36

La mujer sollozaba con fuerza, pero era retenida por dos musculosos y altos hombres. Siempre se consideró una mujer de carácter fuerte, no le gustaba demostrar su sentimientos, prefería guardarselos, no quería verse débil frrente a nadie. Pero esta vez era distinta, el pequeño de cabello rubio y ojos avellanas sollozaba por unos minutos más.

-Por favor, por favor unos minutos más- rogaba la Taylor, tratando de hacerse hueco entre los dos fornidos hombres.

Estos se mantenieron firmes, impidiéndo  el paso. El pequeño de dos años pataleaba en los brazos de su cuidadora.

-¡Quiero ver a mi mamita!

-Señorita Taylor, su madre y la señora Avery no lo permiten. No está en nuestras manos

Habló uno separándo de su cuerpo a la morena. 

-¡Es mi hijo, no el de ellas!- bramaba con furia, alzándose de puntillas para ver cómo se llevaban a su hijo.- ¡Tayden, recuerda que mamá te ama!

Gritó para que llegara a sus oídos, este giró su cabeza para enviarle un beso a su madre en el aire mientras las lágrimas recorrían sus rosadas mejillas.

Desde el umbral de la puerta, dos azabaches miraban la situación.

-No entiendo cómo pueden hacerle eso, es su hijo.- masculló Corey con sus cejas frucidas y su mandíbula apretada.- Y tú, tan poco hombre cómo para poner un alto en esta situación.

-Cuida tu boca Corey. Sabes que es cosa de madre y la señora Taylor. No quieren que el niño salga a la luz, y mucho menos que se relacione mucho tiempo con Elinor.- explicó algo molesto por la manera que tuvo su hermano pequeño en referirse sobre él.- Así que no es mi culpa.

Corey giró su misterioso perfil, viendo al de su hermano. Mordió el interior de su mejilla y chasqueó su lengua molesto. Estaba seguro que aunque fuera más pequeño era mucho más sensato que su hermano mayor.

-Ya claro, esperais a que ese niño se críe sin una madre ni un padre.- relamió sus labios molesto.- Por cierto, ¿Dónde está su padre?

A Corey lo que más le molestó fue él hecho de que estaban haciendo que el pequeño de ojos avellanas creciera sin sus figuras paternales, sin poder evitar pensar en su gran amado Remus Lupin, él cuál si no fuera por los señores Lupin-Weasley seguiría en aquel repugnante orfanato del que le había hablado una de las veces que quedaron en la torre de Astronomía.

Tayden Seadert era un pequeño de tan solo dos años, muy hablador sin duda, con gran pasión por correr por todos lados desde que aprendió a caminar, era muy dulce y Corey podía comprobarlo porque cuándo su madre y la señora Taylor no estaban por la gran mansión de lso Avery iba a su encuentro para poder jugar con él, ya que nadie parecía preocuparse porque el joven disfrutara de su infancia.

Siempre había odiado a los niños, pero esta era una excepción.

-El padre ni siquiera sabe de su existencia. Además odia a Elinor. No creas que servirá de mucho presentarselo.

-Y tú probablemente te hagas cargo del niño cuándo Elinor y tú os caseis ¿cierto?, porque la amas tanto y ejerceras de una buena figura paterna.- comentó irónicamente molesto, cruzándose de brazos.- ¿Sabes qué? Mejor me voy, no soporto a esta puta familia.

Y sin decir más salió de la sala, chocándo hombros con su hermano mayor ya que ambos eran altos pero de la misma estatura, no sin antes dedicarle una melancólica sonrisa a la futura esposa de su hermano. Se diriguió a encerrarse en su habitación.

Thomas Avery y Elinor Taylor estaban comprometidos forzosamente debido a sus madres y al querer seguir el linaje de las familias puras en el mundo mágico. Elinor tuvo que hacer varios sacrificios para satisfacer a su familia; dejó a su novio en esos momentos, Adriert Vance quién creyó que esta lo engañaba cuándo se enteró de que se casaría con el Avery.  

