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Días más tarde

Estos días libres del trabajo le estaban haciendo un gran favor a la mujer, quién se encontraba libre de estrés en esos momentos. Sus hijos y esposo aún dormitaban plácidamente, ella solía despertarse mucho antes para poder relajarse; no era que le molestaran pero admitía que los dos gemelos llegaban a ser demasiado revoltosos, por lo que su ratito de paz era por las mañanas cuándo estos aún soñaban.

Danae se sirvió el café de cada mañana, pasándolo de la tetera a la pequeña taza. Hizo un mohín en los labios cuándo al querer ser muy rápida fue a agarrar la taza y el caliente recipiente se puso en contacto con su mano, causando que rápidamente la quitara y soplara sobre ella.

Tan sumergida estaba en su dolor que ni siquiera se dio cuenta como habían entrado a la cocina hasta que unos grandes y fornidos brazos rodearon su pequeño cuerpo pegándola hacia él.

-Buenos días mi amor.- sonrió Fred, dejando un cariñoso beso en su mejilla.

Danae se removió en su pecho, inspirando el olor a canela y pólvora que desprendía el hombre.

-Buenos días guapo, ¿café?.- alzó la tetera girándose para verlo, este simplemente negó.- Sigo sin entender por que prefieres el zumo antes que el café.

Bromeó apoyándose en la encimera mientras degustaba el amargo sabor que le recorría toda la garganta, su esposo se dirigió a la nevera para sacar una jarra llena de zumo de naranja que en los días previos había preparado.

-Tomar café es sinónimo de madurez amor, no creas que voy a tomar esa cosa.- bromeó degustando el azucarado sabor cómo lo haría un niño pequeño.- Delicioso

Danae rodó los ojos ante la testarudez de su marido, el timbre de la casa resonó por toda la casa, causando que ambos maldijeran, esperando que sus hijos no hayan sido despertados.

-¿Habías quedado con Cedric para planear las lecciones o con alguién?

Preguntó sorprendido a que llamaran a tan temprana hora, pues pocas veces solían tener visitas sin ser avisados.

-No, hoy no quedé con él.- dijo rápido- No estoy esperando a nadie.

Cedric y Danae eran encubiertos tras la faceta de que "iban a planear las lecciones de Hogwarts", cuándo en realidad solo estaban teniendo sexo. Estar separados hizo más dificil que pudieran verse, pero de igual manera se las ingeniaron como más bien pudieron para no dejar de verse pues era lo que menos querían. Se necesitaban tanto mutuamenrte que se había convertido en rutina el estar juntos.

-Si es mi familia diles que estoy dormido y si es alguién que conocemos más de lo mismo.- le robó un corto beso rápidamente, Danae sintió los azucarados labios del hombre sobre los suyos.- No tengo ganas de visitas tan temprano, excusame amor.

Pidió para subir rápidamente las escaleras de nuevo a su habitación.

Danae suspiró resentida, dirigiéndose hacia la entrada dónde entre cerró los ojos algo confundida al ver a la mujer frente a ella; su amiga se veía mal, tenía unas bolsas bajo sus ojos de color marrón.

-¿Sus, estás bien?- preocupada por su amiga, abrió con rapidez la puerta.

Susan negó siendo inevitable que dejara escapar un sollozo, abrumada por todo lo que le estaba pasando. Había estado tanto tiempo guardándose las cosas para ella misma, sin decirselas a nadie para no molestar y preocupar que había llegado a un punto dónde todo era un mismo círculo con el similar fin.

Llorar hasta más no poder a las escondidas.

-Vamos pasa, pasa hablemos dentro.- propuso haciéndose a un lado, dejándo entrar a la rubia, quién se alegró de inmediato al estar en el acojedor hogar. Agradecía que Fred y sus hijos estuvieran dormidos pues no parecía haber nadie más y podría hablar las cosas con calma y tranquilidad.

Sin rechistar la rubia siguió la figura de su amiga hasta el salón, dónde ambas tomaron asiento en el sofá. Susan jugeteaba con sus manos y miraba al suelo tratándo de contener de alguna manera u otra sus lágrimas que no dejaron de brotar en ningún momento.

-¿Quieres contarme Susan, no me gusta verte mal?.- tomó asiento a su lado, acariciando su espalda para que esta pudiera calmarse y hablar tranquilamente.

