15
Minjeong no tenía sus pensamientos fijos como era de esperarse. Estar abrumada por toda esa situación la hizo regresar a esconderse del mundo exterior, donde nadie ni nada pudiera saber de ella. Pero sabía que no podía hacer eso por mucho tiempo, no podía esconderse para siempre y jamás olvidaría por todo lo que tuvo y está pasando.
Ahora más que nunca se encontraba en la parte de atrás donde las escaleras llevaban a la azotea, donde siempre solía estar. Desde el principio le había gustado mucho ese lugar porque era el único que a diferencia del patio este tenía un techo pequeño y las escaleras estaban adentro del mismo, también porque era muy oscuro y poca luz del sol pasaba por allí tanto como el resto del alumnado.
Ahora trataba de sentirse en paz, con los ojos levemente cerrados y sus brazos abrazando sus piernas mientras en estas posaba su cabeza para hacerla descansar.
— Sabía que te encontraría aquí. — escuchó una voz que la hizo despertar de su núcleo y miró hacia arriba. No dijo nada en cuanto vió a Jaemin parado frente a ella, ni tampoco frunció el ceño para hacerle entender por que su repentina aparición. Simplemente se quedó allí mirandólo.
— ¿Cómo sabías que estaba aquí? — preguntó.
— Te he pillado algunas veces.
— ¿Eres un chismoso o algo así?
— Si lo fuese ya todo el mundo sabría donde te escondes. — ella iba a abrir la boca para decir algo, pero luego la cerró, algo de razón tenía el chico.
— ¿Qué haces aquí? — preguntó luego de que él se sentó a su lado.
— Sólo vine a hablar.
— ¿De qué quieres hablar? — su voz sonó algo molesta por lo que Jaemin lo notó y suspiró cansado.
— Escucha, se que estás enojada con Haechan, pero tienes que saber qu-
— ¿Qué más tengo que saber? ¿qué me mintió, me utilizó para su estúpido plan de no sé qué? ¿es de eso de lo qué quieres hablar, Jaemin?
— ¿Quieres dejarme continuar?
— No tengo nada que saber, ni siquiera viniendo de ti, todos ustedes lo sabían y nadie me dijo nada. Bah, era de esperarse.
— Mira, tienes razón, si, todo lo que dices es cierto, pero hay algo que no sabes. — ella volteó con incredulidad, frunciendo el ceño — Haechan no inventó lo del rumor.
— ¿Y esperas que te crea?
— Okey mira, te voy a mostrar algo para que veas que te digo la verdad. — el chico sacó su teléfono celular y empezó a buscar en su galería. Le dió el teléfono a Minjeong y ella lo tomó viendo el vídeo que estaba siendo reproducido.
— ¿Quién habrá inventado eso? — preguntó Haechan un poco alterado.
— ¿Cómo podríamos saberlo? nosotros no estábamos allí. — contestó Yangyang.
— Es obvio que no.
— ¿No crees que sea más facil de lo que piensas? — se escuchó a Jeno decir.
— ¿De qué hablas?
— Piensálo, ese rumor te puede ayudar a que Yuna te dejé de una vez.
— Es cierto, no estaría nada mal, sería mucho más facil quitartela de encima.
Minjeong le devolvió el teléfono y al mismo tiempo volteó hacia él.
— ¿Te gusta grabar todo lo que hace Haechan?
— La mayoría de las veces. — rió un poco — A veces para molestarlo, pero ahora puedes darte cuenta que Haechan nunca planeó lo del rumor para perjudicarte.
— Aún así, él me mintió, y por un momento lo creí...
— ¿Qué?
— No nada, olvidalo.
— Mira, no sé por lo que esté pensando tu cabeza, pero deberías aprender a darle una segunda oportunidad a las personas, ya si no la aprovechan bien eso ya es culpa de ellos, no tuya.
— ¿Por qué debería?
— Porque Haechan sabe lo que hizo, y trata de hacerlo mejor posible para... que lo perdones, pero no sabe como hacerlo.
— ¿Hablas enserio?
