⪩⪨ : five
Kokushibo no sabía cómo reaccionar, no sabía si sorprenderse, enojarse, avergonzarse, ponerse feliz, sujetar a Douma por la cintura o jalarlo de los cabellos para alejarlo, así que solo se mantuvo estático mirándolo inexpresivamente.
Sin aviso alguno, se levantó rápidamente de ahí, tirando a Douma al suelo.
──¡Auch! ¡Oye! ¡Eso dolió! ──Se quejó el rubio mientras se levantaba del suelo y sobaba su trasero. ──¿Entonces?
──¿Entonces qué? ──Se limpió la boca con una de las mangas de su suéter, aún seguía procesando la situación.
──¿Te gustó? ──El rubio era sin duda alguna un desvergonzado en todo su esplendor.
Kokushibo no sabía qué responder ante aquella pregunta, sinceramente no sabía cómo interpretar el remolino de emociones que estaba sintiendo en ese momento. ──Yo... No lo sé. ──Fue lo único que pudo murmurar, cualquiera hubiese jurado que respondería agresivamente en lugar de hacerlo con confusión.
──¿Mhm? Oh~ ¡Mira el lado bueno! Entonces existe la posibilidad de que te haya gustado, ¡déjame intentarlo de nuevo! ──Se acercó rápidamente y antes de volver a unir los labios de ambos en un beso, el pelinegro empujó toda su cara con una mano.
──¿¡QUÉ TE PASA!? ESE FUE MI PRIMER BESO, HIJO DE-
──¿QUÉ? ──Douma lo sujetó por los hombros para mirarlo directamente a los ojos. ──¿De verdad fue tu primer beso?
El mayor solo rodó los ojos y asintió con la cabeza, caminando un par de pasos hacia atrás para alejarse. ──Odio cualquier cosa que sea dulce, me empalago fácilmente y tampoco me gustan las personas con una personalidad así, me parecen irritantes.
El menor por solo un año sonrió levemente, ahora tenía una nueva meta en mente: hacer que a Kokushibo le gusten las cosas dulces.
──Bueno, será un gran reto tenerte como empleado aquí, pero no estoy dispuesto a perderte. ──Sacudió un poco sus ropas antes de dirigirse a la puerta de su oficina. ──¿Quieres un café americano? traeré uno para ti, espera aquí, mientras ve leyendo ese libro porque tu trabajo de hoy será aprender a hacer postres básicos. ──Salió de ahí para buscar el desayuno de ambos.
Kokushibo solo volvió a sentarse y empezó a leer el libro de nuevo, fácilmente podría arrojarle el dinero en la cara a ese tipo y no volver nunca, pero se seguiría sintiendo culpable por haber mentido sobre su cumpleaños, así que no le quedaba de otra.
Él era una persona inteligente, por lo que ya había memorizado unas cuantas recetas pero su estómago comenzaba a doler, tenía náuseas, pues el simple hecho de ver las ilustraciones de los postres le provocaba desagrado.
Unos minutos después, su ahora jefe se encontraba con su bebida ahí.
──Toma, un café americano, obviamente sin azúcar. ──Le entregó el vaso lleno de ese líquido, el cuál emanaba un muy buen olor.
El pelinegro dudó un poco por las últimas palabras del rubio, pero no podía ser tan grosero y dejar el café ahí, así que sin más, tomó un pequeño sorbo.
──¿Qué tal est-
No pudo terminar la oración pues Kokushibo había escupido el café en su rostro, saliendo de ahí para ir al baño a lavarse la boca, no sin antes gritarle. ──ESA MIERDA TENÍA AZÚCAR, NO CREAS QUE SOY TAN IDIOTA.
Douma solamente se rió un poco, pues sabía que él mismo se había ganado eso por haber puesto azúcar en el café del contrario. Soltó un largo suspiro para después ir al baño también, el único detalle era que él no se lavaría solo la boca, él tenía que lavarse la cara completa.
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