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Fred bebió de su vaso de agua para después sonreírle ampliamente a su hijo.
-Eso es magnífico, Jackie
-Lo es, sin duda. Cuándo la conocí me pareció una mujer encantadora.- comentó la matriarca Lupin, sin evitar sonreirle felizmente a su hijo.- Estoy tan feliz por ti, cielo
Era cierto, Elizabeth conoció a Charlotte Linde, una vez que tuvo que ir al profeta cuándo su madre se olvidó de llevarse su almuerzo, al salir con las prisas. Sin duda, desde primer momento supo que era una buena chica y que podría adaptarse bien ante el papel de prefecta que se le otorgó ese año, tal y cómo Scarlett le había confirmado. Ambas tenían dos hijos prefectos.
-Gracias a ambos, pero no se si me he explicado bien.- un suspiro salió de sus rosados labios.- No sé si Lottie me gusta, quiero decir creo que sí pero no estoy seguro..
Él mayor de los hermanos le explicaba a sus padres sus sentimientos, mientras por otra parte los mellizos se dedicaban a deborar la exquisita comida italiana que sus padres habían demorado en hacer.
Fred rió leve al escuchar a su hijo, sabiendo perfectamente que le ocurría. Un quejido escapó de sus labios al notar cómo su mujer pisaba su pie para que disimulara mejor.
-Jackie..- miró a su mujer por el rabillo del ojo carraspeando para después centrar su atención en el mayor de sus tres hijos.- Desde mi punto de vista, si te gusta Charlotte. Quiero decir, te la pasas carteandote con ella, incluso aquí mismo no paras de hablar sobre ella, una sonrisa boba se instaura en tus labios y un brillo resplandeciente florece en tus ojos.- pausó tomando la mano de la azabache por encima de la mesa.- Así cómo me pasa a mi con tu madre.- aseguró mirándolo con ese característico brillo de amor, que por mucho tiempo que pasase jamás se dispersaría- Pero creo que tu problema es que te da miedo estar en una relación.
Elizabeth besó su mano conmovida ante sus poéticas palabras. Recargó su cabeza en el hombro de su marido, disfrutando el olor a polvora que impregnaba sus fosas nasales.
Jackson escuchó las sabias palabras y mentiría si negaba que no las analizó. Él siempre estaba tan feliz al lado de la Linde, llegó a verla en una manera más que amigos. Visualizó a sus padres, quienes se amaban profundamente a pesar de todo y no pudo evitar verse a él de la misma manera con la joven Slytherin. ¿Tenía miedo de que todo se fuese a la mierda? Afirmativo.
-Es que..- carraspeó pensando en cómo poder explicar sus sentimientos.- Me da miedo que al expresarle mis sentimientos ella no sienta lo mismo y nuestra amistad se vaya al traste.- masculló frustrado.
Antes de que el matrimonio contestase, la voz de su otro hijo los irrumpió.
-¿Qué es la vida con riesgo?- habló con la boca llena de comida.- ¡Sin duda, la comida italiana es lo vuestro!
-Gracias Remy, pero no hables con la boca llena-le indicó su madre sonriendole por el cumplido.- Tu hermano tiene razón, debes arriesgarte en esta vida.
Jackson se removió frustrado en la silla y miró su plato de comida. Ya ni tenía hambre.
-Trataré de hacer los miedos a un lado..- murmuró el Lupin- Weasley, tratando de idear un plan para hacer que el miedo no venciera su guerra.
Padre e hija vitorearon al mayor orgullosos.
-¡Eso es tigre!- sonrió Hiraeth emocionada por el hecho de querer tener una cuñada.
Remus sonrió vacilón al escuchar a su melliza, dejó de comer y se cruzó de brazos reinclinandose en la silla. Una mueca burlona se instauraba en su rostro.
-Tu turno, calabaza- insistió
Hiraeth se dió cuenta de que tenía la mirada de todos sus familiares sobre ella, avergonzada dejó de comer y se limpió la boca rápidamente para verlos.
-¿Mi turno de qué?
