamando, pero hasta que acabe con mi café tendré que regresar a trabajar.

—Cuando me convierta en un héroe profesional hablaré seriamente con tú jefe.

—Si, por favor y de paso nos mantienes a mí y a tú madre.

—Oyeee, tampoco exageres.—Ambos ríen un poco.—Pero si los mantendré, más a mamá que se lo merece.

—¿Y tú viejo qué?

—Un poquito nada más.—Eijiro se acuerda de la charla que tuvo con su psicólogo/profesor y dejó de reír, pensativo.—Oye, papá.

—¿Mm, si, campeón?

La garganta del joven se cierra y una sensación de opresión se apodera en su pecho, no muy seguro si es capaz de decirle a su padre que le gustan a los hombres. 《¿Y si lo decepciono?》《¿Y si ya deja de verme o tratarme como un hijo?》《¿Mamá reaccionaría igual?》Esas fueron las preguntas que recorrieron en su mente, aumentando sus inseguridades.

《Creo que mejor decirlo a los dos en otro momento y en persona.》

—Nada, papá. Quería decirte que te...Quiero.—Ya ni estaba seguro decirle "te amo" al hombre quien lo crío.

—Yo también te quiero, campeón. Ya me tengo que ir, otra noche te llamo.

—Si, papá. Estaré atento.

El primero en colgar la llamada fue el adulto y el segundo de hacerlo fue el chico, quien se cubre la cara con su mano libre, decepcionado de sí mismo de su cobardía. Ni siquiera tiene el valor de revisar si Levi le mandó un mensaje.

《De seguro lo incomodé muchísimo.》

Unos minutos más, insultandose por dentro decide lo mejor levantarse e ir en dirección a donde estaban sus compañeros de clase para no quedar atrás en la cena. Dos días pasaron y aún Kirishima no sabe nada del chico que le gusta porque el miedo le supera, sin embargo intentaba no concentrarse mucho en su cobardía y sus sentimientos. En uno de esos descansos pidió a sus amigos que no lo esperasen porque iba a ir a ver a alguien del departamento d y se iba a demorar.

Se esperaba que Katsuki le diera igual lo que vaya hacer, pero no se esperó que Megumi no insistiera en acompañarlo, si no que se despidió de él con una sonrisa traviesa antes de estar como chicle con el rubio.

《Supongo que tiene mucha hambre.》

Fue ese el pensamiento que pasó en la cabeza al pelirrojo mientras se acercaba en el espacio donde trabajaba la tal Hatsume Mei; una chica que le había dicho que le iba a entregar algo que sirviera con su traje de héroe y también su quirk. Aunque le extrañó que no lo llamase o le enviará un mensaje, decidió él mismo ir allá por si la chica se había olvidado, tiene entendido que tiene muchos pedidos y mayormente está muy ocupada. Al visualizar la puerta abierta, oyendo ruidos de objetos caerse y una voz femenina hablar muy alto, supo que se trataba de ella, pero al llegar, aprieta sus labios y se esconde detrás de la pared al alcanzar a ver a Levi adentro del lugar junto a Mei.

《Eso estuvo cerca. ¿Qué hace aquí? ¿Acaso hizo un pedido para su traje de héroe?》

—¿Tú debes ser Levi Anderson? El nieto de la tierna de Recorvey Girl, ¿cierto?—Percibe la voz de Mei, la cual notaba exhausta y muy desanimada, algo que no cuadraba mucho con su personalidad.—Tú pedido era una patineta que pueda mantenerse al aire.

—Si, pero lo había pedido con la otra chica. Creí que habia regresado a la academia.—Levi sonaba tan neutral al hablar, algo que lo caracterizaba tanto.

—Bueno, después del evento deportivo donde casi mata a una chica y hayan descubierto que no era un extranjero sin quirk, si no una extranjera que fingió ser su mellizo. Puede que es bastante obvio que no esté aquí.

—Perdón, no quise decir eso.

—Lo sé, lo sé. Solo estoy preocupada por María, ella no quería hacerle daño a nadie, solamente no pudo controlar su poder.

