«𝖢𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗇𝗎́𝗆𝖾𝗋𝗈 𝗌𝗂𝖾𝗍𝖾»... [𝖮7]
❝𝗟𝗼𝘀 𝗩𝗲𝗿𝗱𝗮𝗱𝗲𝗿𝗼𝘀 𝗕𝗿𝗶𝗹𝗹𝗼𝘀❞
El paso de los días había transcurrido con una extraña y casi desconcertante rapidez. Jimin, quien al principio había sentido que cada minuto en esa casa era una tortura llena de sonrisas forzadas y comentarios melosos, comenzó a adaptarse a la rutina de la familia de Yoongi de una forma que jamás hubiera imaginado. No es que hubiera comenzado a disfrutar realmente de las interacciones, pero, de alguna manera, el agobio que lo aplastaba en un principio había disminuido.
Una semana entera había pasado ya, y en ese breve lapso de tiempo, Jimin descubrió que la madre de Yoongi, aunque intensamente amable y a veces asfixiante con sus halagos, tenía una faceta madura y reflexiva que no había percibido al principio. Las charlas con ella, mientras cortaban zarzamoras o preparaban algún plato en la cocina, habían dejado de ser tan incómodas. Las conversaciones siempre giraban en torno a temas triviales, a historias sobre Yoongi cuando era pequeño, o a anécdotas sobre las tradiciones familiares. Pero, al menos, ya no sentía la necesidad de escapar cada vez que ella le dirigía la palabra.
Incluso los hermanos menores de Yoongi, que inicialmente lo irritaban con su energía desbordante y su insistente deseo de incluirlo en cada actividad ridícula -como el karaoke o las interminables sesiones de juegos-, parecían haber encontrado un equilibrio en el que lo dejaban respirar sin sofocarlo constantemente. Jimin seguía sintiendo que no encajaba en ese lugar, que su presencia era casi un error en medio de tanta "ternura" desbordada, pero había aprendido a tolerarlo. En el fondo, sabía que era temporal, que esa situación absurda acabaría pronto, y esa certeza le daba una calma irónica.
No obstante, esa aparente adaptación no era más que una máscara, una fachada que Jimin mantenía con esfuerzo. Cada sonrisa que devolvía, cada comentario que soltaba en las conversaciones de sobremesa, era un reflejo calculado para encajar en el ambiente. Y aunque esa máscara funcionaba para los demás, él seguía contando los días, esperando el momento en que todo terminara.
A veces, por la noche, se sorprendía recordando las palabras del padre de Yoongi durante su charla en el campo. Algo en su tono, en su franqueza, había resonado con Jimin, haciéndolo cuestionarse si realmente había algo más allá de esa fachada de ternura que la familia mostraba al mundo. Pero esos pensamientos no duraban mucho, y Jimin se obligaba a volver a su posición neutral, a esa postura de quien solo está de paso.
Ya habían pasado algunos días más desde aquella conversación, y el ambiente en la casa seguía siendo el mismo: ligero, familiar, y para Jimin, agobiante en su propia particularidad. Había aprendido a moverse entre ellos, a sumergirse lo justo para no destacar, pero también a mantenerse lo suficientemente distante para no perder su propia esencia. Sin embargo, siempre en su mente estaba presente la cuenta regresiva: pronto todo acabaría. El contrato terminaría, y él podría volver a su vida habitual, lejos de esa familia que, aunque no lo sabía, había comenzado a desarmar algunas de sus barreras más profundas.
Una tarde, cuando la casa estaba tranquila, Yoongi se le acercó con su habitual aire despreocupado, pero Jimin pudo percibir un matiz diferente en su expresión. Había algo en su mirada que sugería que la conversación que estaba por tener no sería tan casual como las demás.
━ Ya ha pasado casi una semana ━ comenzó Yoongi, con ese tono grave que, a veces, parecía esconder más de lo que decía ━. Y bueno... dentro de poco se acabará el contrato.
Jimin lo miró por un momento, intentando descifrar sus palabras. Sabía que el final del contrato era inminente, y aunque en el fondo lo había estado esperando con ansias, la realidad de escuchar esas palabras de la boca de Yoongi le provocó una sensación extraña. No era exactamente alivio, sino algo más cercano a la incomodidad. Pero, fiel a su costumbre, decidió no mostrar lo que realmente sentía.