— Escucha, él se dió cuenta de quién escribió eso de ti en la red, Haechan se molestó o al menos yo lo ví así. Se dió una tremenda discusión con ella y la directora.
— ¿Ella?
— Fue Yuna, y sé que Haechan y tú no son nada en sí, pero eso le molestó.
— Yo no sé lo pedí.
— ¿Qué cosa?
— Yo nunca le pedí que diera la cara por mí.
— Eso tendrás que decirsélo.
— ¿Y-yo-
— Dale una oportunidad, yo sé que tienes miedo y eso, pero... intentálo, al menos esta vez.
— Pero... no puedo salir de aquí contigo, todos creerán...
— Ya nadie te dirá nada, de eso nos encargamos. Bueno, Haechan la mayor parte. — ambos rieron levemente. — Tú sólo confía en mí. — ella asintió con una leve sonrisa y se levantó del suelo dispuesta a salir, pero antes volteó hacia el chico.
— ¿Qué miras?
— No creo que haya sido idea tuya venir a hablar conmigo.
— Bueno... yo...
— ¿Haechan te lo pidió, verdad?
— Sí. — bufó resignado y ella rió dandóse la vuelta caminando.
(...)
— Oye... — una voz a sus espaldas la hizo girar viendólo a él. — ¿me... puedo sentar? — preguntó dudoso, ella asintió levemente después de que él se sentara a su lado.
— Jaemin ya me dijo todo. — comentó primero, sin recibir una respuesta de él. — Sé que tú no planeaste el que salieramos para que Yuna te dejara en paz — ella notó que él ni siquiera volteaba para escucharla — Pero aun así eso no cambia que quisieras usarme para tu plan.
— Lo sé, y... lo siento.
— No importa, supongo.
Ambos estuvieron en un incómodo silencio por un momento, Haechan quería decirle algo pero cada que se lo pensaba le era más díficil. Tomó aire, ya decidido.
— ¿Puedo preguntarte algo? — ella asintió. — ¿Es cierto que no tienes padres?
— Haechan...
— No es de mi interés, sólo... quiero sacarme de esa duda.
— ¿Por qué?
— ¿Por qué, qué?
— ¿Por qué te interesa tanto? — el chico mojó sus labios desviando la mirada al suelo. Por un momento Minjeong empezó a dudar de él otra vez, teniendo en cuenta lo que le había dicho Jaemin. Simplemente no sabía que creer o que decir.
— Creo que merezco saberlo por ayudarte.
— Yo no te pedí que me ayudaras.
— Ni yo tampoco por lo de los chicos, y aún así lo hiciste porque quisiste.
— ¿Y tú por qué lo hiciste? — Nuevamente sus ojos estaban fijos en los de él, desviando la mirada con algo de pena.
— Sería tonto si te lo digo.
— ¿Por qué? — insistió, llevandóse una mirada cansada de su parte.
— Simplemente no somos nada.
— Aun así, te ayudé. — canturreó tratando de convencerlo.
— De acuerdo, pero no se lo digas a nadie. — Minjeong cruzó los dedos en forma de promesa, entonces Haechan se acercó a su oreja y le susurró algo que la dejó helada.
— ¿Enserio? — dijo cuando él se separó de ella ocultando su vergüenza.
— Tu actitud me conmovió. — confesó y luego tomó una postura más recta. Ella asintió para sí misma.
— ¿Aún quieres saberlo?
— Si no quieres no lo hagas.
— ¡No! Digo... quizá... — susurró cabizbaja, jugueteando con sus dedos.
— Cuando quieras, Kim. — Haechan la miraba entre nerviosa e incómoda, mientras ella tomó aire unos segundos antes de hablar.
Y entonces, un silencio se formó entre ellos.
— Mi madre era la directora de una empresa de tecnología, en sí era de mi padre pero no entiendo porque razón se la pasó a ella. — encogió los hombros con total indiferencia. — No era de esperarse que eso la cambiaría.
— ¿Por qué lo dices?
