14

Haechan se había puesto en una situación algo díficil, más bien, una situación donde lo acorralaba la espada y la pared, por así decirlo. Nunca se imaginó que las cosas tuvieran que salir de aquella manera, sobre todo nunca imaginó que Minjeong sería la primera y única persona en saber lo que había escuchado por sí misma. Jamás le había preocupado cosa alguna en su vida, pero ahora ni siquiera sabía por que le preocupaba ella, o al menos esas eran ideas suyas, según él.

— Lo escuchó todo. — artículó después de volver con sus amigos habiendólos dejado solos.

— Yo creo que estaba hablando enserio. — comentó Jeno, Haechan negó hacia la nada.

— Sólo está molesta, las mujeres dicen cosas sin pensar cuando están molestas.

— ¿Te consta? — preguntó Yangyang con incredulidad — Te dijo que no quiere estar contigo y dices que solo está molesta, Haechan, la viste llorar, alcanzamos a escuchar todo lo que te gritó.

— Sólo está molesta, ya dejénlo así.

— ¿Por qué eres tan terco? — Jaemin frunció el ceño.

— Porque tú eres muy preguntón. — le miró mal. — Oigan... tal vez no escuchó todo, sí, yo sentí cuando ella estaba en la puerta, no pudo haber escuchado de más.

— ¿Enserio quieres verlo así? — Yangyang alzó una ceja sin querer creerle. — ¿Por qué no admites que lo arruinaste y ya?

— Porque su ego no cabe ni por la puerta. — contestó Jaemin, mirando fijamente a Haechan, quién no tardó en repetir su acción.

— ¿Enserio sólo te vas a poner a abrir la boca? — preguntó de mala gana, fulminando a Jaemin mientras él rodaba los ojos cruzando los brazos.

— ¿Y qué vas a hacer? — preguntó Jeno.

— Algo se me ocurrirá, ya verán que no hay de que preocuparse.

(...)

— ¿Es enserio?

— ¿Qué? — miró extraño hacia Yangyang quién miraba fijamente con incredulidad la magdalena embolsada que Haechan llevaba en sus manos.

— ¿Vas a ir allá a decirle: "Oye, Minjeong, te traje una magdalena, ¿me perdonas"? — imitó su voz, o al menos lo intentó cuando su amigo ya le estaba fulminando.

— Estás paranoico.

— ¿Enserio crees que funcione? — Jeno cruzó los brazos, mirandóle dudoso.

— Otro. Que sí. — echó la cabeza hacia atrás y la regresó. 

— No te veo muy convencido — le miró de pies a cabeza.

— Bueno, nosotros ya nos vamos. Suerte. — Yangyang le palmeó el brazo antes de irse. Haechan volteó hacia donde estaba la chica, ahora que estaba solo sintió una especie de nervios en su estomagó, negó varias veces para sí mismo haciendóse creer que eran ideas suyas, y que nada debería preocuparle. Es decir, era Lee Donghyuck y a él nada le preocupaba a menos que se tratara de si mismo. Armó el suficiente valor muy decidido y con toda la adrenalina del mundo fue caminando hacia la banquilla donde Minjeong estaba sentada comiendo de un sandwich.

Haechan se sentó de golpe junto a ella.

— Hola, Minjeong — comentó muy alegre, pero sin esperar una respuesta de ella — Oye, quería saber si tú... — le extendió la magdalena al mismo tiempo en que ella se levantó recogiendo el contenedor y se alejó dejandólo hablando solo. Haechan no se esperaba esa reacción, creyó que con cualquier cosita que comprase sabiendo algo de lo que podía gustarle a las niñas, ella iba a acceder con total facilidad, pero está vez pareció no ser así. Parecía ser que Minjeong no se compraba por unas migajas de pan y Haechan no tardó en darse cuenta. Aun así su idea de que ella estaba dramatizando todo no dejaba de existir.

Se fue y encontró a los chicos en su mismo lugar donde solían comer. 

