. . . . . OO4🍃💨
Se quedó petrificada, quería ir hasta ese sujeto, porque él tenía lo que le pertenecía y estaba muy segura de eso, solo que su tía no iba a dejar que su sobrina cruzara la calle, pensando que era inmortal y que los autos no la llevarían por delante en el acto.
Por eso mismo, Moon Min Young se quedó nula a cualquier sentimiento más, sin embargo, aun cuando le echara algunas miradas al hombre, no lograba conseguir su atención, cuando las luces del semáforo cambiaron, no le importó y esperó que el hombre cruzara para su lado. Pero Lee Min Ho estaba perdido en sus pensamientos y en la idea de tener esperanzas de que iba a encontrar a la mujer que tenía su maleta, solo ha caminado rápido, sin darse cuenta de que hay una muchacha siguiéndolo a pasos apresurados.
Justamente, cuando ella había llegado a unos pasos cerca del hombre, fue interrumpida por su hermana mayor, la cual se colocó frente a ella dándole un susto y logrando que dé un paso atrás, mientras movía su cabeza, queriendo ver al hombre para que no se le perdiera de vista. No obstante, Young Dae quería saber qué le pasó a su hermana para que se haya ido de esa forma de la empresa, estaba preocupada por la menor debido a que desde que ha llegado ha tenido una mala bienvenida a la ciudad.
— ¡Unni! ¡¿Dónde te fuiste?! ¿Quieres matarme de un susto, acaso? —expresó con una mueca de tristeza. Pero la menor ni siquiera le estaba mirando la cara.— ¡¿Qué?!
— ¡Él tiene mi collar!
— ¿C-cómo? —Young Dae preguntó, volteó su cara. Tratando de ver al hombre que su hermana estaba señalando con la mirada.— ¿De qué hablas?
— Noona, ese hombre tenía un collar en sus manos y estoy muy segura de que era mi collar. —notificó.— ¡Ya vengo!
— ¡Min Young-ssi, espera!
Exclamó Young Dae, pero fue ignorada por la menor.
Min Young empezó a caminar cada vez más rápido, ya que el hombre se le estaba perdiendo de vista otra vez, justo él dobló a la derecha y la menor empezó a correr, como si su vida dependiera de ello, en parte así lo era, cuando al fin pudo doblar de calle, observó que el hombre había ingresado a una empresa y la chica corrió allí, observando a dos guardias en cada esquina de la entrada.
— ¿Pase?
— ¿Umh?
— Sin su gafete o pase no puede ingresar, señorita.
— O-oh... Es que, por eso venía. Porque me olvidé mi gafete en el baño de las mujeres, por eso vine de nuevo, ahjussi.
Ante las palabras de la mujercita, ellos dos se miraron fijamente, debatiendo si eres buena idea dejar entrar a una mujer completamente desconocida a la empresa. No obstante, pudo observar detrás de los cristales a una mujer bastante conocida para ella y también como estaba hablando con el hombre que ella ha estado siguiendo en todos esos minutos y le fue imposible no soltar un grito.
— ¡¡Tú, ladrona!!
Gritó, señalando a la mujer desde afuera de la empresa. Logrando que los guardias vean a quien le estaba hablando y ocasionando que den un paso adelante, prohibiendo que la chica se acercara más al establecimiento. Pero la mujer que estaba dentro de la empresa pudo oír ese adjetivo tan descriptivo y mal intencionado que le fue inevitable no observar de donde provenía todos esos gritos.
Hur Yeon A sintió su corazón acelerarse, porque su jefe hace pocos segundos le había dicho que esperaba una respuesta de la mujer que tenía su maleta luego de la reunión en la cual estaba llegando, a lo que aprovechó cuando su jefe se marchó y fue a donde estaban los guardias a las corridas, necesitaba hablar con la mujer que estaba con todos los estribos fuera de su sitio.
