𔓘ּ ֶָ֢.01

Desde aquel accidente, Park Jimin ha dedicado su tiempo a su trabajo: el único que consiguió, puesto que nadie quería contratarlo por su discapacidad. El mundo está lleno de imbéciles, esos que te juzgan y creen que eres un estorbo en el mundo por no ser como los demás.

La discriminación por incapacidad le hace ver al mundo que ellos son cosas inútiles, por lo cual Jimin no está de acuerdo y sueña con hacer un negocio donde esas personas puedan ganar un salario bien, sin ser juzgados por los demás al tener una discapacidad; claro que eso sueña, solamente que ahora no tiene el dinero para ello y eso lo pone mal.

Siempre rechazado en trabajos por su pierna, vivía de lo poco que le quedaba de sus ahorros. Aun así, Jimin no se ha dado por vencido en sus sueños y objetivos. Su objetivo de ayudar a los demás le hace tener más esperanzas y no rendirse.

─Nos vemos mañana, Jimin. ─Le dice su compañera de trabajo la cual era su única amiga. Era buena y gentil con él.

─Nos vemos mañana, Mina.

─Recuerda sobre los panecillos.

─Descuida los haré puntual, chao.

Se despide para salir de la pequeña cafetería. Fue el único sitio donde consiguió trabajo después de tanto tiempo buscando. La dueña era muy buena persona y no dudó en contratarlo, ya que Jimin era muy bueno con los clientes y hacía un café muy delicioso. La paga no estaba mal, venían muchas personas para poder pasar una tarde tranquila leyendo un buen libro y comiendo un panecillo o un pastel.

Caminando poco a poco con su bastón, fue a la parada del bus. Esperó unos minutos hasta que llegó y subió, la noche estaba perfecta y no hacía mucho frío, se sobo un poco su rodilla, le dolía en tiempos de frío, era un dolor leve pero molesto. Durante el camino miraba instagram donde su "ex novio" subía fotografías con su nueva conquista. Ver aquello era algo tonto y estúpido, no debería buscar a una persona que lo dejo al momento que se enteró de que no podría caminar bien nunca más.

Fue un duro golpe para el rubio saber que no volvería a patinar, él quería ser patinador sobre hielo, era aún sueño que tenía desde niño. Pero tuvo el accidente y todos sus sueños se fueron a la mierda, y para colmo sus padres le dieron la espalda por ser un irresponsable al conducir. No fue su culpa, pero aun así, sus progenitores lo dejaron por su lado. Su ex pareja lo dejó porque sentía vergüenza de él, fue más doloroso aún.

Al llegar a su pequeño barrio, bajo y camino un poco más para llegar a la tienda y comprar algunas cosas para cenar. Entro mirando los diferentes ramens, compró algunos junto con algunas sodas de su preferencia, tomo brochetas empacadas y bolas de arroz de atún.

─Buenas noches, Jimin. ─Lo saluda el joven cajero.

─Buenas noches, Eunwoo. ¿Qué tal el turno?

Empieza a cobrarle sus alimentos.

─Ya sabes cómo siempre, todo tranquilo y aburrido. Lo bueno es que la señora Kang tiene internet si no me muero agonizando del aburrimiento. ─Ríe un poco Jimin─ ¿Qué tal su día?

─Yo bien, la cafetería siempre está llena, eso es lo bueno así me pagan un poco más. ─Eunwoo mete sus compras a las bolsas y se las entrega a Jimin─ Quédate con el cambio, gracias Eunwoo.

─Gracias a usted, pase buena noche y si necesitas ayuda no dudes en pedírmela, ya sabes cómo es de difícil subir las escaleras. ─Se encoge de hombros.

─Descuida, he vivido ahí mucho tiempo, puedo con ello.

─Ok, descansa, Hyung.

─No te duermas, bye.

─Trataré.

Se despide el rubio con una sonrisa en su rostro, Eunwoo era buen chico, un gran estudiante de preparatoria y muy guapo. Si fuera de su edad, Jimin ya le habría invitado a salir. Mientras pasaba por el callejón cerca de su vecindario, unos quejidos lo hicieron detenerse.

Miro a los lados para saber de dónde provienen, pero no había nadie, si bien dónde vive no hay mucha gente por lo menos pasaban algunas personas. Iba a seguir caminando, pero los quejidos otra vez lo hicieron detenerse, su mirada cayó en el callejón oscuro, frunciendo su ceño caminado hacia allí, no pensó siquiera que podría pasarle algo, ese callejón no tenía buena fama.

─H-Hola?, ¿hay alguien ahí? ─Pregunta, sin embargo no hay respuesta. Camino un poco más al basurero al cual se acercaba─ ¿Hola?

