発情期
★ : WARNINGS + DATA
ㅤ• Omegaverse, Kokushibo alfa y Douma omega.
ㅤ• Se sigue la línea temporal del manga, sin embargo hay grandes cambios en la personalidad de los personajes.
ㅤ• Douma con sentimientos.
ㅤ• +18 ;; hard sex, blood, sadomasoquismo, agorafilia, dacrifilia, entre otras parafilias que se mencionaran de manera más leve.
ㅤ• Estos elementos estarán presentes durante toda la obra, si hay algo que te desagrade o incomode, pido de favor que te abstengas de leer y/o dejar malos comentarios, gracias.
HEAT : KOKUSHIBO × DOUMA
ONE — SHOTㅤ╱ㅤ+18
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Dentro de una de las miles de habitaciones de la fortaleza infinita, un apuesto rubio de larga y sedosa cabellera, poseedor de unos distintivos ojos idénticos al arcoiris se encontraba sentado sobre las firmes piernas de su novio, el cual era un demonio llamado Kokushibo.
O mejor conocido en ese lugar como la Luna Superior Uno.
La relación de estos dos comenzó gracias al insistente omega con olor a menta y vainilla, combinado con un poco de durazno. Dicho demonio siempre solía acercarse al mayor para hablar de cualquier tema trivial, por más estúpido que fuera. Y Kokushibo, como buen discípulo de su respetable señor Muzan Kibutsuji, tenía que aguantar al rubio pues, al ser el único omega entre las Lunas Superiores, el Rey de los Demonios les tenía prohibido a todos tocarle aunque sea solo un cabello. Era como su protegido.
Douma siempre se aprovechaba de dicho privilegio, le encantaba molestar a los demás Kizuki, en especial a un alfa de cabellos cortos y rosados. Tenía una gran fascinación por ver su rostro transmitiendo rabia pura y frustración al saber que no podía hacer nada, solo quejarse y maldecir, ¡qué divertido!
Pero, un día, dejó de parecerle tan atractivo el hecho de molestar a Akaza y comenzó a llamarle más la atención la Luna Superior Uno. No iba a desaprovechar su preemencia otorgada por su señor, podía hostigar a aquel demonio espadachín por todo el tiempo que quisiese sin temer a salir lastimado.
Solo que, no contaba con que Kokushibo iba a ser tan receptivo con él, este nunca se negó a escuchar sus largos sermones sobre cómo cuidar mejor de su extensa cabellera y filosas garras. Y el de cabellos rojizos no solo lo escuchaba en silencio, a veces también se atrevía a aportar cortas frases a la conversación.
Su alfa interno se sentía cómodo ante la presencia del demonio con técnicas heladas, si tuviese que poner un ejemplo, definitivamente mencionaría a un pequeño cachorro agitando su cola de un lado a otro irradiando una inmensa felicidad.
Y así siguieron pasando los meses, tiempo en el cual ambos forjaron una relación más cercana e íntima, hasta el punto en que se percataron de que estaban enamorados y dieron paso a una relación amorosa entre ellos. Relación que fue aceptada de “buena” manera por su señor y por las demás Lunas Crecientes, pues, no era algo relevante para ellos, pero aún así debían informarlo.
Volviendo a la actualidad, el demonio poseedor de brillantes orbes arcoiris se sentía tan debilitado, no tanto como para llegar a ser derrotado por un cazador de rango Kinoe, pero sí lo suficiente como para no estar de fastidioso como era habitual. Y todos los demás alfas agradecían eso.
El dueño de tres pares de ojos con esclerotica roja e iris amarillenta simplemente masajeaba la espalda del demonio al que había reclamado como suyo, repitió esta acción una y otra vez, con el propósito de al menos lograr que su adorado omega no se sintiese tan fatigado.
Douma hundió su nariz entre la unión del cuello y los hombros del más alto, olfateando muy de cerca su aroma a sidra con chocolate amargo y un leve pero invasivo toque de tabaco. Se sintió en calma por unos segundos, hasta que un gran calor invadió todo su cuerpo.
Al inicio se sintió tan extraño, por unos momentos creyó que se había enfermado gravemente hasta que recordó que era un demonio, fue ahí cuando cayó en cuenta de lo que le ocurría.