Yeon A suspiró una vez más, abandonado la empresa y bajar algunas de las pocas escaleras que tenía. No obstante, cuando la pelinegra vio a la secretaria acercándose a ella el enojo aumentó todavía más, por su culpa el gran tesoro que su papá Woo Do le regaló lo tenía un hombre que desconocía en lo absoluto, ni siquiera dejaba que sus hermanos tocaran ese collar. Entonces, cuando apareció la mujer de 1.73 metros, tez pálida, lentillas verdes y el pelo castaño con algunos rulos en las puntas, trató de no ser lo más sinvergüenza posible, sabía que era muy probable de que la menor empiece a insultarla en todos los idiomas posibles.
— Chicos, déjenla.
— ¿Segura? Parece violenta, señorita Hur.
— ¡¿Violenta?! —expresó Min Young, enojada por ese adjetivo. Además de que uno de los guardias la estaba sujetando del brazo, para impedir que dé un paso más.— ¡Ustedes son los violentos! ¡Miren cómo me tienen sujetada!
— Es verdad. Señor Kang, ya suéltela.
Ordenó Hur Yeon A, mirando al guardia que tenía a Min Young atajada del brazo con seguridad. Cuando la soltó, la menor miró con sus peores ojos al hombre mayor, entre que acariciaba la zona lastimada. Porque la había sujetado bien fuerte.
Fue entonces en que la secretaria decide volver a abrir la boca para hablar sobre el tema que les concierne a las dos.
— Jovencita, creo que tú tiene...
— ¿Dónde está tu jefe?
— ¿C-cómo? —cuestionó asombrada. Quizás, porque esa mujercita no era para nada como la mayoría de las coreanas, capaz le molestaba y sorprendía su forma menos sutil de hablarle a los mayores a ella.
— ¿En dónde está tu jefe? Quiero hablar con él, estoy muy segura de que tiene mi valija, pero lo que más me importa es que tiene un collar que no le pertenece. Iré a hablar con él.
Habló demasiado rápido como para dejar que la asistente pueda reaccionar a tiempo, ya que la menor ha ingresado a la empresa como si fuese la dueña misma. Justamente, la pelinegra había notado al mismo hombre al cual siguió desde hace minutos atrás, el hombre salió de una sala con unos hombres más, parecía que le estaban hablando de algo muy serio, pero eso a la menor no le importó tanto que digamos.
— ¡Señor!
Clamó Moon Min Young, levantando la mano, queriendo tener la atención del hombre, sin embargo, el hombre estaba prestando atención a lo que su cuñado y su mejor amigo le estaban diciendo como para escuchar lo que estaba pasando en su empresa.
No obstante, la secretaria se asustó al ver como la menor empezó a correr al hombre a lo cual ella comenzó a hacer lo mismo, no permitiría que la echen de la empresa con todo lo que le costó ingresar. Pero la menor no pudo llegar hasta el sujeto, porque entró al ascensor con dos hombres más, a lo que la mujer corrió como pudo colocándose en el medio del ascensor.
— ¡Señor, espere!
Nuevamente, gritó. Pero las puertas de metal se estaban cerrando frente a sus ojos, al menos había logrado algo nuevo de parte del hombre. Porque ambos se han mirado, logrando un poco de tensión en el ambiente, solamente que eso se perdió cuando las puertas del elevador se cerraron por completo, impidiendo que estas personas puedan mantener una conversación sobre lo importante.
— Caraj...
— ¡Jovencita! —gritó Hur Yeon A. Min Young se giró sobre sus hombros, viendo a la mujer del aeropuerto, que se giró por completo para verla.— No puedes correr así por la empresa, niña, ¿y tus modales? Tsk. Escucha, sé que cometí un error contigo en el aeropuerto y lo siento tanto.
— Ah, hasta que lo admites.
— Sí, lo siento. Pero aunque quieras hablar con mi jefe, eso será imposible.
— ¿Por qué? ¿Ah? ¡Él tiene algo mío!
