Urogi finalmente llegó al patio trasero de la universidad. A pesar de tener un cuerpo con músculos muy bien trabajados, le costó mucho esfuerzo cargar ese peluche de dinosaurio hasta ese lugar.

──¡DOUMAAA! ¡YA TRAJE LO QUE ME PEDISTE! ──Gritó llamando la atención de todos los presentes en aquel lugar.

──¡SI QUIERES YA LO HUBIERAS TRAÍDO MAÑANA, ESTÚPIDO!

El pelinegro chasqueó la lengua y acercó el peluche hasta la pareja, dejándolo ahí mientras se recargaba sobre él.

Todos los estudiantes, incluyendo a Akaza, quedaron asombrados al ver ese gran peluche de dinosaurio color azul cielo, el cual fácilmente podía medir dos metros o un poco más.

──Déjame adivinar, ¿dejaste mi tarjeta de crédito vacía por comprar esto? ──Preguntó el rubio arqueando una ceja mientras veía con los ojos entrecerrados a Urogi.

──¡Exacto! Además, compré esto para mi hermanito Aizetsu. ──Respondió, dejando a la vista un pequeño llavero de un pingüinito.

──Puff, ¡animal! ¡luego hablaremos de esto! Ahora shu, shu, shu, largo de aquí. ──Habló mientras empujaba levemente al pelinegro para que se retirara de ahí.

Una vez que Douma y Akaza quedaron solos de nuevo, el rubio le hizo una seña para que se acercara al peluche.

──¡Ta-daaa! Es para ti, mi amor. ¿Recuerdas el primer regalo que te di cuando íbamos al jardín de niños?

──¿La bola de plastilina que según tú era un dinosaurio? ──Preguntó con burla para después acercarse a abrazar a ese gran peluche, disfrutando de la suavidad que este poseía. ──¡Ah! ¡Muchas gracias! Dormiré sobre él todas las noches para no extrañarte más, inútil.

──¡Akazita! ¿Cómo me puedes encantar tanto aunque me insultes cada cinco segundos? ──Se acercó hasta el mayor para abrazarlo a él y al dinosaurio. ──Mmh, ¿y si mejor duermes todas las noches sobre mí? ──Susurró contra la oreja del más bajito, el cual le dedicó una mirada retadora.

──Ahora que lo dices, creo que lo tendré en cuenta, solo que siempre despertarás con un gran dolor de caderas. ──Lamió los labios ajenos con atrevimiento y después dejó un beso húmedo sobre su mejilla, notando el gran rubor que se había apoderado del rostro del menor. ──PFFT, IDIOTA, ¿LO IMAGINASTE, VERDAD?

──¡Hey~! ──Cubrió su boca con su mano derecha, dejando escapar una risita nerviosa. ──Ahora que somos pareja podemos intentar eso, ¿no~? Además, tengo que confesarte que... ──Tomó al pelirosa por los hombros, acercándose a su oído para volver a susurrarle. ──No es la primera vez que lo imagino, Akazita, he tenido varios sueños “divertidos” donde tú siempre estás sobre mí, o mejor dicho, estás dentro de mí, Soyama.

Al escuchar eso, el mencionado no pudo evitar sonrojarse levemente, por lo que optó por jalar un mechón de cabello del contrario.

──¡Cállate! ¿No ves a todas las personas que nos están viendo justo ahora?

──Uhum~ ¡Así es mucho más divertido! ¿No lo crees, amorcito?

──No me digas que eres de esas personas a las que les calienta hacerlo en público.

──¿QUÉ? ¡NO! ¡NO! LO QUE QUERÍA DECIR ES QUE ES MÁS DIVERTIDO DECIRNOS SECRETITOS ASÍ FRENTE A OTROS.

──No te conocía esas mañas, Douma...

──¡NO! ¡NOOO! ES DIVERTIDO CONTAR SECRETOS Y QUE SOLO NOSOTROS LOS SEPAMOS, ¡A ESO ME REFERÍAAA!