━ Por fin ━ respondió con una sonrisa forzada, intentando sonar desenfadado ━. Pensé que este martirio duraría más.
Yoongi soltó una risa breve, pero Jimin notó que sus ojos no reflejaban el mismo humor. Hubo un momento de silencio, uno de esos instantes en que ambos parecían estar midiendo sus palabras con cuidado, como si cualquier comentario fuera crucial.
━ No ha sido tan malo, ¿verdad? ━ dijo Yoongi finalmente, rompiendo la tensión de forma ligera.
Jimin hizo una mueca, medio en broma, medio en serio.
━ Supongo que no... tanto como pensé que sería. Pero aún así, no veo la hora de volver a mi vida normal.
━ Tu vida normal... ━ Yoongi repitió esas palabras en un tono que parecía tener un doble sentido, aunque Jimin no pudo determinar cuál era ━. Sí, supongo que tienes razón.
De alguna manera, esa breve interacción dejó a Jimin con una sensación incómoda. No sabía si era la manera en que Yoongi lo había mirado, o el hecho de que, aunque estaba bromeando, algo en el fondo de su ser no estaba tan ansioso por dejar todo atrás. Tal vez era el hecho de que, a pesar de todo, había algo fascinante en la extraña dinámica de esa familia. Algo que, aunque irritante, lo había mantenido más atento de lo que quisiera admitir.
Se obligó a sacudir esos pensamientos. No había lugar para dudas, se repetía a sí mismo. Era solo una cuestión de días antes de que todo volviera a la normalidad. Estaba decidido a no dejarse llevar por la extraña atracción que esa casa, y especialmente Yoongi, comenzaban a ejercer sobre él.
La noche en la casa de la familia de Yoongi siempre tenía su propio ritmo, un ritmo que Jimin no acababa de comprender del todo, pero con el que, de una manera u otra, había aprendido a convivir. A pesar de sus reservas, había momentos en que la calidez familiar casi lograba envolverlo por completo, haciéndolo olvidar, al menos por breves instantes, que todo aquello le resultaba ajeno. Esa noche en particular, sin embargo, traía consigo una atmósfera diferente, algo que Jimin no podía ignorar.
Después de la cena, la familia se había reunido en la sala principal, donde la madre de Yoongi había sugerido que jugaran algunos juegos de mesa. No juegos comunes, sino aquellos que requerían un poco más de ingenio, de destreza mental. Algo que, según ella, ayudaría a mantener las mentes despiertas y a crear un ambiente de sana competencia. A Jimin le parecía una idea algo anticuada, pero, como ya era costumbre, se limitó a seguir la corriente, ocupando su lugar entre los demás con una sonrisa que escondía su ligera impaciencia.
━ ¡Es hora de los juegos de inteligencia! ━ anunció la madre con entusiasmo, extendiendo una serie de fichas sobre la mesa mientras todos los miraban expectantes.
Yoongi, por su parte, no parecía demasiado emocionado. Se encontraba reclinado en el sofá, con los brazos cruzados, observando todo con una mezcla de aburrimiento y curiosidad.
━ Esto se va a poner interesante ━ murmuró por lo bajo, lo suficiente para que Jimin lo escuchara.
Jimin lanzó una pequeña sonrisa sarcástica, sintiéndose un poco fuera de lugar. No era el tipo de ambiente en el que solía destacar, y menos cuando la idea de competir en juegos de inteligencia con una familia que, hasta ese punto, lo había subestimado de una manera u otra, le resultaba algo irónica. Pero entonces, algo dentro de él se activó. Tal vez esta era su oportunidad de mostrar una faceta que hasta ahora no había revelado del todo.
━ Bien, Jimin, ¿quieres empezar? ━ preguntó la madre de Yoongi con una sonrisa tan dulce que bordeaba en lo irritante, mientras el niño más pequeño de la familia lo miraba expectante.
Jimin miró a su alrededor, notando las miradas de todos sobre él. Claro, debía actuar como siempre, mantenerse en ese perfil bajo, inofensivo, que tanto había trabajado en proyectar. Pero algo en el aire lo impulsaba a hacer lo contrario. Se permitió una pequeña sonrisa confiada, aceptando el reto con una mirada que, por un momento, delató su verdadero potencial.
