único.

El joven revisaba su celular constantemente, una manía nerviosa que tenía cuando la hora de salida ya se acercaba, la ansiedad y esperar por tanto tiempo cuando quería ir a eso, le carcomía por dentro, en especial, cuando su profesor guía estaba dando clases a otro de los alumnos.

—Maldita sea, Profesor, ¿no recuerdas que tienes algo mejor por hacer que ponerse a enseñar a los de primer año? —murmuró el joven Choi Beomgyu entre dientes, mirando pobremente las partituras en su mesa, y al mismo tiempo, lanzando miradas de odio al estudiante que tenía la atención de /su/ profesor.

Justo hoy, justito hoy, aquellos estudiantes que no vinieron en todo el semestre, decidieron venir este día, ugh. Era frustrante, él solo quería un momento a solas, como las docenas de veces pasadas, ¿era mucho pedir? y más ahora que tenía dos días sin tener sus clases, en específico, esas clases privadas con su profesor favorito.

—Muy bien, Sungwoo. Solo tienes que continuar manteniendo tu espalda recta y los dedos los tienes que mover como lo dictan los escritos, ¿entendido? —Dijo el profesor Choi Yeonjun, a uno de sus estudiantes, su mirada era afilada mientras instruía con cuidado y dureza.

Había una cosa interesante, la clase de Choi, era la que más estudiantes tenía, y dónde había mayor presencia, ¿y la razón?, sencillo, toda la clase estaba enamorada de dicho profesor, y cómo no, era alto, rostro joven y sereno, tenía un piercing en su labio y otro en su ceja, además de un par en su oreja, haciendo que fuera más guapo todavía, dado que no muchos eran valientes para tener eso en su cuerpo, y menos en su rostro. Su cuerpo grande y musculoso estaba siempre escondido por trajes pomposos y muy enormes para su cuerpo, parecía que lo escondía, y claro que lo hacía, tenía razones.

La estudiante Sujin, de tercer año, había logrado capturar una foto del profesor con ropa deportiva, ¡y qué momento había sido! Todos los estudiantes habían caído a sus pies, la foto rodó por toda la institución, hubo quejas de los padres y cuchicheos de las madres, pero no importaba, tenía a los mejores estudiantes, las mejores notas estaban en su clase: la clase de instrumentos y el canto para los de segundo y tercer año.

La clase duraba tres horas por la mañana de lunes a viernes, sus estudiantes eran de la clase alta de toda Corea, los padres pagaban una fortuna para que sus hijos vean con el profesor Choi, incluido, los padres de Choi Beomgyu, el cual dicen las malas lenguas, es el hijo rarito gay de la honorable familia Choi, eran solo rumores, un hombre guapo como ese simplemente no podía ser gay.

Suspiro.

Suspiro largo y profundo.

Beomgyu apoyó su mano contra su mejilla, contando los minutos restantes mientras miraba la nuca de su profesor, quería atención, joder, quería esos ojos en sí mismo y nadie más. ¡Pero no había obtenido nada, nada en toda la mañana! y se iba a vengar sobre ese asunto.

¡Ring, rrriiingg, rrringg!

La campana avisando del final de la jornada por la mañana había terminado para algunos estudiantes según el horario que tenían, mientras que para otros, las clases seguían y seguían. Y por supuesto no era el caso de Choi Beomgyu que pacientemente guardó sus cosas mientras el salón de clases se vaciaba. Apenas escuchó las palabras de su profesor mientras despedía al alumnado, tenía algo en mente más importante.

Como siempre, era el último en salir y todavía no tenía la mirada del profesor en su cuerpo, el cual estaba cubierto por el uniforme del instituto privado, sus colores eran azul oscuro, mostrando que era del senior year. Todo un privilegio. Siguiendo, cuando todos los demás salieron, él se encargó de ser el último para poder cerrar la puerta del salón con llave, después de todo, así podían tener la privacidad que necesitaban. Solo sería un momento. Nadie se daría cuenta. El salón tenía ventanas pero estaban en el tercer piso, y la ventanas en un lado eran altas, y por el otro, daban a las canchas, además, la puerta no tenía ventana, así que estaba bien. El click del pasador sonó de manera casi obscena en el profundo silencio del salón. Cortando las dos únicas respiraciones que ahí se encontraban.

