໒꒰ ' ꒳ ' ꒱ა : four
Ah, qué triste es saber que todo en la vida tiene un fin.
Fue tan triste para ese pequeño grupo de amiguitos tener que separarse cuando finalizaron su estadía en el jardín de niños.
El último día que se vieron, lloraron mientras se abrazaban entre todos y obviamente terminaron llenos de los mocos y babas de sus mejores amigos. Al menos eso sería un buen recuerdito.
Kanao, Kotoha y Daki tuvieron que despedirse de Douma y Akaza, ya que ellas tres irían a escuelas diferentes a partir de ese momento.
Pero para la gran suerte del rubio y el pelirosa, ellos siguieron estudiando en las mismas instituciones, parecían uña y mugre pues no se separaban por nada, nadita, nadota.
Siempre estuvieron acompañados el uno del otro, así hasta que llegaron a la universidad y aún seguían yendo juntos.
Obviamente como en todos los seres vivos, hubo cambios en la personalidad de ambos. Bueno, en Douma no hubo tantos, él seguía siendo el mismo chico extrovertido y energético de siempre, le era tan fácil relacionarse con todos a su alrededor y también seguía con su trabajo de “adoptar” introvertidos.
Por otro lado, Soyama sí que cambió demasiado, pero demasiado. Dejó de ser el tierno niño que siempre recibía a todos con una adorable sonrisa y jugueteaba sin preocupaciones.
De un momento a otro, el pelirosa comenzó a ser alguien con un aura intimidante, siempre había un ceño fruncido en su rostro y dejó de ser tan amigable hasta el punto en el que solo tenía amigos a los que podía contar con los dedos de una de sus manos.
Lo único bueno de todo eso, era que Douma seguía siendo el único al que Akaza trataba con cariño y delicadeza.
El de ojos ámbares podía ver con cara de culo a todo el mundo, pero sus pupilas siempre se volverían pequeños corazoncitos al mirar a su querido rubio.
El más alto era la excepción y era el único que merecía ser tratado como todo un dios, según el mayor.
Y bueno, la pubertad les pegó fuerte a los dos porque, no hay que negarlo, ambos eran unos completos papuchos.
Actualmente ambos tenían diecinueve años y estaban dentro de los más solicitados de la universidad. Tanto hombres como mujeres caían a los pies de esos peculiares chicos gracias a sus facciones tan detalladas, a su gran físico y su excelente inteligencia, eran un pack todo en uno.
Douma tenía más pretendientes gracias a lo sociable que era, aunque también era porque él siempre aceptaba las invitaciones de citas que recibía a diario con la finalidad de divertirse solo un rato. Pero no me mal entiendan, él no se divertía con las típicas “aventuras de una noche”, él se divertía saliendo a pasear para matar el tiempo y conversar un buen rato.
Mientras que Akaza siempre rechazaba tajantemente a cualquiera que llegara a declararle su amor, por alguna extraña razón esto era atractivo para todos los que estaban detrás de él.
Pobres almas ilusas, si supieran que el corazón de Soyama ya le pertenece a cierto rubio con ojos de bandera lgbt.
Al igual que Douma está interesado en su pequeño amigo de la infancia desde que iban al jardín de niños, solo que en ese tiempo él no lo sabía pues sus sentimientos eran todo un desastre.
Nadie en esa universidad notaba que ellos dos sentían algo entre ellos, pero, vamos, todos eran tan tontos como para no darse cuenta de que el de cabellos rosados se moría de celos cada que alguien se acercaba a su chico, mientras que el rubio fulminaba con la mirada a todos los que intentaban ligar con su pequeño Akazita.
Soyama y Douma también eran tan estúpidos, ¿por qué aún no eran pareja si se notaba que se traían ganas desde hace años? Preguntas como esa no me dejan dormir durante la noche.
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