— ¿Y bien? — Yangyang fue el primero en preguntar, y aunque pareciera que estaba muy pasivo, Haechan sabía que en el fondo se estaba burlando y que no tardaría en decirle: "Te lo dije".

— No resultó como esperaba.

— Te lo dije.

— ¿Aún tienes la magdalena? — preguntó Jeno cual niño pequeño, Haechan le lanzó la bolsa y este la cogió en el aire.

— No me dejó ni hablar, apenas iba a decirle algo cuando ella se levantó y me dejó hablando como idiota.

— Hubiera grabado ese momento — rió Jaemin con la vista fija en la libreta y el lápiz en la mano.

— Te hubieras quedado sin celular — Haechan sonrió falsamente y Jaemin le fulminó con la mirada.

— ¿Se te ocurre algo más? — preguntó Yangyang.

— No.

— Ojála hubiera alguien que pueda hablar con ella. — contestó Jeno con la boca llena de magdalena.

— Mala idea.

— ¿Por qué?

— No va a escucharnos, así de simple.

— Pero debe... — Haechan calló un momento, con el dedo en la barbilla tratando de pensar en algo. Finalmente, tronó los dedos. — Ya sé, ¿por qué no la convences tú? — se dirigió a Jaemin, él no tardó en mirar a Haechan algo extrañado.

— ¿De qué hablas?

— Tú puedes convencerla hablando con ella.

— ¿Por qué crees que haría eso?

— ¿Porqué ambos están en la misma clase? — preguntó muy obvio.

— Ella no te quiere escuchar, hasta crees que va a escucharme.

— Sólo intentálo.

— No.

— ¿Qué has dicho?

— Dije que no. Es tu asunto, no mío.

— Vamos Jaemin, no seas así.

— Entre más te tardes va a ser peor, Haechan. — le dijo Yangyang

— ¿Por qué?

— Ya están rumorando de ti y Minjeong.

— Creen que ustedes ya terminaron. — dijo Jeno.

— Jaemin... — miró en forma de suplica al chico, quién no tardó en rodar los ojos y quejarse.

— De acuerdo lo haré, pero es la última vez.

(...)

Los chicos caminaban juntos hacia la entrada de la escuela, cuando al cruzar esta un silencio profundo se inundó por todo alrededor, algunos murmullos y otros mirando hacia ellos sorprendidos, lo que provocó que los cuatro empezaran a sentirse incomódos. Era muy tipíco que todos voltearan hacia ellos solo por Haechan, pero esta vez era diferente.

— ¿Por qué nos miran tanto? — preguntó Jeno frunciendo el ceño.

— Te dije que los rumores estaban siendo enormes. — rechistó Yangyang para Haechan. 

Un chico de su misma clase se paró frente a ellos.

— Oigan ¿se han enterado? — se miraron entre ellos confundidos sin saber que quería decir el chico.

— ¿De qué estás hablando? — preguntó Haechan.

— Todos sentimos compasión por ti, Haechan.

— Si vas a decir algo de menos que sea entendible. — Yangyang se cruzó de brazos. En eso, el sonido de cuatro teléfonos sonaron uno tras otro, y extrañamente cada quién revisó su dispositivo.

— Creo que ya les llegó. — el chico se fue dejandólos solos.

Haechan sacó su teléfono celular y empezó a revisarlo, por un momento se extrañó al ver que tenía una notificación de un usuario desconocido, pero de todos modos picó la pantalla y al abrir la notificación sintió que el mundo se le venía encima. Sus ojos quedaron muy abiertos y la respiración se le cortó de repente, dejandólo por completo en shock.

— ¿Cómo que Minjeong es huérfana? — preguntó Jeno algo conmovido y Haechan volteó con algo de disgusto.

(...)

— ¿Tú sabías algo de esto? — preguntó Yangyang a Haechan y él asintió. Ahora que todos sabían lo que estaba pasando decidieron ir al mismo viejo salón, para que nadie los escuchara conversar.

