27

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La noche estaba estrellada, a pesar de ser verano la brisa corría, haciendo que la menor se abrazara a si misma, pues llevaba un vestido de tirantas que había escogido ella misma.

Jane estaba junto a ellas, lo había dejado muy claro, estaría siempre a su lado y más en las malas, cuando sus mujercitas más la necesitaran. Le dio una mirada de apoyo y con suelo a su nieta, junto a un asentimiento para que tocara la puerta.

Así como indicó su abuela hizo. Segundos después Molly Weasley se hizo ver. Llevaba un blanco delantal y en la mano un bol, posiblemente de alguna comida. No se veía bien, algo le decía a Elizabeth que le preocupaba alguna cosa.

—¡Oh Bienvenidas!—mostró un intento de sonrisa, y se sorprendió al ver a la mayor —¡Jane cuanto tiempo!—


Jane Mckinnon se conservaba muy bien a pesar de su edad, a pesar de que ella no era de las que solían preocuparse mucho por su aspecto , su belleza nunca se iría.

Esto a Molly, le sorprendió. No creía que se vería tan bien la mujer, que a pesar de ser mayor que ella se encontraba de una manera espectacular. Con su camisa color azul oscuro, y unos pantalones color negro y su pelo recogido en un moño.

—Veo que ya conoces a mi otra abuela—comentó Hiraeth con una sonrisa de oreja a oreja—

—Claro, conozco a Molly desde hace mucho tiempo.—explicó la mayor.

Antes de que Molly pudiera contestar, la voz de George se hizo presente en la conversación.

—¡Ángel!—llamó por su apodo a su hija en cuanto la vio, esta salió a los brazos de su padre quien la cargó de inmediato.

—¡Papá!—sonrió dejando un beso en su mejilla cariñosamente.

El hombre se acercó donde estaban las dos mujeres, ya dentro de la madriguera.

—Bienvenidas..—mostró su mejor sonrisa al ver a la mayor.-Señora Mckinnon, cuanto tiempo. Ya me comento su nieta que ahora vivían juntas. Hiraeth está muy feliz por ello.—

La menor asintió, dándole la razón a su padre, con una sonrisa.

—George, cuanto tiempo—exclamo con una misma sonrisa.—Me alegro de verte.—

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Los murmullos de la gran familia se escuchaban en la mesa, mientras degustaban una rica comida que elaboró la matriarca.

Elizabeth pudo notar que algo le sucedía, no tenía una sonrisa, y padecía de ojeras cuando rara vez vieron a la mujer con estas.

—¿Qué teníais que anunciar?—inquirió por fin Bill, mirando a su hermano con una expresión de confusión.—¿por algo nos reuniste aquí a todos hoy no?—

Jessica miró a su prometido, agarró su mano entrelazando los dedos mostrándole apoyo y le dedicó una hermosa sonrisa mientras asentía.

Fred ante tal acto besó su mano y miró a su familia, dispuesto a anunciar la explendida noticia.

—Familia, como podréis ver los he reunido hoy a todos aquí por una importante razon—agarró la mano de su prometida, poniéndola sobre la mesa a simple vista el hermoso anillo que le compró para la propuesta.—Tras cinco largos, y preciosos años a su lado, tome el valor de pedirle matrimonio, y soy muy feliz de anunciarles que aceptó—comentó con una amplia sonrisa a toda su familia—Jessica y yo nos casaremos.—

El sonido de los cubiertos dejando de sonar se hizo presente, pues todos se habían quedado sorprendidos ante tal noticia. No sabían que comentar, era una mala noticia en parte pues no les agradaba la ahora futura mujer de su hermano.

La mirada color chocolate de Elizabeth se cruzó con el profundo océano de su abuela. Jane lo sabía, la noticia le había caído a su nieta como un balde de agua fría. Ella pudo notar como los sentimientos de esta por el gemelo mayor volvían, y sabía que la noticia no era ni mucho menos de su agrado, su cara podía reflejarlo perfectamente.