—¿Profesor Choi? Tengo una inquietud con algo, ¿puede ayudarme? —Preguntó Beomgyu, de manera inocente, girando sobre sus talones, dándole la espalda a la puerta mientras su mirada se encontraba con la del profesor, usando su mirada de chico bueno, abriendo sus ojos de par en par, y haciendo sus labios casi en un puchero.

Y oh.

Aquella mirada ajena recorrió todo su cuerpo con cierto calor, y brillo en el borde del peligro.

Ante esto, el alumno hizo un leve puchero mientras caminaba hacia el profesor, el cual estaba sentado detrás del escritorio, en la silla que todo profesor de la institución tenía, era de cuero negro, grande y plegable, justo como el dueño, en los referente a grande, por supuesto.

Se acercó bajo la atenta mirada de su profesor Choi, el cual, no le había quitado la mirada en ningún momento. Una conversación silenciosa fluyó entre ellos, junto con la corriente eléctrica de anticipación, y tensión.

—¿Y eso no puede esperar para su hora de clases privadas, joven Beomgyu? ¿O estás muy apurado? Creo recordar... que te di indicaciones exactas para seguir. —Dijo el profesor Choi Yeonjun de manera muy dura, y afilada, igual que su mirada, completamente decepcionado.

Eso le puso caliente al querido estudiante Beomgyu, amaba cuando ponían esa mirada furiosa en el mayor. Era como su serotonina, un montón de corrientes eléctricas recorrieron su cuerpo hasta llegar a su polla ya semidura. Uf, qué problema.

Sí, sabía de esas "indicaciones", unas reglas absurdas que le ponían más cachondo porque había algo en ser descubierto, un peligro sensual que vibraba entre ellos.

Beomgyu puso su mirada más inocente, si era posible, casi de cachorrito angustiado mientras el leve puchero se acentuaba en sus finos labios.

—¿Fue así, profesor? Oh, lo siento, debería disculpar a este olvidadizo estudiante. —Pronunció con tonta lástima, caminando hasta posarse detrás de su profesor, poniendo sus manos en los hombros ajenos, acariciando con suavidad, dándole masajes, aprovechando ese momento para inclinarse para susurrar en el oído del mayor—: Lo siento, pero aquella vez que me dijiste eso, uhm, estabas ahogándome con tu polla, profesor. Escogiste un muy mal momento para decirme eso, y he olvidado las reglas. —Dijo con la voz ronca, su garganta latiendo ante tal recuerdo, igual que todo su ser. Pudo sentir como el mayor se estremecía y apretaba sus puños y eso no lo detuvo de seguir—: ¿O fue aquella vez que estabas follándome contra el escritorio de tu oficina? Ya sabes, cuando tu secretaria te pedía que por favor firmara esos papeles, tsk. Oh no, ya recordé, fue cuando me estabas follando contra la pared, y uuuuhm, me tenías sujeto por mi garganta, oh, yo estaba tan indefenso, no podría recordar lo que me decía, profesor...

E iba continuar con sus palabras sucias y decididas, su polla rugiendo por liberación mientras su culo palpitaba, joder. Necesitaba atención, y la obtuvo.

Rápidamente perdió su agarre de los hombros ajeno, su querido profesor se había levantado para sujetarlo por la garganta, justo como aquella vez, su espalda se estrelló contra el pizarrón, la mano ajena cubriendo todo su cuello con fuerza, pero era esa fuerza que le ponía jodidamente caliente. Su mirada cristalizada se encontró con la furiosa de su profesor, joder, estaban ardiendo, unos profundos ojos negros lo miraron con enojo, y pasión. Sabía lo que estaba pensando, si darle una advertencia, o hacerle chupar su polla aquí mismo. Beomgyu lamió sus labios de solo pensarlo.

