⪩⪨ : fifteen
Los minutos pasaban y ninguno de los dos había podido conciliar el sueño, ambos estaban completamente sumergidos en sus pensamientos.
Por un lado, estaba Kokushibo, quien no podía dejar de sentirse algo triste por tener que despedirse de ese trabajo al que le había agarrado cariño, aunque no lo confesara públicamente.
Había encontrado un lugar en el que se sentía libre, esa cafetería tenía algo mágico pues había cambiado la percepción del pelinegro hacia las cosas dulces. Ya no las odiaba como antes, incluso le gustaban y era de su agrado preparar postres para los clientes, para los demás empleados, para su hermano y para él mismo.
Es como si en ese lugar pudiese ser quien realmente es, en ese lugar podía salir su verdadera personalidad, la cual llevaba escondiendo por bastantes años debido a su temor hacia el rechazo... Y ni siquiera Kokushibo sabía que estaba escondiendo a su “verdadero yo”.
Ya que esos eran sus últimos días en la cafetería, al menos debería atreverse y soltarse más, ¿no? Al menos debería permitirse ser realmente feliz y dejar que las emociones fluyan libremente por todo su cuerpo, al fin se sentía preparado para mostrarse al mundo tal y como es.
El de ojos burdeos suspiró con cansancio, finalmente se sentía menos abrumado así que procedió a relajarse para lograr dormir.
Mientras que por otro lado, se encontraba Douma. ¿Por qué le angustiaba tanto la idea de que Kokushibo renuncie? A decir verdad, sabía que este momento llegaría sí o sí, pero se había acostumbrado tanto a ese pelinegro gruñón.
Amaba molestarlo, le encantaba obtener esas reacciones del mayor, también disfrutaba de su compañía y adoraba enseñarle a preparar postres nuevos. Tenía que admitir que extrañaría muchísimo su presencia en la cafetería.
De un segundo a otro, abrió los ojos de golpe al darse cuenta de algo... ¿Se había enamorado de Kokushibo?
Comenzó a agobiarse al estar envuelto entre tantas preguntas sin respuesta; ¿por qué no podía describir todo lo que le causaba ese chico? ¿en qué momento empezó a sentirse así? ¿eso realmente era amor o solo un capricho? ¿por qué no había sentido nada de eso con ninguna de sus parejas anteriores?
No, no, no y no, simplemente no podía ser verdad, él no podía estar enamorado de Kokushibo, el jamás podría enamorarse, ¿o sí? No, era imposible.
Pero, como ya es bien sabido, Douma no es para nada tonto, estaba totalmente consciente de que su rechazo a la idea de enamorarse provenía de sus temores, los cuales sabía esconder muy bien a través de su personalidad eufórica pero ya era hora de admitirlo... Él también le tenía mucho miedo a que rompiesen su corazón pues aunque no lo parezca, este era muy delicado.
Jamás se permitió formar algo duradero con alguien, prefería simplemente tener parejas temporales ya que se aburría con rapidez porque nadie lo “llenaba” por completo. Pero, otra razón por la que no había durado más de un mes con nadie es porque él botaba a sus parejas cuando comenzaba a tener sentimientos más fuertes, era como un mecanismo de protección que hacía inconscientemente.
Kokushibo y Douma eran tan diferentes, pero había algo que ambos tenían en común; su tonto miedo a enamorarse y salir lastimados.
El rubio se sentó sobre su cama improvisada y jadeó al sentirse agobiado por todos los pensamientos que lo estaban atacando en ese momento, haciendo que Kokushibo lo mire algo somnoliento.
──¿Pasa algo? ¿No puedes dormir? ──Soltó un gran bostezo mientras encendía la luz para no volver a caer en los brazos de Morfeo.
──Ah~ No es nada, solo estoy un poco sediento, ¿podrías traerme un vaso con agua?
El Tsugikuni hizo un sonidito de afirmación con la garganta, así que fue hasta la cocina solo para llenar un vaso con agua y llevárselo al rubio.
Una vez ya en la habitación, el de ojos arcoiris bebió todo ese líquido, quedando satisfecho ante la sensación refrescante y relajante.
──Gracias, supongo que es hora de seguir durmiendo. ──Dejó el vaso sobre la mesita de noche que Kokushibo tenía a lado de su cama y se envolvió entre sus mantas, acomodándose para dormir.
El pelinegro apagó la luz e hizo lo mismo, se acostó y se puso en una posición cómoda para continuar con su descanso.
Pero, minutos después volvió a ser interrumpido por el rubio, el cual se había acostado en la cama a lado de él.
──¡DOUMAAAAA!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top