⪩⪨ : twenty







Por primera vez Kokushibo fue el primero en despertarse.

Al hacerlo, se quedó observando al rubio entre sus brazos, viéndolo descansar pacíficamente mientras respiraba de forma calmada y un delgado hilo de saliva salía de su boca.

Se sentía tan feliz por finalmente haberle confesado sus sentimientos a Douma y se sentía tan afortunado de que él le correspondiera.

Pero desde que despertó una pregunta lo atormentaba; ¿qué eran ahora? ¿amigos? ¿novios? ¿amantes? ¿simples conocidos? ¿amigos con derechos? ¿nada?... o quizás solo seguían con su relación de jefe y empleado.

A partir de eso, muchas preguntas más tomaron lugar en la mente del pelinegro; ¿se seguirían viendo ahora que su trabajo en aquella cafetería había terminado? ¿sería posible que lleguen a formar algo más que una relación de trabajo? ¿Douma de verdad estaba enamorado de él?

Se sentía tan inseguro, tenía que buscar el momento adecuado para hablar sobre los sentimientos de ambos con el rubio.

──Buenos días, Koku~ ──Saludó con voz somnolienta el menor, logrando sacar a Kokushibo de sus pensamientos.

El de ojos burdeos sintió su corazón saltando alegremente al escuchar esa dulce voz y ver esa tierna imagen que tenía del más bajo recién despertado.

Quién diría que alguien podría derretir de amor el frío e inalcanzable corazón del mayor de los Tsugikuni.

──Daría lo que sea para ver esos hermosos ojos arcoiris todas las mañanas. ──Sus palabras causaron un fuerte sonrojo en las mejillas del poseedor de dichos ojos, el cual solo pudo esconder su rostro en el pecho ajeno para evitar que lo viese. El pelinegro simplemente sonrió enternecido y aprovechó para dejar un delicado beso en los rubios cabellos de Douma.

──¡Shh! ¿De verdad puedes ser tan encantador cuando ayer fuiste tan brusco? Me duele todo, en especial las caderas. ──Confesó con timidez el más bajo, dejando pequeños besitos en el pecho del mayor para después darse cuenta de que ambos aún se encontraban desnudos. ──SAL DE AQUÍ, TENGO QUE VESTIRME.

El mayor solo rió un poco y tomó una manta para cubrirse y levantarse de la cama. ──No puedes quejarte, tú mismo fuiste quien me pedía que lo hiciera así... ¿Te gustó?

──¡FUERA DE AQUÍ!

──¡YA, YA, YA! Toma una ducha y vuelve a acostarte, te traeré el desayuno. ──Salió de la habitación para ir a ducharse y vestirse en la de Yoriichi, sin poder deshacerse de la sonrisa boba que adornaba su rostro al sentirse tan complementado con aquel rubio.

Era divertido ver cómo parecía ser que los papeles habían cambiado; ahora Douma era el tímido y Kokushibo era quien hacía comentarios que sonrojaban al rubio.

El pelinegro se apresuró a ducharse y vestirse, cabe destacar que se vistió con prendas de su gemelo menor pues no podía entrar a su habitación porque Douma seguramente lo golpearía.

Al estar listo, fue a la cocina para preparar waffles con chocolate líquido y trocitos de fresa, pues en todo el tiempo que llevaba trabajando en la cafetería se dió cuenta de que ese era el desayuno favorito del rubio. Obviamente acompañado de su café con leche y caramelo.

Sirvió el desayuno y tomó algunos medicamentos para el dolor, pues Douma los necesitaría, y subió a su habitación, encontrándose con el de ojos arcoiris acostado sobre su cama mientras jugaba con las mangas del pijama de Kokushibo con el que se había vestido.

──¿Te sientes mejor? ¿Aún te sigue doliendo? ──Preguntó mientras colocaba el desayuno de ambos sobre su mesita de noche para después sentarse a lado del menor, mirándolo atentamente.

──Me duele incluso con el más mínimo movimiento, creo que me voy a morir. ──Fingió llorar pero un olor muy conocido inundó sus fosas nasales; el olor de su desayuno favorito por lo que se sentó rápidamente y soltó un quejido al sentir un dolor punzante en sus caderas por el movimiento tan rápido.

──Ten cuidado, no quiero que te lastimes más. ──Acercó el medicamento y el café con leche hasta Douma. ──Tómalo, te sentirás mejor.

El rubio obedeció y después de eso ambos comieron el desayuno que Kokushibo había preparado, todo transcurrió con normalidad hasta que al de ojos arcoiris se le ocurrió preguntar algo.

──Koku~. ──Observó al mencionado, el cual estaba comiendo sus últimos bocados del waffle.

──¿Mmh? ──Hizo un sonidito con la garganta indicándole que podía seguir hablando, después se dedicó a tomar el último sorbo de su café americano.

──¿Eras virgen?

Ante esa pregunta el de ojos burdeos escupió el café que tenía en la boca y tosió un poco por la sorpresa.

──¿QUÉ CLASE DE PREGUNTA ES ESA?

──¡Solo quería saber! Puedo saberlo ahora que somos, eh... ¿qué somos?

──No creo que sea el momento para hablar de eso, vístete con algo mejor, puedes elegir lo que quieras de mi clóset, llamaré a Yoriichi para que venga por ti y te lleve a tu casa. ──Dijo con un leve sonrojo adornando sus mejillas para después tomar los platos sucios y dirigirse a la cocina para lavarlos.

Al parecer los papeles habían vuelto a la normalidad; Kokushibo de nuevo era el tímido y Douma era quien hacía comentarios y preguntas vergonzosas.

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