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Fred y George se encontraban cerrando la tienda tras una larga jornada. El gemelo mayor, finalmente se incorporó al trabajo para ayudar asi a su hermano y a su encargada.
—¿Es buena?—preguntó terminando de cerrar y pasándole las llaves a su hermano—Kailei.
—Si, lo es. Es buena trabajadora me ha ayudado mucho estos días.— informó asintiendole a su hermano, tras atrapar las llaves.
—Ya veo, ya—suelta una leve risa, tras sus ocurrencias—¿Te seguiras quedando en el piso verdad?
El gemelo mene seguía viviendo solo, y al no tener una casa fija se quedaba en el piso de arriba de Sortilegios Weasleys ya que como su hermano tenía casa, nadie lo habitaba.
—Si—soltó un suspiro frustrado— Tengo que hablar con Angelina.., necesitamos aclararlo todo pero de momento ella sige en nuestro piso.—
—Pues si hermano, debéis hablar— concordó asintiendo y finalmente decidió hacer la pregunta — ¿Tu y Kailei.., tenéis algo?
George pensó en la conversación que tuvo con la mujer el otro día. El le dijo que no quería nada, sin embargo desde ese día no volvieron que hablar más y ahora se sentía terriblemente culpable.
Su intención no era herir los sentimientos de la Lombrad ni mucho menos , se había convertido en una buena amiga y en una buena compañía todo este tiempo que estaba separado de la Jhonson.
También, debía de admitir que amaba la intimidez que ambos compartían. Amaba sentir los labios de la mujer sobre los suyos, el sentir su cuerpo aprisionado al suyo mientras este se hundía en lo más profundo de la Lombrad, amaba escuchar como le causaba algunos jadeos o algunos gemidos o simplemente como gritaba su nombre y llegaba en su miembro.
Se sentia idiota pues no podía dejar de amar a la Lupin y por eso desperdiciaba grandes oportunidades como lo era Kailei.
El aseguraba que si se lo proponía podía amarla. Y pensaba que no olvidaría jamás a Elizabeth si seguía siendo fiel a su corazón.
Debía pasar página.
—Bueno.. , digamos que tenemos algo pero aún no somos nada..— comentó con una sonrisa de lado.
—¿Y a que esperas para decírselo Georgie? No pensarás que se quedara toda una vida esperando a que des el paso si tu no llegas a hacerlo— dijo esta vez Fred, apoyándose en la pared para mirar con mayor comodidad a su gemelo— La verdad, me gustaría verte por fin con una mujer hace tiempo que no estás con ninguna, sin contar a Angelina claro pero ustedes no conjeniabais muy bien.
—Tal vez, cuando aclare mis sentimientos pueda armarme de valor—comentó rascándose la nuca nervioso— ¡Oh vamos, Fred! ¡Tampoco es que tu estuvieras con una mujer como para hablar!
El gemelo mayor se quedó callado por unos minutos porque su mente pensaba en Elizabeth y en cuanto le gustaría que si fueran de verdad algo. Sabia que estaba con Oliver, pero si se acercaba a ella como lo había estado haciendo y lograba enamorarla tal vez Oliver y ella pasarían a ser historia. No le gustaba meterse entre relaciones, pero el de veras que quería a esa mujer.
—¡Callate George y corre a divorciarte!—
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Agradecía internamente que su abuela se hubiera ofrecido para cuidar a su hija ese día. Fred no podía, pues trabajaba y Jane feliz de que su nieta se relajara y desconectara con sus amigas decidió cuidar a la pelirroja.
Elizabeth se encontraba en una cafetería, junto a Ginny Weasley y Hermione Granger. Las tres mujeres por fin habían podido encontrar un día que todas pudieran, para quedar y hablar tranquilamente como en los viejos tiempos, aquellos donde no tenían preocupaciones en su vida.
—Si, bueno ambos se llevan muy bien—contestó Elizabeth removiendo su café con una pequeña cuchara que le brindaron— Eso me alegra, siento que por fin tendrán una relación padre e hija.—
Granger sonrió feliz por su amiga, por que por fin pudiera vivir en paz y tranquilidad, sin mentiras y sin secretos, y enormemente orgullosa por la mujer en la que se había convertido, todo lo que había tenido que pasar y en donde estaba ahora. Admiraba como su amiga a pesar de todos los males que la vida le había dado, siempre tenía una sonrisa en la cara y dispuesta a ayudar a sus amigos cuando en verdad, ella era la que necesitaba ser ayudada.
En cambio, Ginny estaba feliz y en su cara aparecía una sonrisa de fangirl. Desde que Jessica se fue y Fred y ella pasaban más tiempo, la Weasley pudo notar como su amiga estaba más extrañamente animada y podía asegurar que era gracias a su hermano. Aún tenía esperanzas de que ambos pudieran retomar lo que tuvieron hace cinco años, antes de que los inundarán y se ahogarán en viles y crueles mentiras por parte de las personas que querían hacerles daño y separarlos.
—Eso esta muy bien Elizabeth — pausó y le dio un sorbo al café para mirarla a los ojos examinando y analizandola—¿Que tienes con mi hermano?—
La pregunta la sorprendió, teniendo que mirarla confundida al no entender a que se refería concretamente.
—¿Estais saliendo o algo por el estilo? ¿os habéis enrollado?—dijo sin más rodeos, mirando con una cara pícara a su amiga
—¡¿Que?!—exclamó sorprendida ante la pregunta tan directa de su amiga— No, por Merlin no me he acostado con tu hermano, no estamos saliendo. ¿Como se te ocurre eso Ginny?.
