𝗟 ࿐「 𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝖮4 」
«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝖼𝗎𝖺𝗍𝗋𝗈»... [𝖮4]
❝¿𝗟𝗼 𝗲𝗻𝘁𝗶𝗲𝗻𝗱𝗲𝘀?❞
Escalofriante.
Así se sentía.
A su alrededor, todo era un fondo inquietante de un blanco opresivo, lleno de paredes que parecían aplastarlo con su claridad exagerada. La luz lo perturbaba, sus ojos no encontraban un punto de descanso. Confundido, empezó a mirar a su alrededor, sin entender cómo había llegado allí. No podía moverse en absoluto, estaba atrapado, inmóvil, observando el centro de la habitación, esperando que algo, lo que fuera, sucediera o que alguien apareciera para romper la asfixiante quietud.
En un abrir y cerrar de ojos, el hombre herido apareció frente a él. Llevaba un traje blanco y ancho que contrastaba con su presencia oscura. Estaba de pie, observándolo con una sombría fijeza, y lo que más le impactó fue su rostro: estaba limpio, libre de cualquier moretón o herida. No había rastro de dolor físico en él, lo que, en lugar de tranquilizarlo, le provocó una extraña sensación de desconcierto.
La piel del hombre era ahora como porcelana, lisa y pálida, tan perfecta que resultaba inhumana. El frío en la habitación era palpable, podía sentir cómo sus manos y pies comenzaban a entumecerse, casi paralizados por el ambiente gélido.
El hombre permanecía inmóvil, como una estatua. No se movió ni un centímetro, simplemente lo observaba, estático, con una expresión indescifrable. Kim se preguntaba qué pasaría; ¿se lanzaría sobre él de manera agresiva? ¿Lloraría con desesperación? ¿No haría nada o simplemente desaparecería, dejando tras de sí solo un rastro de incertidumbre?
━ Sálvame...
La voz del hombre, grave y profunda, resonó en la habitación. A pesar de su tono bajo, había una súplica desgarradora en sus palabras, como si esas dos sílabas contuvieran toda la desesperación del mundo.
La sorpresa y confusión fueron tan intensas que Kim abrió los ojos de golpe.
Había despertado.
Solo había sido un sueño. Nada más que eso. No tenía por qué preocuparse, ¿verdad?
Llevaba aproximadamente treinta minutos acostado en su cama, pero en lugar de descansar, su mente se consumía en una espiral de preguntas y dudas que lo carcomían de manera desesperante. Se dijo a sí mismo que había soñado con él simplemente porque su mente había estado llena de esos pensamientos últimamente. No podía haber un significado más profundo. Tal como le habían explicado alguna vez, los sueños son reflejos de las emociones y pensamientos que uno tiene justo antes de dormir.
Entonces, ¿por qué se encontraba inmerso en un intento de darle sentido a ese sueño?
Cuando estuvo a punto de levantarse para hacer el desayuno, algo lo detuvo. Se quedó completamente inmóvil en la cama, sus ojos clavados en la puerta de su habitación. Una silueta alta y oscura de un hombre lo observaba desde allí, acechándolo. El terror le recorrió el cuerpo, y estuvo a punto de gritar, pero en el último segundo, recordó que ya no vivía solo. Había otro hombre en la casa, y definitivamente era él quien lo estaba observando desde la puerta.
Se levantó bruscamente y encendió la lámpara de su habitación. La luz reveló con mayor claridad el rostro de su visitante, quien lo miraba exactamente como en el sueño: profundamente y sin desviar la mirada. Su expresión era seria, y lejos de sentirse tranquilo, Kim se sintió aún más intimidado. Había algo en esos ojos que lo mantenía en vilo, como si ocultaran una verdad peligrosa.
Era comprensible que el hombre tuviera curiosidad por explorar el lugar en el que se encontraba, pero la idea de tenerlo merodeando por su hogar no le ofrecía ningún tipo de consuelo. La desconfianza seguía presente, y con justa razón. Tal vez con el tiempo, al relacionarse más, podrían llegar a confiar el uno en el otro, pero dadas las circunstancias, las acciones y el comportamiento del desconocido no le permitían bajar la guardia. Debía mantenerse alerta, preparado para cualquier reacción o situación inesperada.
