02

La respiración se le cortó en cuanto lo miró. Su piel era como el color de la canela, el cabello castaño lacio y varios mechones caían tapando un poco sus ojos, estos los visualizó al instante; eran color café claro. En su rostro sus pequeños lunares formaban una especie de triángulo y algunos estaban por debajo de su cuello, bajó hasta ver sus labios; rojizos y carnosos, tenía que admitir que eran bonitos. Notó como se había agachado hacía ella tomándole de la barbilla y una sonrisa dulce se formó en su boca.

— ¿Te hiciste daño? — al igual que su sonrisa su voz era igual de dulce, pero profunda. Minjeong tragó saliva nerviosa, aun no le era posible reaccionar ante la presencia de ese chico. Poco después, la linda sonrisa se transformó a una divertida, pero sin simpatía. Minjeong se dio cuenta y se levantó apartándose de él. Quería que sus pies se movieran, pero se sentía intimidada por como la miraba. Así que sólo agachó la cabeza.

— Creo que le comió la lengua el gato — bromeó un chico más alto que el moreno y empezaron a reírse de Minjeong.

— ¿Te quedaste sin lengua, nena? — con burla volvió a tomarle la barbilla y Minjeong alzó un poco la vista mirándolo mal. — Oh ¿te enojaste, bebé?

— No me digas así — rechistó molesta, quitando su agarre con la mano.

— Hombre, déjala.

— Tú cállate Jaemin, no necesito tus defensas. — gruñó la chica hacia el pelinaranja, él y los otros tres chicos azotaron una carcajada como si aquello tuviera gracia. — Quítate.

— ¿Y si no quiero...?

— Quítate — con las palmas en su pecho lo empujó casi que él mismo estuviera por caerse. Pero eso no le impidió una risita divertida y acercarse hasta juntar su nariz con la suya.

— Que agresiva eres, pero no sabes en lo que estás metiéndote, bebé.

— Dije que no me llames así. — lo quitó de su paso y se alejó del pasillo.

(...)

— ¡Minjeong! — gruñó al escuchar a Ningning detrás suyo, cerró los ojos y respiró profundo antes de voltear.

— ¿Qué?

— Estás en problemas — Minjeong frunció el ceño, no entendía a qué se refería la chica.

— ¿De qué?

— Todos están diciendo que te peleaste con Haechan.

— ¿Con quién?

— ¿No sabes quién es Haechan? — meneó la cabeza confundida. — Es el chico popular del quinto semestre, Minjeong deberías cuidarte es peligroso y...

— Escucha Ningning, no quiero saber más ¿Entiendes? Suficiente tengo con lo de mi dibujo como para preocuparme por lo que me hará un estúpido engreído — y con eso prosiguió a seguir andando.

Lo único que podía faltar en su vida era que un chico popular se haya metido en su camino.

Mientras caminaba por el pasillo varios a su alrededor la miraban y murmuraban. Ella rodó los ojos sin prestarles mucha atención y solo siguió el camino hacia su aula. Miró que en su banca estaba sentada Yuna, junto a ella Ryujin y otra castaña cuyo nombre ni le importaba saber. Se acercó a ellas y Yuna se volteó sonriéndole ampliamente.

— ¡Vaya, ya llegaste!

— Estás en mi asiento — ignoró con desdén su comentario.

— Si, lo sé, solo quería decirte que ya me contaron lo que pasó contigo y mi novio en el pasillo.

¿Su novio? ¿Sería ese tal Haechan? — pensaba no muy segura. Ella alzó los hombros con indiferencia.

— ¿Y qué? No me interesa saber quien sea tu novio, muévete.

— Ah que despreocupada estás, solo te digo que él no es de jugar — de repente la sonrisa de Yuna se borró, y ahora cruzaba los brazos queriendo intimidar a Minjeong. — Y más cuando estoy yo.

— Tú y tus amenazas me aburren. —Yuna rió con sorna y tiró uno de sus mechones para después irse con sus amigas. Minjeong sobó su cabeza adolorida, pero finalmente pudo sentarse en su asiento.

La clase de psicología era lo más aburrido del mundo y Minjeong hacía lo mejor posible por anotar lo que fuese a salir en el estúpido exámen del semestre. De repente, una hoja doblada por la mitad apareció de la nada en su mesa, miró hacia ambos lados y luego hacia atrás ¿Quién era el inepto qué acostumbraba mandar cartas a su mesa y más cuándo eran horas de clase? muchas preguntas cruzaban por su cabeza, pero optó por guardarlo en el bolsillo de su chamarra y esperar a que el receso llegara. Ya se daría cuenta después.

(...)

— ¡Eres un imbécil! — le tomó del hombro obligando a verle a la cara — ¡Tú y yo no podemos terminar!

— Pues ya te lo dije — respondió con simpleza, y antes de poder darse media vuelta Yuna le sostuvo del brazo.

— Es que no... ¿estás jugando, cierto? — preguntó perpleja aún sonriendo. Él rodó los ojos.

— ¿Qué parte de no quiero estar contigo no entiendes? ¿Tanto te cuesta aceptar qué sólo fue un rato? — ella se apartó lentamente y le miró mal. Hizo las manos puños y las lágrimas estaban al borde de sus ojos.

— Si me dejas te vas arrepentir, y mucho — él sonrío de lado y la tomó del mentón.

