04 ── 𝘚𝘰́𝘭𝘰 𝘦𝘯𝘷𝘪𝘢𝘭𝘦 𝘶𝘯 "𝘏𝘰𝘭𝘢"
KIRISHIMA EIJIRO SE ESTUVO PELLIZCANDO el brazo una y otra vez, incrédulo de que haya logrado entablar una conversación con el chico que le gusta hasta hace unos minutos de este se fuera de la enfermería.
《Debo estar soñando.》
Se repetía en su mente con sus ojos rojizos fijos en el pedazo de papel arrancado donde tenía el número de teléfono escrito del chico de la patineta, haciendo que se acuerde de la conversación de hace un rato y lo que sucedió si paso de verdad.
—No estoy soñando.—Murmura mientras sus mejillas se tornan rojizas dejando escapar una risita, algo risueño al mismo tiempo que usa su diestra para peinar sus hebras teñidas de rojo mientras su corazón palpitaba un poco rápido.
Pero el sonido de unas ruedas hacer fricción en el piso hizo que alzara la vista y de inmediato esconde el papel al ver que no estaba completamente solo.
—Oh, ya despertastes.—Comenta Recorvey Girl aproximándose hacia el chico, quien asiente con la cabeza.—¿Te sientes ya mejor, muchacho?
—Si, mucho mejor. Solo algo cansado.—Una sonrisa se le asoma a Kirishima cuando la anciana le pellizca su mejilla, jalando un poco esta.
—A la otra no juegues en los pasillos.
—Si, Recorvey Girl. No lo volveré hacer de nuevo, lo juro por mi mamá.—Se soba la mejilla cuando es liberada por la mano de la adulta, quien se aleja del joven mientras este se quita la sabana de encima y se sienta en el borde de la camilla para ponerse los zapatos.
—Confío en tí, pero eso dependerá el castigo que te ponga tú maestro.—La anciana sonríe un tanto divertida al notar lo tenso que se puso.
《Ay, verdad. Que por poco lo mato.》
—Shu shu.—Mueve sus manos en un gesto de que se fuera.—Aún las clases no se terminan. Eijiro se para de la cama y se acerca a tomar la patineta de Bakugo junto el casco de Megumi se despide de la mayor y agradeciéndole de haberlo sanado antes de salir trotando en dirección a las escaleras.
《Aizawa me va a matar.》
Ya estaba en el pasillo que lo encaminaba en dirección a su aula, estaba vacío y era alumbrado de tonos cálidos debido que ya era mediodía. Sentía algo de temor hacia el adulto, porque es su maestro guía y pese que sea alguien muy genial, no quita el hecho que le intimida y más si se trata de sus castigos. Con algo de dificultad mira el número de teléfono, se le quedó viendo durante unos segundos, una sonrisa tonta se le escapa de los labios y se lo guarda en uno de los bolsillos para seguir avanzando.
《Pero valió la pena.》
—Permiso.—Con sus nudillos toca el marco de la gran puerta, interrumpiendo al mayor, quien lo voltea a ver seguido de todos los ojos de los presentes sobre él, algunos comenzando a sursurrar.—¿Puedo pasar, Aizawa–sensei?
Puede que ya estaba sudando un poco de los nervios cuando el pelinegro se le quedó mirando fijamente durante unos segundos o lo más probable minutos, así lo sentía el pelirrojo, no ayudaba en nada que la mirada cansada del adulto sea tan seria. Pero sus cejas se alzan cuando este sube un poco su mano, mirando la pizarra mientras con un movimiento le decía en silencio que entrase.
Obediente y no queriendo causarle molestias al pobre, ya tuvo suficiente que por poco lo mate por una patineta, pero sabe que al final de la clase le iba a implicar un castigo. Al sentarse a su escritorio correspondiente, observa como Denki gira a verlo, sabía que como todos estaba curioso de saber que le sucedió, pero una tiza golpea la nuca del rubio provocando que soltara un quejido de dolor.
—Kaminari, no te distraigas.—El apellidado se contiene en soltar una queja, regresando su vista a la pizarra y Eijiro saca de su mochila su libreta para no quedar atrás.
Después de una hora completa, el mayor se mete en su saco de dormir para tomar una siesta mientras la mitad del aula en seguida van directo hacia Kirishima, llenándole de preguntas de lo que hizo en el receso, oyendo las quejas del presidente que deben estar sentados, pero lo ignoraban, atentos a las respuestas de Kirishima. Claro, este omitía ciertas cosas. Hasta que de inmediato su brazo es jalado con una fuerza sobrenatural y nota que se trataba de Megumi, alejándolo del grupo que se formó.
