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Kokushibo se encontraba caminando por la calle al lado de su hermano gemelo, quien en varias ocasiones había intentado tomar la mano del mayor pero este lo evitó todas las veces dándole pequeños golpes en la mano cada que se le acercaba.

──¿Ya me dirás a dónde vamos? ──Preguntó el azabache mayor, las sorpresas nunca habían sido de su agrado y tenía un mal presentimiento, pues no sabía a qué lugar lo estaba llevando su gemelo.

──Shh, te dije que es una sorpresa y ya estamos por llegar. ──Respondió Yoriichi, finalmente logró sujetar la mano de su gemelo y la apretó con algo de fuerza para evitar que se alejara.

──QUE ASCO YORIICHI, SUÉLTAME, TE SUDA LA MANO

──¡Oye! No es para tanto, ahora cállate o van a pensar que te estoy secuestrando.

──Literalmente esto es un secuestro, yo no quería venir a donde sea que estamos yendo.

──Eres un llorón. ──Se detuvo en seco mientras Kokushibo lo miraba confundido, después de unos segundos sacó una tira de tela de uno de sus bolsillos. ──Date la vuelta.

──¿Qué?

──So.

──...

──¡Sólo date la vuelta! ──Al mayor de los gemelos ni siquiera le dió tiempo de reaccionar, pues el menor ya le había dado media vuelta y le había colocado aquella tira de tela sobre los ojos, vendando estos para que no pudiese ver nada. ──Ahora no sueltes mi mano o te caerás de culo.

──Tsk. ──Se aferró del brazo de Yoriichi con fuerza, pues definitivamente no quería caerse y hacer el ridículo en público.

Pasaron unos cinco minutos más, hasta que al fin llegaron a su destino; una de las mejores cafeterías de su ciudad. Yoriichi sabía que su hermano nunca iba a aceptar ir a ese lugar, pero él tenía muchísimas ganas de visitarlo y quería ir con su gemelo sí o sí.

──¡Llegamos! Agárrate bien. ──Sintió como el mayor reafirmaba el agarre en su brazo y abrió las puertas del establecimiento, adentrándose ahí junto a su preciado hermano. ──Huele tan bien. ──Olfateó con gusto y disimulo el lugar, en realidad era uno de los olores más agradables que había conocido.

──¡Bienvenidos! Mi nombre es Daki y hoy estaré a su completo servicio, oh, ¿necesita ayuda con su compañero? No se preocupe, ya he ayudado a muchos ciegos antes. ──Sonrió ampliamente la chica de cabellos negros, sujetando suavemente la mano libre de Kokushibo.

Yoriichi quería soltar una de las mayores carcajadas de su vida, pero se contuvo y solo dejó salir una risita. ──Él no es ciego, solo le vendé los ojos porque hoy es su cumpleaños y quería traerlo aquí como una sorpresa. ──Explicó pero una pequeña parte de eso era mentira; en realidad hoy no era el cumpleaños de Kokushibo.

──¿Ah? ──La pelinegra soltó tímidamente la mano del contrario, después los guió con cuidado a una mesa para que se sentaran. Una vez ya sentados, Daki volvió a hablar. ──¿Hoy es su cumpleaños? ¡Muchas felicidades! Permítanme un momento, hay una sorpresa especial que damos aquí, en unos minutos estará lista. Mientras esperan, pueden elegir sus bebidas. ──Dejó dos menús sobre la mesa para después hacer una pequeña reverencia y retirarse.

──¿Qué carajos fue todo eso? ──Finalmente habló Kokushibo pues unas náuseas se hicieron presentes desde que entró a aquel lugar por el olor tan dulce que había ahí. Se retiró la venda de los ojos sin siquiera preguntar si podía hacerlo o no, dándose cuenta de que se encontraba en una cafetería. ──¿Últimas palabras, hermanito?

──Oye, oye, oye, ¿escuchaste lo que dijo la mesera? Te traerán una sorpresa, en vez de querer matarme deberías agradecerme.