Su vida transcurrió hasta que a las pocas semanas después presentó síntomas de embarazo, él cuál fue confirmado. A escondidas en su casa tuvo que dar a luz al pequeño rubio de ojos avellanas tal y cómo su padre, fue nombrado Tayden Seadert una mezcla de los nombres de ambos. Pero este fue arrebatado cruelmente de sus brazos, solo podía verlo unos treinta minutos cada dos días. Se encontraba vigilada por su madre y la señora Avery.

Tuvo que dejar su trabajo como dragonista a pesar de ser su pasión, debido a que según estas no tenía por que preocuparse, pues el Avery le compraría todo lo que necesitase cuándo se casasen. Pero lo que ellas no entendían es que ella amaba a los dragones más que nada.

Desde hace unos meses residía en la mansión de su futuro marido, había conseguido entablar amistad con él menor de los Avery, quién al igual que esta detestaba a su familia. Gracias a Corey podía estar al tanto de lo que pasaba con su hijo.

Pronto la boda de estas familias se celebraría, el día más temido por la mujer llegaría.

Corey cerró la puerta de su habitación con fuerza, enfadado con su hermano mayor. No entendía por qué era así, no entendía porque toda su familia era una mierda. Quería huir, se sentía entre rejas.

Buscó en su cajón una hoja y mojando su pluma en tinta se dispuso a escribir a su lugar seguro, su Remy.

Deseaba volver a Hogwarts, que la estrellada noche los fundiera a ambos en el frío suelo de la Torre de Astronomía. Tenerlo entre sus brazos, sus manos entrelazadas, sus fríos labios contra los cálidos del Lupin.

Necesitaba a Remus y necesitaba huir. Las lágrimas cayeron sobre el papel, haciéndo que la tinta estuviera borrosa. Se maldeció al segundo, el casi nunca lloraba pero el Lupin hacía florecer sus sentimientos más enterrados. Una boba sonrisa melancólica se estableció en sus labios al recordarlo. Lo único que le pedía al destino era no herirlo, prefería mil veces que el fuese el afectado en vez del pecoso.  Sabía que su familia no le pondría fácil el estar con el Lupin, por eso no les contó nada. Deseaba poder irse de su casa para que no le involucraran en matrimonios arreglados como a su hermano u cualquier otra cosa.

Corey quería ser libre, pero deseaba serlo con el Lupin.

●●●

El ambiente era de completo goce. Camareros portando bandejas paseaban por todos los lados del jardín, ofreciéndoles bebidas u algunas tapas de comida a los invitados. El novio abrazaba a la ahora su esposa mientras platicaba con su familia. Por otro lado, la rubia solo miraba a su alrededor, tratando de reconocer a alguien que le resultara familiar, pero no era así, únicamente conocía a los miembros de su familia, algunos antiguos estudiantes de Dumstrang que impartieron clase junto a su prima y ella aunque en general los demás invitados eran alumnos de Hogwarts invitados por el novio, Neville Longbototom ; así cómo estaban Ginny y Harry quienes se lanzaban alguna que otra mirada incómoda, Fred y Elizabeth junto a sus hijos quién se negaban rotundamente a no ir a la boda de uno de sus profesores más adorados de todo Hogwarts, George quién se encontraba a su lado cómo acompañante bebiendo una copa de vino, Noareth también pudo percibir a lo lejos una rubia que bailaba animadamente en la pista de baile.

-Es una boda muy bonita- aseguró el gemelo menor que rodeaba la cintura de la rubia cada vez pegándola más a él.

Ellos dos se habían dado cuenta de las pícaras miradas con las que el matrimonio Lupin-Weasley los miraban. Pues Elizabeth y Fred estaban al tanto de lo que sucedía con la pareja por parte de ambos, se les veía muy felices juntos y el matrimonio rezaba porque en un futuro dejaran la falsa en la que vivían con la familia de Noareth para que finalmente fueran pareja oficialmente.