—Jodido mocoso, ¿nadie te dijo que no es una buena idea meterte con tus mayores? —gruñó el profesor Choi, su mirada tormentosa. Su agarre en la garganta del chico era fuerte, y sucia, solo un recordatorio de lo que hacen a escondidas—. Cuidado, joven Choi, o tendrá que venir en el verano por reprobar la materia.

—Uhm, entonces, déjeme chuparle la polla ahora para que ese no sea el caso, profesor. —Dijo Beomgyu, pasando sensualmente su lengua por sus labios, amando como la mirada de su profesor se oscureció de deseo, y su nariz se ensanchó de tensión. Sus ojos enfocados en su lengua, como le gustaba.

—No, ya sabes cómo es. —Y sin más, el profesor Choi dejó ir a su estudiante, recogió sus cosas y con una última mirada de advertencia, salió del salón.

Dejándolo atrás con un erección, completamente cachondo, y con una sonrisa ladina porque sabía lo que se le venía.

[...]

—Uhm. —tarareó aquel joven, haciendo vibrar su cavidad bucal, abriendo un poquito más para que el eje entrara lo que más podía dentro de sí.

Estaba arrodillado, desnudo, y completamente a merced entre los muslos del profesor Choi Yeonjun, chupando su preciosa polla a la cual se había vuelto demasiado adicto, sospechaba que esto lo sabía el mayor pues en cada oportunidad que tenía, lo hacía lamer y chupar de ella. Y no se estaba quejando, no, al contrario, la adoraba, era larga, gorda y pesada, incluso tenía algunas venas que se marcaban que lo tenían ebrio de placer.

Sus labios estaban abiertos, completamente rojos por los abusos que recibía de aquella glande cada vez que entraba en su boca, pero de nuevo, no se estaba quejando. Lo estaba disfrutando demasiado.

—Eso es, mocoso, chúpala toda. ¿No era eso lo que querías? que te callara, joder, que te callara con mi polla. —Gruñó el profesor Choi, sosteniendo la cabeza del menor en un fuerte puño, sus hebras oscuras entre sus dedos, un fierro agarre mientras lo guiaba para que siguiera chupando su polla.

Se lo había buscado, sí.

Primero la escena en la escuela, habían acordado que nada pasaría en un salón de clases, regla rota. Luego, como siempre, el menor salía una hora antes "según sus padres", y Yeonjun lo recogía cuatro o cinco cuadras después de la escuela, y juntos, se iban a su departamento, como siempre, el problema fue que no solo tuvo suficiente con la escena de la escuela, sino que, quiso hacer de las suyas en el auto.

Se había quitado el jodido cinturón de seguridad para inclinarse y tratar de comerle la polla dentro del auto. Aprovechó el momento en una luz roja, y casi había obtenido su premio, su labios habían rozado la tela que ocultaba la glande del mayor, sin embargo, por suerte o por desgracia, lo pudo controlar pero fue jodidamente difícil caminar con una erección hasta llegar a su piso.

Una vez en su lugar, había lanzado a su estudiante contra la pared más cercana, besando y lamiendo en su cuello mientras le quitaba la ropa, desesperado por tenerlo desnudo, igual de afectado porque pasaron días sin tener sexo. Se había acostumbrado a tenerlo cabalgando su polla todos los días, ya sea aquí o en el instituto, y estos días sin él, había sido una tortura. Mientras le quitaba la ropa, le prometió que le haría sufrir por un orgasmo porque joder, estaba caliente, su polla dolía, y su chico no había estado ahí para él, aunque sabía las razones, igual no le había gustado. Tuvo que conformarse con imaginarse aquellas veces que lo folló sobre su escritorio, Beomgyu estaba de espaldas, todavía con su camisa puesta pero su pantalón y bóxer habían desaparecido, para así tener acceso directo a su culo, lo había comido por mucho tiempo y luego se lo folló, amando los gemiditos rotos que hacía y cómo le pedía más con esa mirada inocente y suplicante, vidriosa de placer. Como sea, este estudiante en particular lo traía loco, jamás había cruzado la línea profesor/estudiante, desde que daba clases hasta que llegó él. Choi Beomgyu, el niño prodigio de la familia Choi, y el hijo jodidamente guapo, también.

