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Mason Banes se movia de un lado a otro de la habitación,  con los nervios a flor de piel, quería golpear lo primero que viera frente suya pero se contenía las ganas. Su esposa lo veía con frustración, rodando los ojos mientras estaba sentada tranquilamente en el sofá de su casa, leyendo una revista como si nada hubiera pasado.

A veces, se preguntaba por qué se había casado con Rebecca. Era una mujer que no expresaba sus sentimientos, si es que tenía (pensaba el hombre). Era fria, y no le gustaba las muestras de amor en público, y ni siquiera en privado. También sabia que la mayoría de inseguridades de su hija eran causadas por su culpa, haciendo que su corazón se desmoronará y se partiera de dolor al escuchar cómo su hija  se deshaogaba con el y rompiera e sollozos, contándole a su padre todo lo que tuvo que aguantar.

—¿Puedes parar Mason?— preguntó Rebecca frustrada, sin quitar ojo de la revista que tenía entre manos

El hombre rió ironico frenando frente suya.

—¿Puedes parar de hacer como si nada estuviera pasando?— se quejó el hombre tomando asiento en un sillón enfrente de su mujer, cruzó sus piernas mirsndola con los brazos tensados.

—¿A que te refieres, Banes?— inquirió alzando la vista del periódico dejándolo a un lado, para escuchar las palabras de su marido,  quien no parecía estar muy contento.

—¿¡que a que me refiero?!— exclamó con ira el hombre—¡Nuestra hija esta desaparecida y no sabemos nada de ella!— bramó con furia hacia la mujer con la que estaba casado— Pero ya veo, que nunca llegó a importante, lo único que lograste causarle a tu hija era inseguridades. No fuiste una buena madre Rebecca, fuiste un mal ejemplo para Jessica, y espero que abralos ojos y se de cuenta de quien verdaderamente es.

—¿¡Que idioteces andas diciendo Mason, por Godric?!— ofendida, se levantó del sofá yendo hacia la ventana.

—¿Idioteces?— repitió soltando una risa irónica, llendo tras ella.— Sabes perfectamente que no son idioteces, todo el mal que ha estado causando Jessica a esa familia es unicamente por tu culpa, y no trato de exculparla, pero estoy seguro de que si no hubieras abierto tu boca para comerle la cabeza con esas tonterías, Jessica podría ser feliz y podría tener el conocimiento de lo que verdaderamente es amar y ser amado.— miraba como su esposa evitaba su mirada.— No sabes la mitad de cosas que ha tenido que sufrir tu hija, porque no le dabas a tu hija la oportunidad de poder confiar en ti sin ser juzgada.

Rebecca no decía nada,estaba sin palabras ante la "especie de riña" que su marido le había dado en esos momentos. Evitó su mirada, observando como las gotas dr lluvia caían por el cristal de la ventana sin camino fijo alguno. Era un dia triste, de estos en los que no tenías ganas de hacer nada más que quedarte en tu casa.

—Simplemente dices eso porque es tu niña consentida

Murmuró la Banes, mirando esta vez  a los ojos de su marido con furia y reencor.

Nadie sabía cómo el matrimonio Banes podía seguir en pie.

Catherine Banes irrumpió en la sala, confundida al ver la escena frente a ella de la pareja, aunque en el fondo no le sorprendia que estuvieran discutiendo, pues se pasaban los días así. Sus tacones resonaron en la sala, haciendo que ambos se tuvieran que voltear, para ver frente ellos la imagen de la mujer mayor que aun se conservaba muy bien. No había perdido su forma física, haciendo que el traje que llevaba puesto le quedara de infarto. Acompañaba la imagen con su sonrisa arrogante que siempre estaba en su rostro, y su mentón en lo alto mostrando seguridad en si misma.

—Los buscan en la entrada — informó — No se donde esta la maldita elfina, no se ocupa de las visitas.

Mason rodó los ojos al escuchar lo último, no le gustaba que tratasen mal a la elfina que los servia, por eso como recompensa de lo bien que les ayudaba solía darle algunos días de descanso a espaldas de su mujer y su madre, quienes si se enterarian, lo matarían y prohibirán hacerlo de nuevo.

—¿Quien nos busca, madre?—preguntó Mason, separándose de su mujer, intentando no mirarla a los ojos tras la mala discusión que tuvieron.

—El mismisimo Harry Potter— informó la mujer— Viene a hacer algunas preguntas, para concretar cosas sobre a desaparición de Jessica.

Los ojos de Mason se iluminaron por primera vez en mucho tiempo, al albergar aún una esperanza en volver a ver a su hija y encontrarla para ponerla a salvo de las envenenadas garras de su madre.

—Permiso.

Fue el hombre hacia la entrada de la casa, donde el autor estaba expectante para que un miembro de la familia viniese a entenderle.

Rebecca rodó los ojos al ver la actitud de su marido y se sentó de nuevo en el sofá, ante la atenta mirada de su suegra.

—¿Y la elfina?— pregunto Catherine, frustrada de nuevo— Me gustaría una buena copa de vino

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—Se que es difícil, y que todo esto le va a costar pero porfavor pido que colabore con lo que pueda y que su mente esté abierta.

Exigió el auror en el despacho del hombre frente a el.

—Esta bien, lo intentaré.—soltó un suspiro, incorporándose de la silla para ver con una ceja alzada el folleto con la cara de su hija.—¿esto es necesario?

