𝟎𝟓
Dom, y Brian llegaron al lugar dónde Toretto se escondía de la policía. El rubio estaba bastante preocupado, por qué llamaba a Isabella, pero está no le contestaba ninguna de sus llamadas. Llamó a Adam, pero tampoco le contestaba sus llamadas.
—Adam, contesta por favor— murmuró Brian, intentando llamar de nuevo pero no había repuesta—.¡Maldición!
—Oye, ¿Qué te pasa?— Dom miró al rubio confundido.
—Es Adam, es el qué cuida a Isabella— Brian se sentó en la mesa qué estaba ahí—. El siempre contesta mis llamadas, al igual qué Isabella, ninguno de los dos me contestan.
—¿Estarán bien?— Brian negó con la cabeza, presintiendo algo—. Llama a Mía, tal vez estén con ella.
Brian le hizo caso a Dom, y llamó a la mujer. Mía tenía dudas de ir, pero llegó al lugar junto a Adam, que estaba todo golpeado, pero debía decirle a Brian la verdad. Al llegar, Brian negaba con la cabeza, al no ver a Isabella junto a ellos, sentía cómo todo su mundo se iba derrumbando.
—¿¡Dónde está Isabella!?— preguntó Brian, Adam se quedó mirando a Brian con preocupación—. ¡Mierda! Te lo voy a repetir una maldita vez, ¿¡Dónde carajos está mi hija, Adam!?
—Se la llevó...— Brian negó con la cabeza mientras negaba, sintiendo sus lágrimas salir—. Lo siento, Brian. Hice todo lo qué pude, pelee pero ella quiso irse con el para salvarnos.
—¡No puede ser! ¿¡Cómo qué ella quiso irse!?— Brian le gritó, tomando de la camisa a Adam. Pero Mía, y Dom se interpusieron, para que no lo lastimara—. ¡Su maldito orgullo! Debiste hacer más, Adam. Tenías un trabajo, qué era protegerla.
—¡El hizo todo lo qué pudo, Brian!— Mía le gritó en el mismo tono—. Isabella se sacrificó por nosotros, para qué no nos matarán, Brian. Ella sabía lo qué estaba haciendo, ¡Yo misma le pedí qué no se fuera con el!
Dom se fue hacía otro lado, no podía seguir escuchando la conversación. Ahora era ella, su Isabella, estaba desaparecida, primero fue su mejor amiga, Letty, y ahora el amor de su vida. Y todo por qué el loco de su padre quería volver a estar con ella, ahora con más razón debía encontrar a Braga, solo con el podía encontrarla fácilmente.
Toretto, recogió las pertenencias de Letty, quería a ver qué cosas guardaban ahí. Encontró una foto en dónde salían, Letty, Isabella, y Mía, las tres chicas sonreían en las fotos. Dom sonrió ante eso, recordó el día en dónde se las tomó, las tres chicas se les veía feliz en aquella foto. Toretto, siguió buscando hasta encontrar un sobre qué decía "Evidencia" buscó hasta encontrar papeles qué tenían el nombre de Peter Johnson por todos lados, después encontró un celular qué tenía varias llamadas perdidas de un número desconocido, Dom presionó para llamar, y el teléfono de Brian empezó a sonar.
—Ay, no...— Brian miró a Dom acercarse, Adam y Mía lo miraron confundidos
—¿Cuando me ibas a decir?— preguntó Dom enojado.
—¿Dom, qué haces?— Mía le preguntó a su hermano.
—¿¡Cuando me ibas a decir qué Letty era una agente!?— Dom le gritó a Brian, tomándolo de la camisa, y empujándola a la pared—. ¿¡Cuando me ibas a decir qué Peter buscaba a Isabella desde haces años!?
—¡Dominic!— le gritó Mía.
Dom, no le importó y empezó a golpear a Brian. Adam intento separarlos, pero Dominic volvió a empujarlo. Dom, siguió así golpeando al rubio.
—¡Lo hizo por tí, Dom! ¡Por Isabella!— Dominic soltó a Brian—. Letty me buscó para limpiar tú nombre, y proteger a Isabella, en cambio de entregarme a Braga, y a Peter. ¡Solamente quería qué volvieras por Isabella!Ella quería protegerla, al igual que a tí.
Dominic empezó a caminar, alejándose de los tres.
—¡Lo siento, Dom! ¡No puedo perder a mi hija!— Brian golpeó la mesa, terminando de romperla—. ¡No, no quiero perderla!
—Brian, tranquilo— Adam intento levantarlo, pero Brian se zafó de su agarre.
—No me toques— murmuró el rubio—. No quiero qué vuelvas a tocarme.
Brian salió del lugar, bastante enojado, y triste. Adam miró a Mía, la mujer lo abrazo, al verlo en ese modo.
—Debes entenderlo, Isabella es lo más importante en su vida— Adam asintió.
—Lo se, el mío igual. Aunque ella me vea como su mejor amigo— Adam se separó de ella.
