𔓘ּ ֶָ֢.02
8:30 am.
Uno esperaría un día de trabajo normal con los clientes pidiendo café delicioso y libros para leer; bueno esa fue una mañana agotadora pero buena para Jimin. Después de ir a su tienda favorita para cenar y ver televisión, una noche que imagino que sería tranquila como las demás resultó no ser así, por qué para su mala suerte encontró un hombre herido en un callejón, lo llevó a casa para curarlo y ahora dormirá en su sillón.
Vaya día lo tenía esperado este martes, ahora el rubio no podía creer que ese mismo hombre sea el CEO más poderoso de Corea, era como esas novelas que miraba su madre: el rico y el pobre. Si bien tenía aún hombre tan "valioso" por así decirlo, no sabía qué mañanas tenía y en qué problemas podría meterlo después que le confesó que alguien quería matarlo.
Un familiar salió de sus labios delgados. Definitivamente, se sentía en una historia narrada en cualquier libro aún no leído por él.
No durmió muy bien toda la noche, ahora se encontraba en el trabajo con un sueño descomunal mientras había dejado a aquel hombre en su casa comiendo ramen barato. Él no tuvo problemas en comerlo, era como si no hubiera comido nada en días, devoró como tres paquetes de ramen más las bolas de arroz que trajo.
Esa mañana tenía pensativo al rubio, el hombre de nombre Jeon Jungkook le había dicho que alguien de su familia le quería hacer daño, incluso le comentó que no recordaba cómo terminó en ese callejón. Tenía tantas preguntas que el pelinegro no contestó, dejando pensativo al pobre Jimin.
─¡Ey Jimin! Un café americano por favor ─Pero Jimin no le respondió─ ¿Jimin, estás bien? ─Mina se acercó sacudiendo su cuerpo hasta que al fin respondió aunque se sobresaltó.
─Si un americano, escuché ─Se puso a trabajar en él, pero Mina no se quedaría con la duda.
─¿Qué te pasa el día de hoy? estás muy distraído. Parece que leíste un libro romántico con un final trágico y tratas de saber el porqué terminó de esa manera.
─Lo siento no dormí nada anoche, tengo mucho que pensar. No fue un libro precisamente.
Fue un hombre sexy y herido en mi casa. Lo pensó, pero no lo dijo.
─¿Mochi no apareció anoche otra vez? Ya sabes que volverá cuando deje de andar detrás de gatitas en celo.
Ríe divertida.
─Mochi estaba en casa, hace días que no se ha escapado. Es otra cosa lo que me tiene pensado.
Mina frunció los labios sin saber que tanto le mortificaba a su mejor amigo.
─Sea lo que sea me lo contarás en el descanso, no me quedaré con el pendiente ─Dice tomando el café americano.
─Solo quieres estar de chismosa ─Se cruza de brazos a lo que Mina rio.
─Yo vivo de chisme, para eso nací ─Se dio la vuelta para entregar el café, Jimin estaba seguro de que su amiga se iría de bruces contra el piso cuando se entere.
Prosiguió con su trabajo mientras que en su casa un pelinegro curar su herida en el pequeño espejo del baño. Al terminar, tomó las pastillas que el rubio le había dejado para el dolor, se puso su camisa la cual estaba totalmente limpia. Su móvil suena, no había dejado de sonar con la llamada entrante de su mejor amigo Jackson, no quería contestarle pero lo necesitaba.
Tomó su móvil y contestó.
─¡Al fin contestas!, ¿dónde demonios estás? Estoy muy preocupado, jamás faltas al trabajo.
─Es complicado ahora mismo, te lo explicaré todo solo ven en la dirección que te mandaré, pero primero ve a mi apartamento y tráeme ropa limpia en una maleta, es más tráeme lo necesario como, rastrillo, mi jabón, ropa interior y mis trajes y todo lo demás.
Hubo un silencio por unos segundos hasta que escuchó gritar a su amigo y asistente.
─¡¿Por qué?! ¿Te vas a mudar? No hay tiempo para eso, mañana será la junta con los inversionistas de Canadá, tenemos que ponernos manos a la obra y tú piensas en mudarte.
Rasca su frente un poco, sí que era fastidioso y preguntón.
─Hazme caso y tráeme lo que te pedí, no le digas a mi madrastra que al fin conteste las llamadas, solo ven rápido. La junta puede esperar.
─Per... ─No le dejó decir más, colgó rápidamente. Revisa los muchos mensajes de su madrastra y su hermanastro.
Estaba completamente seguro que uno de ellos tenía que ver con lo que pasó ayer en la noche, sabía que tarde o temprano sacarían las garras, más que todo por la maldita herencia de su padre. Si eran ciertas sus sospechas, se habrían ganado a un gran enemigo.
Esperó por lo que pidió y también se puso a explotar el pequeño apartamento, no estaba nada mal y le serviría de guarida por un tiempo. Ahora necesitaba convencer al rubio de dejarlo quedar y sabía cómo lograrlo.
Las horas pasaron y al fin salió del trabajo Jimin, ya no pudo decirle nada a su amiga sobre su "invitado", ya que tuvieron mucho trabajo todo el día de hoy. Al llegar a su calle dio la vuelta para subir las insufribles escaleras, se percató a la distancia que se encontraba la señora Ling sonriéndole a Jeon Jungkook.
¡Es pera! Ay no…
─Joder ─musita en molestía.
Apresuró su paso pero su pierna no cooperaba, le dolía con los escalones. Al llegar la señora Ling le sonrió al igual que el pelinegro. ¡Demonios!
