"𝗩 ࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖮1 」

«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗎𝗇𝗈»... [𝖮1]

❝¿𝗤𝘂𝗶𝗲́𝗻 𝗹𝗲 𝗵𝗶𝘇𝗼 𝗲𝘀𝗼?❞

El delicioso aroma de la comida era uno de los placeres más reconfortantes para Kim, un joven que, a sus diecinueve años, había descubierto en la cocina un refugio, una pasión naciente que lo conectaba con su hogar. Desde que aprendió a cocinar, no había dejado de perfeccionar sus habilidades, pese a las dificultades iniciales. La cocina no le fue sencilla al principio; de hecho, recordaba con una sonrisa cómo, en un tiempo no tan lejano, ni siquiera sabía freír un huevo. Fue su madre quien, pacientemente, le enseñó los fundamentos, complementados con tutoriales de YouTube que lo guiaron en sus primeros pasos culinarios.

Esa tarde, como tantas otras, había preparado la cena con esmero y la disponía sobre la mesa del comedor, esperando que su madre llegara del trabajo. Sabía que ella vendría agotada, pues las jornadas laborales eran cada vez más demandantes, y Kim, en un intento de aliviar su fatiga, se aseguraba de tener la comida lista para cuando ella cruzara la puerta. Se había convertido en una rutina diaria, una suerte de tradición silenciosa que ambos compartían, y que les permitía mantener un vínculo cercano en medio de sus respectivas ocupaciones.

El instituto había comenzado a imponerle responsabilidades que nunca había imaginado. A pesar de estar cursando el primer año, la carga académica le hacía sentir como si estuviera en el último semestre. El agotamiento era evidente, pero comprendía que era un sacrificio necesario. Su sueño de convertirse en un psicólogo honorable y profesional lo impulsaba a continuar, pese a su naturaleza perezosa y su afición por dormir. Cuando se proponía algo, lo hacía con determinación y entrega, y su mayor anhelo era poder ayudar a las personas que lo necesitaran. ¿Qué mejor forma de lograrlo que dedicándose a la psicología?

Medicina había sido una opción que consideró, pero rápidamente descartó. La biología y la ciencia no eran su fuerte, y la sola idea de enfrentarse a agujas y sangre lo aterraba. La psicología, en cambio, le ofrecía la posibilidad de explorar la mente humana, de comprender los procesos internos que guían el comportamiento, sin la necesidad de enfrentar sus temores hacia lo físico.

Con esos pensamientos en mente, decidió sentarse en el cómodo sillón del salón y esperar a su madre. Eran cerca de las siete de la noche, y ella, como de costumbre, debía estar por llegar. Su trabajo en la empresa le permitía regresar a casa a una hora decente, aunque en ocasiones se retrasaba para hacer compras en el supermercado. Mientras aguardaba, el cansancio comenzó a adueñarse de él, y luchó por no cerrar los ojos. Había pasado todo el día estudiando y no había descansado, pero las cenas con su madre eran sagradas, un momento intocable que se negaba a perder.

El sueño estaba a punto de vencerlo cuando un ruido abrupto lo sacó de su letargo. El estruendo de la puerta principal siendo forzada lo hizo incorporarse de golpe, con el corazón latiendo desbocado. Su primer pensamiento fue que algo terrible le había sucedido a su madre. Se apresuró a abrir la puerta, temiendo lo peor, pero lo que encontró del otro lado le heló la sangre.

Su madre lo miraba con los ojos desorbitados de terror, y él le devolvió la mirada, paralizado al ver que ella sostenía en sus brazos a un joven que apenas se mantenía en pie. El desconocido estaba herido de gravedad; su rostro era una masa irreconocible de moretones y lodo, su cuerpo delgado y alto cubierto de una camisa blanca empapada en sangre y barro. El cabello enmarañado caía sobre su frente, ocultando la mayor parte de su semblante.

Kim abrió la puerta de par en par, permitiendo que su madre entrara con el hombre herido. La mujer, con evidente dificultad, arrastró el cuerpo inerte hacia el interior de la casa. Kim permaneció petrificado junto a la puerta, incapaz de procesar lo que estaba ocurriendo. Un mal presentimiento comenzó a apoderarse de él, una sensación de que algo terrible estaba por desatarse.

━ ¡Kim, reacciona! ¡Trae agua ya! ━ La voz de su madre lo sacó de su estado de shock, y se apresuró a cumplir la orden.