──Kokushibo-Dono, mi celo... ──Murmuró en el oído del mencionado con una voz suavizada y empalagosa tratando de atraer más a su alfa, sentía la necesidad de estar mucho más cerca de él.
A pesar de que no era el primer celo de Douma, sí era el primer celo que pasaba en compañía de Kokushibo, ¿por qué tenía que pasarle justo antes de comenzar una importante reunión con su señor Muzan?
Inconscientemente movió sus caderas sobre el miembro de la Primera Superior, buscando tener más contacto para saciar su intensa necesidad causada por la calentura. Poco a poco este fue reaccionando, endureciéndose ante los lascivos movimientos circulares del rubio.
Un gruñido se escuchó por toda la habitación y después sintió el fuerte agarre de un par de manos sobre sus caderas, el pelirrojo lo detuvo, pues, aunque tenía tantas ganas de follarselo y ayudarlo a aliviar los síntomas causados por su celo, no podía. Tenían que comportarse ante su líder, el cual no tardaba en llegar.
El demonio de menor rango cerró los ojos con frustración mientras que pequeños balbuceos y quejidos sin sentido salían de su boca, no podía evitar gimotear debido a que cada segundo la calentura en su cuerpo aumentaba enormemente. Miró con desespero a su pareja y mordió con necesidad su propio labio inferior, intentando persuadirlo para tener al menos una ronda en aquel lugar.
──Kokushibo-Dono, te necesito tanto justo ahora, te lo rue—
Sus palabras fueron cortadas por una grave nota de biwa, acto seguido todas las Lunas Crecientes se encontraban postradas frente a su creador.
──El señor Muzan ha llegado.
Kibutsuji notó inmediatamente que algo no estaba bien con su Luna Superior Dos, no fue difícil deducir que su celo estaba comenzando pues tenía pequeñas gotas de sudor en su frente, jadeaba con necesidad y su aroma era mucho más empalagoso e intenso de lo usual.
──La Sexta Creciente ha sido derrotada. Kokushibo, encárgate de Douma, no quiero que me dé molestias ni que me interrumpa mientras doy mi informe.
──Sí, mi señor.
Con una velocidad digna de la Primera Superior, soltó el obi de su kimono para que este pudiera abrirse, después tomó rápidamente al rubio y lo sentó sobre su regazo. Finalmente volvió a cerrar su kimono de patrones negros y violetas, logrando envolver por completo a Douma. En esos momentos de verdad agradecía que su kimono fuese lo suficientemente grande para poderlos cubrir a ambos.
Muzan comenzó a dar su discurso, pero la Creciente Número Dos no podía prestar atención, solo podía concentrarse en el gran calor y la humedad que empezaba a sentir en su parte baja.
De nuevo se movió sobre la entrepierna de su novio, dándose cuenta de que ya se encontraba duro por completo. Levantó su rostro y miró con los ojos cristalinos al pelirrojo, rogándole con la mirada que lo ayudase.
──Te ayudaré, pero necesito que te mantengas en silencio, cariño.
Susurró Kokushibo antes de dejar un tierno beso sobre la frente de su omega, después bajó su mano derecha hasta los glúteos del menor y apretujó estos con fuerza, escuchando un gemido ahogado de su parte. Sin esperar mucho, metió dicha mano por debajo de las prendas inferiores del rubio y tanteó su trasero, dándose cuenta de que se encontraba bastante húmedo a causa de su lubricante natural.
Sin pensarlo dos veces, introdujo con fuerza tres de sus dedos en el interior de Douma, los cuales entraron con facilidad y sin provocarle ninguna molestia. El de orbes arcoiris mordió con todas sus fuerzas el cuello de su pareja para evitar gritar de placer, al hacer esto le causó una herida profunda pero en cuestión de segundos se regeneró por completo.
──A-ah, más, más, más rápido~
Y como buen alfa que era, obedeció a su pequeño y tornó los movimientos de su mano bastante salvajes, entrando y saliendo con rapidez mientras veía a Douma sufriendo por no poder gemir como se debía.
