⪩⪨ : nineteen ( +18 )







Kokushibo disfrutaba de escuchar al pequeño rubio gemir ante sus delicados toques, no se necesitaba mucho para escucharlo rogando por más.

La ropa comenzó a ser un estorbo, por lo que el pelinegro se encargó de dejar desnuda la parte superior del cuerpo de Douma y se detuvo unos cuantos segundos para admirar la maravillosa imagen que tenía debajo de él.

──¡Kokushibo! ¡No mires tanto! ──Dijo intentando cubrirse torpemente con sus manos. ──No es justo que yo esté así mientras tú sigues completamente vestido.

──Entonces quítame la ropa.

Esas simples palabras fueron suficientes para hacer que el rubio se excitara por completo y dejara a un lado la timidez.

Con rapidez se colocó sobre Kokushibo y quitó todas sus prendas en cuestión de segundos, dejándolo solamente con sus boxers.

──¿Qué se supone que debería hacer ahora? ──Preguntó con diversión mientras acariciaba lentamente su abdomen, después bajó su mano hasta el miembro del mayor, el cual ya se sentía duro.

──Deja de hacer tantas preguntas y solo hazlo. ──Sujetó su mentón bruscamente para unir sus labios en un beso con un ritmo acelerado, separándose después de varios segundos.

Douma finalmente retiró los bóxers del pelinegro y miró con lujuria su gran miembro erecto, lo tomó con una mano sin pensarlo dos veces y comenzó a lamerlo lentamente.

Kokushibo soltaba pequeños jadeos de vez en cuando, estaba empezando a desesperarse.

──Abre la boca. ──Ordenó con voz ronca y el de ojos arcoiris obedeció inmediatamente.

Fue ahí cuando el de ojos burdeos introdujo todo su miembro en la boca del rubio, sujetando sus cabellos con fuerza para mover su cabeza en un vaivén acelerado.

Para Douma era imposible quedarse callado, soltaba varios jadeos y gemidos ahogados mientras seguía moviéndose para satisfacer al mayor.

El simple hecho de estar chupando el pene de Kokushibo lo hacía ponerse tan caliente, por lo que sacó rápidamente el miembro de su boca para poder hablar. ──Koku~ Eres tan injusto, yo también quiero que me hagas sentir bien.

El mencionado soltó un gruñido al dejar de sentir la cálida boca del menor, pero de igual manera no dudó en deshacerse de las prendas faltantes de Douma, dejándolo completamente desnudo.

──Te haré sentir más que bien.

Fue lo último que dijo antes de separar las piernas de Douma con sus manos, dejando expuesta su preciosa entradita, haciendo que Kokushibo se relamiera los labios.

Sin dudarlo, se acercó a esa zona y dió varias lamidas largas y lentas, probando atentamente ese sabor tan agradable que poseía el rubio.

Después de unos minutos, introdujo su lengua y la movió rápidamente, haciendo que el de ojos arcoiris soltara varios gemidos altos mientras rogaba por más.

Kokushibo lamió tres de sus propios dedos hasta dejarlos llenos de saliva por completo y después introdujo uno de estos en la entradita del rubio.

Los gemidos del menor solo aumentaron al sentir ese dedo invadiendo su interior. Después de unos segundos el pelinegro introdujo un segundo dedo, haciendo movimientos de tijeras para expandir más el interior del contrario.

Un par de minutos después introdujo el tercer dedo con cuidado, mirando atentamente cada expresión que hacía el dulce chico debajo de él. No quería hacerle daño, solo quería hacerlo gritar del placer.

En cuanto notó que se acostumbró a los tres dedos dentro de él, comenzó a moverlos rápidamente, escuchando las súplicas de Douma pidiéndole que fuese más lento.

Pero Kokushibo hizo caso omiso, en lugar de obedecer hizo sus movimientos aún más rápidos, logrando que el rubio llegue a su tan esperado orgasmo, corriéndose sobre su propio abdomen.

──¿Tan rápido terminaste? Esto apenas está comenzando, Dou. ──Se posicionó entre sus piernas y empezó a frotar su propio miembro contra su entradita, fingiendo fuertes embestidas pero aún sin entrar en él.

──¡Hazlo ya~!

──¿Mhm? ¿Qué quieres que haga?

──Ah~ No seas tonto~ S-sabes a lo que me refiero. ──Douma se encontraba totalmente desesperado y Kokushibo disfrutaba de eso.

──No sé a qué te refieres, sé más directo. ──Fingió una embestida más brusca que las anteriores, sacándole un par de fuertes jadeos al rubio.

──¡Metemela! ¡Q-quiero que me folles de una vez!

No tuvo que repetirlo dos veces, Kokushibo entró en el de una fuerte estocada haciendo que Douma suelte varios gemidos altos, sintiéndose aún más caliente que antes.