—Se los robo por un momento. Ahora se los devuelvo, será rápido.—Habla antes de uno se queje, dirigiendoles una sonrisa burlona, contemplando unos segundos como el de lentes no notó que se había parado, siguiendo insistiendo a los compañeros del aula que se sentarán.
Los dos se detuvieron afuera del aula para conversar con más privacidad.
—¿Y bien? ¿Cómo te fue, campeón?—Como si nunca lo hubiera empujado con un pie, golpea juguetona su brazo.—¿Qué paso? Iba a ver como estabas, pero tú chico estaba haciendo compañía y no quise interrumpir nada.—Se queda callada unos segundos.—¿O no sucedió nada? Porque si es así, haremos el plan-
Se interrumpe así misma, viendo como Eijiro sacaba de su bolsillo un pedazo de papel de un cuaderno con un número de teléfono escrito, sacudiendolo suavemente al frente de ella, sonriendo de lado. El ojo azulado de la pelinegra brilla mientras una gran sonrisa se asomaba en sus labios al darse cuenta de que es.
—¡¿Conseguistes su númer-
—¡Shh!—El pelirrojo de inmediato usa su mano para cubrir la boca de ella y no llamar la atención, asintiendo con su cabeza en respuesta y separa su mano, guardando el número de teléfono para que no se estropeara.
—¡Lo conseguimos!
—¡Si! ¡Gracias a ti!
—¡Gracias a mí!
—¡Y a Bakubro!
—Tampoco tanto.
Los dos se abrazan, emocionados por un simple papel, pero aquel pedazo de papel era muy valioso para el pelirrojo y ¿Qué decir de la chica? Por poco lo mata en el proceso, pero lo consiguieron. Comenzaron a dar salticos en círculos hasta que la gran puerta se abre de golpe haciendo que se detengan a seco y sus cuerpos son envueltos por unas vendas.
—Quiero una explicación ahora mismo de vuestra actitud últimamente.—Aizawa mira a ambos intimidamente. Kirishima se pone nervioso por la mirada del mayor y Megumi simplemente sigue sonriente, sin sentirse intimidada en lo absoluto.
—¡Bakugo empujó a Kirishima!
—¡¿Qué dices, parches?! ¡Fuistes tú! ¡No digas más mentiras!
El rubio que anteriormente estaba tranquilo sin mostrarse irritado ahora se puso como fiera ante el descaro de la chica, formando pequeñas explosiones en sus manos, asustando algunos compañeros. No sirve mucho, pues la pelinegra se burlaba tanto de él como el maestro. Pero de igual manera fue envuelto por las vendas del adulto y este sale del aula, diciendo a los demás que buscarán al joven maestro para que turnara su clase, mientras arrastraba al trío al suelo en dirección a un salón en donde pudiera aplicarles un castigo y al menos tener una explicación, sabe que sus retoños son partículares, menos Megumi que no lo era.
UNOS DÍAS DESPUÉS
Después de recibir sus castigos, sin darle una verdadera explicación al maestro Aizawa, este les dió el permiso de que ya podían ir al receso de nuevo, no sin antes de amenazarlos de que no volvieran hacer otra locura en la academia. Hablando de receso. El trio estaban comiendo en la mesa donde siempre se sentaban, el rubio cenizo con su comida hecha por sus manos, estando tranquilo (Solamente no tenia cara de gruñón cuando come), Megumi comiendo pizza de piña y Kirishima observando distraidamente la pantalla de su móvil.
—¿Aún no le mandastes un mensaje?—La pregunta de la fémina hizo que el pelirrojo alzara su vista y negara con la cabeza como respuesta.
—Siento que todo fue un sueño. ¡Auch!—Un repentino pellizco en su brazo izquierdo hace que por poco se le caiga el teléfono y voltea a ver a su lado a Bakugo.
—No, no estás soñando, idiota.—Es lo único que dice antes de seguir comiendo como si nada.
—A ver, presta acá.—Eijiro sin dudarlo le da el teléfono a Megumi.
Grave error.
La pelinegra ve el contacto, el cual tenía el nombre del chico y sin una foto. Deduce que para esconder aún su orientación sexual, lo comprende, no es que sea lesbiana o bisexual (Aunque las coquetee, siempre será Aizawasexual, nah, no le gusta para nada ese vagabundo con cara que no durmió hace años, solo le gusta molestarlo.)