Con manos temblorosas, sostuvo un vaso de vidrio, que estuvo a punto de dejar caer. Cuando regresó junto a su madre, ella tomó el vaso y, para su sorpresa, arrojó el agua sobre el rostro del extraño, con la esperanza de reanimarlo.

Los ojos del joven no se abrieron, y la inconsciencia lo venció por completo, desplomándose en el suelo. Más sangre comenzó a manar de sus heridas, formando un charco a sus pies. Una desesperación indescriptible invadió a Kim. ¿Qué debía hacer? Sin pensarlo dos veces, se arrodilló junto al cuerpo y, temiendo lo peor, tomó al herido por las mejillas ensangrentadas, intentando reanimarlo.

Le practicó los primeros auxilios como pudo, revisando sus signos vitales, y aunque la respiración del joven era apenas perceptible, logró mantenerse con vida. Milagrosamente, aún respiraba.

━ Cálmate, hijo. Él estará bien, t-tan solo debe curarse sus heridas ━ su madre trató de tranquilizarlo, aunque su voz delataba el miedo que sentía. Lo abrazó, intentando darle consuelo.

Kim no sabía quién era ese hombre ni por qué estaba tan malherido, pero una cosa era segura: nadie debería sufrir de esa manera. Aunque no era él quien estaba herido, sentía un cosquilleo incómodo recorriendo cada fibra de su ser.

Sin decir una palabra, se dejó caer en el sillón, llevándose las manos a la cabeza en un gesto de desesperación. Las lágrimas corrían por sus mejillas, mientras su madre, en un estado de parálisis emocional, observaba el suelo sin expresión alguna. Ambos estaban aterrados, cada uno a su manera, y sabían que debían calmarse. Por eso permanecieron en silencio durante largos minutos, intentando asimilar la situación y pensar en lo que debían hacer a continuación.

¿Qué estaba pasando?

Las toallas húmedas se esparcían sobre cada rincón de su cuerpo, revelando una anatomía que resultaba, cuanto menos, intrigante. El hombre frente a él poseía un rostro que parecía desmentir la brutalidad a la que había sido sometido; sus facciones, delicadas y masculinas al mismo tiempo, exhibían una mandíbula marcada y triangular, labios carnosos y agrietados, manchados de sangre, una nariz prominente y pómulos ligeramente definidos. A falta de la mirada, velada por el cierre de sus párpados, solo quedaba la forma de aquellos ojos rasgados, cuya expresión permanecía un enigma.

El agua deslizándose por su piel de porcelana iba despejando la suciedad, revelando moretones en sus brazos y pecho, tan oscuros y extendidos que parecían heridas abiertas, profundas. La mera idea de la paliza que debió haber soportado erizaba la piel de Kim. ¿Qué clase de monstruo había sido capaz de infligir tal castigo?

Kim, con manos cuidadosas, continuaba limpiando el cuerpo del extraño que había llegado herido a su hogar. Su madre había salido minutos antes en busca de ropa y medicamentos. A pesar del rostro angelical del hombre, su cuerpo evidenciaba una fuerza y solidez inusitadas. Los músculos de sus brazos, espalda, abdomen, y muslos estaban marcados, delineados como los de un guerrero.

Kim había tenido que enfrentarse a la desnudez del extraño —excepto por su miembro, que respetuosamente evitó— para limpiar cada porción de su piel. Desde la espalda baja y la cabeza, hasta el cabello, pies y rodillas, ningún rincón quedó sin ser lavado. La suciedad era tal que resultaba difícil no imaginarse los horrores a los que había sido sometido; sin duda, había sido víctima de una masacre o de una tortura indescriptible.

Aún permanecía inconsciente, sus ojos cerrados en una paz que contrastaba con las marcas en su cuerpo. Sin embargo, ahora parecía más tranquilo; su respiración, más estable y constante, sugería que el agotamiento extremo había reclamado su consciencia. Kim no podía evitar preguntarse por las pruebas que ese hombre había tenido que superar. Con una apariencia tan contradictoria, no se podía esperar que su historia fuese sencilla.

Al terminar de limpiar por completo el cuerpo robusto que yacía bajo su cuidado, Kim se dejó caer en el suelo, a su lado. Los pensamientos comenzaban a agolparse en su mente. No quería ser desconfiado, pero las preguntas eran inevitables. ¿Y si aquel hombre era un asesino o un delincuente que había escapado de la cárcel y recibido una paliza en consecuencia? ¿Un ladrón o un criminal de algún tipo? Su madre lo había dejado solo con él, sin detenerse a considerar el peligro que podría estar corriendo.