Solo unos cuantos segundos fueron suficientes para que el rubio se acostumbrase al gran miembro del pelinegro en su interior, así que este comenzó a moverse rápidamente y de manera un poco salvaje.

Un gemido más agudo y fuerte que los demás le avisó al de ojos burdeos que había dado con su punto dulce, el mayor sonrió de lado al descubrir ese lugar y comenzó a dirigir todas sus embestidas a ese punto, haciendo que Douma no pudiese hacer nada más que gemir con todas sus fuerzas.

──¡A-ah~! ¡Koku~! ¡M-me voy a v-venir!

El pelinegro sujetó con firmeza el miembro del rubio para masturbarlo al mismo ritmo de las embestidas, haciendo que unos cuantos segundos después se corriese por segunda vez, manchando su mano en esta ocasión.

Kokushibo se detuvo y lamió su mano con lentitud, deleitándose con el dulce sabor del semen del menor.

──Tan dulce, tal y como lo esperaba. ──Se recostó boca arriba a lado del pequeño cuerpo del rubio, mirándolo expectante para después hacerle una seña para que se suba sobre él. ──Montame.

Douma se sentía algo débil después de haberse corrido dos veces, pero eso no fue impedimento para que se colocase sobre Kokushibo.

Rápidamente introdujo el miembro del mayor en su entrada y comenzó a dar pequeños pero rápidos saltitos, gimiendo por todo el placer que sentía y por la vista tan caliente que tenía del pelinegro.

Unos minutos después, el mayor sujetó las caderas del de ojos arcoiris y lo levantó un poco, inesperadamente comenzó a mover rápidamente su pelvis, embistiendo con mucha fuerza al menor.

Douma se sentía en el mismísimo paraíso, nunca nadie le había hecho sentir tanto placer junto y él solo pudo cerrar sus manos con fuerza, rasguñando el pecho de Kokushibo en el proceso.

El pelinegro estaba haciendo mucho para darle placer, así que el rubio quiso devolverle el favor por lo que se acercó a su cuello y comenzó a repartir varios besos húmedos en este, al igual que dejó varias mordidas suaves y marcas que apenas se notaban.

──No te contengas.

Kokushibo ya sabía que a Douma le gustaba ser tratado de manera brusca, por lo que era deducible que también le gustaba ser follado de esta forma.

Jaló sus cabellos con fuerza hacia atrás para poder darle atención a su cuello; lamió, mordió y marcó este de todas las formas posibles, dejando en claro que Douma ahora le pertenecía.

El pelinegro aumentó aún más el ritmo de las embestidas y el rubio no pudo soportar más, se corrió por tercera vez sobre el abdomen del contrario y soltó varios gemidos provocativos contra el oído de este.

Escuchar a su pequeño rubio jadeando y gimiendo su nombre en su oído fue suficiente para hacer que Kokushibo se corriese en el interior de Douma.

El menor se recostó sobre el pecho del más alto, tratando de regular su respiración pero antes de lograrlo por completo, sintió un fuerte apretón en su trasero.

──Aún no hemos terminado, ponte en cuatro.

Douma adoraba que lo dominaran, le encantaba que lo hicieran sentirse como todo un sumiso así que obedeció con gusto la indicación de Kokushibo; se colocó rápidamente en la posición mencionada y abrió sus piernas lo más que pudo, listo para recibir al mayor.

El pelinegro se colocó rápidamente detrás de él y sujetó sus caderas con fuerza, dejando sus dedos marcados en estas para después entrar de una sola estocada, comenzando a moverse de manera salvaje.

Unos minutos después, Kokushibo recargó su pecho contra la espalda de Douma y recargó su mentón en el hombro derecho del rubio, dejándole escuchar sus suaves pero roncos gemidos.

De nuevo comenzó a masturbar al más bajo, moviendo su mano y su pelvis lo más rápido que podía haciendo que Douma se corriese por cuarta vez, en esta ocasión haciéndolo sobre las mantas.

Para este punto, el de ojos arcoiris ya se encontraba llorando por todo el placer que sentía, sus piernas estaban temblando demasiado por el cansancio y Kokushibo notó eso, es por esta razón que se levantó de la cama y lo cargó, haciendo que Douma lo abrazara por el cuello y rodeara su cintura con sus piernas.

El pelinegro lo recargó contra una pared, ya ahí volvió a embestirlo con rapidez y brusquedad, esta vez atacando sus labios en un beso acelerado.

Se separó de sus labios por unos momentos y lo miró a los ojos, la vista que tenía frente a él era simplemente espectacular; Douma tenía sus hermosos ojos llenos de lágrimas por tanto placer que recibía de Kokushibo, sus cabellos estaban ligeramente pegados a su frente gracias al sudor, sus labios rojizos por la brusquedad de sus besos dejaban salir varios gemidos que volvían loco al Tsugikuni.

Ese tonto lo tenía a sus pies.

