໒꒰ ' ꒳ ' ꒱ა : sixteen ( end )

En tan solo un mes, Douma y Akaza ya se habían convertido en la pareja más popular de TODA la universidad.

No solo eran el par más amado gracias a su popularidad individual y a la gran personalidad y belleza que poseía cada uno, sino que resaltaban como la pareja del momento ya que se habían comprometido.

Así es, damas y caballeros, ellos se iban a casar.

¿En una semana o dos? Tal vez en un mes o en un año, quién sabe... Pero ellos ya se habían comprometido, aún no tenían idea de cuándo se casarían pero algún día lo harían.

Aunque fuese en veinte años.

[ . . . ]

──Adivina quién soy~ ──Preguntó Douma con un tono juguetón mientras cubría los ojitos de Akaza.

──Mhm, ¡ya sé! Mukago, ¿verdad?

El rubio rodó los ojos con evidente molestia y se alejó de su prometido, su rostro delataba los celos que sentía en ese momento.

──La vuelves a mencionar y juro que en nuestra boda respondo que no quiero casarme contigo.

El pelirosa acarició los cabellos de su adorado chico y depositó un largo y cálido beso sobre sus esponjosos labios, a modo de disculpa.

──No lo haré, mi príncipe. No te pongas celoso, sabes que solo tengo ojos para una personita muy especial.

──¿Ah, sí? ¿Y quién es?

──Su nombre es Douma Kibutsuji, ¿lo conoces?

──¿Kibutsuji? No conozco a nadie con ese apellido.

El de ojos color miel bufó antes de soltar una suave risita al saber lo que su prometido quería que dijese.

──Me equivoqué, su nombre es Douma Soyama.

──¡Qué coincidencia! ¡Soy yo!

El dueño de los preciosos orbes arcoiris se aferró a su amado en un gran abrazo lleno de afecto. Estaba tan feliz al saber que Akaza algún día sería su esposo y finalmente podría presumir su nuevo apellido oficializado; “Douma Soyama”, sin duda alguna le fascinaba cómo se oía.

──QUE VIVAN LOS NOVIOOOS. ──Gritó Urogi al ver a la parejita y los sujetó a ambos por la nuca para después empujarlos, haciendo que se den un beso torpe en el que ambos terminaron chocando sus dientes.

──¡Auch!

──MALDITO, TE VOY A MATAR, NO ME IMPORTA QUE SEAS AMIGO DE DOUMA.

En ese instante Urogi supo que no tenía que volver a jugar con el temperamento de Akaza por nada del mundo.

──¡DOUMAAA! CALMA A TU PERRO. ──Después de decir eso corrió asustado por los pasillos de la universidad, no le importaba empujar a alguien, lo único que le importaba era salir con vida de esa situación.

[ . . . ]

──¡Akazita, sonríe! ──El rubio estaba grabando ese momento sin poder silenciar sus ruidosas carcajadas.

Cuando ambos llegaron a casa al salir de la universidad, Akaza aceptó ayudar a su suegro a arreglar el jardín, pues no pensó que sería tan malo como Douma decía.

──Guarda silencio... ──Respondió cansado mientras una vena se remarcaba en su frente debido al enojo que no podía expresar abiertamente en ese momento, pues si Muzan lo llegaba a escuchar insultando a su pequeño retoño, definitivamente lo mandaría cincuenta metros bajo tierra de un solo golpe.

──Vaya, nunca pensé que el primer novio de Douma sería tan agradable. ──Confesó Kibutsuji con una sonrisa plasmada en su rostro.

Esa fue la primera vez que Soyama lo vió sonreír.

Lástima que no pudo disfrutar plenamente de ese paisaje porque sentía que en cualquier momento iba a caer sobre las plantitas gracias a todo el cansancio que sentía; las manos le dolían por retirarle las espinas a varias rosas, sus piernas se habían acalambrado por estar agachado tanto tiempo y ni hablar del horrible calor que estaba haciendo. Muzan estaba sentadito bajo la sombra mientras admiraba los pétalos de sus girasoles, pero Akaza estaba debajo del intenso sol plantando algunos lirios.