— Entiendo tu enojo conmigo, pero él no podrá verte en este momento, tiene una reunión muy importante. Además, él querrá ver su valija, sino le parecerá no creíble que tú eres la dueña de la maleta y del collar que él tiene en sus manos. ¿No lo creés?
Las palabras de Yeon A fueron ecos en la cabeza de Moon Min Young, que, por eso mismo bajó la mirada pensando en lo que pasará en lo que quede de los segundos. Así que elevó sus ojos a los ojos verdes de la asistente que se encontraba viéndola con luceros de terror, la respuesta de la chica decidirá si futuro en la empresa más importante de toda Corea del Sur, si no fuese por su mejor amigo ella no estaría en este momento trabajando en la empresa de Lee Min Ho.
— ¿Cómo haré para entrar, señorita? Esos monos de la entrada no me dejan ni siquiera respirar el aire de esta jodida empresa.
— En serio tienes problemas de ira... —susurró. Pero eso logró los ojos rodar de la menor.— Les diré que te dejen pasar, puedo darte mi gafete sino, para que confíes en que podrás entrar a la empresa y hablar con mi jefe.
— Hmm. De acuerdo.
— Genial, toma. Él saldrá en 20 minutos.
— Ya volveré.
Confirmó Min Young, tomando el gafete de la mujer, quien la acompañó hasta la salida de la empresa y les dijo a los guardias que ella volverá a la empresa y que tiene el acceso permitido. Es ahí cuando la menor abandona la empresa y puede ver a su tía y su hermana, las cuales no entendían nada de lo que estaba pasando. Hasta que la pelinegra les informó todo lo que sucedió y que tenía que volver a la casa a buscar la maleta del hombre, entonces, se despidió de Moon Young Dae para que vuelva a trabajar, mientras ella regresaba con su tía a la casa.
En esos minutos, solamente, estaba con el miedo de lo que pueda pasar, porque no quería que el hombre haya roto su collar o le haya hecho algo más. Entre que la menor iba a buscar la maleta, Min Ho estaba en una reunión con la cabeza perdida debido a que las preguntas se basaban más que nada sobre la reunión que tuvo en Los Ángeles y la verdad era lo menos de lo que él quería hablar.
Hasta que la puerta se abre, dejando que vea a la asistente que ha sido recomendada por Han Ji Sung, su prometido, ese hombre que su madre Su Min escogió para que sea su esposo y puedan tener esa familia que ella tanto quería. Pero volviendo a la asistente irresponsable, por dentro se estaba matando internamente, fue su culpa que haya perdido sus pertenencias.
— Lee-nim...
— ¿Mmh?
— La señorita... de la maleta...
Hur Yeon A susurró de la misma forma, eso logró la atención completa de su jefe, levantó sus ojos a la secretaria.
La castaña movió su cabeza en afirmación con una leve sonrisa de adorno en su cara, dándole la información de que la había encontrado y que no se preocupara más sobre eso.
Entonces, Min Ho por dentro estaba suspirando aliviado, ya que al menos el sobre estaría a salvo y no en manos de cualquiera que sea su enemigo como para arruinar todo eso.
— Cuando termine la reunión ella lo estará esperando...
— De acuerdo... Y ya vete.
Ordenó lo último molesto.
Todavía estaba enojado con esa mujer, ¿cómo pudo ser capaz de confundirse? ¿Cómo cometer un error como ese? ¡No estaba bien! Pudo ocasionar más que un problema y tenían suerte de que la chica apareció, así que Lee Min Ho estaba pensando en el futuro de la asistente en su empresa.
Pasado los 25 minutos de reunión, al fin abandonó la sala de reuniones para meterse al ascensor, yendo hasta su despacho en donde le dijo a Hur Yeon A que recibiría a la mujer de la maleta y que la esperara ahí si es que salía tarde de la reunión.
