⚘ ah, mierda'୭̥

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Conan Jackson disfrutaba el saber más que los demás. Amaba los rostros confundidos, con su perfecta expresión de ignorancia pintada en las facciones de otros, lo hacía sentirse tan... superior. Tan inteligente y por encima de todos los idiotas de su entorno.

     — ¿Qué está pasando? — pregunto con su falsa preocupación característica.

     — Nada que no pueda manejar — ah, Jason Meller, el único que podía ver más allá de su máscara de buen detective y distinguir al ser tan cruel que había detrás. Ese lado suyo que veía su trabajo de detective y oficial de la justicia como algo frívolo, sin importancia.

     — Está mujer golpeo a un hombre en un callejón hasta casi matarlo y dice que fue en defensa propia — el uniformado detrás de Meller era solo otro de los idiotas que se tragaban la máscara de buena voluntad del detective.

Conan sonrió en dirección a la mujer sentada frente a Meller que parecía decapitarlo con la mirada. Una extranjera de piel lechosa, ojos rasgados, cabello alborotado de un claro caoba con sus ropas desaliñadas y algo rasgadas, mientras su delantal blanco, seguramente de mesera, ahora tenía un bonito estampado de carmín que la hacía lucir divinamente peligrosa.

¿Qué podría hacer por ella? La mujer era un misterio andante, una pregunta constante sin respuesta que empezaba a consumir su mente mientras las piezas del rompecabezas aparecían una por una, dejando a otras sin lugar en la imagen completa.

     — ¿Qué es lo peor que has hecho?

Las pláticas de cama, un área gris entre los secretos y el conocimiento publico que nos permiten conocer todas y cada una de las manchas en el alma de otra persona.

     — No podrías ni imaginarlo — su voz fue un canto hipnótico lanzado al viento a la espera de su tonto marino, aquel que pueda sacarla del agua o se deje arrastrar por ella hasta lo profundo del abismo.

     — ¿Has matado a alguien? — la suave caricia en la espalda de la mujer provocó un ronroneo bajo en su garganta.

     — El termino "alguien", me parece inexacto en este caso.

     — ¿Alguno en este país?

     — No.

     — Bien — Conan dejo un beso suave en el hombro pálido de su acompañante y sonrió con suavidad — Entonces no me importa. Ya no importa.

Y por primera vez en su vida, Conan Jackson estuvo dispuesto a vivir en la ignorancia.

Les diré la que para mí es la verdad, y es que eso no es amor, al menos no lo fue al principio. Solo era la necesidad latente y absoluta de un igual, alguien a su nivel que lo acompañará en la solitaria cima. Porque nadie en el vasto estado de Virginia sabía quien era realmente Conan Jackson, y eso de ser un secreto solitario empezaba a molestarle.

Saludemos a Conan
y a Hari, pues nos guste
o no, estos dos tiene un
papel importante en el
pasado de las respectivas
franquicias (Lookism y Karate Kid)