— Tus amenazas no me asustan, Yuna — susurró cerca de sus labios y revolvió su cabello dispuesto a irse. Yuna se quedó boquiabierta con las lágrimas cayendo por las mejillas.

— ¿Enserio vas a dejarme? Haechan, ¡Haechan te estoy hablando! — él ignoró sus gritos y agitó la mano en alto en forma de adiós mientras se alejaba.

Llegó a la cafetería y encontró a sus amigos en una mesa jugando al póker.

— Tienes mala cara — habló el peligris de mechas fucsia, sin verle.

— Siempre la tiene, Jeno.

— Cállate Jaemin — regañó, se sentó al lado de Jeno y se pasó las manos el rostro.

— ¿Y bien? — Yangyang se pegó a su lado con una sonrisa curiosa. — ¿Qué pasó ahora?

— Yuna ya me estresó, se tomó muy enserio lo de la pareja perfecta o eso creo, lo malo de todo es que ahora voy a tener que hacer algo porque no dudo de que no me deje en paz.

— ¿Y que piensas hacer, buscarte a otra? — preguntó Jaemin.

— No lo sé.

— Sabes, no es mala idea — apoyó Yangyang — Si sales con otra así le haces entender que ya no quieres nada, te dejará en paz y listo.

— ¿Y según ustedes, a quién tienen en mente? — todos se callaron mirándose unos a otros. Haechan recargó la espalda al asiento mientras movía el pie varias veces esperando una respuesta. Entonces Yangyang tronó los dedos.

— ¡Ya sé! ¡Ryujin!

— ¿Eres o te haces? Ella es su amiga y no dudo que le cuente todo.

— ¿Ningning? — preguntó Jeno.

— ¿Quieres hacerme reír? Ningning es igual que una bebé. Es más, tiene la mente de una.

— ¿Estás diciendo qué es tonta? — Jeno se echó a reír junto con Jaemin.

— Idiota — contestó Yangyang entre dientes. Haechan rodó los ojos, pero luego algo pasó por su cabeza.

"Bebé."

Y una sonrisa se dibujó en su rostro.

— ¿En qué estás pensando? — Jaemin frunció el ceño riendo.

— ¿Qué hay de la chica qué chocó conmigo ayer? ¿Tú la conoces, no? — Jaemin cruzó los brazos encogiendo los hombros.

— Si bueno, tiene lógica porque me llamó por mi nombre.

— ¿Entonces la conoces? — el chico asintió. — ¿Y bien?

— ¿Es enserio? — una risa burlona se le escapó, dejando a Haechan confundido. Dejó de reír y aclaró su garganta. — Está bien, va conmigo en clase y por desgracia también con Yuna — recalcó aquel nombre solo para fastidiar a su amigo — Se llama Kim Minjeong, pero creéme no tendrás ninguna oportunidad con ella.

— ¿Ah, no? — respondió despreocupado — ¿Por qué?

— No pierdas tu tiempo, Haechan.

— Dímelo de todos modos. — volvió a insistir. Jaemin sabía que no lo dejaría hasta que hablara, soltó un suspiro mientras recargaba la espalda a su asiento, cruzando los brazos.

— Es una amargada prepotente de primera, nadie la quiere. Aparte de antisocial, enojona y solo por si quieres saberlo, no creo que le agraden las personas como tú.

— ¿Cómo yo? — sonrío con sorna — Tal vez debiste prestar más atención cuando me vio, se le nota que fue la primera vez en tener a un chico de cerca. Bueno... no sé a ti. — le miró con desdén de arriba a abajo.

— Tal vez, pero será mejor que me escuches, esa chica no te hará caso.

— ¿Eso crees? La tendré en la palma de mi mano mucho antes de tú, tú y tú se den cuenta. — los tres chicos se miraron entre ellos ansiosos, y Jaemin sólo alzó las manos.

— Entonces hazlo, es toda tuya.

(...)

Minjeong rodó los ojos seguida de una sonrisa íronica mirando aquella absurda nota que acababa de leer.

"Ni sabes en lo que te metiste, solo te advierto que hará lo imposible porque le ruegues que te deje. Piénsalo. "

Y con eso, hizo aquella nota una bola y tirarla al cesto de basura desde su lugar. Ya que la hora la tenía libre decidió regresar hacía sus apuntes de historia universal. De pronto, un silencio echo por los pocos alumnos que se encontraban en el aula se hizo presente. Por un momento Minjeong se extrañó de no escuchar el cuchicheo, e inconcientemente su vista se fue hacia la puerta, frunciendo el ceño para ver a quién menos imaginó.

¿Qué hacía él aquí?

— Quiero que todos salgan, ahora — todos empezaron a abandonar el aula de clase, Minjeong aún confundida se levantó camino a la puerta. — Tú no —la detuvo, por detrás todos sus compañeros observaban lo que sucedía. Sintió que el corazón le dejó de latir cuando la puerta fue cerrada, un revoltijo se hizo en su estómago pero apesar de ello no quería demostrarle el miedo que tenía. Se dio la vuelta regresando a su pupitre y cuando estaba por sentarse, él la acorraló a la pared quedando en medio de la silla y la mesa. Ella le miró fijamente, y a él una sonrisa malvada se le formó en los labios. — Veo que otra vez choqué contigo, bebé.

Por el momento dejo el capítulo hasta aquí.
Muchas gracias por leer <3

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