—Pero te gustaría, y no lo vas a negar, te conozco y se que te mueres por volver con el.—
Elizabeth tras esa pregunta se quedó pensativa ¿ella en verdad lo quería?, estaba segura de que no era amor lo que sentía por Olvier ¿lo seria por Fred?. Estaba muy confundida, habían pasado tanto y ambos se habían herido mutuamente pero la atracción que ambos tenían por el otro era demasiado evidente.
Elizabeth Lupin no lo admitiría pero tenía miedo a enamorarse.
No quería que sus sentimientos se apoderaran de ella y volviera a salir herida de nuevo, y lo que más temía era que le afectara a su hija.
Pero lo que no podía negar es que Fred Weasley la volvía loca.
—No digas estupideces Ginny, por gódric— murmuró sonrojada intentando que estas no se dieran cuenta de esto.
—Yo pienso igual que Ginny—aseguro Hermione riendo leve— Si os lo propusierais, haríais una buena pareja y estoy segura de que el no te rechazaría
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L
o tenía todo magníficamente preparado y milimetrado para que no sucediera ningún error y todo saliera como lo planeado.
Agarró su varita, colocandola en el cinturón de sus pantalones. Salió de la casa en ruinas que había elegido para la ocasión, estaba situada en un bosque a no muchos kilómetros de la casa. Nadie sospecharía que se encontraría una niña allí.
Cogió con sus manos en el transaladador en forma de tenedor, para cerrar la puerta y dirigirse a su casa.
Una vez dentro del lugar en el que habitaba se dirigió hacia la pequeña habitación en la que su hermanastro, Jackson dormitaba profundamente.
Cerró la puerta con seguro, impidiendole entrar pues el ni mucho menor iba a salir de allí , no podía permitirse arriesgar su plan de esa manera. No confiaba en el joven.
Fue hacia su habitacion esta vez, donde tenía un conjunto de prendas negras que se las colocó para la ocasión y para no llamar la atención por si alguien lograba verla. Finalmente se colocó unos zapatos cómodos, que le permitían moverse sin necesidad de estar incómoda.
Con todo preparado realizó una aparición, llegando al pasillo de la Casa Black, donde irónicamente se encontraban viviendo las mujeres Lupin.
Caminaba lentamente, pues no tenía prisa y al ser altas horas de la noche sabia que no iba a ser descubierta por ningún integrante de la familia Lupin.
Vió una puerta entre abierta y decidió abrirla del completo, observando a una azabache dormida plácidamente en su cama. Era la habitacion de Elizabeth.
Se veía tan tranquila, tan calmada sin ninguna preocupación en su vida. A sus oídos había llegado la noticia de que desde que su "amorcito" rechazó a Jessica en el altar se veía más feliz y mas cerca del gemelo mayor.
Pero a ella no le importaba Fred, si no George. Sabia que el gemelo menor estaba completamente enamorado de la mujer, a pesar de que su hermano hubiera salido con ella y fuera el padre de la hija que está tenia.
Estaba completamente segura de que con Elizabeth por medio, George no iría a por ella, por eso ella se encargaría de hacerle todo el daño posible a la mujer por haberse robado el corazón del hombre que amaba y deseaba con ansias, empezando por donde más le dolía su querida hija.
La menor no tenía culpa de los actos que su madre realizó, pero de una forma u otra a la Lombrad le daba igual. Elizabeth Lupin nunca seria feliz mientras ella se lo pudiera permitir y mucho menos teniendo el corazón del joven y guapo pelirrojo del que estaba enamorada.
Una sonrisa macabra se instauró en su rostro al pensar en lo que se le vendría encima a la azabache.
Finalmente encontró el dormitorio de la pelirroja. Era grande, demasiado para una niña pequeña. Cerró la puerta tras ella y conjuró un muffliato para que nada pudiera oírse.
Se acerco a la cama de la niña y tapó su boca con su mano y con la otra colocando la varita en su cuello.
Hiraeth, a causa del impacto se despertó abriendo los ojos asustada, mirando a todos los lados y reconociendo a la mujer, pues la había visto en la tienda de su padre trabajando.
—No harás ningún ruido, de lo contrario no solo tu sufrirás las consecuencias, también tu querida madre y tu amada abuela— le susurró en el oído a la menor.— Ahora te vas a levantar y vas a hacer todo lo que yo diga, si no quieres salir lastimada.—
La pelirroja asustada asintió rapidamente, notando como sus ojos se llenaban de lágrimas ante el temor de no ver a su madre, padre y seres queridos nunca más.
Se incorporó aún sin decir palabra, con la varita de la mujer apuntandola directamente
—Muy bien, haces caso—sacó de su bolsillo el tenedor— ahora agarraras este tenedor y nos llevará a tu futuro hogar por mucho tiempo—
Alargo la u, haciendo que el miedo de la menor aumentara considerablemente.
Obedeció y puso ambas manos en el cubierto, y junto a Kailei se aparecieron en una casa en ruinas, sin muebles y sin ventilación. La pequeña trgó saliva nerviosa al ver el estado de la casa.
—Bienvenida a tu nuevo hogar—
¿Que había hecho ella para merecer algo tan cruel como
esto?
El drama finalmente comenzó.
Vamos a llorar? Confirmamos
¿Que os está pareciendo?
No os olvidéis de votar y comentar
Os escucho, nos leemos os quiero! <3
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