Susan alzó la mirada, encontrándose con los orbes de Danae quién no pudo evitar fijarse en cómo los ojos de su amiga estaban rojos e hinchados de tanto llorar, miles de pesamientes cruzaron su mente por lo que comenzó a asustarse.

-Sé que hay alguién más Danae.- soltó sin más, rompiéndo a llorar con fuerza y sin ningun control, sentía liberarse de todo el peso con el que había cargado en los últimos meses.- Cedric está con alguién más lo sé, lo tengo claro. No es el mismo de antes, no es cariñoso, únicamente sonrie cuando esta con Claire, ni siquiera me toca por mucho que me insinué.- pausó soltándo un largo suspiro, era demasiado para ella esta situación.- Tiene a alguién más, y aunque trate de ocultarlo, tarde o temprano lo descubriré. Aunque sea lo último que haga.

Dijo esto último con resentimiendo cargándo en su voz.

Danae sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, su amiga sabía que este la estaba engañando. Le sorprendió el hecho de que Cedric no se hubiese acostado con su mujer, pues a pesar de todo ella seguía teniéndo sexo con Fred. La manera en que Susan se vió tan confiada ante querer encontrar a la amante de su marido la hizo temblar, asustada por que esta supiera la verdad algún día

Debían ser mucho más cuidadosos.

-Susan no digas eso, por Helga.- agarró sus manos entrelazándolas para que la mirara a los ojos.- Cedric no es capaz de engañarte, él te ama con toda su alma, cualquiera puede envidiar el brillo que hay en sus ojos cuándo te mira, pero no. El jamás sería capaz de meterse con otra mujer.

Sus palabras sonaron tan sinceras que a hasta ella misma le aterró. En estos últimos meses había descubierto el arte de la falsedad; las mentiras. Mentía a su marido, a sus hijos , a su mejor amiga.

Todo porque deseaba y ansiaba con toda su alma al marido de su mejor amiga. No podía despegarse a él por mucho que quisiera y amase a su marido y amiga.

-Danae, esto no es de un día para otro. Si estoy viniéndo aquí a decirtelo es porque estoy completamente segura de que se esta metiéndo en las piernas de otra mujer el muy sin verguenza.- el asco en su voz era palpable, incluso Danae tragó en seco.

Su amiga no sabía que ella era "la otra mujer".

-Necesito ayuda, por favor ahora en Hogwarts estais mucho tiempo juntos. ¿Hay alguna profesora con la que él pase mucho tiempo? ¿Has notado algo extraño en él?.- prosiguió con su investigación, con la finalidad de destapar la verdadera identidad del hombre que estaba casado con ella.- Cualquier cosa u indicio sería clave. Por favor Danny, eres en la única que confío.

Quería enterrarse bajo tierra y no salir de esta jamás. Su amiga confiaba en ella más que nada y ella la traicionaba por las noches, días y tardes de calentura que su esposo le entregaba a esta.

Pero bendita calentura, Cedric en estos últimos meses la había follado muchísimo mejor que su esposo en todos estos años.

No era que Fred fuera malo en el sexo, al contario siempre lo disfrutaba a su lado. Pero él solía enfocarse en demostarle amor y cariño, aunque algunas veces el hombre era algo más dominante, pero no mucho. Por lo que cuándo conoció a Cedric, quién le abrió los ojos y le enseñó un nuevo mundo respecto al sexo quedó totalmente asombrada. Le gustaba que le azotaran, pegaran, mordieran, se burlasen de ella, la humillaran y la dominaran por completo.

Solo Cedric era capaz de haceral sentir como ella quería.

-No, claro que no Susan. Lo veo normal, cómo siempre. En Hogwarts no tiene mucha relación con los demás compañeros a no ser de Neville o de mi.- se encogió de hombros, dándole poca importancia.- Pero tranquila, si lo que dices es verdad se descubrirá tarde o temprano. Estaré más pendiente a cualquier indicio Susan.

-Muchas gracias Danny.

Danae estaba totalmente impresionada ante el arte de las mentiras, se había convertido en tal experta que ella misma llegaba a creerselo. Ssusan confiaba en que su amiga la ayudara a encontrar a la mujer con quién su esposo se acostaba, mientras Danae era la única que se encontraba a la total y completa merced del Diggory.

