16
— ¡Minjeong!
— ¿Qué quieres ahora? — respondió a su hermano mientras bajaba por las escaleras, apresurada con la mochila en las manos.
— Solo te recuerdo que hoy te toca lavar la ropa.
— ¿No puedes hacerlo tú? —se quejó echando la cabeza hacia atrás —Hoy tengo un exámen y dos trabajos.
—Y yo una reunión muy importante a las nueve, así que no te quejes y hazlo cuando te desocupes.
— De acuerdo. — soltó resignada, rodando los ojos.
— Por cierto, te tengo una noticia.
— Espero que sea buena. — Minjeong jaló la silla para luego sentarse al comedor.
— Bueno, en realidad son dos.
— Ya empezamos mal. — rodó los ojos.
— La primera es que iré a la empresa solo por unas horas, e decidido tomarme el día para pasar tiempo contigo. — Minjeong dejó de comer para mirar a su hermano y una sonrisa de alegría se extendió sobre su boca.
— ¿Enserio? eso es genial Doyoung.
— La segunda noticia es... que Nayeon viene a comer con nosotros esta tarde. — para entonces Minjeong dejó de sonreír a mostrar una mueca de desprecio.
— Ash.
— ¿Ash qué?
— Nada.
— Minjeong te conozco bien asi que habla de una vez. — dejó de hacer lo que estaba haciendo y miró hacia su hermano.
— Sabes bien de antemano que Nayeon no me cae bien.
— ¿Por qué? ella solo viene a comer. — rió con gracia.
— No es eso, ¿Acaso ya olvidaste quién es su madre?
— Una cosa es Nayeon y otra muy direfente es la Tía Erin.
— Como sea, esa mujer no es bienvenida en esta casa no después de no presentarse en el funeral de Papá. — contestó furica, al borde de perder los nervios mientras tenía la mirada fija en Doyoung.
— Entiendo que no la quieres. Yo tampoco pero-
— ¿Pero qué?
— Pero eso no significa que Nayeon sea igual que su madre.
— Lo dices como si no estuvieras engañado. Que una hija de Papi se presente aquí eso no justifica nada.
— Minjeong cálmate y entiendelo de una vez que ella no es como tú crees. — un silencio se formó entre ellos, Minjeong ya no respondió y se quedó allí mirando su plato sin terminar. — Ella te quiere mucho.
— Si tú lo dices.
— Termina eso y apuráte. — Doyoung recogió algunas cosas de la empresa sobre la mesa y metiendólas en su portafolio negro. — Te espero en el auto. — dijo al pasar por el comedor hasta llegar a la puerta de entrada. — Y de una vez te aviso que ella pasará por ti en la salida.
— ¿Qué? ¡Doyoung!
(...)
Minjeong yacía caminando al lado de Haechan con un brazo rodeando sus hombros, por el jardín de la escuela.
— Es qué dime tú, ¿Acaso tiene algo de divertido esto? — comentó ella.
— Quizá, el hecho de que me hayas perdonado y volvieramos a la farsa que todos creen. ¿No? — Minjeong rodó los ojos ante su respuesta. — Si me has perdonado ¿cierto?
— Si te he perdonado es porque tengo conciencia de que el tener remordimiento no es algo bueno.
— Aw, mira que tierna.
Recibió una pequeña sacudida en su cabeza que la hizo renegar un poco.
— Deberías sacarle algo de provecho a esto.
— ¿Así? — preguntó acomodando su cabello y cruzandóse de brazos — ¿Cómo a qué?
— Como a querer vengarte de Yuna.
— ¿Qué? — frunció el ceño volteando a él.
— Piensátelo, sería divertido.
— No lo sé, Haechan.
— ¿Por qué no? ¿No te gustaría fastidiarla mientras nos ve?
— Es que...
— ¿Es qué, qué?
— Es que, no lo sé.
— No hay nada de maldad en tu corazón ¿cierto?
— A-qu-, nunca dije eso.
