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Semanas más tarde
Hacía unos días que notaba lo preocupada que su novia se encontraba. Sabia que algo rondaba en su cabeza y por más que insistía no lograba averiguarlo.
—¿Papá estas bien?— preguntó el chico al ver como este dejaba el grifo abierto sin lavar los platos.
Este volvió en si, cerrando rápidamente el grifo a compás de algunas maldiciones voz baja.
—Si, hijo si— aseguró el hombre limpiándose las manos.
No muy convencido, se transportó con su silla frente suya. Admitía que le costaba moverse con esta, pues era algo pesada pero poco a poco se acostumbraba de una manera u otra.
—¿Seguro?— lo miro confuso encarcando una ceja—Papá , sueles decirme que cuente contigo si algo me preocupa, que me escucharas e intentarás ayudarme. Por eso quiero que sepas que tu cuentas conmigo para lo mismo
Aseguró colocando su mano en su brazo, haciendo que este le mirara y le dedicara una sonrisa curvada. Tomó asiento en una silla frente a su hijo. Movía las piernas nervioso, y su mente solo pensaba en la mueca de tristeza que se le formó a la Lupin al decirle que había perdido a su hijo y que probablemente no tendrían más
FLASHBACK
Pudo entrar aliviado al ver el rostro de su novia, quien ansiosa lo esperaba. Habia entrado su abuela y el sanador, pero a quien ella más deseaba ver tras la arrebatadora noticia era a su pelirrojo.
—Freddie..— giró la cabeza del cristal hacia el hombre que entraba. Soltó un sollozo al verlo entrar—
Su alma se destrozó y su corazón fue convertido en miles de pedazos al ver en ese estado a la mujer. Derrotada con lágrimas inundando sus ojos, tapada hasta la cintura no queriendo enseñar la cicatriz que había sido formada en su vientre.
Se acercó poco a poco, mordiendo su labio inferior para tampoco soltar ninguna lagrima, pues debía consolar a su novia,no preocuparla más.
—Cielo, no llores más — pidió destrozado al vera así, agarrando su mano tomando asiento al lado derecho de su camilla.
—No podré... ya te lo dijeron sollozo apartando la mirada dolida— Ni siquiera pude aguantar al parto de este. Cedric me dijo que las posibilidades de tener un hijo eran demasiado bajas.
Agarró su mentón haciendo que lo mirara. Acarició su mejilla, quitando la humedad causada por las lagrimas que se encontraban en sus ojos. Admiró cada detalle de la mujer, nunca se cansaria de observarla lo volvía loco, siempre quería observarla un segundo más.
—Lo sé cielo, y no arriesgarás más tu cuerpo para tener más hijos— afirmó el hombre haciendo que las perlas chocolate y las avellanas se encontraran de nuevo— No puedo permitirme verte sufrir de nuevo. No puedo perderte Lizzie.., me arrebataron de tu lado cinco crueles años y ya no permitiré que te separes de mi.
Dejó un corto beso en sus labios, notando como estos también estaban algo húmedos, aunque nunca podría cansarse de el contacto de los labios de La Lupin con los suyos, lo complementaba, lo hacía sentir lleno, en el quinto paraíso, como si nadie más existiera el mundo. Solo su azabache y el.
—No puedo vivir en un mundo sin el amor de mi vida, mi alma gemela. Lo hemos comprobado muchas veces, y siempre acabamos juntos de nuevo. Nuestro amor es tan grande que no podemos vivir sin el otro y gracias al destino, o casualidad nos volvemos a encontrar de la manera más inesperada posible.— se levantó del banco para hacerlo en orillas de la cama, viendo con más comodidad a la mujer— Te amo Elizabeth Lupin, y no pudo vivir en un mundo sin ti.
Esta sollozaba a las palabras del Weasley, dándose cuenta que este también tenía los ojos profundamente cristalizados. Su mente vagó en la maldición que tenía hechada, y afirmó que Fred tenía razón. Se amaban y estaban destinados a estar juntos, así su cuerpo se negó por completo a dejar que el Weasley cargara con la maldición.
En parte, lo agradecía porque si no ella hubiera hecho de lo imposible para que esta le afectara a ella. Vió el muro caer sobre él y cuando afortunadamente se enteró de que Fred había logrado sobrevivir, entendió que no podía dejarlo nunca. Casi muere en frente de sus ojos y ella no permitiría que pasara una vez más, por su culpa.
Elizabeth Lupin y Fred Weasley no podían vivir en un mundo en el que ambos no estuvieran.
—No podremos tener más hijos Freddie..— murmuró bajando la mirada, mientras jugaba nerviosa con la sábana.