Se me olvidó mencionar que en la última prueba del evento deportivo casi hubo una muerte de una estudiante, especialmente una de las compañeras de aula de Kirishima. De hecho, antes del evento deportivo, uno de los estudiantes de las clases D se presentó al frente del aula para tomar datos de ellos, le recordó un poco a Levi porque se trataba de un extranjero, pero no un canadiense, si no un mexicano sin un quirk que se llamaba Luis, resultó ser una farsa cuando el tal "Luis" resultó ser una chica con un quirk muy peligroso. Después de que lograrán inmovilizarla no se supo nada de ella.

《Quizá debo volver más tarde.》

Kirishima estaba al punto de irse, hasta que la chica suelta algo que interrumpió sus futuras acciones.

—Anderson tú también eres un extranjero, ¿verdad? Tengo curiosidad, ¿también en tú propio país te consideraban un fenómeno por tú quirk?

—Algo así.

Eijiro ni siquiera hace el intento de moverse al escucharlo, solamente asoma su cabeza, alcanzando ver la espalda del chico y la cara de la chica, quien tenia unas grandes ojeras, signos de que no dormía hace tiempo.

—Desde que tengo recuerdo, en mi infancia me juzgaban a mí y a mi mamá por tenes quirks, más a mi mamá por ser japonesa, menos a mi papá porque él era el único que no tenía un poder en sí.

《¿Entonces es verdad que en otros países es normal no tener un quirk o un kosei?》

—Pero en Canadá no nos juzgaron tanto al ver que nuestros poderes no son considerados tan peligrosos. Aunque María, nació con ese quirk, ¿cierto?—Mei asiente con la cabeza, muy desanimada. Al parecer la mexicana y ella si tenían una buena relación.—Por lo que vi en el evento parece un poder muy peligroso, ni siquiera el quirk de Aizawa–sensei pudo detenerla porque era de mutación. Te diré algo, en donde ella vive, presenciar un quirk como el suyo ya la hubieran ejecutado hace tiempo, lo más probable es que le tuvieron tanto miedo como para permitir que esté en Japón y el director de la Yuei de seguro entenderá su situación.

—¿Tú crees?—Ella alza la cabeza con una expresión triste y Levi posiciona una mano sobre el hombro ajeno.

—Si lo creo, no te preocupes. Por lo que escuche de mi abuela puede que muy pronto esté de vuelta, pero cuando regrese a la academia las cosas para ella serán muy distintos. Lo sabes muy bien.

—Espero que si. La extraño muchísimo.

Mientras tanto Eijiro miraba como el canadiense consolaba a la chica de cabello rosado al mismo tiempo el recordaba la vez que le contó sobre lo de su padre aquella noche que se quedó a dormir en su casa.

《¿Por eso me decía que no era culpa de nadie? ¿Por qué el quien asesinó su padre tenía el mismo problema que la chica?》

—¡Oye, chico, si no sales de ahí no te puedo saber quien eres!

Todo el cuerpo de Kirishima Eijiro quedó congelado al oír que las palabras de Mei eran dirigidas a él. Quiso activar su quirk en el momento que su mano golpea su rostro para ocultarse de la mirada de los otros dos que estaban en el interior del lugar, sintiéndolo caliente debido que estaba rojo de la vergüenza por no ser disimulado, por ser atrapado, por no ser muy varonil en irse y porque el chico que le gustaba estaba mirando su patética presencia.

《Se me olvidó que su quirk tiene algo que ver con sus ojos. ¡Maldita sea! Ya, Kirishima, actúa normal nada mas. Solo tienes que actuar normal.》

Inhala profundamente y exhala suavemente el aire contenido en sus pulmones para tener valor en si mismo, pero al dar un paso, terminando al frente del campo de observación de Hatsume y principalmente de Anderson, ni siquiera quería verle el rostro.

Pero su cuerpo lo terminó traicionando, empezando a temblar un poco debido a los nervios que se apoderó en todo su cuerpo y su corazón no ayudaba mucho, palpitando con tanta fuerza que parece que quiere salir de ahí.

—¡Oh! Eres Kirishima Eijiro de la clase 1–A.

—S-S-Si.

《¡Carajo ! ¡Habla bien, idiota!》

—Iré a buscar lo que querías.—Mira al chico de cabello celeste, palmeando su hombro.—Ahora regreso, Anderson.

La chica se mete en la gran pila de objetos de metal que llenaba gran parte del espacio, dejando a los dos chicos solos.

—Ho-Hola, hombre.—Se aclara la garganta para poder hablar bien y no en tartamudeos, evitando ver sus ojos agua.