-Oh vamos, me vas a negar que no estas colada por el chico Diggory
Dejó escapar una risita inocente de sus labios, Jackson uniéndose a su hermano empezó a hacer corazones con sus dedos, sonrojando a la pelirroja de inmediato. Fred y Elizabeth se miraron sorprendidos al escuchar el apellido, habían oído hablar de los hijos del sanador con su difunta pareja que no conocían cómo también sabían que este le impartía clases a su hija, pero no llegaron a imaginar cuán fascinada estaba Hiraeth por el tejón.
Fred al escuchar el apellido, rodeó los hombros de su esposa e instintivamente apretó la mandíbula y torció sus labios. A pesar de los años, no se olvidaría de la rivalidad que tenían en Hogwarts.
-¿Te gusta el hijo de Cedric, cielo?- se atrevió a preguntar su madre, tratando de ayudarla.
Las mejillas de Hiraeth se encontraban totalmente carmesíes. No se avergonzaba de hablar con sus padres sobre esas cosas, tenía demasiada confianza con ellos por lo que no le preocuoaba, pero el hecho de que su mellizo la hubiera expuesto de tal manera si lo hacía.
-Uh, no estoy muy segura mamá.- murmuró mirando a sus padres- Pero creo que si, él es lindo conmigo, se preocupa por mi y me trata bien. Aunque de todas formas, creo que es muy precipitado para saberlo. Él es un buen amigo.
Fred soltó un suspiro de alivio, que no pasó desapercibido para su mujer quién le dió un leve codazo en su costal, sin que sus hijos se dieran cuenta. No es que no le agradara el hecho de que su hija comenzara a interesarse por chicos, pues a su edad a él le pasaba absolutamente lo mismo y lo entendía. Lo que le frustraba era tener que relacionarse más con Cedric aún. Él sanador siempre se encontraba en su casa tras las lunas llenas para revisar y curar a su hija.
Las fulminadas miradas constantes no quedaban atrás.
-Me alegro de que así sea, niños.- les sonrió a sus hijos el patriarca Lupin-Weasley.
Miraba a todos los presentes en su mesa y le parecía asombroso todo lo que lograron conseguir.
Tenían paz, todo estaba muy calmado.
●●●
Necesitaba verlo, necesitaba explicaciones aunque tras ellos se encontraba el famoso "Nosotros no somos nada", aunque en el fondo ambos sabían que esa frase se había disperso en las cenizas cuándo una noche más el fuego se prendió en ambos cuerpos que chispeaban lujuria y el cielo oscuro de sus ojos, brillaba de deseo.
Logró escapar de las redes de aquel hombre que tan vilmente la había tratado, cómo si de un juguete se tratase para estar a su merced.
Noareth estaba cansada, quería huir, gritar, llorar y sin duda un refugio seguro.
Pero una vez más recordó por qué hacía esto.
No quería que las personas más amadas por ella salieran heridas.
Tocó la puerta de su apartamento varias veces, sus finas manos aún temblaban y ni siquiera llegaba a sentir el tacto.
Se la había lavado tantas veces para intentar quitar huella de todo lo que era obligada a hacer.
Los nervios la envolvían cómo si de una capa se tratase, pero no lo suficientemente grande cómo para cubrir sus heridas.
El pelirrojo apareció tras el marco de la puerta y él café chocó con las incoloras esmeraldas que no producían brillo. Estático, usaría si debía referirse al modo en el que se quedó al ver impactado a aquella mujer en tal mal estado frente a él.
-Noareth...- se hechó a un lado para abrirle la puerta, mientras un nudo en su garganta se instauraba.- Pasa, por favor
Esta sin mencionar ni una corta palabra, accedió a la vivienda, de nuevo abrochándose el abultado chaquetón del que constaba aquella noche de invierno.
-George, debo hablar contigo.- murmuró, tratando de verse segura y fuerte, de no perder los estribos pero le resultaría todo en vano.
Le hizo tomar asiento, la rubia negó mientras el pelirrojo si lo hacía en el reposabrazos de su acolchado sillón, dónde solía leer revistas u antiguos libros para aplicarlo en un futuro a sus productos.
George asintió, dándole a entender que esta se explicara. Necesitaba saber qué estaba pasando, por qué caminaba de la mano con aquel hombre.
La Vance no era la única que se veía aflijida, George había pasado noches sin dormir, pesadillas venían a su mente cómo relampagos cada noche; Noareth paseando de nuevo con Blaise, esta diciendole que él nunca sería suficiente.. En concreto, todos eran sobre la mujer despreciándolo, el sueño más temido de este.