Presiona en comentarios y sin dejar de comer su pizza, mueve habilidosamente su dedo pulgar por el teclado, bajo la atenta mirada de Kirishima. Este nota como una traviesa sonrisa se le escapa a la chica y eso hace que se arrepienta en darle el móvil.
—¿Qué–Qué estás escribiendo?
—Querido Levi.—Dice en alta voz, lo suficiente para que solamente la oígan los dos varones.—Quisiera decirle con todo respeto que me pones más duro que-
—¡Oye, no!
Megumi deja salir una carcajada limpia, viendo burlona como Eijiro estaba con sus mejillas teñidas de rojo por la vergüenza, borrando el mensaje que le iba a enviar al chico de la patineta.
¡Todo su esfuerzo se iría al carajo por la broma de la de parche!
—No seas tan penoso y mandale un puto mensaje.—Dice Katsuki, frunciendo un poco el ceño y enviándole una mirada molesta al pelirrojo por su timidez.
—No puedo.—Suspira derrotado y en cuestión de segundos su móvil es robado por Bakugo, aunque ahora a este le tiene más confianza que la fémina.
Otro grave error.
Le pone ojitos a su mejor amigo, quien escribía con un solo dedo, solo que no tan rápido como Megumi, pero al ladear su cabeza, curioso de saber porque se demoraba tanto su cara vuelve a enrojecer, ya casi pareciendo al color de su cabello al ver lo que estaba escribiendo.
No era una frase con doble sentido, ¡pero si una maldita confesión!
—¡No! ¡Lo asustaré!
Frunce su ceño al igual que sus labios, formando un tierno puchero porque la cara del pelirrojo parece que estaba hecha para no realizar una expresión enojada. Ignora como Megumi ríe a carcajadas mientras Katsuki sonríe de lado, mostrándose burlón.
—¿Pero qué le escribiste, Kats?
—La verdad.
—Estás loquito.—Niega ella, intentando de sobre manera calmar su risa.—¿Por-Por qué...—Respira hondo y exhala suave.—...no mejor le dices un hola y ya?
—Es que...—Duda por un momento y eso no pasa por alto a los otros dos.
—Pelos incendio, serás idiota.—Masculla con molestia el rubio cenizo, teniendo la atención del otro.—El idiota ese te dió su número de teléfono por algo, no para que lo tengas conservado en tú celular.
El pelirrojo mira a la pelinegra, queriendo una opinión al respecto, pero como la chica tenía un pedazo de pizza, como respuesta señala la mitad de lo que se estaba comiendo al rubio cenizo como de acuerdo a sus palabras.
Este deja salir un suspiro, algo inseguro mira el contacto adentro de los comentarios, pero su mejor amigo tenía razón, quizás Levi no le haya dado su número de teléfono como interés romántico, pero al final en cuenta se lo dió y solo debe mandarle un mensaje.
Inhala profundamente, cerrando sus párpados cuando su corazón palpita con rapidez por los nervios que le invadieron y su agarre se vuelve temblorosa, exhala de manera suave. Seguía inseguro, pero tomó un poco de valentía y comenzó a tocar cuatro letras del teclado, rápidamente envía el mensaje.
Pero quita la aplicación y apaga el móvil para no ver más.
—¡Ese es mi chico!
Megumi se había levantado de su asiento, limpiándose con su brazo el queso que quedó en su boca y se acerca al chico, sujetando su rostro con sus dos manos mientras dejaba un sonoro beso en el pómulo de Kirishima, provocando que riera.
Mientras Katsuki solo miraba de soslayo a los dos ruidosos, con obvia molestia al observar la escena.
《¿Por qué no pueden callarse? Parecen cotorras.》
—¡Ven acá, Kats! Tú también.
—¡No! ¡Ni se te ocurra, parches!
Eijiro observa como Megumi usa gran parte de su cuerpo encima de él mientras intenta besar el rostro del gruñón a la fuerza y Katsuki usaba una mano, empujando esta al rostro de la fémina para no llenarse de sus besos.
—Levi, despierta.—El nombrado siente una sacudida y oye unas palabras distersionadas, pero no fue lo suficiente para que despertara.—¡Levi!
