⪩⪨ : second extra
EXTRA : Ser simplemente
novios ya no es suficiente
Dos años habían pasado desde que Douma y Kokushibo formalizaron su relación.
Dos años en los que su confianza y vínculo se fortalecieron, se dieron el tiempo necesario de conocerse más a fondo. Acariciaron con tanto cariño y suavidad las cicatrices del alma del contrario y curaron ciertas heridas que venían arrastrando del pasado.
Pero no solo progresaron respecto a su relación, la cafetería de Douma pasó de ser una de las mejores en la ciudad, a ser una de las mejores en todo el país. O mejor dicho, llegó a ser la mejor del país.
No podía estar más feliz con su pareja y con los logros que había alcanzado gracias a su propio esfuerzo y el apoyo de todos sus seres queridos.
No cambiaría absolutamente nada en su vida, pues era más que perfecta, desde su perspectiva.
[ . . . ]
Douma no podía dejar de temblar por el gran nerviosismo que recorría todo su cuerpo en esos instantes.
Incluso se encontraba al borde del llanto por la emoción, sentía que eso era un sueño, pero definitivamente sería uno de los mejores días de su vida.
El día en que se casaría con su amado Kokushibo.
Vestía un traje confeccionado exactamente a sus medidas, el cual fue realizado por Shinobu Kocho. Este era de un color blanco resplandeciente, no se apreciaba ninguna mancha ni ninguna arruga en él, simplemente era el traje perfecto para ese momento.
Sus cabellos rubios estaban acomodados como siempre, aunque no tan alborotados pues esta era una ocasión especial.
──Douma, ¿estás listo? Tenemos que ir ahora.
El nombrado soltó un largo suspiro y respiró hondo para reducir sus nervios. Después asintió con una leve sonrisa en sus labios y se acercó a tomar la mano de Kotoha.
──Estoy listo, vamos.
Hashibira dió un leve apretón en la mano del rubio como señal de apoyo y después de eso guío a Douma por un largo sendero de pétalos de rosa color blanco.
Luego de caminar por aproximadamente un minuto, pudieron divisar el lugar donde se encontraban el resto de los invitados y su prometido. Enseguida todos se pusieron de pie para recibir a Douma.
Tanto el rubio como la pelinegra sonreían con tanta emoción y felicidad mientras continuaban su camino por aquel sendero de suaves pétalos. Kotoha vestía un adorable vestido de color azul pastel, pero sin duda alguna Douma se robaba toda la atención con su resplandeciente traje tan pulcro.
Algunos de los invitados no pudieron retener más sus lágrimas al ver a dos de sus preciados amigos a punto de unirse en matrimonio.
Ehém, claro que dichos invitados no fueron Daki, Kaigaku y Mitsuri, claro que no...
Un par de segundos después, la de orbes esmeraldas dió un cálido abrazo a su amigo de la infancia y lo dejó en el altar para luego ir a sentarse en su lugar correspondiente.
Kokushibo sentía su corazón latiendo más rápido que nunca, quedó con la boca abierta al ver a su futuro esposo pues lucía tan angelical y divino, definitivamente su belleza era incomparable.
En ese momento, Kokushibo volvió a enamorarse de Douma.
La persona encargada de casarlos comenzó a dar su típico discurso, pero ninguno de los dos le estaban poniendo la debida atención ya que se encontraban admirando la belleza del contrario.
Douma quedó completamente encantado al ver a su novio vistiendo un traje de color negro, al igual que la corbata y una camisa blanca. Admiró cada uno de sus detalles maravillado mientras tenía entrelazadas sus manos con él.
Qué afortunado se sentía por tener a ese hombre como su acompañante por el resto de su vida.
La fresca brisa movía los largos cabellos de ambos, haciéndolos verse un millón de veces más celestiales. Pero eso no era todo, debido a que la boda se realizó al aire libre y a la orilla del mar, un precioso atardecer hacía la escena mucho más romántica y el sonido de las olas chocando entre sí era como una melodía tranquilizadora.
──Kokushibo Tsugikuni, ¿aceptas a Douma como tu legítimo esposo? Prometiendo amarlo, respetarlo y serle fiel hasta el último de tus días.
──Acepto. ──Respondió con una radiante sonrisa sin dejar de ver a los preciosos ojos arcoiris que poseía su amado.
──Douma, ¿aceptas a Koku-
──¡Acepto! ──Habló con euforia antes de que terminase la pregunta, causando unas leves risitas entre los invitados.
En ese momento Yoriichi se acercó cuidadosamente con un cojín blanquecino, en el cual llevaba las sortijas de los dos novios.