—¿Qué pensarían tus padres al ver a su querido hijo de rodillas, como una puta, deseosa de una polla, uhm? —sus palabras no eran para herir, ni mucho menos. Eran sucias, cargadas de lujuria y pasión. Sus iris dilatados veían cómo su polla entraba y salía de la boca del menor, llegaba hasta que la punta tocaba el filo de la garganta y la volvía a sacar. En un ritmo lento y loco para ambos—. ¿Qué pensarían al saber que finges que tienes una hora de más solo para venir a montar mi polla, uhm? ¿a chuparla por horas y horas? a dejar que te folle con ella en cualquier lugar, porque tienen a una pequeña zorrita descarada como hijo, joder, sí, justo así.

Las palabras sucias les prendían a los dos, una cosa que averiguaron en el segundo encuentro que tuvieron, en la oficina del instituto, y ese era otro cuento. Ahora, con su estudiante favorito entre sus piernas, no podía pensar en nada más que joderlo, hacerlo gritar de placer hasta poner esa voz ronca.

—Sí, joder, eres mi pequeña puta. La linda zorra del profesor Choi, te gusta eso, ¿no? —gruñó el profesor más deseado de toda Corea, guiando la cabeza del menor para sacar su polla de aquellos labios, y golpear aquel guapo rostro con su verga. Lo hizo lento, la punta de su glande detallando los labios ajenos, dejando un rastro de pre-semen en ellos.

La boca de su alumno estaba al rojo vivo, constantemente abusada por su persona, y le importaba tan poco. Le gustaba verlo destruido, y bien follado.

—Abre. —demandó, su voz ronca, iris dilatados, mientras su cuerpo se estremecía de placer. Todavía estaba vestido, en el típico traje que siempre usaba, algo que no enmarcara bien su figura, porque según el director, "no era adecuado para el instituto, ni que los estudiantes vean /eso/", así que optó por algo grande, pero moderno.

Y aquí estaba, poniendo su polla en la boca de su estudiante porque no podía evitarlo, le hervía la sangre de frustración, y deseo. Esta no era la primera vez que estaban así, joder, incluso, había follado a la pequeña amenaza en los baños del instituto, y en un par de salones, en su oficina, debajo de las escaleras de las canchas, en fin, tenía una boquita que exigía que lo callara con la polla, con su polla. Y sabía que le gustaba, le gustaba cómo se imponía sobre él, como le mostraba su superioridad al estar vestido, y él, desnudo, para su completo uso.

La mirada que le estaba dando, completamente drogado por su polla, ido por el placer, hacia cosas en él, joder, quería follarlo.

—Levántate. Ven aquí.

Fue una orden clara. El menor deslizó lejos su polla, con un suave "plop" húmedo y sexy, lamió sus labios antes de levantarse con toda su gracia. La polla de su alumno estaba completamente erecta, y erguida, demostrando lo excitado que estaba.

Con un movimiento ágil, el menor se sentó en su regazo, sus brazos se pusieron alrededor de sus hombros para acercar sus rostro y robarle un beso sucio y estremecedor. Podía sentir su sabor en la boca del menor, no le disgustaba, solo quería devorar al pequeño mocoso. Las manos del mayor tomaron posesión de las nalgas ajenas, cubriéndolas casi en su totalidad, dado que tenía manos grandes.

—Mírate, estás brillando porque por fin vas a tener lo que tanto deseas, ¿no? —Dijo, con cierto brillo peligroso, su mirada observaba cada pequeño detalle del diablillo, su polla siendo acuñada por las nalgas del menor, el cual, no había dejado de mover descaradamente sus caderas.