Las sacudidas en su hombro izquierdo se volvieron más fuertes provocando que poco a poco el de cabello celeste se despierte. Este abre sus párpados de manera perezosa, despegandose lentamente su cabeza entre sus brazos que usó como una almohada dejando de sentir las sacudidas mientras sube una de sus manos para frotarse por encima de sus ojos, emitiendo un ruido en su garganta y en cuestión de segundos los abre poco a poco hasta enfocar su vista. Observa soñoliento su aula, la cual estaba medianamente vacía porque la mitad de sus compañeros habrá ido a comer a otro lado.
Emite otro ruido en su garganta debido al sueño, aún no se adaptaba hacer guardia en los turnos de la noche en el hospital donde estaba trabajando, por culpa de eso se queda dormido en clases y recibe muchos regaños de otros profesores, y por supuesto de la guía. Aunque a veces Shinso lo salva, despertandolo como puede porque al final se queda dormido.
El sonido de una silla chirriar contra el piso hizo que alzara la vista por el molesto ruido, viendo que una chica se sentaba al frente suyo y la reconoce de inmediato.
—Ah, Akita.—Pronuncia su apellido, soñoliento y la de cabello corto le corresponde el saludo antes de comenzar a comer. Mira a su lado derecho, viendo a Shinso sentarse en su escritorio, colocando una una bandeja sobre la mesa lo que parece ser el almuerzo. Confuso mira a ambos, aún adormilado y no entendiendo porque los dos amigos estaban comiendo en el aula.—¿Qué hora es?
—Ya es mediodía.—Contesta el de cabello índigo y este de queda en silencio, mirando un punto fijo inexistente.—Te traje tú almuerzo.
—Ah...—Aún distraído sigue la mirada el brazo de su compañero, quien le había extendido uno de los platos de la bandeja y lo deja en el medio de la mesa del contrario, seguido de un tenedor.—¿Gracias?
Levi le da una mirada al interior del plato, un poco confuso porque para comer una hamburguesa no necesitaba usar un tenedor, pero se delisionó al ver que trataba de fideos. No es que no le guste, le gusta los fideos, de hecho es alguien con un apetito muy grande y puede comer cualquier, excepto de una cosa, pero le encantaban las hamburguesas más que nada.
—No deberías comer tantas hamburguesas.—Comenta Hitoshi, viendo de soslayo a Anderson con una expresión entre soñoliento y delisionado, sujetando el tenedor y comiéndose los fideos que le trajo.—¿Acaso no te cansas de comer lo mismo?
—No.
—Oye, Levi.—El nombrado emite un un "¿Hmm?", dando entender que estaba escuchándola.—¿Es verdad que a los doctores le dan miedo a las manzanas?
—¿Por qué preguntas?—Alza la vista, curioso mientras chupaba con suma lentitud uno de los fideos que no pudo masticar.
La curiosidad desaparece de inmediato siendo reemplazado por miedo al ver aquella redonda fruta de color rojiza con su característica cáscara fina mientras una pequeña ramita decoraba en la parte posterior con una pequeña hoja verde.
—¡Alejame esa cosa de mí!
El de cabello índigo mira con sorpresa como su amigo estaba completamente despierto, parándose de su asiento y casi cayendo en el proceso por su patineta que estaba en el medio del camino, poniéndose en una esquina del aula, viendo con horror una manzana que ni siquiera era real gracias al quirk de su amiga de la infancia. Toma uno de sus cuadernos y con el borde le pega suavemente la cabeza de la ajena, haciendo que se queje por el golpe y le dirigiera una mirada de sorpresa, y al mismo tiempo ofendida, entre abriendo su boca.
—No es real, Levi.—Sujeta su botella y le vierte un poco de agua por encima de la manzana, la cual se desmorona como si fuera papel.—Es falsa.
El de ojos agua deja salir un suspiro aliviado, acercándose a su asiento como si nada pasó y se sienta de nuevo, observando como la "manzana" perdía sus colores hasta caer en su escritorio y ser convierte literalmente en agua. A veces se le olvida que el quirk de Kokito le permite dibujar en cualquier lado y cualquier cosa, convertirlo de verdad, más o menos, depende del material donde esté dibujando. Ya completamente despierto por el susto, sigue comiendo sus fideos, pensando en la nada al mismo tiempo que oía la conversación de los otros dos.
—¿Kokito, aún esa persona te sigue mandando cartas?