Se colocó tumbado en un lado suya, rodeando sus hombros con su brazo pegandola a el y sintiendo que estaba en casa al llegar a sus fosas nasales el olor a lavanda que emanaba la Lupin, quien al reconocer el olor a pólvora sentía que estaba segura
—Tenemos dos maravillosos hijos, cielo— beso su cien, sonriente— Y no te negaré que me hubiera gustado tener más hijos, pero si eso supone tu vida y salud en riesgo no quiero tener más hijos— aseguró juntando sus dedos, entrelazandolos con una sonrisa— Estoy muy feliz con mi calabacita y con el campeón.
Esta ahora más calmada sonrió ante sus palabras, y esta enternecida al ver sus manos entrelazadas creció, dejando un beso en los maltratados nudillos del hombre a su lado.
Fred notó como pasado el tiempo, la mujer bajaba mucho la mirada hacia su vientre cubierto por la sábana y supo a que se refería.
—¿Es grande?— preguntó con curiosidad, sin querer levantarla por respeto y privacidad a la mujer.
— Lo es
Afirmó apenada, levantando la sábana para retirarla y subirse el blanco camisón del hospital para que este pudiera ver su vientre.
Una pequeña cicatriz adornaba este, dando a recordar el mismo corte que tuvo que hacer el Diggory para sacar al niño.
El Weasley la observó desde su lugar, y llevó la mano libre a esta echándole una mirada a la mujer antes para pedir permiso, quien asintio al ver a este.
Trazó la cicatriz con sus ásperos dedos, a lo que Elizabeth tragó saliva. Era increíble como con solo un roze el hombre podía ponerla nerviosa.
—¿Duele?— preguntó preocupado por su estado.
—No, ya no — aseguró aliviada.
—Veras como desaparece, Cedric lo dijo—afirmó dejando un sonoro beso en su vientre, para volver a su misma posición — No es tan grande, y es fina. En semanas desaparecerá.
Esta asintió acurrucadose en el pecho del hombre, enterrando la cabeza en este inhalando el aroma que desprendia, el cual le volvía loca.
Cerró los ojos, cayendo en brazos de morfeo con toda la seguridad al terner al hombre que amaba a su lado.
FIN DEL FLASHBACK.
—Si tanto te preocupa y sabes que algo malo está rondando en su cabeza, deberías ir a hablar con ella—aseguró Jackson, al enterarse de la historia completa — Mamá no se encuentra bien por lo del bebé, y debes de estar más cerca de ella que nunca, apoyandola.
Fred a veces no lograba explicar cómo su hijo llegaba a ser tan inteligente, y sabio haciendo que este muchas veces se cuestionara su existencia.
Se levantó de la silla, dejando un beso en su frente y agradeciendole para ir con su azabache
—¡Esta en el patio !— informó Jackson riendo, al ver que su padre no sabía donde ir.
●●●
—Tuviste un sueño con tu padre y tío, y ahora quieres ir a adoptar al mundo muggle a ese niño— repitió analizando.
Esta suspiró de nuevo, acomodándose en el pecho del pelirrojo quien se encargaba de trazar patrones sin sentido en los brazos de la mujer, mientras la escuchaba.
—Fue real, no un simple sueño —aseguró— Y si, si tu estas de acuerdo me gustaría adoptarlo Freddie.., cuando lo ví mi corazón se estrujó y sentí el mismo sentimiento de calidez como lo hize por Jackson— pasó suspirando— Se que tal vez no quieras, pero solo piénsalo... Me gustaría ampliar la familia, pero mis posibilidades de ser madre son muy bajas, por lo que me gustaria adoptar.
Este permaneció unos cuantos segundos callados, inspirando el lavanda que desprendía su mujer.
Una idea de otro hijo no sonaba mal, tal vez fuera lo que Elizabeth necesitara para salir adelante, apoyo familiar y distracción, y el amaba la idea de un miembro más en su casa.
A su igual, al escuchar la historia que había vivido su novia su corazón se estrujó.
— Esta bien cielo— besó su corinilla— me parece buena idea
●●●
Cansada de estar entre las cuatro paredes, salió de su habitación. Abrió las ventanas, viendo el paisaje de campo que la casa del hombre le ofrecía.
Se colocó una camiseta larga que le llegaba hasta las rodillas, y dejó su pelo al aire libre antes de salir hacia el comedor.
Desde el umbral de la puerta, pudo observar como el hombre trabajaba en su aparato muggle, llamado ordenador. No sabía el porqué, pero era consiente de que al sanador le gustaba utilizar las cosas muggles en su trabajo.
Estaba tan concentrado que le daba pena irrumpirlo. Tenia la mesa llena de papeles esparcidos y plumas. Sus largos dedos tecleaban en algunos botones y su vista café no se separaba de la pantalla.
Se adentró tras observarlo enternecida y embelesada ante su belleza por unos segundos. A parte de todo lo guapo que era, adoraba lo noble que estaba siendo con ella, a pesar de todo lo hecho en un futuro
— Las personas pueden cambiar. — le dijo el hombre agarrando su mano, mientras le enseñaba una hermosa sonrisa— Para eso están las segundas oportunidades que te brinda la vida.
—Buenos días — besó su mejilla tomando asiento en una silla al lado de la mesa.