Volvió a preguntar, pero nadie contestaba, apretó fuerte la bolsa de compras, casi no se miraba nada más las luces de los faroles alrededor permitían ver un poco. Camino solo unos centímetros más cuando alguien lo agarra del pie haciendo saltar al rubio quien dejó caer su bastón y su bolsa ante el susto, sacó rápidamente su móvil para poner la linterna, sus ojos se abrieron de par en par al ver un hombre herido y tirado al lado del contenedor de basura.

─¡Ay por dios!

─Me-me duele, ayúdame.

El rubio se quedó paralizado, su cuerpo temblaba, estaba paralizado del miedo.

─¿Me- me vas a ayudar?... por-por favor. ─El hombre trató de levantarse, pero más no logró. Volvió a quejarse tenía su mano sobre su abdomen donde le salía sangre.

El rubio al fin salió de su trance.

─S-si te ayudare, ll-llamaré una ambulancia.

─¡No! ─dijo en un rotundo gritó, algo que asustó al rubio. ─No los llames, solo ayúdame, llévame a dónde vives.

─Pero necesitarás ayuda médica yo no soy médico.

─No es profunda, puedes con ella. Por favor solo ayúdame.

El hombre seguía quejándose del dolor, el rubio no estaba completamente seguro si ayudarlo o llamar a emergencias para que se hicieran cargo. Trago saliva lamiendo sus labios demasiado indeciso, al final accedió a llevarlo a su pequeña casa. Se puso de pie, metió sus compras a su mochila para que no le estorbaran, tomó su bastón y se agachó adónde el hombre.

─¿Puede levantarse? Solo para poder cargarlo un poco, me tiene que ayudar.

─Está bien.

Con ayuda del rubio se fue levantando de a poco, al estar de pie Jimin coloca su grande brazo en sus hombros, el hombre con su otra mano abrazaba su abdomen para no derramar más sangre, estaba pesado, pero podía soportarlo.

─Muy bien, no vivo lejos de aquí, solo hágalo poco a poco. ─Ay dios que comió que pesa mucho: pensó Jimin.

El pelinegro asintió sin decir nada, con las pocas fuerzas que tenía camino adónde el rubio lo quería llevar, Jimin a duras penas podía caminar, su pierna no dolía, pero el hombre era muy pesado. Al salir del callejón se aseguró que nadie viera nada, entró por su calle subiendo las insufribles escaleras, ahora sí requería la ayuda de Eunwoo, no le vendría mal una ayudita.

─Ya casi llegamos, solo un poco más.

El hombre seguía sin decir nada solo se quejaba. Subieron unos pocos escalones más para al fin llegar adónde Jimin vive. Metió sus manos a su suéter para sacar sus llaves, en eso la puerta de al lado se abre y deja ver a su vecina. Eso tomó de sorpresa al rubio quien rápido ocultó un poco la sangre de la camisa del hombre.

Este se dejó su cabeza apoyada en su cuello, dando una postura para malinterpretar.

─Park Jimin, ¿Todo está bien? ¿Quién es él? ─Pregunta curiosa ajustando sus lentes.

Maldita sea.

─S-si todo está bien, él es... ─Entraba en pánico mientras pensaba en que decirle, su vecina era como esas viejas chismosas que todo querían saber ─Es mi amigo, fuimos a tomar y se pasó de copas, ya sabe cómo es cuando se toma de más ─Su voz salió un poco nerviosa.

Esperaba a que le creyera, estaba sudando de lo mucho que pesaba ese tipo, además subir esas escaleras fue lo peor de todo. Quería echarse a su cama y dormir, estaba demasiado agotado y su vecina metiche es lo peor.

─¿Quieres ayuda? Se mira pesado.

─¡NO! Di-digo... ─Asustó a la mujer la cual se quería acercar, pero se detuvo por el gritó─ Puedo con él no se preocupe, buenas noches señora Ling.

Rápido abrió la puerta antes de que preguntara otra cosa, lo metió y cerró. La señora Ling ya tenía el chisme para mañana. Dejó al hombre sobre su pequeño sofá, este dejó salir un gruñido, pero Jimin no podía más con su peso. Dejo salir un respiro de alivio al ya no tener que cargarlo.

─Iré por el botiquín de primeros auxilios, no se mueva más podría ser peligroso.

─No tardes ─Susurro bajito, echó la cabeza hacía atrás apretando los dientes por el dolor.