El juego comenzó de manera tranquila, con preguntas sencillas sobre lógica y razonamiento. Al principio, Jimin respondió sin mucho esfuerzo, fingiendo que estaba simplemente participando por cortesía, mientras los demás competían con entusiasmo moderado. Sin embargo, a medida que las preguntas se volvían más complejas, Jimin no pudo evitar dejar que su mente afilada tomara el control.
━ La respuesta es 42 ━ respondió de manera rápida a una pregunta que había dejado a los demás en silencio por varios segundos.
Hubo un momento de incomodidad en la sala. Todos lo miraban con una mezcla de sorpresa y confusión. No esperaban que él, el forastero que había pasado los días entre sonrisas incómodas y silencio, respondiera con tanta precisión y rapidez.
El niño más pequeño, que hasta ese momento había sido el favorito de los juegos, lo miraba con los ojos entrecerrados, como si tratara de entender cómo Jimin podía estar compitiendo a su nivel. Incluso Yoongi, quien había estado mirando distraídamente hacia otro lado, levantó una ceja, intrigado por la repentina competencia.
━ ¿Seguro que es 42? ━ preguntó el padre de Yoongi, mirando la tarjeta con algo de escepticismo.
━ Estoy seguro ━ respondió Jimin, cruzando los brazos con una sonrisa que intentaba no parecer demasiado arrogante.
La madre de Yoongi rió suavemente, como si intentara aligerar la tensión que de repente había llenado la sala.
━ ¡Es correcto! ━ exclamó, tratando de reavivar el ambiente ━. ¡Jimin, estás siendo muy competente esta noche!
La palabra "competente" resonó en la mente de Jimin. Claro, había intentado disimular al principio, pero ahora que su verdadera habilidad estaba saliendo a la luz, resultaba difícil mantener la fachada. Durante las siguientes rondas, continuó respondiendo de manera precisa, superando con facilidad a los demás jugadores, incluido el niño, que empezaba a mostrar claros signos de frustración.
━ ¡Eso no es justo! ━ protestó el pequeño, cruzando los brazos con el ceño fruncido ━. ¡Jimin está haciendo trampa!
Jimin rió por lo bajo, tratando de calmar la situación.
━ No es trampa, solo estoy pensando rápido ━ respondió, inclinándose hacia el niño con una sonrisa conciliadora ━. Pero te prometo que la próxima la haré más despacio, ¿te parece?
Aunque trató de sonar amable, el niño no parecía convencido, y el resto de la familia también lo miraba con esa extraña mezcla de sorpresa e incredulidad. ¿Qué estaba pasando? Jimin, que hasta ese momento había sido una figura secundaria, ahora estaba mostrando una faceta de él mismo que nadie esperaba. Había algo inquietante en la manera en que manejaba los juegos, en su habilidad para resolver los problemas con rapidez y sin esfuerzo aparente.
Decidió retroceder un poco, intentando no llamar más la atención. No era su intención sobresalir de esa manera, y mucho menos generar esa incomodidad que empezaba a sentirse en el ambiente. Así que, en las siguientes rondas, deliberadamente comenzó a cometer pequeños errores, pretendiendo que se confundía, aunque todos sabían que era demasiado obvio.
━ Ah… creo que me he perdido un poco ━ dijo con una risa forzada cuando respondió mal a una pregunta sencilla.
El padre de Yoongi soltó una carcajada, como si finalmente encontrara divertido el espectáculo.
━ Vaya, Jimin, ya estaba empezando a pensar que teníamos a un genio entre nosotros.
Jimin sonrió tímidamente, bajando la mirada, consciente de que había cometido un error al dejarse llevar. Tenía que recordar su papel, ese de ser el invitado que no destacaba demasiado, que no causaba revuelo. Pero ahora, todos lo miraban de forma diferente, como si hubieran descubierto una parte de él que hasta entonces había mantenido cuidadosamente oculta.
El juego continuó, pero Jimin se sumergió en un segundo plano, respondiendo solo cuando era necesario y asegurándose de no parecer demasiado competente. A medida que la noche avanzaba, el ambiente se relajó nuevamente, y la familia regresó a su dinámica habitual, dejando a Jimin con una sensación extraña, como si hubiera revelado algo que no debía.
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Ⓒ︎𝖧𝖨𝖲𝖳𝖮𝖱𝖨09
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