—Shima.

Ahora que Levi Anderson sabe que lo que tiene no es ninguna enfermedad, si no síntomas muy comunes de enamoramiento que descubrió en Internet y saber que se enamoró sin razón aparente del pelirrojo, su compañero de la clase le dijo que no tenía que ser muy directo y vaya muy lento porque podía asustar al otro.

Sin saber que el chico que estaba parado en la entrada mirando todo menos a sus ojos, temblando un poco y con la cara teniendo casi el color de su pelo estaba loquito por él desde el primer momento que se vieron.

—Te envié mensajes, pero no contestastes.—Dice lo último en un tono bajo.

—¡¿Ah?!—Este se sobresalta, algo sorprendido.

No creyó que Levi realmente le había mandando mensajes, después de sus acciones impulsivas.

—Yo estaba ocupado y no me pude fijar.—Forma una mueca, algo incómodo.—Lo siento.

—¿Por el secuestro de tú compañero de clase?—Eijiro lo mira de reojo.—¿Tú amigo?

—Si, si. Por eso mismo.

《Y porque también pensé que te había incomodado.》

Los dos se quedan en silencio, por primera vez uno muy incómodo, porque Eijiro no quería alzar la vista y Levi movía sus pies hacia delante y hacia atrás, cerrando y abriendo sus manos, sin parar de verlo, ansioso de querer hablarle.

—¡Oye, Kirishima!

El apellidado alza la cabeza ante el llamado de la chica de cabello rosado y el canadiense lo imita, viendo a la de fémina un poco más animada en la punta arriba en una montaña de metales.

—¡Atrapa esto!

El pelirrojo se mueve rápidamente hacía al frente logrando atrapar sus hombreras, deteniéndose para observar con más detalle sus dos pedidos que formaban parte de su equipamiento: Unas hombreras que relucían más intimidantes y varoniles.

—¡Te los mejoré como tú querías! ¡Espero que puedas moverte mejor!

—¡Gracias!

—¡Anderson tú puedes irte ya, pero tú pedido es muy fácil! ¡Te lo entregaré mañana! ¡Ven a esta misma hora!

Levi solamente asiente con la cabeza, viendo distraidamente como Hatsume se metía nuevamente dentro de esa montaña de metales, tirando cosas al aire mientras la escuchaba hablar en alta voz como haría su pedido. Tuvo que retroceder para no golpearse con ninguna de esas cosas.

—Yo me iré. ¡Hasta luego, Anderson!

Al oír la voz del pelirrojo hace que deje de prestar atención a la chica, dando media vuelta al instante viendo como el chico ya se iba y eso provoca que caminara apresurado a la puerta.

En cambio, Kirishima exhala un tembloroso suspiro, pensando en regresar con sus amigos para al menos comer algo antes que se inicien las clases.

—¡Shima, espera!

El susodicho se detiene de golpe, un poco sorprendido y gira su cuerpo de inmediato, teniendo que retroceder unos pasos al tener al canadiense frente suyo, pero nota que el contrario lo imita y también se percata que las mejillas pálidas del chico que le gusta estaban coloreados de un suave color rojo carmesí.

《¿Él está sonrojado por mí? No lo creo. Pero se ve muy bonito asi.》

—¿Tú no estarás ocupado el sábado?—Pregunta Levi mirando directamente a los ojos de Eijiro, esperando algo ansioso de su respuesta ahora.

《¿Después de todo él quiere seguir andando conmigo?》

—Yo creo que no.—Contesta inseguro, inclinando su cabeza al lado izquierdo.

Tenía pensado pedirle permiso a sus maestros para poder visitar al menos su madre, pero su tonto corazón enamorado le ganó la tentación de seguir teniendo esas salidas con el chico que le gusta hace años.

—Bien, te veré en el mismo parque y la misma hora.

Eijiro no pudo decir nada ya que Levi fue quien esta vez quien lo dejó con la palabra en la boca, caminando apresuradamente por el pasillo, dejándolo solo. El pelirrojo lo sigue mirando, sorprendido por su actitud hasta que su silueta desaparece en su campo de vista y una sonrisa se escapa de sus labios, sintiendo su corazón palpitar con frenesí.

《Y yo pensé que jodí todo, pero al menos no fue así.》

Deja salir un suspiro cargado de alivio y se dirige a la cafetería muy contento.

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