Fue por el botiquín que tenía en el baño, al llegar de nuevo con él, este ya no tenía puesto; ni el saco, ni la camisa, estos estaban a un lado tirados. Jimin trago grueso al ver al hombre sin camisa con esos bien formados abdominales, y esos brazos llenos de músculos, los tatuajes en su piel hicieron que un gran escalofrío recorriera por su espalda, estaba seguro de que este hombre podría cargarlo sin problemas.

─Me vas a curar o me seguirás mirando. ─El sonrojo del rubio no tardó en aparecer, se había quedado tan sumido en sus pensamientos pecaminosos que no se dio cuenta.

Carraspeo.

─Lo siento. Déjame ver la herida. ─Quito su brazo para dejar ver una fea, pero pequeña cortada, había algunas más en su pecho y otra en su costilla, esas no eran tan graves─ Esto dolerá un poco, ten muerde esto. ─Le entregó un juguete de su gato, Jeon arqueo una ceja─ Está limpio, solo muérdelo, voy a coser está zona que es donde más sangre sale, al parecer no fue profunda y no parece dañar nada.

─¿Sabes hacer esto? ─dudo, miro fijamente sus ojos que hizo tragar grueso al rubio a ver unos ojos tan hermosos como los de este hombre; Azules como el mar.

─S-si. Créeme que sé hacerlo, ahora muerde eso y aguanta ─Bueno una vez lo hizo, esto no podía salir mal ¿verdad?

El pelinegro asintió y mordió el juguete en forma de pescado. El rubio comenzó a curarle las pequeñas heridas, después se puso a desinfectar la más grave. El hombre mordió con fuerza el juguete de plástico cuando empezó a sentir la aguja en su piel, poco a poco el dolor disminuye.

Al terminar se levanta Jimin para ir por un vaso de agua y unas pastillas.

─Listo, toma esto te quitará el dolor. ─Le entrega unas pastillas con un vaso de agua, el peligro las toma─ Bueno... ¿Tiene algún familiar al que pueda llamar para que venga por usted? Digo, está herido.

Él niega.

─Tengo, pero no confío en ellos, estoy seguro de que uno de ellos me mandó hacer esto. ─Toma más agua.

Jimin se sorprendió por lo que escuchó.

─¿Alguien de su familia intentó asesinarlo? ─inquirió con voz sorprendido.

─Aún no lo sé, pero por ahora déjame quedarme aquí, no puedo regresar a mi apartamento. ─Se acuesta en el sofá para descansar, tenía demasiado sueño.

─No puedo hacer eso, ni lo conozco.

─Buenas noches.

─Pe-pero... ¡Oiga! No se duerma. —Refunfuña, pero el hombre extraño ya se había quedado dormido en su pequeño sofá; al menos eso le pareció al rubio. Abrió la boca indignado y no teniendo más opción. Bufó y fue a su armario para sacar algunas mantas y almohadas de reserva.

Se las coloca con cuidado, le quita los zapatos y lo acomoda mejor. Lo mira tranquilamente durmiendo, realmente el hombre en su sofá era muy guapo y sexy, su cabello largo y esos aretes en su oreja le daban aspecto de mafioso, los tatuajes en su pecho y brazos lo dejaron por los suelos.

─Por dios, Jimin deja de decir esas cosas ─Se abofetea a sí mismo por los pensamientos pocos sanos─ ¿Y si es un mafioso? Ay Jimin que hiciste, a lo mejor por eso lo atacaron.

Paniquio.

─Bueno relájate, tal vez si dice la verdad y fue alguien de su familia ¿Pero que clase de familia hace esto? Pobre hombre.

Le habían pegado muy feo, alguien lo quería muerto y podría ser algún familiar de él, eso es sumamente tenebroso como de películas para ser más exactos.

Tomó sus cosas tiradas en piso para poder lavarlas y que estén limpias para el día siguiente; por si se quería ir. En su pequeño cuarto de lavado empezó a revisar sus bolsillos de su chaqueta, entre ellas encontró una tarjeta que parecía ser de su apartamento, también llaves de un auto y por último su cartera.

Por solo curiosidad la abrió para saber por lo menos su nombre, qué tal si era un ex convicto y él lo encubrió, podría meterlo en problemas. La abre notando una gran cantidad de dinero en ella y también varias tarjetas de crédito. Silba ante ellas, al parecer el hombre era rico, así que descarta lo de ex convicto. Con razón lo querían muerto, más sentido tenía todo. 

Por último saca la tarjeta de identificación, su mandíbula cayó y sus ojos casi salen de sus cuencas al notar que el hombre que tiene durmiendo en su sala era nada más y nada menos que el gran CEO Jeon Jungkook.

Definitivamente, la historia empezaba para estos dos.

Espero que les haya gustado.

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