Si, entre los tres, la fémina después de tener su primer enfrentamiento con un villano de verdad, recibiendo también miradas de los demás jovenes axpirantes (Menos de Shinso, porque son amigos desde la infancia, seria estúpido que la tratara mal por ese motivo y Levi no le importa en absoluto quien peleó primero) ha comenzado recibir cartas de un desconocido bastantes extrañas.
—Si, es muy molesto.—Kokito voltea su torso y vuelve estar en su posición anterior, esta vez con una mochila sobre su regazo, sacando algo en su interior y al hacerlo, extiende un sobre amarillo ya abierto por ella y dandoselo al de cabello índigo.
Este lo lee y el de cabello celeste ladea su cabeza para también leer lo que había escrito en esa carta.
—¿En serio aún no te das cuenta de quien es?—Hitoshi le devuelve la carta con notable cansancio en su mirada.
—No
—¿Y quién es?—Suelta Anderson hacia su compañero, pero solo recibe una mirada de "¿En serio tú también?"
Shinso deja salir un suspiro, colocando su mano en su rostro mientras negaba con su cabeza. ¿Cómo es que termina rodeado de las personas más distraídas del mundo? Mientras Levi y Kokito se miran entre ellos, encogiendose de hombros sin entender nada y prosiguen a comer.
Horas después se finalizan las clases, Levi se despide de Hitoshi, sujeta su patineta y empieza a montarla, desplazándose con calma por el pasillo. Al llegar a las escaleras, baja por el barandal de metal haciendo una maniobra al estar en el primer piso y se impulsa con la pierna derecha para dirigirse a la enfermería donde visualiza a su abuela cerrar apagar el interior.
—Ahora voy, hijo.—La anciana saca una llave y cierra la cerradura mientras el de ojos agua se detiene justo detrás de ella.—Listo.
Casi todos los días, Levi es uno de los primeros en salir del aula para llevar a su abuela a la casa de esta. Prácticamente no es seguro estar cargando a una persona sobre una patineta, sobre todo si se trataba de una persona mayor, pero Chiyo confiaba mucho en su único nieto. La mujer mayor sonrie con dulzura como el joven le pone un casco junto a unas muñequeras y rodilleras para su seguridad.
—Arriba.—La mayor parece ahora una koala en la espalda de su nieto. El joven skater se desplaza ahora con mucha más calma, saliendo de la academia y teniendo que estar más concentrado en su camino para no tener un accidente que pueda perjudicar a su abuela.
Cuando se trataba de él nada más patinando, se mueve con más velocidad porque la adrenalina le gana y provoca que sea más impulsivo, pero si se trataba de montar con alguien más es mucho más tranquilo. Estuvieron así dando vueltas por el área, al final en cuenta al ser una heroína ya muy mayor, consideró que para su salud era vivir en un lugar que estuviera cerca de la academia, aunque desde que su hija y su nieto se mudaron con ella hace cuatro años, ir a la academia y regresar fuera menos cansador. Solo le tomó catorce minutos para estar al frente a la casa.
—¡Rin, querida! ¡Ya llegamos!—Avisa la anciana al adentrarse al interior de su casa, la cual al ser una profesional gana bastante mucho dinero. Al menos el suficiente espacio para que tres personas vivieran.
Detrás de Recorvey Girl, entra Levi, quitándose el casco y agachándose a la altura de su abuela para quitarle las cosas mencionadas que le puso y al quitarlos todos, se mueve tranquilamente por la casa para dejarlos en un lugar odernado. No antes de quitarse los zapatos y ponerse unas sandalias. Anderson percibe el sonido de unos pasos en dirección a la entrada principal, al regresar, ve que se trataba de su madre saludando a su abuela. Cuando se acerca a ellas es que su progenitora se da cuenta de él, yendo a abrazarlo directamente, el chico tuvo que encorvar su espalda, permitiendo que la contraria pueda darle un beso.
—¿Cómo te fue en la academia? ¿No volvistes a quedarte dormido en clases?—Rin se fija en las hebras celestes de su pequeño, acomodando estos al notar que estaban un poco despeinado debido al casco.
—Bien y algo.—Responde neutro, sosteniendo esa expresión, incluso si su madre le aprisiona sus mejillas.
—¿Estás seguro que quieres seguir siendo enfermero y estudiando al mismo tiempo?—Le cuestiona algo preocupada por la salud de su hijo.—Sé que quieres convertirte en un doctor, pero deberías tomarlo a la ligera. Tienes mucho tiempo para eso.