— Tampoco que no la hubiera. — sonrió muy obvio mientras ella le miraba mal — Tú no tienes nada de que preocuparte. Además, tienes que admitir que se sentirá bien no tener que verle durante toda la semana. Es una pena que solo sea una semana.
— Una semana es una semana. Pero, quizá tengas algo razón.
— ¿Ves cómo si? — se señaló con altanería. Minjeong negó y su mirada se clavó al ver a lo lejos a Yangyang de espaldas hablando con una silueta muy conocida. — ¿Qué tanto miras? — Haechan no recibió respuesta hasta despues darse cuenta a quien miraba.
— ¿Qué hace Yangyang hablando con Ningning?
— ¿Por qué te importa?
— Se me hace extraño. Solo velo.
Ambos vieron a Ningning darse la media vuelta alejandóse de Yangyang mientras él metía las manos en los bolsillos del pantalón y dejando escapar un suspiro cansado mientras caminaba hacia ellos.
— ¿Qué pasó allá? —preguntó Haechan al verlo con mala cara.
— Ningning es una tonta, eso es lo que pasa — soltó molesto, Haechan y Minjeong se miraron el uno a otro confundidos.
— ¿Por qué lo dices?— preguntó Haechan.
— Resulta que Yuna no es tan inteligente como parece. — se llevó otra mirada confundida por parte de ellos. — Yuna le pidió a Ningning que le ayudara a grabarlos para ver en que momento ella pudiera saber algo para perjudicarte a ti o a ambos. — miró a Minjeong, ella quedó perpleja por lo que acababa de escuchar.
— ¿Eso te dijo Ningning?
— No. Tampoco hizo falta.
— ¿Y entonces cómo sabes qué lo hizo? — preguntó Minjeong.
— La pillé en su celular, después la perseguí y no le quedó de otra. Pero tampoco es como que me dijera la verdad.
— ¿Por qué haría Ningning algo así por Yuna?
— Según ella es su "amiga" — el chino hizo comillas con sus dedos. — Pero a mí no me parece eso.
— Esto no tiene sentido, si Ningning la ayudó ¿Por qué a ella tampoco le suspendieron?
— Porque Yuna no dijo nada.
— ¿Qué? — Minjeong y Yangyang voltearon a mirar a Haechan.
— Cuando estabámos con la directora Yuna no mencionó a nadie.
— Vaya que sí es su amiga entonces. — comentó con ironía Minjeong.
— Pues a mí no me convence y esto no queda aquí. Les veo al rato. — Yangyang pasó por de lado de Haechan y desapareció.
— ¿Qué fue todo eso?
— ¿De qué hablas?
— De que se exaltara por lo de Ningning.
— ¿Por qué crees qué yo lo sé? — abrió los brazos al aire.
— Porque en el fondo lo sabes.
— No es de tu incumbencia.
— ¿Lo ves? Negarmélo es decirme que lo sabes.
— Bueno ¿y eso qué? — se detuvo por un momento — No es como si me importara.
— Que amargado eres.
— Mira quién lo dice.
— ¿Enserio no vas a decirme que sabes algo?
— Minjeong, es cosa de hombres, es todo lo que voy a decirte.
(...)
— Has estado todo el día fastidiandóme por el tema.
— Si no me dices no dejaré de hacerlo.
— ¿No te piensas rendir o sí? — recostó la cabeza sobre su brazo en la mesa mientras ella negaba. — Haz y dí lo que quieras que no te diré nada. — cerró los ojos pretendiendo tener algo de paz, y por más que sintiera como Minjeong le picaba las costillas o le zarandeaba bruscamente del hombro, Haechan no se movía y iba a decir nada.
— Ya Haechan. — la escuchó quejarse, él soltó una risita burlona mientras abria los ojos, viendo como ella estaba de brazos cruzados y formaba un puchero de disgusto.