●●●

-Aún no puedo comprender cómo estabas tan duro cuándo llegué.- murmuró con voz entrecortada la mujer, disfrutándo de los húmedos besos que su marido le proporcionaba.

Se encontraba completamente desnuda en la cama, con Fred sobre ella (con cuidado de no dejar caer todo su peso en su cuerpo) quién también sin nada que le cubriese, se dedicaba a marcar, besar y morder el cuello de la mujer a quién llamaba esposa.

-Fácil, estaba aquí solo, mi mente viajó a escenarios no muy santos con mi bella y sexy esposa.- con una voz ronca y burlona tarareó. Llevó dos de sus dedos al sexo de esta, quién estaba húmedo trás sus caricias.- No podía resistirme a tocarme, pensando que eras tú quien lo hacía

Siseó en su oído, Fred aumentó sus caricias frente a los labios menores de su mujer. El Weasley se separó del hueco de su cuello para observar y grabar en su mente cada una de sus magníficas expreciones. Danae jadeaba y mantenía los ojos bien abiertos, dejándose recibir caricias por parte de su esposo.

Aunque por su mente no podía dejar de pasar la imagen de tener de vuelta un sexo rudo con el Diggory, abría los ojos y se daba cuenta que quién tenía debajo era el Weasley.

A veces, también necesitaba sentirse querida, y Fred era el indicado siempre.

-Pues deja de imaginarlo y dejame hacerte sentir bien amor..- murmuró en su oído con una dulce voz, batiéndo sus pestañas mientras enredaba sus manos en su centellante cabello pelirrojo.

Decidió tomar las riendas, pues con el Diggory jamás podía. Necesitaba saber que ella también podía dar placer a alguién. Quería saber que era sentirse poderosa por una vez, sentir que tenía el control de la otra persona bajo ella, que podía llevarla al límite en cualquier momento.

Fred la miró con los ojos bien abiertos, impresionado a sus palabras. No puso ninguna pega y en menos de un segundo, la mujer se escapó de sus brazos.

Indicó a el hombre pelirrojo que se sentara a orillas de la cama y esta con las rodillas en el frío suelo acarició sus muslos con sus uñas, emitiéndo escalofríos al cuerpo del hombre.

Visualizó el gran y apetitoso miembro frente a ella, sintiéndose mejor que nunca. Acarició con sus dedos el glande, para a los segundos rodear todo su tronco comenzando a mover hacia delante y hacia atrás su mano.

Fred hechó su peso en sus codos, pues se apoyó en su cama nublado del placer que su mujer le otorgaba. Sentñia un pribilegio tener a Danae entre sus piernas, masturbándolo con tanta agilidad y maestría.

Animada por los fuertes y roncos gemidos, jadeos y maldiciones que se escapaban por los labios del hombre, lamió el glande de su miembro, cómo una gata que comienza a tomar agua.

-Mierda Danae.. metetela entera...

Maldició el hombre ordenando. Danae obedeció, tomándo en su boca todo lo que podía para el resto seguir bombeándolo en su mano.

-Joder que bien se siente amor..- masculló agarrándo la mata de pelo de la mujer en una coleta para que no le molestara, comenzando a mover bruscamente sus caderas, adentrándose todo lo que podía en la boca de Danae.

Sentía sus ojos escozer y arder, trataba de controlar las arcadas que el miembro le proporcionaba. Seguía como podía los movimientos del hombre, complaciéndolo de la mejor manera que podía, mientras este gemía y maldecía con fuerza.

Danae tenía una completa y perfecta vista del torso del hombre que estaba contraído. Podía observar el vello pelirrojo que iba desde su ombligo hasta la línea V que la volvía tan loca.

El Weasley siguió penetrándo la boca de su mujer, mirándola de vez en cuándo asegurandose que ella estuviera bien. Danae simplemente trataba de aumentar el ritmo para poder satisfaccer todo lo que podía a su marido.

Aunque en el fondo de sus sentimientos y exitación deseaba tener al miembro de Cedric en su boca.



¡Cómo me frustran todos, enserio!

¡Toda va llegando poco a poco!

¿Creeis que Susan se enterará de la verdad, pronto?

¡Espero que os haya gustado, os leo!

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