Había sobrevivido a base de café, para mantenerse despierto y de comida chatarra para saciar su hambre.
-¿Por qué te acostaste con mi prima?- tibuteó, atrapando entre dientes su labio inferior tratando de mantener la calma, de nuevo le fue imposible.
-Merlín, Noareth.- sobó el arco de su nariz frustrado- ¿Qué estas diciendo?
El Weasley, trataba de mantener la calma, consiguiendo mejores resultados que la rubia.
-¡No te hagas el que no sabes ahora!- se quejó tirándo el bolso al suelo, incomoda al llevarlo- ¡Fueron unos días los que me fuí, porque necesitaba estar sola! ¡Y cuándo vengo me entero que no has podido mantener tu puto miembro dentro de tus pantalones! ¡Tenías que meterte entre las piernas de mi prima!
George parpadeó, mirandola incrédulo.
-No se de dónde hayas sacado eso porque yo no me he vuelto a acostar con Venus.- replicó, algo molesto ante su actitud.- ¿Y que hacías ese día caminando de la mano con Zabini? Si es que se puede preguntar.
Cuestionó George molesto, con ironía en sus palabras.
Noareth lo miró dolida, cómo si no lo conociese. Hubiera esperado que este entendiera todo lo que estaba pasando en su vida, creyó que era algo obvio pero al parecer no a los ojos del ciego pelirrojo que desataba sus nervios.
Comenzó a desabrochar los botones de su abrigo, para después quitarse la camiseta y los pantalones quedándose únicamente en ropa interior. George la miraba extrañado ante su reacción, pero cuándo la mujer estuvo semi-desnuda frente a él, sintió su corazón achicarse, su mundo caer, y su repiración frenarse.
Su rubia estaba herida.
-Esto, esto es lo que se dedicaba a hacerme George.- murmuró y sintió sus ojos escocer, lágrimas brotaban por sus mejillas ante la dolorosa mirada del pelirrojo.- Día y noche, sin ningún descanso.- pausó ante la dolorosa reación que incluso causaron sus palabras sobre ella, cuándo fugaces recuerdos pasaron por su mente.- ¿Por qué me haeces esto, Georgie..?
Preguntó dolida ante su actitud.
Él cuerpo de la mujer estaba cubierto de hematomas, indicios de la brutalidad que usaron contra ella; su cuello con marcas moradas, sus muñecas rojas, marcas de las palmas de la mano de Zabini por todo su cuerpo, cortes en su abdomen, sus piernas temblorosas.
George se acercó a ella totalmente arrepentido ante su infantil reacción. Si tan solo hubiera sabido cuán mal lo estaba pasando la rubia... Se acercó para acariciar su mejilla y hablarle dulce y pacíficamente.
Pero ella se apartó cuándo vio su mano alzarse, asustada de que este imitara los actos del Zabini.
George sintió una estaca clavarse dentro de él, una muerte lenta y dolorosa.
-Soy yo, tu George.. no te haré daño.- aseguró buscando sus ojos que ponían su mundo de cabeza.- Lo hago porque te amo Noareth, te necesito en mi vida y a partir de hoy te cuidaré y prometo compensar cada uno de mis errores. Porque te amo y estoy dispuesto a cualquier cosa por ti, mon ange.
Noareth lo miró estática, más lágrimas la recorrieron ante su confesión. Aún se mantenía algo lejos de él, el miedo la invadía a pesar de recordar que era el hombre en el que más confiaba.
Miró a sus ojos, ese café que ansiaba ver cada noche y cada mañana.
-Ese es el problema George.. que yo también te amo y todo esto..- señaló su cuerpo magullado sin querer mirarlo- lo he hecho por ti.
●●●
DIOS DE MI VIDA
LO DIJERON, ¿LO VISTEIS?
¿¡OPINIONES?!
ULTIMO CAP DEL PRIMER ACTO
EN IG YA TENEIS EL TRAILER DE INFIELES QUE SE ESTRENARÁ EL VIERNES 12 QUE EMOCION!
¿OPINIONES SOBRE EL TRAILER?
¡NOS LEEMOS!
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