Akaza miró con desagrado aquella escena, el aroma de Douma junto al de Kokushibo ya había infestado todo el lugar de la reunión y le molestaba de sobremanera que fuesen tan imprudentes como para realizar ese acto frente a su amo.
Pero a Kibutsuji parecía no importarle en absoluto.
En un movimiento profundo Kokushibo acertó en el punto dulce del rubio, el cual sin poderlo evitar soltó un pequeño grito de placer, ganándose toda la atención de las demás Lunas presentes.
Ugh, deberían sentirse avergonzados por las miradas de sus compañeros sobre ellos... No sentirse más excitados por eso.
Ante esto, el de seis ojos hizo sus movimientos aún más bruscos. Sentía varias gotas de líquido preseminal saliendo de la punta de su pene erecto, deseaba con todas sus fuerzas penetrar a su adorado novio y la idea de hacerlo frente a los demás demonios inferiores a él solamente lograba ponerlo más caliente. Quería que todos se enteren del gran placer que puede hacerle sentir a Douma, quería que viesen las muecas de gozo de este mientras recibía su gran miembro por completo, deseaba con tanto anhelo que aquellos demonios escuchasen la manera en que el rubio gemía, y todo gracias a él.
Unos fuertes rasguños en sus hombros lo hicieron salir de sus pensamientos; a su querido omega le gustaba beber de su sangre cuando estaba a punto de llegar al clímax, eso es algo que había notado con rapidez desde las primeras veces que tuvieron encuentros sexuales.
Sin hacer esperar más a la Superior Dos, movió su kimono a un lado, dejando su hombro izquierdo descubierto y ofreció este para que el contrario extrajera toda la sangre que deseara.
Acción que Douma realizó inmediatamente, clavó sus largos colmillos en la piel del mayor y succionó una leve cantidad de sangre mientras sus gemidos se volvían cada vez más sonoros. Kokushibo no iba a desistir por completo de su anterior idea, así que curveó un poco sus dedos en el cálido interior del omega y aumentó al máximo la velocidad, haciendo que el de cabellera rubia soltase un gran gemido de placer y terminase llegando al orgasmo.
Cabe destacar que todos los presentes, a excepción de Muzan, los miraron horrorizados al escuchar el sonido tan obsceno que escapó de los labios de Douma al llegar al clímax.
──Suficiente por hoy, la reunión finaliza aquí. Kokushibo, lárgate de mi vista y ve a atender a Douma como se debe.
──Entendido, Señor.
Inmediatamente retiró sus dedos del interior de su pareja, sintiendo estos completamente empapados gracias al lubricante natural del menor. En menos de un segundo, una nueva nota de biwa resonó por toda la fortaleza y ambos aparecieron en el lugar habitual de Douma, dentro del templo de este.
[ . . . ]
La habitación se encontraba completamente inundada del embriagador aroma de ambos, las feromonas que transmitían sus ardientes deseos libidinosos podían percibirse con demasiada facilidad y varios sonidos sicalípticos eran otorgados por parte de los dos, volviendo el ambiente más impúdico que nunca.
Los jadeos y gemidos constantes del rubio llamaban al poseedor de tres pares de ojos, se sentía al borde del éxtasis y anhelaba de sobremanera sentir a su alfa embistiéndolo con brutalidad.
De un segundo a otro, ambos se encontraban sin una sola prenda que cubriese sus cuerpos; Douma yacía acostado boca arriba sobre el frio suelo mientras que Kokushibo se encontraba sobre él y entre sus piernas. Sin aguardar más, introdujo su miembro bruscamente en el interior del omega, poniéndole fin a esa espera a la que ambos comenzaban a odiar.
El menor se aferró con fuerza a los hombros de su pareja y clavó sus garras en estos, haciendo que varias gotas de sangre se derramaran por unos cortos segundos, ya que su regeneración instantánea les impedía a sus heridas mantenerse abiertas por mucho tiempo.
Ante esta acción, el pelirrojo dió rienda suelta a un vaivén con una velocidad inhumana, haciendo que el demonio inferior cayese en un delirio de placer.