—Han pasado días. —Dijo Beomgyu, haciendo un puchero mientras se acomodaba como le daba la gana, específicamente, encima de la glande del hombre, todo su ser tembló ante la cercanía.

Movió sus pestañas de manera coqueta, ansiando, esperando, ya estaba resbaladizo, desde que tenía esta relación ilícita con su profesor, había comenzado a usar un plug anal, así estaba abierto y resbaladizo para el gran volumen de erección que tenía el gran Choi Yeonjun. Como ahora, estaba listo para él, el plug abriéndole por completo, haciéndole estremecer de placer.

—Además, ¿no quieres jugar conmigo? sé que quieres, ya abusaste de mi boca... —ronroneó el menor, moviendo sus caderas, haciendo que la erección ajena se frotara en sus nalgas, mientras su propia erección se frotaba contra al abdomen duro de su profesor. Sus iris estaban tan dilatados que sus ojos parecían completamente negros, sabía cómo se veía, listo para follar—. ¿por qué me haces esperar por tu polla en mi maldito culo, uhm? quiero que me destruyas, y me folles aquí, y luego me lleves a tu cama, y me hagas morder la maldita almohada, ¿es mucho pedir?

La voz del menor era letal, suave y ronroneante, tratando de hipnotizar a su profesor con esa imagen inocente, su mejor amiga lo había apodado como "bomi face". Sabía que nadie podía contra esa carita suya. Al mirar a su profesor, sabía que lo tenía cuando su mirada se oscureció, jodidamente caliente.

Rápidamente sus labios fueron cubiertos por los ajenos, en un beso sucio, y duro, sus párpados cayeron para disfrutar más, por fin iba a obtener lo que tanto había querido estos días. Ja, sus padres se volverían locos al saber que se estaba follando a su profesor, y se iban a morir si se enteraran que adoraba la polla del hombre. Era una reina del tamaño.

—Uuuuuh, sí, sí, ¡por fin! —gimió el menor, sus iris rodando en blanco cuando sintió cómo el mayor sacaba el plub anal para reemplazarlo con su polla. El sonido que hacía cuando entraba era sucio, como una puta escurridiza por sus fluidos—. Oooh, mierda. —lloriqueó, la polla abriéndole en todo los lugares correctos, se había lubricado esta mañana, por eso estaba tan resbaladizo, y aunque el plug ayudó, no era ni de cerca del tamaño de su profesor.

Era grande, jodidamente grande, el mayor agarró sus nalgas con fuerza para abrirlas en su totalidad y así, entró en él con lentitud, tomándose la libertad de hacerlo con el ritmo que quisiera. La cabeza de Beomgyu se acurrucó en el pecho del mayor, gimoteando en voz baja, dejando salir pequeños sonidos desvergonzado cuando su ser fue invadido, lo seguía abriendo al entrar, el sonido lo ponía más calientes, hasta el punto de botar pre-semen de su polla, y ni siquiera la estaba tocando.

Todo, porque por fin estaba siendo follado hasta la perdición.

—Eso es, chico. Tómalo todo. —Dijo Choi Yeonjun, su profesor, en su oído, su voz ronca y palpitante, igual que su gran polla dentro de él. Era grande y jugosa, el mayor se tomó su tiempo para entrar en su totalidad, robándole pequeños gemidos de placer del menor, el cual estaba desparramado en su regazo, recibiendo toda su glande como el buen chico que era.

—Ah... A-ah.. —gimoteó Beomgyu entre suspiros, su cuerpo temblando mientras todo el glande entraba en él. Dejó escapar suspiros temblorosos mientras se adapta al grosor, sus ojos rodaron ante el placer de tener la polla de su profesor dentro de él. Por fin. Sí, no podía dejar de pensar en eso. Por fin, por fin, por fin.