—Lo pensaré.—Es lo único que contesta antes de apartar con suma delicadeza las manos de su mamá de su rostro.—Iré hacer la tarea, con permiso.
Chiyo y Rin miran como el adolescente sube a las escaleras hasta que entró a su habitación, cerrando esta. La segunda exhala un pequeño suspiro, algo insegura, a veces se cuestionaba si debería ser más dura con su hijo en estos tipos de situaciones, sabe que ser un doctor tiende a ocupar los horarios de sueño porque es hija de una heroína profesional con un quirk curativo, se casó con un doctor sin quirk, pero Levi es muy joven aún para estar gran parte del día cansado.
—Que chico tan obstinado.—La anciana niega con su cabeza, colocando sus manos a cada lado de su cadera y voltea a ver a su hija, quien se sienta en el sofá con una expresión de derrota.—¿Qué te sucede, querida?
—Quisiera ser dura con él, pero no puedo.—Rin peina sus hebras castañas hacia atrás y siente como a su lado se hunde un poco, por el rabillo del ojo ve a su madre, acomodándose en el asiento.
—Estoy igual que tú.—Ríe de manera leve.—Quisiera ser dura y pegarle en la cabeza, pero si mi nieto es feliz estando sacrificando su sueño para ser doctor. Entonces yo también lo estoy.—La castaña asiente con la cabeza dejando salir un pequeño suspiro mientras una pequeña sonrisa se asoma en sus labios.
—Estoy rodeada de doctores.
—Ni que me lo digas.
Mientras tanto, Levi deja su patineta en la esquina de su habitación, deja su mochila a un lado de la silla rotatoria que estaba al frente de su escritorio. Se sienta en esta mientras sacaba todos los cuadernos y libros en su mochila junto a su móvil, dejando todos los objetos sobre la mesa a su vez que toma su lapto y lo aparta un poco para más espacio.
《Empezaré con lo más fácil.》
Cuando se refiere a fácil, se trata de la tarea que le dejó Present Mic. El inglés es su idioma natal, no importaba lo que fuera, no le iba ser difícil, es el único profesor que no tiene problemas porque los grito que mete con su quirk lo hace despertar por completo. Pero como su mamá es japonesa ha convivido durante toda su infancia y niñez hablar dos idiomas, así que solamente a veces se le olvidaba una que otra pronunciación o palabra en inglés y el japonés su problema ahora es la escritura, eso que ni él mismo puede entender su letra.
—¿Hmm?—Sujeta su teléfono para buscar algo en un diccionario que tenía descargado para estos tipos de situaciones.
Ignorando algunas notificaciones, agradecía que al menos tenía su celular en modo de vibrador y se evitaba más molestia a los profesores que ya provocaba por su dormidera y su flojera de realizar actividades que tenga que ver con el físico. Es decir, que si, no se dió cuenta de un mensaje en los comentarios.
—Lo sabía.
Deja el celular a un lado y sigue haciendo su tarea, para hacer las siguientes y luego estudiar un poco medicina. Una de las cosas malas para ser doctor es que tenía que estudiar siempre, lo dice porque siempre veía a su padre hacerlo cada día que estaba en la casa.
《Papá.》
Sus ojos agua se desvían por un momento, fijándose en la foto enmarcada colocada en su mesita de noche. Se trataba de sus padres vestidos con grandes abrigos y en el medio estaba él con cinco años vestido con un abrigo gigante de color azul, su expresión de neutralidad no cambia, pero si siente un poco de tristeza. A pesar que ha pasado cuatro años no significa que pueda olvidar a su padre, incluso si este no tenía mucho tiempo para él.
《Seguiré tú legado y así de esa manera siento que estás vivo...Conmigo.》
—¡Levi a cenar!
Mira por el reloj digital programado de la pantalla de su móvil, viendo que ya era hora de cenar y que ahorita debía de irse al trabajo. Se levanta de su silla y sale de su habitación para comer junto con su madre, y abuela. Unos diez minutos ya estaba bañado, vestido con su uniforme y besando las mejillas de las dos mujeres como despedida.
—Adiós.
—¡Llámame cuando llegues para abrirte la puerta!—Le grita su mamá, viéndolo como se alejaba con rapidez gracias a la patineta.
—¡No mates a nadie!—Está vez le grita su abuela.