La calentura de la Segunda Creciente al fin estaba siendo apaciguada por su implacable amante. El alfa, para ayudar a su pequeño a tranquilizarse aún más, empezó a juguetear con los pezones de este. Douma no podía concentrarse en otra cosa que no fuese el increíble placer que estaba siéndole otorgado, no podía dejar de gemir con vehemencia ante todos los estímulos que recibía.
Todas las estocadas iban dirigidas al punto dulce el omega. Las embestidas aunadas de los toqueteos sobre sus pezones lo hicieron llegar al orgasmo por segunda vez en esa noche, manchando con sus fluidos los vientres de ambos.
Douma aún no se sentía satisfecho y Kokushibo ni siquiera había pensado en detenerse, por lo que acto seguido colocó las piernas de su deleitable pareja sobre sus hombros y luego se puso de pie, haciendo que el rubio se aferrase con fuerza a su cuello para no caer. Pero tampoco es como si el mayor lo fuese a soltar, tenía tanta fuerza y resistencia que podía cargarlo por días enteros.
──Uhum, Kokushibo-Dono, ¿N-no crees que esta posición es algo- ¡Ah~!
Sus palabras fueron interrumpidas gracias a las bruscas embestidas que el demonio de mayor rango comenzó a propinarle. Varias lágrimas empezaron a caer por las mejillas del rubio, pues se sentía completamente sobre-estimulado ya que ni siquiera tuvo tiempo para reponerse de su orgasmo anterior.
La Luna Superior Uno no pudo evitar que su excitación aumentara en gran cantidad, le ponía tan caliente jugar con la flexibilidad del contrario y ver a su omega llorando fue simplemente la gota que derramó el vaso. Reafirmó el agarre en las caderas del menor, llegando a rasguñar estas con sus filosas garras y continuó con su acelerado vaivén, aumentando la rudeza con la que embestía su punto dulce.
Quería que Douma derramara más lágrimas, y sin duda alguna lo consiguió gracias al aumento de placer que estaba brindándole. Quién se iba a imaginar que Kokushibo podía excitarse por ver a su pareja llorando.
Sin aviso alguno, la Segunda Creciente volvió a correrse entre los cuerpos de ambos y pudo sentir su interior palpitando gracias a su reciente orgasmo, causándole un gran placer a su novio por esa agradable sensación que recibía en su pene.
El mayor no se detuvo en ningún momento, impidiéndole al rubio frenar la salida de las lágrimas cristalinas de sus encantadores ojos, Douma simplemente se sentía en el mismísimo cielo debido a todo el placer que le era concedido.
──¡A-ah~! ¡Kokushibo-Dono! ¡Espera un poco, por favor!
──Silencio, ¿crees que no sé lo mucho que lo estás disfrutando? Además de que estar enlazados me ayuda a percibir de manera más aguda lo que sientes.
El omega se sentía tan sumiso ante su pareja, eso le encantaba tanto, le fascinaba que fuese tan dominante con él a la hora de relacionarse sexualmente.
──¡De verdad, espera! ¡Voy a acabar de nuevo si no te detienes! ──Gritó con timidez, cerrando los ojos con fuerza al sentirse tan débil por la sobreexcitación.
──¿Y? Mejor para mí.
Aumentó aún más el ritmo, haciendo que aquel lascivo sonido de las pieles de ambos chocando resuene por toda la habitación. No pasó mucho tiempo hasta que Douma volvió a correrse, poniendo los ojos en blanco y sacando la lengua mientras jadeaba agitado cual perro. Su orgasmo duró varios segundos, en los cuales sufrió de fuertes espasmos y unos increíbles temblores en sus piernas, estas acciones solamente aumentaban el ego del alfa al ver el estado en el que había dejado a su amado.
Esperó un par de minutos antes de sacar su miembro del interior del demonio de menor rango, lo cargó con sumo cuidado hasta el futón del rubio y lo recostó en ese esponjoso y suave lugar. Por primera vez en la noche, se apiadó de su adorable omega y lo dejó descansar un poco antes de continuar con las próximas rondas.
Se acostó a su lado y acarició sus largos cabellos rubios, repartió tiernos y cálidos besitos sobre todo el rostro de su pareja mientras le repetía de manera amorosa y sutil lo perfecto, poderoso y divino que era ante su vista. Abrazó su cintura con cuidado y comenzó a dar leves apretones en esta; deseaba fervientemente marcar esa zona, anhelaba marcar cada centímetro de su cuerpo para que todos estuviesen enterados de que Kokushibo era el dueño de Douma.