—¿Estás enamorado de ella?— preguntó Mía.
—Si, pero ella quiere a tú hermano— Mía sintió pena por el—. Así qué trató de no meterme en eso, y la respeto.
—Eso está bien, pero ahora lo qué debemos hacer es buscar la manera de encontrarla.
— Si, así sea qué muera en el intento.
Mientras con Isabella, la chica despertó en un sillón qué debía admitir qué estaba bastante cómodo. Miró a su alrededor, y notó qué estaba en una casa pequeña, qué a lo lejos se veía una playa bastante hermosa
— Ya despertó— Isa escuchó la voz de Peter—. ¿Cómo te sientes, hija?
—No me digas hija, imbécil— gruño Isabella, entre dientes mirándolo fijamente—. ¿¡Dónde carajos estoy!?
—En un lugar en dónde, ni Brian, ni el maldito de Toretto te buscarán— Peter tomó un trago—. ¿Quieres tomar algo, hijita?
Isabella negó con la cabeza.
—Bien, creó que es el momento en qué tú madre venga— Peter se levantó de dónde estaba sentado, Isabella se incorporo sentándose.
En la mesa qué estaba cerca del sofá, miró una foto de la pareja, los dos estaban abrazados sonriendo. ¿Cómo era posible qué podían sonreír así de felices? Isabella miró a la mujer, era rubia al igual qué su padre. Aunque debía admitir qué tenía un gran parecido a el, solo qué ella tenía los ojos verdes cómo los de ella.
—Peter, no puede ser cierto— Isabella alzó su mirada, y notó a la mujer de la foto. La rubia tenía sus lágrimas afuera, la mujer se acercó poco a poco hasta sentándose a su lado—. Mi niña, no puedo creer qué seas tú.
—Tu no eres mi madre— Isabella gruño—. ¡Dejaron de serlo el día en qué me abandonaron! ¡Los dos!
—¡No le hables así a tu madre!— Peter le gritó, asustando a Isabella—. ¡El imbécil de tu hermano, hizo que nos odiara!
—Brian, hizo lo qué pudo con ella Peter— la mujer lo miró preocupada.
—Sydney, amor— Peter se arrodilló a la altura de ambas—. Tal vez tienes razón, pero ahora nuestra hija está aquí, y debemos recuperar el tiempo perdido.
Isabella los miró con asco a ambos, esperaba qué su padre entrara por su puerta, y la sacará de ahí. Aunque debía admitir, qué también esperaba qué Dominic entrara, y la sacará de ese maldito infierno.
—Tal vez no sepas mi nombre, me llamó Sydney— la mujer la miró con ternura—. Te pareces tanto a mí, pero tienes los ojos de tú padre, y tío.
—Brian, no es mi tío. Es mi padre— Peter se levantó enojado.
—Cariño, se qué lo ves cómo tú padre por qué el te crío— Sydney intento tomar su mano, pero Isabella no se lo permitió—. Pero el es tu tío, el siempre lo será. ¿De acuerdo? Así qué ahora debemos intentar ser una familia.
—¡Están mal! ¡Nunca, seremos esa familia perfecta!— Isabella les gritó, levantándose del sofa—. ¡No saben cuándo los odio a los dos! Brian O'conner siempre será mi padre, el fue quién estuvo comingo todo este maldito tiempo, nunca me dejó sola a pesar de lo malo. Será mi padre, hoy, mañana, y siempre.
Peter sacó su arma, y le apuntó hacia a Isabella.
—¡Peter, no!— Sydney se colocó al frente de Isabella—. No le hagas nada, por favor. Es nuestra hija, Peter.
—¡No, lo es! Ella prefiere al maldito de tú hermano— Peter se acercó ambas, aún con el arma en mano—. Así qué como ella quiere estar con el, pues qué vaya con el imbécil ese. No le importa el esfuerzo qué nosotros hicimos para encontrarla.
—¡Anda, dispara!— Isabella se colocó al frente de Peter—. ¡Dispara, papá! Vamos a ver si vas a poder vivir con la muerte de tú única hija.
Peter bajó el arma, tomó a Isabella del brazo. Subieron arriba de la casa, hasta llegar a una habitación.
—¡Aquí te quedarás, hasta qué yo te diga!— Peter la empujó hacia la cama grande.
Peter salió de la habitación para después ponerle seguro a la puerta. Isabella corrió hacías las ventanas, intentando abrirlas, pero estaban muy bien aseguradas.
La chica se derrumbó, las lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Abrazo sus rodillas, mientras lloraban sin parar, quería salir de ahí, y abrazar a su padre. Quería ver a Mía, y hablarle sobre su hermano, necesitaba ver Adam y hablar sobre sus problemas. Y más ganas tenía de ver a Dom, y decirle cuánto lo amaba, esperando volverlo a ver.
—Papa...— Isabella sollozó—. Te necesito, por favor. Ven por mí, papá.
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