-Lo es sí, Freya siempre fue muy cuidadosa con los detalles y esta vez no ha sido la excepción- comentó mirando a sus lados viendo cómo en las redondas mesas se encontraba un centro lleno de flores, cómo las columnas eran decoradas con motivos florales y cómo estas conjuntabann con los detalles de su vestido. En el momento que observó todo el lugar pudo percatarse que no vió a su hermano mayor por ningún lado.- ¿Vieron a Adriert?

-Lo vi entrar a la casa hace unos minutos, pero no salió

Informó Fred, quién había desarrollado una buena amistad con el rubio gracias a que su esposa y la rubia los presentaron. La boda era realizada en el gran jardín de la mansión Vance en Londres, dónde habían dos masiones de la misma familia, en una habitaba la familia de la rubia y en la otra su tía, abuelo y prima.

-Esta bien, gracias Fred. Iré a buscarlo- se separó haciendo que el agarre de su cintura desapareciera, besó la mejilla del gemelo menor quién le sonrió. Noareth entró a la cocina por la puerta trasera, dónde no visualizó a su hermano. Recorrió esta y solo pudo observar camareros y cocineros dándoles los ultimos retoques a la comida que en poco tiempo iba a ser servida.

Noareth cruzó la cocina y se adentró al salón que estaba completamene vacío. Abrazó sus brazos, al sentir una corriente de viento chocar contra ella, él ceñido vestido que llevaba no jugaba a su favor ya que dejaba sus piernas expuestas. Coreó el nombre de su hermano mayor varias veces sin respuesta.

Alguién había entrado a la sala, pero Noareth no pudo percatarse hasta que envolvieron sus manos en la cintura de ella, apretándola con brusquedad. La Vance inmediatamente se tensó ante el agarre, no era George porque reconocía su tacto, su aroma y el calor que desprendía su fornido cuerpo cuándo estaba a su lado, tampoco era su hermano porque él era más cariñoso, sin embargo quién la tomó por la cintura era alguién frío y sin duda sin ni siquiera verlo le transmitió una corriente de escalofríos a la mujer desde su columna vertebral.

Algo le decía a ella que estaba mal, su cuerpo reaccionó de tal manera ante su contacto, su respiración se desenfrenó y en sus pulmones no entraba aire, su cuerpo se tensó por completo. Una pizca de terror había en sus ojos, sin tener las agallas suficientes cómo para poder girarse y enfrentar al misterioso sujeto.

-Te he hechado tanto de menos dulzura, sabía que estarías aquí.

El sujeto amontonó el pelo en el otro hombro, dejando el lado izquierdo del cuello de la rubia expuesto hacia él. Su escalofriante aliento golpeó con su desnuda piel, el vello de la mujer se erizó al reconocer aquella voz que hubiera deseado dejar en un olvido. El hombre mordió el lóbulo de la oreja de la mujer, mientras sus manos vagaban por su espalda baja.

Los ojos de la rubia se humedecieron al instante, sin preocuparse por su maquillaje, ella deseaba salir de aquel agarre pero estaba estática y no se lo permitía.

-Sue-Suéltame..

Pidió ahogando un sollozo, atrapando con sus dientes su labio inferior que temblaba. ¿Quién lo había invitado a la boda? No podía explicarse porque él estaba allí junto a ella. Sintió la erección del hombre tras ella, mientras esta era más pegada a él. No paraba de manosearla al estar fuera de la visión de todo el mundo, las palmas de sus manos amasaban su trasero mientras su miembro se movía contra ella. 

Noareth quería romper a llorar, gritar y poder pedir ayuda,  quitarle las manos de su busto y correr lejos de él hacia su lugar seguro, pero no podía. Era tal el poder que tenía aquel hombre sobre ella que sabía que si hacía cualquiera de esas cosas el destino sería peor para su persona.