Una risita burbujeante por parte de su amado le hizo sentir una sensación tan cálida como si de dulce miel se tratase recorriendo todo su cuerpo. Admiró con estupor los resplandecientes ojos coloridos de su pareja, eran increíblemente únicos, brillantes y hermosos, incluso el kanji que indicaba su posición dentro de las Doce Lunas Demoníacas le parecía tan atractivo.
──Mmh, ¿podré ser capaz de dominar a la Primera Creciente? ──Preguntó con fingida inocencia el rubio omega, colocándose sobre el regazo de su novio mientras acariciaba el deseable cuello de este, y antes de que el mayor pudiese pronunciar alguna palabra, creó rápidamente un collar unido a una cadena de hielo, la cual sujetaba con firmeza el demonio poseedor de dicha técnica. Parecía un indefenso cachorro siendo sumiso y obediente ante su amo.
Pero, pfft, ¿Kokushibo siendo dominado? Podía serlo únicamente por su Señor Muzan (y no me refiero al ámbito amoroso o sexual, más bien, hago alusión a una relación jefe - súbdito) y también podía ser dominado por su omega, “dominado” en el sentido de que le cumpliría cualquier capricho con tal de verlo feliz. Excepto en una situación como la presente, jamás se dejaría ver sumiso en el acto sexual.
Sintió un leve tirón de aquel collar y no dejó pasar más tiempo, tomó con agresividad las caderas del menor para levantarlo un poco y poder insertar su palpitante miembro necesitado de atención en aquella húmeda y estrecha entradita que su querido omega poseía. En ese instante Douma soltó la cadena al sentir una gran corriente de placer inundando todo su sistema y Kokushibo le dedicó una mirada burlona, después el mismísimo pelirrojo le acercó la correa para que la volviese a sujetar y este lo hizo con debilidad al sentir su cuerpo flaqueando por el excesivo placer que se le brindaba.
──Sostén esa jodida cadena e intenta dominarme, si la vuelves a soltar, te castigaré.
Escupió con sequedad el alfa y acto seguido comenzó a mover su pelvis con fuerza, agilidad y gran velocidad, embistiendo con certeza la próstata de la Segunda Superior. El de orbes arcoiris no pudo evitar que su espalda se arqueara al verse envuelto en una neblina de placer intenso, sus ojos volvieron a humedecerse al sentirse nuevamente cerca del clímax... Mierda, su celo lo ponía tan sensible que podía correrse más de diez veces en menos de una hora.
Intentó sujetar la cadena creada por su Técnica de Sangre Demoniaca, pero justo cuando apenas la había agarrado con una fuerza estable, el poseedor de seis ojos decidió hablar con voz demandante.
──Mírate, no puedes dejar de temblar por todo el placer que te estoy dando, ¿se siente tan bien, perrita? Sigue rogando por que te folle, puta, sigue llorando como la zorrita ofrecida que eres, quiero que te corras sobre mí una y otra vez hasta que yo ordene que te detengas, ¿entendiste, mi amor?
No había pudor alguno en la voz del alfa, y el rubio simplemente ya había perdido el poco porcentaje de cordura que restaba en él. Sintió sus extremidades perdiendo toda su fuerza, causando que dejase caer de nuevo aquel collar de hielo unido a Kokushibo.
──¡Ugh! ¡Folla a tu perrita tan brusco como puedas! ¡No tengas piedad alguna!
Y no necesitó repetir eso dos veces. El pelirrojo de inmediato cambió las posiciones para retomar el control sobre el omega, dejando a este acostado boca arriba sobre el futón. Volvió a embestirlo con brutalidad y fiereza, parecía un animal salvaje, incluso podía jurarse que quien se encontraba en celo era aquel alfa de aura tan imponente y dominante.
