⪩⪨ : twenty nine




Pasaron aproximadamente veinte minutos caminando hasta que ambos pudieron visualizar varias luces tenues de diferentes colores comenzando a iluminar su camino.

En cinco minutos más ya habían llegado al lugar secreto de Kokushibo, eran casi las diez y media de la noche.

Douma se encontraba con la boca abierta por la impresión de ver un lugar tan hermoso como ese; era un lago con agua cristalina que hacía un sonido tan relajante al fluir tranquilamente, dicho lago estaba adornado con luces de todos los colores existentes debajo del agua y en la orilla de este, además, también habían fuentes que de igual manera eran iluminadas por lámparas en el suelo, incluso habían fuentes arregladas específicamente para que el agua saliese de colores.

El rubio estaba a punto de llorar por la perfección de ese lugar, a pesar del viento frío que chocaba contra sus cuerpos ambos se sentían tan cálidos si estaban juntos.

El de ojos arcoiris se quedó en silencio por varios minutos más, simplemente admirando el lago iluminado por las luces artificiales y por la luz de la luna.

──Es hermoso... ──Fueron las únicas palabras que pudo pronunciar el más bajo antes de sentir una de las manos del pelinegro entrelazandose con la suya.

Kokushibo lo guió hasta un adorable puente en medio del lago, el cual estaba adornado por los pétalos que caían de los árboles de cerezo.

Desde ese puente se podía admirar muchísimo mejor todo, Douma estaba tan embobado en los detalles de aquel lugar que no se dió cuenta de que el de ojos burdeos lo estaba admirando a él.

Un par de minutos más pasaron en un silencio completamente cómodo, hasta que por fin el mayor se dignó a hablar.

──Siempre fui una persona muy reservada, lo sé y todos me lo recordaban cada que tenían la oportunidad. ──Extendió su mano en el aire y solo bastaron unos pocos segundos para que un pequeño pétalo rosado aterrizara sobre su palma. ──Eso cambió cuando te conocí a ti; al inicio fue como con cualquier otra persona pero después me di cuenta de que tú eras muy... diferente. Todos se alejan de mí después de un tiempo por lo aburrido que llego a ser, no me gusta mantener conversaciones largas y reconozco que soy una persona fácil de irritar, soy alguien con un carácter difícil. ──Miró por unos segundos el pétalo de flor de cerezo antes de tomar la mano derecha del de cabellos dorados para colocar el pequeño pétalo ahí. ──A pesar de todo eso tú nunca te alejaste, al contrario, incluso me molestabas más. Te agradezco por no ser como los demás porque gracias a ti pude bajar la guardia y expresar mis emociones libremente, sin miedo. Gracias a ti aprendí muchas cosas nuevas, gracias a ti viví muchas experiencias divertidas y gracias a ti dejé de odiar cualquier cosa que fuese dulce. ──Apretó con suavidad y cariño la mano donde había colocado aquel pétalo, admirando la sonrisa que adornaba el rostro del más bajo. ──No sé en qué momento fue que comencé a sentirme atraído hacia ti, nunca en mi vida había experimentado un sentimiento como este pero no soy tan tonto como parezco, sé que esto es “amor” y estoy tan feliz de que tú hayas sido la persona de la que me enamoré.

──Kokushibo, espera. ──Alejó su mano del más alto, sin dejar caer el pétalo, para después mirar el lago con tristeza. ──Antes que nada quisiera disculparme... Gyokko de verdad es un chismoso, supongo que ya te contó sobre la infinidad de parejas amorosas que he tenido, ¿verdad? ──Miró apenado al mayor, viendo como este asentía con la cabeza. ──Agh, verás, a partir de una relación fallida que tuve comencé a sentir miedo a enamorarme de verdad pero el problema es que también tengo miedo a estar solo, entonces, bueno, he pasado una gran parte de mi vida cambiando de novio constantemente por esta razón. ¡No me mal entiendas! Uhm, bueno, en realidad no hay justificación para lo que hice, pero al inicio solo te quería como reemplazo de mi anterior pareja además de que cuando conocí a Yoriichi no me agradó mucho y quise “arrebatarle” a su hermanito.

