⪩⪨ : twenty two







Douma iba rumbo a su casa en el auto de Yoriichi, siendo acompañados por Muzan pues este nunca se despegaba de su pareja para nada.

En el camino no pudo evitar romper en llanto de manera muy ruidosa, pues así era su personalidad; siempre ruidoso, nunca inruidoso.

Escuchar el llanto del menor no fue sorpresa para la pareja que se encontraba en los asientos delanteros, era obvio que en cualquier momento lo haría.

──¿Por qué lloras? ──Preguntó el azabache de ojos rojos, aunque ya sabía la respuesta pero no sabía cómo iniciar una conversación sin hacer esa pregunta.

──Seguramente porque me duele un riñón, animal. ──Respondió entre sonoros sollozos, al instante sintió el auto detenerse y una mirada fulminante posarse sobre él.

──¿Cómo le dijiste? ──Preguntó el menor de los gemelos Tsugikuni con una leve sonrisa en su rostro y una vena marcada en su frente.

En ese momento Douma sintió el verdadero terror.

──¡Nada, nada! ──Respondió el rubio apresuradamente mientras negaba de manera rápida con sus manos y con la cabeza, justo ahora temía por su vida.

Afortunadamente no pasó a mayores y el pelinegro de puntas rojizas volvió a poner en marcha el auto.

──¡EXTRAÑO A KOKU!

Gritó para después seguir con su llanto escandaloso, comenzando a molestar a ambos pelinegros.

──Sabía que eras un tonto, pero no creí que tanto.

──Gracias por tu gran apoyo, Muzan.

──Mi cuchurrumin tiene razón, es decir, ¿por qué tú y mi hermano lloran tanto? no es como si no se fueran a ver de nuevo.

──YORIICHI, ES OBVIO QUE NO NOS VEREMOS NUNCA MÁS. ──Respondió exaltado el de ojos arcoiris mientras tallaba estos para retirar el exceso de lágrimas que comenzaba a acumularse. ──¿Por qué? ¿Por qué nos tenemos que separar? ¿Por qué tiene que ser así? ¿Por qué justo cuando me he enamorado de verdad...?

El de ojos burdeos no pudo evitar sonreír al sentir una calidez en su interior; Douma definitivamente era la persona correcta para su querido hermanito.

──Mi futuro cuñado de verdad es un tonto. ──Comentó tranquilamente Yoriichi sin dejar de prestar atención al camino pues sería fatal distraerse tanto mientras manejaba. ──Douma, literalmente sabes dónde vive Kokushibo.

──Y él puede ir a verte en tu cafetería. ──Complementó Muzan, dándole la razón a su pareja.

El rubio se quedó en silencio al escuchar esas palabras, después se echó a reír al caer en cuenta de que era un completo estúpido y estaba sufriendo por nada.

Después de un par de minutos más, finalmente estaban frente a la casa de Douma, dejando a la pareja impresionada por el gran tamaño que esta poseía.

──¿Estás seguro de que vives aquí?

──Parece que aquí viven alrededor de cincuenta familias.

──¡Oigan! ¡No es para tanto! ──Respondió entre leves risitas el rubio. ──Síp, aquí vivo y de hecho vivo solo.

──Perfecto, la próxima vez que quieras follar con Kokushibo asegúrate de que sea en tu casa, no quiero ganarme otro trauma.

El de ojos arcoiris quedó helado al escuchar esas palabras provenientes del gemelo menor de los Tsugikuni.

──¿QUÉ? ¿NOS ESCUCHASTE? ¡ERES UN PERVERTIDO! ¡SUCIO! ──Gritó con el rostro completamente sonrojado hasta las orejas, ¿ahora cómo podría ver a la cara a Yoriichi?

──Estaba llegando a casa cuando escuché unos ruidos muy... peculiares, obviamente después de eso me regresé a la casa de Muzan, pero por favor, no vuelvan a follar en nuestra casa, ahora me da asco entrar a la habitación de mi hermanito.

──¡YA ENTENDÍ! ¡YA ENTENDÍ! ¡YA NO SIGAS! ──Douma se cubrió el rostro con ambas manos, quería que la tierra se lo tragase en ese momento. ──Uhmm, Yoriichi... ¿Crees que... Kokushibo esté interesado en mí? ──Preguntó con timidez, haciéndose bolita en su lugar.

──¿No es obvio? ──Arqueó una ceja con incredulidad, a veces se preguntaba seriamente si ese rubio de verdad era tan inteligente como Muzan le había contado. ──Lo tienes a tus pies, Douma, está más que enamorado de ti. Tengo que agradecerte por hacer que sea más abierto respecto a sus sentimientos y aunque me cueste admitirlo, sé que si lo dejo contigo estará en buenas manos.

Douma sintió una calidez increíble envolverlo por completo.

──¡Muchísimas gracias por todo! ──Se acercó para abrazar eufóricamente a la parejita y acto seguido se bajó del auto, moviendo su mano de un lado a otro como signo de despedida.

──Gracias a ti también... Y gracias por hacer que Kokushibo deje de ser todo un virgen. ──Se despidió de igual manera y arrancó el auto, probablemente iría a ver a su hermanito o iría a pasar tiempo con su pareja.

Douma solo pudo sonrojarse nuevamente, aunque tenía que admitir que le hacía feliz de cierta manera saber que él fue la primera vez del mayor de los gemelos Tsugikuni.

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