— Descubrí que engañaba a mi Papá. Esa noche yo tomé las llaves de la casa para que ella no saliera con su amante a una cita, pero en cuanto vió que las cogí se me echó encima como una loca, y por no darsélas... me abofeteó. — tragó algo de saliva antes de continuar. — empezó a decirme que yo no tenía ningún derecho sobre de ella y que más valía que no me metiera, o me arrepentiría. — Haechan prestaba atención con total asombro todo que Minjeong decía. — En fin, le pidió el divorcio a papá y él la despojó de todo control de la empresa.
— Eso fue muy bueno.
— Para nosotros tres, al menos por los últimos seis meses. — comentó con un ápice de nostalgía en su rostro, Haechan frunció el ceño, desconcertado.
— ¿Por qué dices eso? — Minjeong miró hacia arriba, queriendo retener las próximas lágrimas, sin embargo tragó duro y miró al frente, hacia la nada.
— Hace ocho meses le detectaron cáncer de pulmón a mi papá. — la voz se le entrecortó, y para resistir las ganas de llorar sus manos tomaban fuertemente el soporte de la banca. — No había tratamiento y ya estaba muy avanzado, mi hermano y yo dejamos de ir unos meses a la escuela para estar con él. — una lágrima bajó por su mejilla seguida de otra y otra. — Cuando mi madre se enteró de su muerte lo único que quiso fue a pedir las acciones de la empresa por que su novio multimillonario la abandonó . — soltó con cólera y rabia. — pero el abogado de papá le dijo que en el testamento no la incluía a ella, le dieron una orden de restricción y antes de irse nos dijo que eramos unos malagradecidos y que no tuvieramos que rogar por ella cuando se fuera. — de repente sentía la respiración agitarse y continuamente más lágrimas resbalaban por sus mejillas. — Odio a mi mamá ¡la odio!
De repente sintió un brazo pasar por encima de sus hombros, acercandóla a él y empezó a sobar su brazo como para darle un poco de calma.
— Oye... — volteó y Haechan yacía mirandóla fijamente. — Ya no llores, solo... te hará sentir peor y eso no es bueno para ti. — Minjeong intentó captar sus palabras por muy débiles que se escucharan, pero sabía que hacia un intento por... ayudarla. Pero eso le bastaba.
— Me da coraje, y no puedo evitar ponerme así cuando hablo de ellos.
— Sabes — él se separó de ella — Me identifico un poco contigo. — ahora era Minjeong quién le prestaba su total atención. — Mi padre no está mucho tiempo conmigo, por su trabajo o por... su novia, pero lo que quiero decir es que, puedo saber que sientes, y aunque pienses que no sale de mí... eso que a veces te pasa se queda marcado en ti muy profundo.
— ¿Tus padres no se llevaban bien?
— Te equivocas, todo solía ir muy bien. Pero de repente, pasan cosas.
— ¿Qué cosas? — sus ojos se percaptaron de una esclava que llevaba en su muñeca izquierda, sin pensarlo tomó su mano y observó aquella pulserita de plata con unas letras impresas en ella. — ¿Ella te la dió? — él asintió sin mucha emoción en su semblante. — A pesar de que ya no están juntos ¿sigues hablando con ella?
Un silencio incómodo invadió de nuevo al ver que él no le respondía, mientras seguía mirando a la nada. Minjeong pensó que tal vez se había molestado y por eso estaba así. De todos modos se arriesgo a preguntarle.
— ¿Haechan? — él volteó, sin expresión en el rostro, solo mirando a Minjeong y ella ya estaba al borde de los nervios por lo que fuera a decir. Él desvió la mirada mirando al suelo, soltó un suspiro cansado tratando de contener su postura.
— Murió en un accidente de auto cuando yo tenía ocho años. — la sangre se le congeló y los labios le tiritaban así como todo su cuerpo dejó de reaccionar. Haechan al verla tan conmovida sonrió debilmente por debajo.
— Haechan, enserio lo siento.
— No importa, supongo que estas cosas pasan por algo. — Minjeong ya no dijo nada y sólo permaneció allí, sentada a su lado.
Me puse algo sensible mientras escribía esto. 😭
Gracias por leerme. 💕
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