Douma no podía dejar de gemir con todas sus fuerzas, no le interesaba si algún seguidor de su culto lo llegaba a escuchar, en ese momento solo le importaba concentrarse en su novio y en la gran habilidad que este poseía para saciar hasta sus más perversos deseos.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, sujetó por última vez la cadena helada y tiró de ella con esfuerzo, logrando acercar a su pareja para besar con necesidad y anhelo aquellos carnosos labios que lo volvían loco.
El de mayor rango continuó con aquella unión de sus labios, tornando el ritmo de aquel beso a uno brusco, combinaba a la perfección con las embestidas que recibía Douma.
Kokushibo levantó solo la pierna derecha de su omega y la sujetó con fuerza casi a la altura de su hombro, permitiéndose así llegar más profundo en cada estocada. Ambos se sentían tan cerca de alcanzar el climax de manera exitosa, por lo que el pelirrojo mordió con gran fuerza su propio labio inferior hasta romper este y hacerlo sangrar abundantemente, después acercó dicha herida hasta la boca de su amante, permitiéndole beber cuanta sangre desease.
Douma amaba la manera en que su alfa le cumplía sus caprichos.
Bebió la sangre gustosamente y solo un par de segundos después sus alaridos de placer se hicieron presentes, llegando al orgasmo una vez más y manchando la mano del de orbes amarillos, pues este lo ayudó a terminar más rápido masturbándolo.
La Luna Superior Uno siguió con las embestidas mientras lamía su mano, se deleitaba con el delicioso sabor del semen de su querido omega el cual era una mezcla agridulce que sin duda alguna era de su completo agrado. Dió un par de embestidas más antes de salir del interior del menor, para después acercarse con rapidez hasta su rostro e introducir su pene en la boca de Douma sin aviso alguno, comenzó a embestir su cavidad bucal con vehemencia hasta que después de unos pocos minutos por fin logró correrse, llenando la boca de su amado por completo.
Soltó un fuerte gruñido de placer y dió la orden de que se lo tragase todo, a lo que el indefenso omega obedeció inmediatamente, no dejó ni una sola gota.
Kokushibo se abrió paso al cuello de Douma, olfateando su aroma que había dejado de ser tan intenso gracias a que los efectos de su celo se habían calmado momentáneamente, pero aún seguía siendo tan hipnótico aquel olor. Lamió con cariño su hombro antes de clavar con fuerza sus afilados colmillos en la lechosa piel de la Segunda Superior, renovando aquella marca que los enlazaba y con la cual dejaba más que en claro que el rubio era de su propiedad.
El menor no pudo evitar que un largo gemido de placer saliese de sus labios al sentir a su pareja marcandolo de nuevo, le encantaba tanto que fuese tan territorial.
Con sus últimas fuerzas, el rubio jaló levemente la cadena de hielo para atraer a su alfa y besar de manera tierna sus esponjosos labios, inmediatamente después rompió aquel collar helado y se acomodó en el pecho de su novio, exigiendo una larga sesión de Aftercare, la cual Kokushibo le otorgaría con mucho gusto.
──Mmh, la próxima vez que lo hagamos quiero anudarte.
──¡Kokushibo-Dono! Deja de pensar en cosas impuras... Aunque ahora que lo mencionas, me gustaría tener un cachorrito contigo, ¡sería espectacular que fuese niña!
──Te estás acelerando demasiado, ni siquiera tenemos el permiso del Señor Muzan.
──Mmhp, cierto, y seguro te matará si se entera de que me dejaste en cinta, es como un padre celoso y sobreprotector conmigo.
La Primera Luna Creciente esbozó una leve sonrisa, se sentía tan realizado, tan complementado con su adorable omega al que juró amar por toda la eternidad y protegerlo aún si le costaba la vida.
──Tienes razón, dejemos eso para un par de siglos más tarde, aún quiero pasar tiempo a solas contigo antes de que un mocoso venga a robarse tu atención.
Douma soltó una delicada risita contra el cuello de su pareja y después depositó un diminuto besito en la mandíbula marcada de este, acomodándose para dormir unas cuantas horas.
──Te amo tanto, Kokushibo-Dono.
El pelirrojo abrazó de manera protectora al rubio y besó la coronilla de su cabeza con dulzura, dando pequeños masajes en su espalda para ayudarlo a conciliar el sueño más rápido.
──También te amo, Douma.
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