Al notar su presencia y contacto, dejó lo que estaba haciendo inmediatamente para prestarle atención a la mujer.
—Buenos días —sonrió apoyándose en la mesa para observarla mejor—¿Como dormiste?—
—De maravilla — aseguró mirandolo—¿Cuando podre salir?
Este suspiró frustrado ante su pregunta, sabia que llevaba mucho tiempo en su casa encerrada pero simplemente no podía dejarla salir al exterior. Cogió sus manos haciendo que lo mirar a los ojos, mientras acariciaba estas con los nudillos.
—Sabes que aún no— informó haciendo una mueca— Se que es difícil, pero por precaución esperemos hasta el juicio. No quiero exponerte a la luz con esa loca suelta.
Bufó cansada de tener la misma rutina cada día, pero en parte sabia que el Diggory tenía razón y debía obedecer, pues no quería que su vida volviera a correr riesgo
—Esta bien, perdón por ser tan impaciente Ced..— suspiró apenada—¿Aún no se sabe nada de ella?
Este negó, dejando un cariñoso beso en sus nudillos.
— Desde que la atraparon, solo se sabe que esta encerrada en el ministerio hasta que el juicio se lleva cabo— informó el hombre.
—Esta bien...— se levantó, dejando un beso en su cabello alborotado llendo hacia la cocina— Iré a por un café
— Perfecto, Jess
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El niño miraba a la pareja alternativamente y nervioso, para después fijar su vista en la matrona quien solo negaba sorprendida al no poder creer que quisieran hablar con el, para escojerlo como candidato.
—Les dejare solos— informó la matrona saliendo— Pero recuerden, hay muchos más niños esperando un hogar.
El pequeño, solo miró con tristeza a la mujer quien se iba dolido ante sus palabras.
Cuando Fred estuvo frente suya pudo confirmar lo que su novia decia, era parecido al Black con los ojos de los Lupin y las pecas de Fred, milagrosamente.
—Cielo.., porfavor no le heches cuenta — pidió Elizabeth cuando la mujer se retiró.
Este bajó la cabeza, sabiendo que otro rechazo se venía de nuevo y era una pena, pues el pelirrojo se le había hecho extremadamente gracioso y la mujer altamente cariñosa.
—¿Por que mi?—preguntó levantando la cabeza, con ojos cristalizados mirandolos
—Porque nos parece injusto que te traten así — informó Fred, acercándose para agarrar su mano y se alivió al ver que este no se alejó— Somos como tú.
Este abrió los ojos sorprendido, pero a la vez extrañado por sus palabras.
—¿Como yo?
—No eres un fenómeno, cielo — aseguró la mujer acercandose tambien— Nosotros también podemos hacer magia y tu eres uno de los nuestros.
Los miró confuso y con los ojos llenos de esperanza
—¿Podeis demostrarlo?— preguntó avergonzado y nervioso
La mujer hizo sacar su varita, mostrandosela al niño
— Esto es una varita mágica, a tus once años podrás utilizarla— vio a su alrededor y observo una maceta—¡Wingardius leviosa!
Esta comenzó a flotar haciendo que este se llenara de felicidad al ver que no mentían.
El pelirrojo y la azabache sonrieron complacidos al ver como lograron causar un brillo en los ojos del rostro del pelinegro.
—¿Te gustaria formar una familia con nosotros?— preguntó Fred mirandolo—Puedes decirnos la verdad
Este asintió euforicamente. Una familia al lado de los dos sonaba maravilloso, ambos habían sido agradables a su lado, simpáticos, cariñosos y risueños.
—¡Claro que quiero!— afirmó el niño—¿Podré tener un nombre de verdad?
—El que tu quieras, cielo
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—¿De verdad lo quieren?— la matrona en su escritorio miraba a la pareja como si de locos se tratasen.
Fred agarró la mano de su novia asintiendole, mostrándole apoyo
—Queremos formar una familia con el— aseguró Elizabeth con una sonrisa en su rostro.
—Como digan..— comenzó extrañada a remover papeles — No tardara mucho el proceso de adopción, pero mientras tanto pueden venir a verlo en las tardes
Fred y Elizabeth se alegraban que al ser un pequeño orfanato muggle, y que por desgracia quisieran que el pobre niño se fuera lo antes posible, no tuvieran que dar gran cantidad de datos. Habia sobrado con saber sus nombres y si tenían recursos suficientes para iniciar con un miembro más.
No sabrían que hubiera pasado si les hubieran preguntado por sus trabajos.
Su vida comenzaba a dar sentido y la pareja esperaba vivir una vida calmada y tranquila junto a sus hijos...
OMG CON JESSICA, ¿Creían que murió?
¡Mañana lo editaré mejor, lo prometo! Pero estoy atareada y no quería dejaros dos dias sin capitulo. ¡Espero que os haya gustado, no os olvideis de votar y comentar! Los quiero, nos leemos <3
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