──Lo sé.

──¿Eh...?

──Ahora has cambiado, ¿verdad? No me importa que al inicio solo haya sido un juego para ti. Noté eso desde la primera vez que me besaste, ¿quién besaría a alguien al que conoce hace menos de un día? ──Rió suavemente para voltear a ver esos preciosos orbes color arcoiris, acción que imitó el más bajo. ──Aún me siento algo inseguro respecto a mis sentimientos, tengo miedo a salir lastimado pero por ti correré ese riesgo, ¿podrías ser sincero conmigo?... ¿realmente estás enamorado de mí?

──Lo estoy. ──Respondió sin dudarlo y sin dejar de mirarlo a los ojos. ──De hecho nunca antes había sentido lo que siento ahora, supongo que era verdad todo lo que mis amigos me decían; nunca me he enamorado de verdad. Kokushibo, eres la primera persona que me ha dejado flechado por completo, contigo no siento la necesidad de separarme para no salir lastimado, contigo siento la necesidad de permanecer a tu lado porque tu sola presencia me llena de seguridad y calma.

Ambos se sentían en paz ahora que habían aclarado ese tema, se sentían tan seguros respecto a sus sentimientos y una agradable sensación de calidez inundó sus cuerpos al saber que eran correspondidos.

──Me gustas tanto, Douma.

──¡Tú me encantas!

El rubio se acercó al pelinegro con intenciones de besarlo pero fue detenido antes de hacerlo, dejándolo un poco confundido.

De repente, el menor sintió una gran emoción invadir todo su cuerpo al ver al de ojos burdeos hincandose sobre su pierna derecha para después sacar una pequeña cajita de terciopelo color rojo, parecía como si estuviese a punto de pedirle matrimonio.

No pudo contener más sus lágrimas por todas las emociones que sintió en el momento en que el más alto abrió la cajita, dejando ver dos anillos plateados con sus nombres grabados en ellos.

──Estoy tan agradecido de que hayas llegado a mi vida y estoy cien por ciento seguro de que quiero permanecer a tu lado por el resto de mis días. Me tienes a tus pies, estoy completamente enamorado de cada pequeño detalle tuyo, estoy muy enamorado de ti, mi dulce ángel, ¿me concederías el gran honor de ser tu novio? Prometo cuidar siempre de ti y amarte cada segundo, serás mi prioridad todos los días, Douma.

Sin pensarlo dos veces, se lanzó a los brazos del pelinegro mientras dejaba salir varias lágrimas por la enorme felicidad que sintió ante aquella propuesta.

──¡Por supuesto que acepto, Koku! ¡Me harías la persona más feliz en todo el universo siendo mi novio!

Después de esas palabras, el rubio besó con emoción y alegría los labios de su ahora novio, sin poder detener las lágrimas que seguían saliendo de sus ojos.

Unos minutos después se separaron y ambos se pusieron de pie, el Tsugikuni limpió las lágrimas del más bajo para después proceder a tomar su mano derecha y colocarle con cuidado su anillo en el dedo anular, dejando un pequeño beso sobre este.

El de ojos arcoiris soltó un chillido al ver su mano con el anillo, no podía contenerse por todo lo que sentía en ese momento.

De igual manera, Douma tomó el anillo perteneciente a Kokushibo y se lo colocó en su dedo anular derecho, para luego entrelazar sus manos, admirando los anillos.

──Mi lindo novio, gracias por todo, Koku~

──Gracias a ti por hacerme tan feliz, Dou. ──Unió sus labios en un beso lento y apasionado, ese momento permanecería por siempre en su memoria, jamás se había sentido tan vivo.

Todo salió a la perfección; el lugar iluminado por las luces tenues artificiales y la brillante luz de la luna le daba un toque íntimo, el sonido de la brisa y la corriente del lago los tranquilizaba, y los pétalos de cerezo cayendo suavemente sobre ellos fue lo que hizo el momento aún más romántico de lo que ya era.

Simplemente perfecto.

Finalmente podían presumir que eran novios de manera oficial.


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