໒꒰ ' ꒳ ' ꒱ა : nine

Douma entró a su salón de clases, aprovechando que el profesor ya se había retirado, y se acercó a Akaza con emoción.

──¡Akazita! ¡Hoy finalmente serás mi novio! ──Exclamó con alegría, rodeando al mayor en un gran y cálido abrazo.

──¡Serás idiota, Douma! ¿¡No se supone que era sorpresa!? ──Preguntó con el ceño fruncido, pero este desapareció después de unos segundos para poder corresponder el abrazo del contrario.

──Oops, tú mismo lo dijiste, “era”, en tiempo pasado. ──Sonrió con inocencia y jaló al pelirosa fuera de aquella aula, después entrelazó sus manos y caminaron a paso lento en dirección al patio trasero. ──A partir de ahora no diré nada para no arruinar la última parte de la sorpresa, ¡vamos!

A decir verdad, ambos estaban disfrutando abiertamente ese contacto, se sentían tan bien estando en la compañía del otro y el clima simplemente era el mejor, era el día perfecto para comenzar a ser una pareja formalizada.

Por otro lado, había una bola de chismosos murmurando y creando teorías a partir de las palabras que salieron de la boca de Douma; ¿desde cuándo ellos dos se gustaban? ¿de verdad iban a ser novios? ¿entonces ya no tendrían ninguna oportunidad con alguno de ellos?

Como buenos chismosos que eran, no se podían quedar con la duda, así que esparcieron el rumor por toda la universidad para después seguir sigilosamente a ese par, dispuestos a descubrir si estaban bromeando o no.

[ . . . ]

──Caramelo, tengo que cubrir tus preciosos ojitos aquí, ¡es para una mejor experiencia! ──Explicó el más alto para después colocar sus dos manos sobre los ojos del pelirosa, privandolo de su sentido de la vista.

──Ugh, ¿es tan necesario hacer esto? Más te vale guiarme bien o te dejaré sin descendencia si me caigo. ──Dijo Akaza, colocando sus propias manitas sobre las del rubio mientras comenzaba a caminar con Douma detrás de él, guiandolo.

Mitsuri logró verlos a lo lejos, así que rápidamente pidió a todos los estudiantes que se encontraban cerca de ahí que guardasen silencio y que por favor no pisaran la decoración. Ella solo quería que ese momento fuese único y especial para esa parejita, quería que solo ellos dos fuesen los protagonistas de aquella hermosa tarde.

El menor caminó con el de cabellos rosados hasta el patio trasero, quedándose parados donde apenas empezaban los adornos de florecitas.

──Espera un poquito más y... ¡ta-daaa! ──Gritó con alegría y retiró sus manos de los ojitos ámbares del más bajito, el cual se talló estos para aclarar su vista.

Soyama se quedó estupefacto al ver todo el patio lleno de pequeñas flores de papel hechas a mano, era una vista tan hermosa, quedó fascinado, maravillado, impactado, asombrado, simplemente amó aquel paisaje.

──¿Qué...? ──Fue lo único que salió de su boca antes de mirar a los ojos al más alto y señalarlo firmemente con su dedo índice derecho. ──¡TÚ! ¿CÓMO HICISTE TANTAS FLORES DE PAPEL?

Soltó una pequeña risita para después lanzarse sobre el de ojos arcoiris, aferrándose a él en un gran abrazo.

A los demás estudiantes que estaban espiando a ese par se les hizo tan raro ver a Akaza riendo, nunca pensaron que vivirían para presenciar algo como eso.

Parecía un hecho histórico que nunca se volvería a repetir, cada vez estaban más convencidos de que Douma le dió agua de calzón al pelirosa.

──Bueno, no fue nada fácil, pero yo sería capaz de hacer cualquier cosa por ti, mi adorado niño. ─Respondió para luego dejar un besito sobre la frente del más bajito, separándose después de unos segundos. ──¡Ven, ven! Aún hay algo más que tengo para ti.

Caminó solo unos cuantos pasos hasta que sintió al mayor abrazando su brazo derecho. Joder, qué afortunado se sentía de tener a ese dulce chico junto a él.

Ambos avanzaron abriéndose paso entre todas las decoraciones de papel sobre el suelo, caminaron en dirección al centro del patio en donde se encontraba una mesita con un mantel blanco y un gran ramo de flores sobre esta.

Douma tomó el ramo y lo acercó con sutileza hasta Soyama, entregándoselo.

El de ojos amarillos admiró cada pequeño detalle del ramo de flores mientras que no podía evitar sentirse tan especial y tan amado en ese momento.

Y mientras él admiraba el ramo, el más alto lo estaba admirando a él con pequeños corazones en sus pupilas.

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