-Dame una oportunidad más dulzura.., yo se que tu quieres.., podemos escaparnos lejos..

-"Dulzura"- él solía llamarla así, ese apodo siempre le traía malos recuerdos, sentía arcadas, quería irse de ahí, que dejara de tocarla cómo si ella fuera un juguete únicamente para complacer a los hombres.

-¡Impedimenta!- la voz tan conocida para ella resonó mientras era acompañada por los pasos bajando las escaleras.-¡Quita tus sucias manos de mi hermana, cabronazo!

La luz turquesa golpeó con brusquedad al hombre, causando que cayera de bruces al suelo. Adriert corrío rápidamente a socorrer a su hermana quién no podía formular una palabra, simplemente las lágrimas recorrían sus húmedas mejillas pero no producía ningún sónido. Ante tal terrorifico suceso que a la mujer le tocó vivir de nuevo perdió todo el aire de sus pulmones.

Se quitó su buzo negro que portaba y se lo colocó a su hermana por sus hombros, poniéndose delante de ella. La estruendosa luz turquesa había alarmado a la Lupin, quién se diriguió con los dos gemelos a los adentros de la mansión, encontrándose con la escena.

Los cafés ojos de George conectaron con sus esmeraldas irritadas. Elizabeth vió la mandíbula apretada de Adriert y rápidamente giró para ver al hombre en el suelo que se recuperaba ante tal impacto.

George pudo observarlo también y en su mente se colaba una idea de lo que podía haber pasado. Se lanzó hacia él sin controlar la furia con la que irradidaba en aquellos momentos, lo agarró del cuello de la camisa e hizo que se levantara y su espalda golpeara con la pared, este soltó un fuerte quejido.

-¡¿Que coño le has hecho?!- al ver que no respondía volvío a golpearlo contra la fría superficie-¡Responde hijo de puta!

Elizabeth se acercó a Noareth, tenía el impulso de abrazarla y decirle que todo estaría bien, que no la volverían a tocar de nuevo pero al recordar la situación mantuvo las distancias con su mejor amiga apenada al verla de aquella manera.

-La toqué pelirrojo, así como lo hacía antes. Porque ella me pertenece- escupió con odio.

El puño de George golpeó con el rostro del Zabini, este estaba inmovilizado contra la pared y no podía moverse. Fred y Adriert se encontraban que irradiaban de furia, no entendían cómo a estas alturas aún había hombres que se aprovecharan de esa manera de las mujeres. Estaban dispuestos a ayudar a George, si no fuera porque Elizabeth los paró sabiendo que esto era cosa de ellos dos.

Noareth al escucharlo levantó la mirada a la vez que lo hizo del sofá en el que estaba sentada. De hizo espacio entre los dos hombres que le impedían pasar y se acercó al lado del pelirrojo. Su voz aún temblaba, y se sentía más débil que nunca, ni siquiera el buzo de su hermano era capaz de transmitirle calor.

Sentía las manos del Zabini por todo su cuerpo. Cerró aún más el buzo.

George la miró con una mueca de absoluta confusión al verla a su lado, no quería que estuviera cerca del Zabini, se negaba a que volviera a ser herida.

-Me dejaste.., me dejaste sola y embarazada

Los ojos esmeraldas chocaron contra los del Zabini que seguía acorralado contra la pared. Su vello aún se erizaba al recordar los malos tiempos que tuvo que vivir.

-Creí que ibas a tener a ese niño y yo no estaba preparado dulzura.. Pero lo abortaste.., ya ni hay obstáculos podemos volver a tener lo que teniamos

Explicó, al ver en tal manera a la rubia debilitada sabía que ella aceptaría. Sabia que ella tenía miedo.

Noareth tomó aire recordandose que debía ser valiente, que esta vez su familia sabía todo lo que ese hombre le había hecho, que tenía respaldo y personas en las que confiaba.