Después de un tiempo para acostumbrarse al grosor, empezó a mover sus caderas, gimoteando ante las corrientes de placer que viajaban por todo su cuerpo con esos pequeños movimientos y con su dura polla rozando la parte inferior de su profesor, el cual, seguía completamente vestido. La punta de su polla rozaba la camisa del mayor, era débil por esto. Parecía una puta, pero una puta de calidad, no una cualquiera, pensó entre risas y gemidos.

Choi Yeonjun lo sabía, tenía un estudiante jodidamente talentoso, tanto como con las manos y con su boca. Es inteligente, su hermoso niño rico. El cual le mentía a sus padres solo para venir y ser follado, porque le gustaba su polla, adoraba su polla.

Las manos del hombre bajaron por la espalda del menor hasta fijarse en las respingonas nalgas de su alumno, podía sentir su glande siendo estrangulada por el cuerpo del menor, una sensación jodidamente placentera.

—Joder, cómo extrañé esto.

Gruñó por lo bajo, ayudando al menor a mover sus caderas para que se acostumbrara a su erección. No era pequeño, por eso le había regalado ese plug, el cual ya estaba a un lado tirado, su trabajo hecho. El pasaje de su alumno estaba todo resbaladizo, claramente había hecho un buen trabajo en prepararse a sí mismo, y joder, qué caliente imagen. Beomgyu acostado, abriéndose con solo sus dedos como ayuda, para estar listo cuando su profesor quisiera jugar con él.

Como ahora. Su mirada se cristalizó, y su respiración se cortó cuando el menor empezó a incrementar sus movimientos, un dulce vaivén que les hacía estremecer de placer, el cuerpo de su alumno estaba brillando con el sudor, y ni siquiera estaba haciendo mucho, solo pequeños movimientos pélvicos, que sonaban sucios en el silencio de la habitación. Claramente, Beomgyu había abusado del lubricante porque su entrada estaba resbaladiza, su polla ahora salía con facilidad y entrando de la misma manera, el sonido era obsceno. Aquel que solo se escuchaba en una película para mayores, o en una calle oscura con tu amante.

Uh, uhm.

Era un encuentro caliente, dos jóvenes amantes, uno más mayor que el otro. Uno vestido, el otro completamente desnudo, como su fiel mancebo, a su disposición. Uno tenía la mirada afilada, viendo como el chico en sus brazos se deshacía cuando empezó a incrementar sus movimientos. "Plap, plap". La polla entraba y salía, tomando todo, el menor de ellos era un tembloroso cuerpo lleno de gimoteos, y lloriqueos de placer, solo se quedó ahí, recibiendo la glande de su profesor sin problema, se aferraba a los grandes hombros del mayor, como si eso pudiera hacerlo cabalgar mejor las miles de sensaciones que estaba teniendo.

Era sexy, era sucio, Yeonjun tomó todo, sostuvo al menor desde sus nalgas, abriendo y masajeando las mejillas a su conveniencia, porque este era su estudiante, su jodido chico para usar y tomar. El menor sabía dónde se había metido, Choi Beomgyu sabía cómo era, y aún así, venía todos los días a su departamento a ser follado, ser atendido, y ser bien jodido por su profesor. Incluso, había días donde se tomaban toda la mañana para no salir de la cama, porque era imposible tener suficiente del otro. Eran adictos.

[...]

—¡Ah, ah, ah! P-profe, uuugh, más, más... mwah.. —el gemido fue largo y ronco, los labios de Beomgyu se abrieron para poder gemir sin preocupación de ser escuchado.

Estaban en la cama, el menor estaba arrodillado, en cuatro patas para ser más específicos, sus piernas abiertas, su culo respingón levantado, su espalda arqueada mientras su querido profesor de música le comía el culo.

Sí, el perfecto e ilustre profesor Choi, tenía su rostro enterrado dentro de aquellas jugosas mejillas, sus manos venosas sosteniendo cada nalga, cubriéndolas con sus manos en su totalidad mientras las abría para poder enterrarse y poder lamer la abertura abusada y rosadita de su estudiante. El sonido que estaba haciendo era impuro, sórdido, jodidamente caliente.