¿Desde cuándo había estado parado allí viéndolo?
¿Y ahora qué seguía?
Lo tenía allí, sentado en el mueble café de la sala principal. Sus manos jugueteaban entre sí, reflejando un nerviosismo palpable. Después de explicarle que solo tenía que esperar sentado mientras preparaba el desayuno, Kim había pasado al menos media hora observando el comportamiento del hombre. Este se limitaba a mirar a su alrededor con una curiosidad casi infantil, como si jamás hubiese estado en la sala de un hogar común.
En la isla del comedor, Kim encontró una nota que su madre había dejado. Le explicaba que había salido temprano a llevar rosas al cementerio, a la tumba de su mejor amiga, quien había fallecido veinte años atrás debido a un aborto espontáneo. Desde aquel trágico día, su madre se había encargado de llevar flores cada mes, cumpliendo con un ritual silencioso que mantenía viva la memoria de su amiga.
Estar completamente solo con el hombre resultaba un tanto incómodo para Kim, aunque, curiosamente, no se sentía realmente amenazado. El extraño no había intentado agredirlo en ningún momento; solo guardaba silencio, observando cada uno de sus movimientos con una atención inquietante. La situación le recordaba a esos videos de influenciadores que mostraban su rutina matutina a sus seguidores, solo que en este caso, la audiencia estaba compuesta por un único observador, cuyo comportamiento era tan misterioso como desconcertante. La incomodidad era palpable.
Con las piernas ligeramente temblorosas y procurando actuar con la mayor naturalidad posible, Kim sostuvo la bandeja de comida entre sus manos y la llevó a la mesa. En cuestión de segundos, el alto pelinegro estaba detrás de él. Kim dio un pequeño brinco de sorpresa, aunque ya empezaba a acostumbrarse a que aquel enigmático joven lo siguiera a cada instante.
Sí, extrañamente, comenzaba a acostumbrarse.
Aunque no por ello bajaba la guardia.
━ Toma asiento aquí y come ━ ordenó Kim con voz suave, retirando una de las sillas para que pudiera sentarse. Sin embargo, el hombre lo observó con confusión, como si no comprendiera lo que se le pedía. Al rubio no le quedó más remedio que tomarlo por los brazos y, con cierta torpeza, guiarlo hasta sentarlo en la silla.
Por unos segundos, se miraron con incomodidad...
¿Acaso no sabía comer, no tenía hambre o simplemente desconfiaba de la comida?
Kim alternaba la mirada entre el pelinegro y la comida, esperando alguna reacción, como que tomara los cubiertos y comenzara a comer en silencio. Pero no hubo respuesta alguna; el hombre se había quedado como una estatua, observando la comida como si se tratara de algo ajeno a este mundo.
━ Mira, debes comerlo así ━ indicó Kim, llevándose un bocado de su sándwich a la boca. El pelinegro abrió ligeramente la suya, mirando con fijeza los movimientos de Kim. ¿Acaso nunca había comido?
Tras unos segundos de incómodo silencio, el hombre, con manos temblorosas, tomó el sándwich de su plato y lo llevó a su boca con evidente desconfianza. Por un instante, sus ojos se encontraron con los de Kim, pero sin decir nada, dio el primer bocado.
La sorpresa de Kim fue grande al ver cómo los ojos del hombre se cerraban al saborear el bocado, como si fuera un manjar exquisito.
Como si no hubiera comido en años, el hombre devoró el sándwich con una ferocidad que lejos de incomodar a Kim, le despertó una profunda lástima. ¿Acaso no le daban de comer en el lugar de donde provenía? La imagen de noches de hambre y desesperación cruzó por su mente, dejándole un vacío en el estómago que intentó ignorar. No podía permitirse mostrar una expresión de compasión.
En cuestión de minutos, el pelinegro había devorado más de tres sándwiches, tras lo cual, Kim había notado sus ansias por seguir comiendo.
Era simplemente tierno.
Y eso le asustaba.
<<¿Tan aburrido había sido o quizás estaba cansado?>>
Eso se preguntó Kim al notar que el hombre a su lado, cuya anatomía permanecía inmóvil, se había quedado completamente dormido en el sillón.