-¿¡Tu no estabas preparado?! ¡Yo era una niña Zabini! ¡Yo si que no estaba preparada! ¡Me dejaste sola, mi hermano fue el que me tuvo que acompañar a la clínica para abortar!.

Sus palabras eran dagas finas, finalmente se sentia lo suficientemente fuerte y confiada para sacar todo lo malo que tuvo que vivir. Era cierto aún le tenía miedo, pero ella debía ser feliz ,no podía vivir siempre con temor.

Adriert apretó sus dientes y puños al recordar a su hermana pequeña llorando en su regazo, diciéndole que estaba embarazada y que su novio la había dejado. Cómo apretaba su mano con fuerza asustada por si algo salía mal en el aborto y rogandole porque no le contara a sus padres.

George al escucharla y descubrir una cosa más de la rubia soltó al Zabini y lo zarandeó lanzando con fuerza hacia el suelo.

Elizabeth corrió hacia su amiga separandola de ahí, impresionada al igual que su marido ante tal revelación. Sin duda ambos sabían que Noareth era una mujer demasiado fuerte.

-¡Te vuelves a acercar a mi novia y te mato!.- sus puños golpeaban su cara sin pudor alguno.

Se sentia demasiado bien, desahogarse, hacerle pagar por todo lo que le hizo a su adorada rubia. La dejo embarazada y sola, el solo pensar a Noareth llorando hacia que sus impulsos fueran más fuertes.  La nariz de la serpiente estaba rota y llena de sangre, cuando este recuperó el conocimiento se intentó defender  y golpeó al Weasley, provocando un hematoma en su labio inferior.

Aunque le costase pues George era demasiado fornido logró escaparse bajo suya. Unos brazos lo giraron hacia atrás mientras George se levantaba del suelo y le indicaba a Elizabeth que se llevara a Noareth lejos de allí. Fred que tomó al Zabini por los hombros golpeó contra su rostro con fuerza y lo acorroló en la pared en lo que su hermano se recuperaba.

-¿¡Tenemos que enseñarte a respetar a las mujeres a golpes?!- agarraba el cuello de su camisa mientras sus ojos avellanas, sus cejas fruncidas y su mandíbula se apretaban. Fred estaba lleno de ira- ¡No vuelvas a acercarte u tocar a mi cuñada ni otra mujer!

Adriert palmeó la espalda de George, viendo si se encontraba bien. George se limpió el labion inferor del que cayó un hilo de sangre. Quitó a su hermano de encima del Zabini con cuidado y se lanzó sobre el para volver a golpearlo.

Sus golpes cada vez eran más fuerte al pensar en todo lo que había tenido que pasar su novia por culpa de este.

-¡George cuidado!- se agachó rápidamente- ¡Petrificus totalus!

Conjuró Adriert al ver que el pelirrojo se agachaba. Matthew Vance tambien irrumpió en la sala al ver a la Lupin caminar junto a su amada hija, cuando la azabache le explicó lo que sucedió su ira se desató.

-¡Bastardo hijo de puta!- Matthew se acercó para juntar sus muñecas tras su espalda y con una cuerda que se había traído al ser precavido las ató.

Adriert se acercó y le atinó un puñetazo más, al igual que Matthew ambos molestos al pensar que tocaron a la niña de sus ojos sin su consentimiento.

George era retenido por su gemelo, quien aún tenía furia dentro de él, quería acercarse al Zabini y seguirle golpeando hasta que perdiera la conciencia. Por la boca de George no paraban de soltar incoherencias y maldiciones hacia el Zabini.

-¡Te acercas a Noareth y te mato Zabini, no me importa pasar el resto de mis días en Azkaban!

Demasiadas  emociones encontradas.

Lo de Elinor, omg ¿qué pensáis u opináis?

Lo de Blaise,no voy a mentir me causó impotencia escribirlo..

¿Opiones?

¿Os ha gustado?

Os leo, no se olviden de votar y  comentar! Las amo!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top