Intentó calmarse, recordándose que quizá su madre sabía algo sobre aquel hombre, tal vez era un conocido. Aún no había llegado el momento de explicar cómo lo había encontrado ni las circunstancias que rodeaban su llegada. La urgencia del momento había dejado poco espacio para las palabras, y las explicaciones permanecían atrapadas en la confusión del suceso.

Todo lo que podía hacer era esperar, y confiar en que una explicación lógica surgiría en algún momento.

Observó una vez más de reojo el cuerpo a su lado, y el mismo manto de tristeza inexplicable lo cubrió de nuevo. ¿Y si solo era una víctima de abuso o tortura? La conciencia comenzó a atormentarlo, obligándolo a cerrar los ojos en un intento desesperado por dispersar esos pensamientos.

¿Quién era él?

Su madre regresó aproximadamente media hora después, cargada con todo lo necesario para mantener estable al desconocido durante unos días. Apenas lograron trasladar su cuerpo hasta la habitación de la madre, ambos se permitieron caer en la cama, agotados tanto física como mentalmente. La noche había caído ya, y el acontecimiento que habían protagonizado les había dejado los nervios en carne viva; la conmoción y la desesperación eran inevitables, aunque trataron de conservar la calma.

Había mucho que discutir.

━ Sé que tienes muchas preguntas, hijo, y te aseguro que estoy tan desconcertada que apenas encuentro palabras para explicar lo sucedido... ━ dijo ella, con la voz temblorosa, mientras acariciaba las cálidas manos de su hijo.

Ambos estaban recostados en la cama de Kim, pues la madre no dormiría, obviamente, junto al desconocido. Por precaución, habían cerrado con llave la puerta de la habitación donde yacía el hombre, ya que no sabían con certeza si era de fiar. Solo lo ayudarían por un sentido de solidaridad y empatía; no podían dejarlo a su suerte en la calle. Necesitaban cuidar de él unos días hasta que despertara, para luego llamar a un doctor que pudiese averiguar qué le había sucedido y quién era.

━ Lo sé, madre. Pero necesito saberlo, estoy muy confundido y asustado. ¿Quién es ese hombre? ━ La desesperación de Kim era palpable, y su madre, conmovida, cerró los ojos al recordar una vez más lo que había presenciado.

━ Encontré a ese joven tirado en el suelo del parque, en la esquina. Estaba gravemente herido y suplicaba por ayuda. Apenas podía hablar, pero me dijo que lo habían... maltratado, golpeado sin piedad. Necesitaba ayuda urgente, por eso lo traje aquí. Pero ahora no sé qué hacer. ¿Qué pasará si lo dejamos ir y vuelve a caer en manos de esos monstruos? Debemos esperar a que las cosas se calmen antes de tomar una decisión ━ Kim asintió, comprendiendo la lógica de sus palabras.

Una mezcla de tristeza y rabia inundó su mente. ¿Cómo podían ser tan crueles, tan bestias, como para hacerle algo así a un ser humano? Aún faltaba por conocer la otra parte de la historia, pero nada podría justificar semejante brutalidad.

━ ¿Y ahora qué haremos? ━ preguntó Kim, la preocupación asomando en su voz.

Si mantenían al joven en casa, las cosas podrían complicarse aún más. Necesitaban al menos un plan para descubrir toda la verdad.

━ Cuando despierte, llamaré al tío Heming y le pediré que lo revise. Mientras tanto, debemos tratar de entender todo esto en silencio. Quizás es una víctima de trata de personas o de algún tipo de explotación ━ sugirió la madre, recordando los recientes reportes de desapariciones que habían estremecido la comunidad. No podían permitir que esos desalmados capturaran otra víctima; debían ser astutos y, sobre todo, empáticos.

Kim asintió de nuevo, y ambos cerraron los ojos, intentando conciliar el sueño. Sabían que sería difícil dormir, con tantas ideas cruzando por sus mentes, pero necesitaban descansar. El día siguiente sería complicado, y necesitaban tener la mente fría para enfrentar lo que viniera.

¿En qué se habían metido?

O, mejor dicho...

¿Qué le había sucedido a ese pobre hombre?


¡Holaa! Estoy muy feliz por traerles este primer capítulo (;´༎ຶٹ༎ຶ')
La verdad estoy muy emocionada con este libro pero al mismo tiempo nerviosa porque quiero darles calidad y siento que me faltan más cositas :(

En fin, espero que les haya gustado el capítulo ^^...

Gracias por acompañarme en este nuevo proyecto  ✿︎

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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09

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