Levi no voltea hacia atrás, sigue avanzando, con más cuidado. Había dicho antes que es impulsivo si se trata de él montando solo, pero por la noche prefería evitar un accidente que podía matarlo, además el hospital donde trabajaba estaba lejos de su casa. En una hora ya estaba ahí, toma su patineta con un brazo mientras se quitaba los medios de seguridad al mismo tiempo se acercaba a sus superiores. Unas horas más, después de ser de ayuda y aprendiendo un poco más le dan el trabajo que odia más, hacer un turno de guardia.
《Al menos hoy es viernes. Podré descansar.》
Se dice así mismo, acomodándose de la incómoda silla mirando un punto fijo inexistente. Sabe que cuando le vaya a tocar hacer operaciones complicadas será la parte que iba a odiar más y pese que no está mentalmente preparado sabe que tarde o temprano tendrá pacientes en un futuro que no podrá salvar. Pero no quiere pensar en negativo aún, apenas comenzaba esta vida de salvar vidas.
Decide sacar su móvil y entretenerse un rato, quizás viendo videos de skaters o tontear en otras plataformas. Primero se fija en la bandeja de notificaciones, las cuales eran muchas, desliza una por una hasta detenerse en una partícular.
《¿Número desconocido?》
Hola 👋.
Alza una ceja, sabe que es muy distraído así que cada vez que ve un número de teléfono que desconoce piensa que se trata alguno de familiares de su padre que no se acuerda al ser pequeño. Mientras al otro lado estaba nuestro otro protagonista terminando las tareas y terminar las que no entendía gracias a que Megumi les mandó las respuestas.
A veces le sorprende que la pelinegra pese que no hace tarea, solamente la de Present Mic, es muy inteligente o sólo es una vaga (también lo hace para molestar). Su mejor amiga es increíblemente rara. Ahora mismo ayudaba a sus otros amigos, quienes le estaban pidiendo ayuda, quienes eran Denki, Sero y Mina. Al darles las respuestas, sale del WhatsApp y se queda viendo su pantalla notando que aún el chico de la patineta no había respondido su mensaje.
—Quizá está ocupado.—Algo delisionado se levanta de su cama, comienza a recoger sus cosas y sale de su dormitorio para cepillarse los dientes. Hacer tareas por la noche a veces le daba sueño, así que estaba dispuesto a dormirse.
O eso pensó él al entrar de nuevo, tomando su móvil para revisar su bacteria y fijarse en una notificación de unos de sus contactos.
—¿Huh?—Lo presiona y poco sueño que tenía se fue tan rápido al ver de quien se trataba.—¡Me habló!—Asustado atrapa el dispositivo en el aire y exhala un suspiro de alivio, al pensar que se iba a romper.
—¡¿Kirishima, está todo bien?!—La voz de su mamá hizo que fuera hacia la puerta.
—¡Si, mamá! Solo me golpeé el dedo contra la cama.
Y cierra la puerta para tener más privacidad, apaga la luz y camina a oscuras hacia su cama, por los nervios se golpea el dedo chiquito contra una de las patas de la cama. Esta vez contiene soltar un grito, porque sabe que ahí no iba salir nada varonil y aguantado el dolor se sube al colchón, quedándose sentado y viendo el mensaje que le envió Levi, pensando que no le iba a escribir.
Hola 👋
¿𝖰𝗎𝗂𝖾́𝗇 𝖾𝗋𝖾𝗌?
Soy yo Kirishima Eijiro
???
De la clase 1-A
?
😅
—Si que es alguien olvidadizo.—Ríe en baja voz, no queria que sus padres comenzaran a sospechar que está escondiendo algo.
Que si lo está haciendo, pero por una buena razón.
𝖲𝗈𝗒 𝖾𝗅 𝖽𝖾 𝗅𝖺 𝗉𝖺𝗍𝗂𝗇𝖾𝗍𝖺, 𝖾𝗅 𝗊𝗎𝗂𝖾𝗇 𝖼𝖺𝗒𝗈́ 𝗉𝗈𝗋 𝗅𝖺𝗌 𝖾𝗌𝖼𝖺𝗅𝖾𝗋𝖺𝗌 𝗒 𝗍𝖺𝗆𝖻𝗂𝖾́𝗇 𝗆𝖾 𝗍𝗎𝗏𝗂𝗌𝗍𝖾𝗌 𝗊𝗎𝖾 𝖺𝗋𝗋𝖾𝗀𝗅𝖺𝗋 𝗅𝖺 𝗇𝖺𝗋𝗂𝗓.