— ¿Por qué te confesaría algo tan personal? — preguntó Jeno, el chico negó hacia la nada.

— No lo sé.

— La pregunta aquí es ¿cómo lo supieron? — comentó Jaemin.

— ¿Tú que sabes?

— ¿De qué?

— ¿Cómo sabes si es o no es huérfana? — contestó de mala gana y a la vez a la defensiva.

— Porque te lo dijo a ti.

— Ella solo me dijo que no tenía padres, solo eso.

— Es casi lo mismo.

— No, no lo es.

— Ustedes dos, ya dejen de discutir. — los paró Yangyang, y ellos se callaron. — Jaemin, no es lo mismo, una cosa es no tener padres y otra no tener a nadie.

— Tiene razón. — apoyó Jeno.

— De acuerdo. — el rechistó rodando los ojos.

— La verdadera pregunta aquí es, quién sabía lo que Minjeong te dijo.

— No tengo idea.

— ¿Cuándo te confesó eso?

— Anteayer, en el patio.

— ¿Y por qué hasta ahora lo publicarían? — preguntó Jeno, llevandóse las miradas incredulas de sus amigos. — Digo, si yo quisiera publicar algo lo haría en ese mismo instante.

— Creo que Jeno tiene algo de razón. — Yangyang cruzó los brazos. — ¿Por qué alguien se esperaría hasta ahora?

— No lo sé, pero esto no tiene sentido, ¿por qué harían eso con Minjeong? Ella no le ha echo nada a nadie.

— ¿Ahora la defiendes? — el chino sonrió con pícaduría.

— Solo digo que no tiene sentido el echo de que le hagan algo así.

— Sí, claro.

— ¿No les parece un poco lógico que lo hayan echo por una simple y sencilla razón? — opinó Jeno, llevandóse toda la atención de los chicos.

— ¿Cómo qué? — preguntó Jaemin.

— Piensenlo, si yo quisiera hacerle algo a alguien sería por dos cosas: Venganza o envidia.

(...)

— Eres un genio.

— Lo sé, solo cállense, nadie tiene que saber absolutamente nada.

— No te preocupes, tu secreto está a salvo con nosotras — río Lia — Ryujin, ¿me pasas mi mochila? — pidió a su amiga, luego de recibirla sacó un frasco pequeño y aplicó un poco de crema humectante en el dorso de sus manos.

— No te descubriran. ¿O sí, Unnie?

— Claro que no, no son tan estúpidos. — rió — O eso creo.

— ¿No tienes miedo? — preguntó una muy tímida Ningning aprisionada en el rincón. Las tres chicas voltearon a verla con desprecio, como si hubiera dicho algo tan común.

— ¿Yo, miedo? — rió con sorna —¿de qué? 

— De que te descubran.

— ¿Y quién tendría que descubrime, según tú?

— Pues... tal vez... Haechan.

— ¿Haechan? él no tiene que saber nada, además se lo merece tanto como a Minjeong.

— Pero, no crees que...

— Bueno, Ningning, ¿qué intentas decir, eh? — Yuna se levantó de su lugar poniendóse en frente de la chica, provocando esta se encogiera en su mismo lugar.

— Y-yo... yo solo... yo solo...

— ¡Nadie se va a enterar de nada, no entiendo por que te preocupas tanto por esa perdedora, por lo que diga Haechan o los demás!

— L-Lo siento, Unnie. — susurró, Yuna se dió la vuelta volviendo a su lugar.

— Minjeong es una estúpida y se lo merece por quitarme a mi amor.

— Tiene razón — aseguró Lia y Ryujin asintiendo.

— Además, me pregunto que pensará ahora que sabe que ha estado con una marginada como ella.

En eso, el estruendor de la puerta abrirse se escuchó tan fuertemente que hizo que las chicas saltaran de susto y pánico al ver esta.

— ¡Así que fuiste tú!









El capítulo me quedó algo guarro y corto, pero es que no he tenido imaginación en estos días, perdón. )':

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