El pelivioleta ha estado tecleando en su celular en todo el camino, ignorando la voz de su secretaria en donde se disculpaba mil veces del error que cometió, simplemente que al hombre eso no le importaba para nada. Harto de tener que escuchar su voz deja de caminar, para eso Yeon A hace lo mismo, pero se lleva la mala cara de su jefe.
Para ello se queda callada con la mirada en sus altos tacones negros.
Él, únicamente, abre la puerta de su oficina yendo hasta su escritorio y dejar su celular, giró sus ojos a los sillones donde había una mujer con la mirada en la valija. Pareciera que no se percató de que han entrado a la sala donde estaba.
— Lee-nim, ella es la mujer de la valija.
Cuando escuchó la voz de la secretaria, recién ahí salió de sus pensamientos y miró a donde veía la castaña. Entonces, se levantó rápido del sillón blanco, viendo al hombre con urgencia, quería ver su collar de una vez por todas. Sin embargo, Min Ho no dejaba de ver a la mujer con interrogación debido a que la conocía de alguna parte, solamente que no sabía de dónde.
— Supongo que esa es mi maleta.
— Entonces, usted es el fanático del negro.
— ¿Abriste mi maleta?
— ¿Usted me va a decir que no abrió la mía? —contraatacó Min Young, elevando una ceja.— Qué, por cierto, ¿dónde está? Solamente veo la suya. ¿Dónde está mi maleta?
Indagó nerviosa. Acto seguido, la mirada de Min Ho va a los ojos de su secretaria, se suponía que ella debía de traerlo a la empresa para hacer el intercambio de valijas. Solo que no fue así.
— Hur Yeon A... —llamó con molestia.— ¿En dónde está la maleta de la señorita? Espero que esté aquí.
— B-bueno... es que...
— Ay, no puede ser. ¿No pudiste ni siquiera hacer eso bien...? —le dijo entre susurros a su asistente, quien bajó la mirada.— Ve a buscarlo.
— Errores comete cualquiera. Mientras que me devuelva mi collar estoy bien, puedo venir por mi maleta mañana. Pero... deme el collar.
Min Ho volteó a verla, estaba anonado ante las palabras de la menor. Capaz, ya que se había olvidado por completo que tenía el collar de la mujer y también que ella tenía algo que a él le importaba todavía más. Es por eso mismo que mueve su cabeza en afirmación, dando unos pasos hasta su persona.
— ¿Te molesta si te pregunto algo?
— No.
— ¿Hay un sobre en la maleta?
— Sí.
— ¿Lo has abierto?
— No, porque no me pertenecía hacerlo. Además de que desde un inicio he dicho que esa maleta no era mía. —miró a la asistente con molestia.— Pero como no me quedó de otra, me lo tuve que llevar, al ver que su contenido no era de mi pertenencia, simplemente, volví a cerrarla y buscar a la mujer que robó mi valija.
— Fue un err...
— Hur. —advirtió el pelivioleta. El cual le había echado una mala mirada a su secretaria, para volver a mirar a la mujer que estaba frente a él.— Muchas gracias por no abrir el sobre. Le prometo que mañana tendrá su valija de nuevo y esto es suyo, supongo.
Comentó sacando un collar del bolsillo de su camisa blanca, lo tomó con mucho cuidado, porque desde que observó a la mujer en su despacho la había notado nerviosa y además de que parecía importarle más tener el collar en sus manos, que su maleta misma.
Min Young agarró el collar con todas sus fuerzas, por demás de que la sonrisa inundó su rostro.
— Muchas gracias.
— No, gracias a usted. —sonrió de costado, m metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.— Créame que el contenido de la maleta es muy importante para mí, como el collar para usted. Déjele su dirección a mi asistente, así mañana le mandemos su maleta, una vez más, perdóneme por el malentendido, señorita Moon.
Pero que sepa su apellido le sorprendió, aun cuando en ese momento Min Ho mueve su cabeza de costado, dándole a entender que miró el collar.
— Gracias.
Fueron las últimas palabras de la menor para abandonar la empresa por siempre, o esa era su idea.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top