— ¿Te has rendido? — le preguntó, ella estaba por darle un manotazo cuando de la nada Haechan logró tomar ágilmente de su muñeca sin siquiera moverse de su posición. Minjeong se sorprendió e intentó zafarse de su agarre, pero Haechan era más fuerte que ella. Lo que empezó a ponerla nerviosa.
— Hae-
— Escuchame bien, nena. — se acercó a su rostro, quedando a pocos centímetros de el, sin soltar su muñeca aun. — Por más que lo intentes, y por más que te esfuerces, nunca conseguirás lo que quieres — susurró sonriendo cerca de sus labios, lo que hizo que la piel de Minjeong se erizara y tragara saliva por tener tanto tiempo el rostro de Haechan tan cerca de ella.
Otra risita de Haechan se escapó de su boca.
— ¿Te has puesto nerviosa?
— No seas idiota. — se separó bruscamente de su agarre no dejandóle ver su rostro que yacía caliente por tanta presión, o mejor dicho por tanta invasión de espacio personal.
A la hora de salir de clases Haechan estaba esperandóla como siempre afuera de su aula.
— Ya te estabas tardando.
— Si quisieras pudieras haberte ido sin mí.
— No, todavía ves que todos nos están viendo. — le tomó la mano a Minjeong y la entrelazó. No dijieron nada hasta dar vuelta donde se encontraba la puerta de entrada. Para entonces ya casi nadie se encontraba por allí recorriendo por los pasillos, así que ambos se soltaron de las manos.
— ¿Y tienes planes?
— No, pero tampoco estoy desocupada. — ella se encogió de hombros y Haechan fruncía el ceño.
— ¿Como así?
— Verás, mi hermano pasará el día conmigo.
— Aw, que ternura. — revolvió su cabello y nuevamente Minjeong se quejó.
— Tienes que dejar de hacer eso.
— ¡Minjeong!
Se escuchó una voz a lo lejos, no muy familiarizada pero al ver que provenía de la entrada de la escuela, se dió cuenta de quién era.
— Ay no.
— ¿Quién es ella? ¿Le conoces?
— Es mi prima.
— ¿Y no te alegra verla?
— Es una larga historia. — Minjeong dijo entre dientes y luego miró hacia la chica más alta caminando hacia ellos con una sonrisa de gummy smile, los brazos abiertos y toda vestida de rosado, al igual que se dió cuenta que había un Volkswagen beetle del mismo color estacionado frente a la escuela.
— ¡Hola prima! — Nayeon se acercó a Minjeong quién fingió una sonrisa al verla, pero sin desprecio fue abrazada por la castaña. — Cuanto tiempo sin verte. Mírate has crecido mucho, te has vuelto toda una señorita.
— Nayeon, por favor — trataba de no dejar de sonreir a pesar de que se estaba sintiendo algo incomóda por tan "melosos" tratos.
— Oh, ¿Y quién es él? — pronto Nayeon se dio cuenta de la presencia de Haechan. Minjeong se dio la vuelta para mirar a él.
— Ah sí, él es Haechan, es mi a-
— El novio de Minjeong, mucho gusto. — el chico estrechó su mano con la de Nayeon, muy sonriente. Minjeong abrió la boca de par en par por haberse adelantado en decir. Más bien, no tenía ni por que darle a conocer su supuesta relación.
— Nunca imaginé que mi prima tendría novio tan rápido, eres muy afortunada, cariño.
— Sí, cariño.
Minjeong refunfuñó hacia Haechan sin que se notara mucho.
— Bueno nosotras tenemos que irnos, tengo que ayudar a Doyoung en la cocina, el muy torpe le puso sal en vez de azúcar al pan de natas cuando ya venía para acá. — rodó los ojos ofendida. — Fue un placer conocerte Haechan, vámonos Minjeong.
— Hasta mañana corazón. — mientras Minjeong caminaba detrás de Nayeon no dudó en voltear a ver a Haechan mientras le fulminaba amenazante y pronunciandóle en silencio " Voy a matarte" mientras él sonreía burlandóse.
He vuelto 😎
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