──Sabes que odio estos lugares, sabes que no hay algo que odie más que las cosas dulces, eres un idiota... Y sabes que también odio las sorpresas.

Yoriichi soltó un suspiro pesado, se sentía culpable por haber llevado a su hermano a ese lugar sabiendo que no le gusta nada de eso, pero se limitó a sonreír suavemente cuando la misma chica de antes volvió a acercarse a su mesa. ──¿Están listos para ordenar?

──Síp, nos gustaría pedir un batido de vainilla y un café americano, solo eso, gracias. ──Dijo el menor y Daki lo anotó en la pequeña libreta que llevaba con ella, les dedicó otra reverencia y se retiró nuevamente.

──Al menos pediste algo sin azúcar para mí. ──Mencionó Kokushibo mirando la mesa para que su gemelo no se diera cuenta de la pequeña sonrisa en su rostro.

──Sé que estás sonriendo, tonto, no tienes por qué intentar ocultarlo. ──Soltó una risita al escuchar un bajo quejido de su hermano por ser descubierto. Amaba demasiado al azabache sentado frente a él y sabía que él también lo amaba así, aunque no lo demostrara tan seguido.

──¿¡Dónde está el cumpleañero!? ──Preguntó, casi gritándolo, un rubio con una enorme sonrisa en su rostro. ──¿Eres tú, verdad Kokushibo? ──El mencionado lo miró con una mezcla entre confusión y miedo.

──¿Y tú quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre?

──Esa es una buena pregunta. ──El de ojos arcoiris soltó una risita mientras hacía una leve reverencia ante los gemelos. ──Soy el dueño de esta cafetería, Douma, es un placer atenderlos, ¿son gemelos? ¡qué lindo! no lo había notado, ah, lo siento si soy muy hablador, es algo que llevo en la sangre. ──Dijo admirando la belleza de los dos jóvenes sentados en aquella mesa, nunca había atendido a gemelos y le emocionaba eso. ──En realidad son lindos, ¡ay! discúlpenme, venía a esto...

Hizo una pequeña señal hacia la cocina del establecimiento, Daki lo observó y dió la orden a dos de sus meseros de que fueran a entregar lo que les pidió. En cuestión de segundos ya había sobre su mesa un pequeño pastel con un "Feliz cumpleaños:)" escrito en él y otro de los meseros dejó una pequeña cajita delante de Kokushibo, lo cual él supuso que sería un regalo.

Daki fue la última en acercarse, dejando ambas bebidas que anteriormente habían pedido sobre la mesa. ──¡Feliz cumpleaños! Esperamos que tengas un día genial. ──Se acercó a darle un ligero abrazo al supuesto cumpleañero para después retirarse.

──Esto es un regalo que me gusta darle a mis clientes, no tienen que pagar nada, solo sus bebidas. ──Sonrió ampliamente Douma mientras acariciaba delicadamente los cabellos de Kokushibo, quien no sabía cómo reaccionar ante todo lo que estaba pasando. ──Ah, ¡lo siento! Debo volver a trabajar, disfruten su comida. ──Hizo una reverencia y dió media vuelta dispuesto a irse, pero una mano en su muñeca derecha lo hizo detenerse, por lo que los miró confundido. ──Uhm, ¿pasa algo?

──Eh, sí, quisiera hablar contigo sobre algo. ──Kokushibo se levantó de su asiento mientras que su hermano lo veía con asombro, no sabía qué es lo que su gemelo iba a hacer.

──A-ah, por supuesto, ¡sígueme! ──Douma sin duda estaba nervioso por la presencia tan imponente del azabache pero no dejó que su sonrisa tan característica de él desapareciera. En cuanto el contrario soltó su muñeca lo guió hasta su oficina, dejándolo entrar para después cerrar la puerta detrás de él. ──D-dime, ¿qué sucede?

Pequeño espacio para dar créditos a -minyeol por haber diseñado la portada y los separadores, ¡muchísimas gracias por tu hermosísimo trabajo! ♡

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