[ . . . ]

Después de varias horas, el sufrimiento de Soyama al fin terminó y fue a darse una refrescante ducha pues aún tenía que cenar y no podía hacerlo lleno de tierra y abono para plantas.

Cuando ya estuvo listo, se dirigió al comedor y tomó asiento a lado de su hermoso prometido.

Ah, olvidaba mencionar que Akaza se “mudó” a la casa de Kibutsuji tan solo una semana después de formalizar la relación con Douma.

Y digo “se mudó” porque no lo hizo de manera oficial. Al inicio comenzó a “olvidar” prendas de ropa, luego artículos personales y después de siete días ya tenía media casa metida en la habitación del rubio.

Pero eso no fue ninguna molestia para el de ojitos arcoiris, al contrario, le agradaba tanto la idea de amanecer todos los días a lado de su personita especial.

Y a Muzan no le molestó, pues Akaza se había ganado su confianza rápidamente y además le hacía feliz ver a su hijo tan alegre por vivir bajo el mismo techo que el pelirosa.

──Qué flojera cocinar, pedí una pizza. ──Informó el de ojos color sangre mientras acomodaba la comida en la mesa, dándoles a entender que podían tomar lo que desearan.

──¡Ah, te amo tanto, papá! ──Exclamó emocionado el menor de todos para después comenzar a comer con gusto.

──También te amo... Los amo. ──Finalizó, refiriéndose al gran aprecio que le había tomado a Akaza en ese corto lapso de tiempo.

Muzan se sentía tan complacido al ver a su pequeño niño construyendo su vida poco a poco, estaba tan orgulloso de él.

[ . . . ]

──¡Akazita, mira! ¡Esa brilla más que todas! ──Habló emocionado mientras señalaba una gran estrella que irradiaba un inmenso brillo.

Ambos se encontraban en la habitación del más alto, mirando el cielo nocturno y repleto de constelaciones a través del balcón.

──Uh, hay una estrella que brilla aún más que esa.

──¿En serio? ¿Dónde? ──Entrecerró los ojos para buscar dicha estrella, pues estaba completamente seguro de que esa era la más brillante.

──Está frente a mí ahora mismo. ──Respondió mientras suspiraba enamorado, admirando cada pequeño detalle de su prometido el cual le parecía aún más tierno con ese adorable rubor adornando sus mejillas.

──¡Akaza! ──Golpeó levemente el hombro derecho del mencionado mientras reía por aquel comentario. ──Cariño...

─¿Sí? ¿Qué pasa, amor mío?

Al escuchar eso, Douma sonrió complacido.

──¿No crees que me veo algo diferente? ¡Adivina por qué!

Soyama rodó los ojos con diversión y analizó cada pequeña partícula del ser de su amado, dándose por vencido de inmediato.

──¡Me rindo! Siempre he sido tan pésimo para responder esa pregunta tuya, ¿cuál es la diferencia?

──La diferencia es que soy un millón de veces más feliz desde que nos comprometimos.

El pelirosa sintió su corazón detenerse por unos segundos, el cual después volvió a latir pero mucho más rápido que antes.

──Qué cursi eres... Me encanta.

──¡Y a mí me encantas tú, mi dulce chico!

Ambos unieron sus labios una vez más, siendo acompañados por la cálida presencia del otro, la brisa calmada y delicada y la luz de la luna que parecía brillar aún más junto a las pequeñas estrellitas cubriendo todo el firmamento.

──Te amo, te amo tanto, mi pequeño ángel, siempre te he amado y no dejaré de hacerlo bajo ninguna circunstancia.

──Mi adorable tesoro, jamás te dejaré ir. Prometo que nos casaremos y seremos muy felices juntos, seremos la mejor pareja de todas porque nuestro amor es el más puro, inocente, fuerte e intenso que existe. Te amo con toda mi alma, Akaza.

Fin. ♡

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