Ahora estaba desnudo, sus tatuajes y piercings al aire libre, su voluminoso cuerpo bien estructurado y fuerte estaba a la vista para su querido estudiante, que con solo verlo de esa manera, su polla se movía sola y brotaba de ellas líquido pre-seminal. Ya había llegado al orgasmo hace más de media hora, pero era joven, y podían estar en ello todo el día.

—¿Sí? ¿te gusta, mocoso? Claro que te gusta, no tienes suficiente con mis dedos, ni mi polla, quieres todo el paquete, quieres mi boca en tu culo, ¿no? como la jodida zorra que eres para mí, sólo para tu profesor, sólo para Choi Yeonjun, uhm. —Dijo Yeonjun con una sonrisa de suficiencia, doblando una pierna en la cama, para poder alinear su polla en la entrada abusada del menor, estaba palpitante por todo lo que habían estado haciendo—. Y sigues queriendo más, eres insaciable... —gruñó el profesor, dándole una bofetada a las nalgas del menor. Todo el cuerpo de Beomgyu vibró al sentir la nalgada, eso lo hizo gemir—. Nunca tienes suficiente, menos mal que me tienes a mí, sólo me quieres a mí. —aseguró.

La mirada del profesor era inteligente, altanera, jodidamente caliente, estaba cristalizada, completamente cargada de placer mientras veía como las nalgas del menor se coloreaban de rosado ante sus cachetadas, incluso, el menor había arqueado más su espalda para subir más su trasero y tener más.

—Solo... uhm, fóllame ya, a-ah, p-profe, uuuh... —Gimió Beomgyu, siendo cortado a la mitad de sus palabras, cuando el mayor tomó la base de su polla y empezó a introducirse de una sola estocada dentro de él.

A estas alturas ya se había acostumbrado al grosor de su profesor, el cual, no había tenido contemplaciones. Ni antes, ni ahora, tomándolo de las caderas para empezar a entrar y salir de él fuertemente, sus estocadas eran más profundas, más directas. Y Beomgyu permaneció ahí, recibiendo todo, era un desastre.

—¡Ah, ah, uuuh! —gimió, su cabeza cayendo hacia adelante, Beomgyu ya no tenía la fuerza para sostenerse, sus manos apretaban las sábanas de la cama ante el placer que estaba sintiendo. Literalmente estaba viendo las estrellas mientras su profesor lo follaba por detrás. Era despiadado, era prohibido, era sucio, era jodidamente caliente.

El cabello de ambos se pegaba a sus frentes ante el sudor, y donde Beomgyu era un desastre lujurioso, Yeonjun todavía se mantenía imperturbable, su mirada negra mirando la espalda del menor, se inclinó para dejar un rastro de besos, amando cómo el menor se deshacía de sonidos tan poco masculinos debajo de él. Sonrió, una sonrisa ladina, de suficiencia, se incorporó para acomodarse un poco y seguir follándose a su alumno.

—Joder, cariño, mira cómo luces, todo bonito y lindo, recibiendo mi polla con facilidad. ¿te gusta, verdad? Te gusta duro, jodidamente duro, como la puta del profesor que eres. ¿Tus padres lo saben? —el sonido de las bolas de Yeonjun golpeando contra la nalgas del menor se escuchaba por toda la habitación, era sórdido, era cochino. Y no les importaba. Choi aprovechó para volver a darle un par de cachetadas a las nalgas ajenas antes de inclinarse y tomar el cabello de Beomgyu en su mano, en un fuerte puño, haciendo que éste echara la cabeza hacia atrás.

—¡Oooow! ¡Ah, jo-jodeeeer! Sí, sí —lloriqueó el menor, su boca abierta, roja en llamas por los besos y mordidas anteriores, su mano viajó hasta su polla, empezó a estimularse dado que el mayor había empezado a tocar su punto g, su dulce próstata. Estaba allí, justo ahí.