Horas antes, habían comenzado a ver una película. La idea surgió como un intento de desarrollar un poco más la confianza entre ellos y observar mejor los comportamientos y conductas del extraño. Kim sabía que, para lograrlo, debía generar diferentes emociones en el hombre. ¿Qué mejor manera de hacerlo que con una película de caricaturas? *Winnie the Pooh* había sido su mejor opción.
No se atrevió a poner una película de acción, misterio o violencia, pues temía que un trauma latente pudiera despertar, desencadenando un ataque de pánico o ansiedad inesperado. La sola idea de enfrentarse a una situación así lo aterraba.
Durante la película, el hombre había estado sentado en el sillón, observando la televisión con atención, pero su rostro permanecía inmutable. No sonreía, pero tampoco mostraba señales de desagrado; era como si las emociones le fueran ajenas, lo que preocupó profundamente a Kim. A veces, incluso, el hombre lo observaba directamente, como si lo que aparecía en la pantalla no tuviera ninguna importancia. Era incómodo sentir esos ojos fijos en él.
Con un gesto cuidadoso, Kim tomó una manta de su habitación y cubrió con suavidad el cuerpo del hombre dormido. Era irónico, pensó, que estuviera tratando a aquel extraño como si fuera un amigo de la infancia, acostado en su sillón después de ver una película. No parecía, en absoluto, el hombre traumatizado y golpeado que había llegado al borde de la muerte a la puerta de su hogar.
Sí, era una locura.
Pero todos sus pensamientos se detuvieron cuando observó su rostro con más detenimiento... Lágrimas secas se marcaban en sus mejillas. El corazón de Kim se oprimió al darse cuenta de que había llorado. ¿Qué motivo habría detrás de aquellas lágrimas? La idea de ver sufrir a alguien y no poder hacer nada, ni siquiera saber por qué sufría, lo llenó de tristeza.
Trató de contener sus propias lágrimas, pero estas escaparon de sus ojos al verse de nuevo en una situación dolorosa...
Una rápida visión del pasado lo transportó a aquel momento en que su madre lloraba desconsolada en un sillón, gritando, suplicando que su esposo volviera, que estuviera con ellos nuevamente. Esos fueron los días más trágicos de su vida; años atrás, su padre había sido secuestrado para ser explotado en la trata y tráfico de personas. Era algo muy común, especialmente en el pasado, que la comunidad asiática se viera involucrada en esas redes criminales.
Un "gran amigo" de su padre lo había invitado junto a una compañera a tomar unos tragos en un bar popular. Sin embargo, al salir del lugar, fueron raptados y engañados por aquel hombre. Su padre no era el objetivo principal, sino la compañera, pero él estaba allí, en el lugar equivocado y en el momento equivocado. Días después, en un operativo de rescate de la policía, encontraron los cuerpos de ambos y de muchas otras personas en un prostíbulo abandonado a kilómetros de Busan.
El recuerdo de su madre llorando de pánico y tristeza al reconocer el cuerpo fue lo más traumático que Kim pudo vivir. Aunque era solo un niño, su corazón se partía al verla sufrir de esa manera.
Hace más de diez años, el tráfico de personas era un problema aún más grave y común. Incluso hoy en día, las autoridades continúan capturando a criminales y enfrentando casos de explotación, tanto laboral como sexual.
Quizás por eso, tanto su madre como él habían aceptado que un desconocido se adentrara en su hogar de esa manera.
¿Y si él era otra víctima?
Su madre y él, habiendo experimentado de cerca situaciones similares, no podían evitar sentir más que preocupación y empatía por aquel hombre. Los recuerdos del pasado tocaban lo más profundo de sus corazones, y no podían permitirse el lujo de ser inhumanos o desalmados al no ayudarlo.
Por eso, Kim averiguaría por qué estaba allí y qué le había sucedido.
Expliqué un poco el por qué tanta confianza con un desconocido
El tema de la trata de personas es muy delicado y extenso, pero es parte importante de la trama y por eso quiero que lo tomen en cuenta.
En fin, ¿qué otra cosa creen que pueda hacer Kim para ganarse la confianza del hombre y averiguar de él?
*Finge que no está pidiendo ayuda para la trama*💋
Damos fin a la maratón 3/3, esperen actualización en mil años (ᗒᗣᗕ)՞
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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09
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