𝖸𝖺 𝗆𝖾 𝖺𝖼𝗈𝗋𝖽𝖾́. 𝖣𝖾𝗃𝖺𝗆𝖾 𝖺𝗀𝖾𝗇𝖽𝖺𝗋𝗍𝖾.
《¿Por qué estoy tan nervioso? Solo estamos hablando por mensaje.》
𝖫𝗂𝗌𝗍𝗈.
𝖤𝗅 𝗌𝗎𝖾𝗇̃𝗈 𝗆𝖾 𝗉𝗈𝗇𝖾 𝗈𝗅𝗏𝗂𝖽𝖺𝖽𝗂𝗓𝗈.
¿𝖸 𝗊𝗎𝖾́ 𝗁𝖺𝖼𝖾𝗌 𝖽𝖾𝗌𝗉𝗂𝖾𝗋𝗍𝗈? 𝖲𝗂𝗇𝗈 𝗍𝖾 𝗆𝗈𝗅𝖾𝗌𝗍𝖺 𝗋𝖾𝗌𝗉𝗈𝗇𝖽𝖾𝗋𝗆𝖾.
𝖤𝗌𝗍𝗈𝗒 𝖾𝗇 𝖾𝗅 𝗍𝗋𝖺𝖻𝖺𝗃𝗈.
《Verdad, que me dijo eso.》
¿Y tú?
Estaba haciendo las tareas de hoy.
Ya iba a dormir 😆
𝖤𝗇𝗍𝗈𝗇𝖼𝖾𝗌 𝗇𝗈 𝗍𝖾 𝗆𝗈𝗅𝖾𝗌𝗍𝗈 𝗆𝖺́𝗌.
𝖭𝗈, 𝗇𝗈 𝗆𝖾 𝗆𝗈𝗅𝖾𝗌𝗍𝖺𝗌. 𝖸𝖺 𝖾𝗌𝗍𝗈𝗒 𝖻𝗂𝖾𝗇 𝖽𝖾𝗌𝗉𝗂𝖾𝗋𝗍𝗈.
¿𝖯𝗈𝗋 𝗆𝗂?
《¡Kirishima estás siendo muy obvio! ¡Piensa rápido!》
No jeje 😆😆😆
Me golpeé el dedo chiquito 🥲
《Soy un genio.》
¿𝖳𝗂𝖾𝗇𝖾𝗌 𝖶𝗁𝖺𝗍𝗌𝖠𝗉𝗉?
𝖲𝗂.
𝖲𝖾𝗋𝗂́𝖺 𝗆𝖺́𝗌 𝖼𝗈́𝗆𝗈𝖽𝗈 𝗁𝖺𝖻𝗅𝖺𝗋 𝗉𝗈𝗋 𝖺𝗁𝗂́.
𝖭𝗈 𝗊𝗎𝗂𝖾𝗋𝗈 𝗀𝖺𝗌𝗍𝖺𝗋 𝗍𝗈𝖽𝗈 𝗆𝗂 𝖽𝗂𝗇𝖾𝗋𝗈 𝖾𝗇 𝗆𝖾𝗇𝗌𝖺𝗃𝖾𝗌.
𝖬𝖾 𝖾𝗇𝖼𝖺𝗇𝗍𝖺𝗋𝗂́𝖺.
𝘔𝘦𝘯𝘴𝘢𝘫𝘦 𝘦𝘭𝘦𝘮𝘪𝘯𝘢𝘥𝘰
𝖢𝗋𝖾𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝗌𝖾𝗋𝗂́𝖺 𝖻𝗎𝖾𝗇𝖺 𝗂𝖽𝖾𝖺. 𝖸𝗈 𝗍𝖺𝗆𝗉𝗈𝖼𝗈 𝗊𝗎𝗂𝖾𝗋𝗈 𝗀𝖺𝗌𝗍𝖺𝗋 𝗆𝗂 𝖽𝗂𝗇𝖾𝗋𝗈 𝖾𝗇 𝗆𝖾𝗇𝗌𝖺𝗃𝖾𝗌 😁
𝖵𝗂 𝖾𝗅 𝗆𝖾𝗇𝗌𝖺𝗃𝖾.
Eijiro siente su corazón acelerarse, pero al parecer Levi no le dió mucha importancia lo que puso porque le mandó un stiker de un gatito en WhatsApp y de inmediato entra a la aplicación para seguir conversando.
Al parecer alguien no va a poder dormir esa noche.
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