─Jimin, querido, que buen muchacho tienes aquí, me ayudó con las compras. No sabía que tenías un novio tan adorable ─La mujer aprieta la mejilla del pelinegro cómo si de su nieto se tratara.
─¿Novio? ─Miro a Jeon, pero este solo se encogió de hombros─ No es mi novio señora Ling.
Deja claro.
─No seas modesto cariño, ahora tienes quien te pueda ayudar a subir esas escaleras sin tener que aguantar el dolor de tu rodilla ─Comentó de más la mujer, Jimin la miro mal─ Ya te hacía falta un hombre, pensé que por tu...
─¡Yo puedo absolutamente solo sin necesidad de que alguien me ayude! Así que si termino de "fingir" Vieja chismosa, váyase a otro lado.
El tema de su rodilla lo sacaba de sus casillas, odiaba la maldita vecina metiche. Apartó a Jeon quien se quedó totalmente impresionado al oír lo grosero que fue con la mujer, está se fue molesta, pero a Jimin no le importaba.
Fue a la cocina por un poco de agua, estaba cansado y no tenía humor de nada. Jeon entró cruzado de brazos mirando al rubio interrogante.
─¿Qué me ves?
Le grita Jimin, furioso a Jeon.
─Tranquilo, solo que tenía una imagen de ti un poco... más amable.
─¡Pues no lo soy, odio a esa señora metiche! ─dejó el vaso en la mesa, ya que tomo agua.
─¿Te molesta por qué creé que soy tu novio o lo de tu pierna? ─Inquiere.
─Por... ¡Bueno a ti que te importa!, además pensé que te irías hoy mismo, no sé en que estés metido, pero por si no te has dado cuenta no soy alguien que se pueda defender de tipos en la calle, no sé si por tu culpa algo malo me vaya a pasar. Así que para mí seguridad es mejor que te vayas.
─No puedo irme, estoy mejor aquí. Además, ya traje mis cosas.
─¡¿Qué?! ─el pelinegro le hizo señas para que mirara aún lado de la mesa, abrió su boca al ver todas esas maletas en su sala─ ¿Saliste?
─No fue necesario, un amigo vino a traerlas.
─Creí que no confiabas en nadie ─refuta.
─No lo hago, solo confío en él, un poco. Pero volviendo al tema, ya te había dicho que quiero quedarme aquí, no me importa dormir en ese sofá incómodo, solo déjame quedarme por unos días hasta resolver mi problema. Te ayudaré a pagar los gastos, luz, agua, comida etc. Prometo que nada malo va a pasarte.
Este lo miró incrédulo, no confiaba en ese maldito Adonis de sonrisa de concejo, pero realmente se miraba desesperado. Sé bueno con los demás y la vida te lo comprará; un viejo decir se su abuela. Aunque esperaba que no fuesen cosas malas.
─Bien, pero no quiero que digas que eres mi novio, no quiero más chismes de esa bruja.
Suelta una risita negando con la cabeza, Jeon.
─Me gusta esa actitud tú ya, dicen cuando una persona tiene ese tipo de actitudes es por falta de sexo. ─Comenta entrando en la cocina para tomar una manzana.
─¿Disculpa? ─Arquea una ceja.
─Lo que escuchaste. Cuando estás tanto tiempo solo y no tienes con quien compartir ese placer carnal, te enojas con todo de nada, incluso lo puede seducir por los juguetes que tienes en tu habitación.
─¿Revisaste mis cosas? ¡¿Qué demonios te pasa?! ─Le mira furioso y un poco avergonzando.
─Estaba aburrido, no fue intencional, lo prometo.
Estaba demasiado irritado el rubio como para que le diga esto ese tipo, se sentía avergonzado por lo que encontró el pelinegro, no tenía el derecho de revisar nada ¡Ni siquiera era su casa!
─Quiero que se vaya de mi casa ¡Ahora! Me importa una mierda quién esté intentando matarte, no puedo lidiar contigo aquí sabiendo como estoy yo no... Puedo ni caminar bien y tú... ¡Largo! No te quiero ver más aquí ─Perdió totalmente la paciencia, la verdad es que no quería que nada malo le pasara, pero estando enojado todo se salía de control.
El pelinegro lo miró fríamente, estaba enojado claramente, pero más que eso estaba impresionado por la forma en la que le gritó, jamás alguien le alzó la voz, todos le otorgaban respeto.
Se acercó al rubio poco a poco, arrinconando su cuerpo contra la mesa.
─¿Qué rayos crees que estás haciendo? ─Titubeo al hablar por su cercanía.
─Me gusta que me griten, aún más cuando la cago.
─¿Qu-Que? ─Lo miro confundido, su corazón quería explotar, ese hombre le pasaba la altura además lo muy fuerte que era.
─Y me excita.
Antes de que respondiera el rubio fue tomado por el pelinegro, este le tomó de su diminuta cintura para dejar sentado sobre la mesa. Jimin tenía los ojos abiertos ante el beso repentino, quería alejarlo, pero la mordida que el pelinegro le dio le hizo abrir la boca dejándole entrar su lengua a su cantidad bucal.
Las cosas de la mesa fueron tiradas al suelo, los chasquidos de besos resonaron por todo el pequeño lugar. El pelinegro abrió las piernas de rubio mientras el rubio desabrochaba su pantalón, Jeon se quitaba la camisa con sumo cuidado.
Estaban sumamente desesperados por quitar la ropa del otro, su entorno se volvió tan caliente que ellos sentían calor, a pesar del frío que empezaba afuera.
¿Cómo pasaron a esto? Ni ellos mismos lo sabían, pero era el principio de su historia.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top