Kokushibo fue el primero en tomar el anillo de Douma, el cual era de color dorado y tenía pequeños detalles de diamantes incrustados. Sujetó con cariño y calma la mano derecha de su novio y le colocó la argolla en su dedo anular.
Cabe destacar que ninguno de los dos quitó la sonrisa de su rostro en ningún momento.
Douma admiró tan enamorado su mano por unos segundos y después se dedicó a replicar las acciones del mayor; tomó el otro anillo que se encontraba sobre el cojín y después sujetó con sutileza la mano de su prometido, colocándole la sortija con amabilidad en su dedo anular.
Yoriichi se retiró con elegancia de ahí, susurrando un pequeño «sean muy felices juntos» antes de irse.
──Los declaro oficialmente casados, ¡pueden besarse!
Los ahora esposos no esperaron ni un milisegundos más y unieron sus labios en un largo y apasionado beso, escuchando de fondo los gritos de alegría y emoción de todos los invitados, además de los aplausos y sollozos de los que se habían emocionado de más.
Kokushibo se agachó un poco para poder sujetar bien a Douma y cargarlo estilo princesa, después ambos miraron al frente y sonrieron pues Kyojuro los estaba esperando para tomarles una foto que iría directo a su álbum de recuerdos de su boda.
Rengoku además de ser un magnífico repostero, también era un fotógrafo profesional y por obvias razones él sería el encargado de plasmar e inmortalizar todos los sucesos de ese día.
Oh, y por si se lo preguntan; los anillos plateados que utilizaron cuando solamente eran novios ahora se encontraban dentro de una vitrina, la cual adornaba la sala principal de la casa en la que ambos vivían.
[ . . . ]
Las horas pasaron entre varias felicitaciones y festejos, todos estaban tan entusiasmados por los recién casados.
La noche llegó pero eso no fue impedimento para que la fiesta continuase, aunque ahora la luz de la luna los alumbraba al igual que varias lámparas con luces blancas.
" Love me like you do,
love me like you do.
Love me like you do,
love me like you do.
Touch me like you do,
touch me like you do.
What are you waiting for? "
──WEY, MI CANCIÓN. ──Exclamó con emoción Yoriichi al escuchar la pista musical que se estaba reproduciendo en ese momento.
Love Me Like You Do
⟨ Ellie Goulding ⟩
──Quítate feo, es mi canción y la de mi esposo. ──Habló Kokushibo mientras empujaba a Yoriichi con poca fuerza, haciendo que este cayera sobre la arena pues ya se encontraba algo ebrio y con el equilibrio por el subsuelo.
Douma soltó una risa audible para después abrazar a su pareja por los hombros mientras que este rodeaba su cintura de forma amorosa.
El mayor cantó entre susurros la letra de la canción para que únicamente el rubio pudiese escucharlo, pues esa canción era exclusivamente dedicada a él.
El más bajito no pudo evitar que sus ojitos se cristalizaran ante tan hermosa escena, de verdad que no se había equivocado al elegir a Kokushibo como su esposo.
Douma dió unos pequeños saltitos por la emoción y después sintió los fuertes brazos de su pareja cargándolo, así que se aferró a su cuerpo para evitar caer.
──¡Te amo tanto! ¡Jamás me cansaré de repetirtelo! Te amo, te amaré por siempre, te amaré por el resto de mi vida, te amaré por toda la eternidad. ──Habló entre pequeñas lágrimas el de ojitos arcoiris pues la felicidad ya no cabía en su ser, se sentía más afortunado que nunca.
──¿Ah, sí? Entonces yo me encargaré de siempre amarte un millón de veces más, mi dulce ángel.
El de ojos burdeos besó con todo su amor y cariño los labios del rubio. Kokushibo era tan feliz con aquel chico que alguna vez fue su jefe, pues ahora ambos eran los encargados de dirigir la cafetería que inicialmente fue solo de Douma.
──Me encantas tanto.
──¡QUITENSE, FEOS! ──Gritó Yoriichi y los empujó a ambos, haciendo que cayeran en el mar.
──¡YORIICHI, TE VOY A MATAR!
──¡DOUMA NO SABE NADAR, INÚTILES! ──Kotoha reflejaba preocupación en su tono de voz y en su rostro, pues no quería que algo malo le pasara a su mejor amigo.
──¡LO SÉ! ─Respondió Kokushibo mientras salía del agua con el rubio entre sus brazos, el cual solo se estaba riendo con todas sus fuerzas.
¿Una boda en donde los recién casados y todos los invitados terminen mojados? Nah... ¡Sí! Qué maravilla, definitivamente esa sería la boda soñada de muchos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top