—Señor Banes, lo siento mucho. Pero la mayoría de los indicios indican que la culpable de la desaparición de la menor Hiraeth Lupin, es su hija. Y que Jessica no desapareció, si no huyó porque sabía que la estamos buscando— volvió a repetir el hombre— Por eso es necesario que el mundo magico lo sepa, por si ven a su hija.

—En el fondo lo entiendo Harry— soltó un suspiro, viendo apenado el cartel de su hija— Simplemente me cuesta creer que mi hija, mi pequeña haya sido capaz de hacer algo así

Harry hizo una mueca, poniéndose en la piel del hombre frente a el.

—En parte, lo entiendo..

●●●

Llegaron a la Madriguera,  donde todos estaban atentos sobre la noticia importante que la mujer tenía que anunciar, pues a todos los miembros de la familia Weasley habían recibido una lechuza que contenía una carta, diciendo que necesitaba contarle una noticia importante.

Todos creían que se trataba sobre el paradero de Hiraeth, y llegaron ansiosos y curiosos por saber cuál era la tan  importante noticia.

Se encontraban entrando en la madriguera, cuando la mayoría de la familia Weasley se le hecho encima

—¿Que pasó, cual es la noticia?— habló primeramente Ginny Weasley, que llegó impaciente.

—¿¡Se sabe algo de Hiraeth?!— bajó las escaleras con prisa Ron, causando que su pie se posara mal, torciendose un pie y cayendo. Afortunadamente, puso las manos en los escalones rápidamente para no caer más para abajo.

—¡Ron!—

La sala se llenó de gritos silenciosos al ver como el pelirrojo caía por las escaleras.

—Pardillo..— se burló Ginny en voz baja.

—Idiota— respondió este, incorporándose de las escaleras como si nada hubiera pasado, aunque su tobillo le dolía aún, pero prefería ser consiente ante de las noticias.

—Olvidemos la torpeza de Ron, y escuchemos lo que tiene que decir Elizabeth — propusó Bill Weasley,  con cierta burla en su voz.

El pelirrojo que recién había caído por las escaleras le dedicó una fulminante mirada a su hermano mayor.

—Si, Elizabeth querida— Molly Weasley,  la miraba con curiosidad y emoción por saber que pasaba—¿Cual es la noticia que tiene que darnos?

Miró a la familia asustada y nerviosa por sus reacciones, pero sabía que tarde o temprano debía hacerlo.

Su mirada se conectó rápidamente con la de Fred, quien asintió dándole una sonrisa de apoyo a la mujer que amaba .

—Estoy embarazada

La sala se llenó de silencio y algunas bocas abiertas ante la sorpresa del momento, pero al segundo se llenó de elogios y felicidad, dándole las enhorabuena y felicidades a la azabache, quien estaba sorprendida ante sus reacciones.

—Felicidades querida— Molly le sonrió, al fin una buena noticia entre tantas malas— De seguro, Oliver tiene que estar muy feliz por la noticia.

Fred carraspeó al escuchar el nombre del azabache, y antes de que Elizabeth pudiera responder ante la atenta mirada de la familia Weasley, se acercó detrás de ella, poniendo una mano en su  hombro , reconfortandola.

—El hijo no es de Wood— respondió con un tono serio, que pocas veces utilizaba indicando que no era una broma.— El hijo que espera Elizabeth, es mío.

La matriarca Weasley soltó un grito ahogado y se llevó las manos a la boca sorprendida.

Toda la familia se quedó en silencio, sorprendidos ante la noticia sin saber que decir ni que opinar.

La expresión de George era decaída y de tristeza en su rostro, aunque tenía una cierta sorpresa y celos ante su hermano, quien había conseguido volver a enamorar a la chica Lupin

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Tras que los familiares hubieran sido conocedores de la noticia, se sentaron en la sala charlando como si nada hubiera pasado,  aunque algunos aún seguían en trance, por la sorpresa.

—¿Entonces te acostaste de nuevo con mi hermano..?—Le dió Ginny un codazo, acompletado con un guiño de ojo y una sonrisa picara— Pillina, yo sabia que tenía razón

—Lo dije, hacíais buena pareja— aseguró Hermione, victoriosa de por fin a ver adivinado bien algo en su vida,  ya que la clase sobre esa asignatura no era su fuerte.

—¡Por Merlín, chicas!— se quejó sonrojada.

La matriarca Weasley,  se acercó a su hijo y a la mujer que esperaba su segundo nieto.

— Entonces.., Fred Elizabeth — los miró a ambos respectivamente —¿Que son? ¿Estan saliendo?

Antes de que algún miembro de la pareja pudiera contestar, un fuerte sonido de un golpe se hizo presente en la habitacion.

Jackson-Nicholas Vance,  había logrado hacer una aparición. Su cuerpo estaba lleno de rasguños y aseguraba que su brazo estaba roto. Habia sufrido una gran desaparición.

Los miembros de los Weasleys, soltaron un grito silencioso de sorpresa al verlo y corrieron a su alrededor.

—Hiraeth..., se encuentra en una choza cerca del bosque Lin's—

Dijo la ubicación de la joven, ante de caer inconsciente en el suelo de la Madriguera.


FINALMENTE SE SABE TODO, NO SABEN CUANTO ANSIE ESCRIBIR ESTE CAPITULO

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