Ambos sintieron un hormigueo en la parte baja de sus estómagos, lo cual indicaba que estaban cerca del orgasmo de nuevo.

Douma no podía dejar de gemir y gritar el nombre del mayor, no podía concentrarse en otra cosa más que en el enorme placer que recibía de él.

Sin previo aviso, clavó sus uñas en la nuca del más alto, rasguñando el área con un poco de fuerza pero eso solo provocó que Kokushibo se calentara más.

Douma juntó las frentes de ambos y miro fijamente sus ojos sin poder silenciar todos los sonidos obscenos que salían de sus labios.

Cerró los ojos con fuerza, sintiendo el climax cada vez más cerca y Kokushibo se movió aún más rápido al notar esto.

──¡A-ah~! ¡Más! ¡Más! ¡No t-te detengas! ¡Koku~! ¡Mhm! ¡Estoy! ¡Ah~! ¡E-enamorado de ti~! ──Confesó entre gemidos y lágrimas de placer, corriéndose finalmente entre los cuerpos de ambos.

Un brillo se hizo presente en los ojos de Kokushibo, quien sintió una agradable sensación inundar todo su cuerpo al escuchar aquella confesión.

Juntó sus labios una vez más en un beso brusco pero lleno de cariño, separándose cuando la falta de oxígeno se hizo presente.

──Mhn~ También ah~ Estoy e-enamorado de ti, Douma. ──Dijo antes de correrse por segunda vez en su interior, haciendo que el rubio volviese a gemir al sentir la semilla del mayor llenandolo.

Kokushibo sacó su miembro del interior del más bajo, el cual sintió aquel líquido caliente escurriendose por sus piernas.

El mayor lo recostó suavemente sobre la cama para después abrir sus piernas y acercarse a su entradita, lamiendo esta varias veces hasta dejarla completamente limpia.

Pero el de ojos burdeos no se iba a detener ahí, metió su lengua de nuevo en ese lugar y la movió de manera lenta, saboreando cada rincón del rubio, el cual solo podía gemir débilmente debido al cansancio.

Inesperadamente se alejó de Douma, acostándose sobre la cama.

──Mmh, supongo que ya es hora de dormir, ¿no crees? ──Preguntó con un leve toque juguetón el pelinegro.

──¡N-no~! ¡No! No me puedes dejar así, primero haz que m-me corra~.

──Ya te corriste muchas veces, además, tú solito puedes masturbarte. Buenas noches.

──¡Kokushibo Tsugikuni! No quiero hacerlo yo mismo, ¡por favor! Q-quiero que me ayudes. ──Hizo una carita de súplica para su mayor, tocando levemente su cuerpo debido a la calentura que sentía. ──T-te necesito, Koku~.

No pasó ni un segundo y el pelinegro ya lo estaba embistiendo salvajemente de nuevo, tornando sus embestidas incluso más bruscas que las anteriores. ──Ah~ así me gusta, que me ruegues como la perrita necesitada que eres. ──Palmeó fuerte y repetidamente su suave y esponjoso trasero hasta que la piel de ese lugar se coloreó de un rojo intenso.

A decir verdad, a Douma le encantaba y le calentaba aún más que Kokushibo le hablase de esa manera; definitivamente ambos eran unos pervertidos y cumplían los fetiches del otro.

Parecía como si se complementaran entre ellos, y no solo de manera sexual.

No pasó ni un minuto y el rubio ya se había corrido nuevamente, él mismo ya ni sabía cuántas veces había terminado, lo único que sabía era que el pelinegro de verdad sabía complacerlo.

Kokushibo sí que se lo follaba tal y como a Douma le gustaba.

──¿Ya has acabado de nuevo~? Eres tan sensible, yo apenas me he corrido dos veces.

──¡C-callate~! ¡Ah~! ¡No es mi culpa q-que me pongas así! ──El de ojos arcoiris ya no tenía fuerzas para nada, así que se quedó completamente quieto sobre la cama, aún sintiendo una sensación de placer recorriendo todo su cuerpo. ──E-eres el primero que me folla así de brusco~ Eres todo u-un salvaje, Koku~.

──No es mi culpa que seas un calenturiento. ──Se acostó a lado de Douma y los cubrió a ambos con las mantas, después abrazó al rubio con suavidad mientras este se acurrucaba contra el mayor para estar más cómodo. ──Eres un jodido ruidoso... Pero me encanta, me encanta escucharte y verte tan sensible, justo ahora podría solo acariciarte y te vendrías de nuevo.

──¡KOKUSHIBO!

Kokushibo soltó una risita y Douma solo quería patearlo para que se callara, pero también se sentía feliz al escucharlo reír.

Ambos se sentían tan felices en ese momento.

El menor dejó un piquito sobre los labios del mayor, el cual fue dado y recibido con mucho cariño.

No tardaron en quedarse dormidos, pues los dos habían quedado agotados después de todo lo que hicieron.

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