—¿Saben que eres la puta de tu profesor? porque no importa donde estés, con tal de chupármela, te pondrás de rodillas. —gruñó suciamente su profesor, sus estocadas incrementando, él también cerca del orgasmo, su mirada fija de donde salía y entraba su polla, era una imagen jodidamente caliente—. ¿Saben que te gusta llamarme "papi", uhm? ¿saben cómo te abres de piernas en el jodido instituto? joder, cariño, joder, sí, eres mi chico perfecto. —halagó entre gruñidos y jadeos, también afectado por el placer que estaba sintiendo.

Sus movimientos eran más fuertes, yendo más profundo, todavía sosteniendo el cabello del menor, el cual ya estaba gimiendo incoherencias, solo "ah, ah", "oh, oh" era lo que salía de sus labios.

—Maldición, ¿saben ellos cómo de celoso te pones cuando no tengo mis ojos sobre ti, uhm? Mierda... —El profesor gimió, su voz ronca mientras se acercaba al orgasmo, incrementó sus embestidas, dejando ir el cabello del menor para tomar las caderas de éste, y follarle con fuerza.

—¡¡uuuh!! ¡¡Aaaah!! —gimió Beomgyu cuando se corrió, su cuerpo tembló y estremeció, sus piernas abiertas casi se cayeron flácidas si no fuera porque su profesor lo sostenía mientras le follaba. Lloriqueó cuando su orgasmo siguió, sus ojos rodaron de placer mientras cabalgaba el orgasmo, podía sentir como la polla de su profesor entraba y salía de él con fuerza, y sintió que estaba cerca.

Y lo estaba, porque cuando se corría con fuerza, su pasaje se apretaba y ahogaba la polla de su profesor con mucha presión, y sabía que eso era suficiente.

—Joder, mierda, mierda, uuuh. —gruñó Choi, corriéndose dentro de su alumno, semen tras semen salía de él. Llenando suciamente el pasaje de su alumno, tal como le gustaba.

Porque incluso con eso habían llegado a un acuerdo. No veían a más nadie, hace dos semanas se mostraron sus pruebas, estaban limpios así que podían hacerlo sin condón. Claro que para eso, Beomgyu tuvo que ser muy persuasivo, pero era otra historia.

—Uh-huh. Tómalo todo, bebé. Tómalo todo. —gimió el mayor, enterrándose dentro del menor mientras su orgasmo escurría.

Al final, cayó encima de su alumno, a un lado de éste, abrazándole por la espalda, porque esa era otra, sexo más abrazos o nada. Joder, lo tenía demasiado mimado.

—Uhm. —Un leve suspiro de dicha brotó de Beomgyu, su mente divagando todavía en el placer, su cuerpo se relajó, disfrutando, incluso, cerró sus ojos por un momento, se sentía pleno, dichoso, jodidamente bien...

—No te puedes quedar a dormir aquí, levántate.

—Uuuugh. No. No quiero, ssh, quiero dormir.

—Tengo que llevarte a la estación de trenes, levántate.

—Nooo. —gimoteó Beomgyu, quería quedarse, dormir un ratito y tener se segunda ronda después de días sin hacer nada con su querido profesor.

Pero, incluso, metido todavía en la bruma de su placer, sabía que tenía que levantarse e irse. No podía quedarse, no cuando sus padres se aseguraban de que llegara a la hora fija que tenía que llegar una vez saliera de clases. Así no iba a algún lado con sus mierdas homosexuales.

—Bien, pero espero que me compres un batido de fresa de camino.

—Ajá. —aceptó el mayor, dejando un beso en la nuca de Beomgyu antes de levantarse, y levantar al menor para guiarlo al baño a lavarse. Más bien, para bañarse juntos, y si Beomgyu salió con un chupón o dos, eso será secreto entre ellos.

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