Hiraeth pudo notar como su familia se quedaba callada y no entendía el por qué, era una buena noticia que su tío se casara con la mujer que amaba y si el era feliz ella lo estaría.

—¡Felicidades, enhorabuena!—exclamó la pequeña sonriendole al futuro matrimonio.

Fred le devolvió la sonrisa algo impresionado, pues su familia no hablaba y a la persona que no había sido especialmente amable con ella se alegraba por el.

—Gracias pequeña.—le sonrió sincero.

Esas dos palabras se clavaron como puñales en el estómago de Elizabeth. Si el supiera la verdad, el podría llamarla así cada día.

Pero el padre de su hija se casaría con una mujer que no era ella. Ella no significaba nada para el.

—¿Felicitaciones...?—murmuró Ron algo confundido, pues no sabía si sería bien decir esas palabras.—

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La noche transcurrió con un ambiente extraño, tenso y desagradable tras ser conocedores de la noticia. A malas, la familia tuvo que demostrar felicidad por su hijo.

Jessica Banes, pudo notarlo perfectamente. Después de comer salió al jardín exterior junto con su prometido. La noche estaba fría y se abrazó a si misma, Fred quien lo notó le ofreció su chaqueta, terminado por abrazarla por detras, escondiendo su cabeza en el hueco derecho de su cuello.

—Proximamente casados...—murmuró a raz de su piel dejando un beso en esta.

—Si..—murmuró la mujer.

No entendía que estaba mal con ella, tuvo que separarse de su novio para dirigirse a paso rápido hacia el baño de la casa.

Un revoloteo en su estómago se hizo presente, y las ganas de vomitar se hicieron presentes en el cuerpo de la mujer.

Llegó agarrando con fuerza la tapa del retrete donde hecho todo lo que le hubo caído mal.

—Linda, ¿estás bien?—se escuchó la voz del hombre tras la puerta.

La mujer tras hechar en el retrete todo lo que le sentó mal, se levantó para tirar de la cadena y lavarse la boca.

Fred al verla salir le frunció el ceño, asustado y preocupado por la chica.

—¿Preciosa estas bien?—inquirió asustado

—algo me debió caer mal—hizo una mueca

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—¿Que dices entonces? ¿Mañana paseo por el Londres muggle?—inquirió con una sonrisa en su rostro el gemelo mayor

—Como quieras, no tengo nada que hacer—formuló el menor.

Fred asintió, e Hiraeth apareció en su campo de visión.

—¡Hiraeth!—la llamó- Ven, por favor —

La pelirroja extrañada, obedeció acercandose a paso lento a su padre y tío.

—¿si?—

—¿Te gustaria venir con nosotros mañana a dar un paseo por el Londres muggle con nosotros?— preguntó Fred, con una sonrisa en su rostro. —

Definitivamente quería demostrarle a su sobrina que si la quería, y que le importaba demasiado asín como ella lo hizo.

—¡Claro,claro!—asintió euforicamente con una sonrisa.—¡Podríamos ir a por un helado y dar un paseo por los parques!—

Fred agarró su mano y asintió a todo lo que dijo su sobrina.

—Haremos todo lo que desees, pequeña.—

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Al día siguiente, tal y como indicaron los gemelos fueron con ella a dar un paseo al Londres muggle.

Elizabeth, extrañada por la repentina cercanía de el gemelo mayor hacia su hija. Hiraeth sorprendida, y emocionada por estar con su tío.

Pero Jane Mckinnon, presentía que algo malo iba a ocurrir. No sabía el que pero tenía miedo por lo que pasaría.

—Es tan pequeña...—murmuró Fred, quien estaba sentado en un banco mientras ambos observaban a la menor quien se lanzaba por los toboganes muggles, con una sonrisa.—

—Te lo dije —aseguro el menor— Debiste haberle dado una oportunidad cuando era el momento, es una gran niña, con un gran corazón.—

—Me gustaría tener una hija como ella.. —las palabras brotaron de sus labios.

George lo miró asustado y confundido.

Si el supiera que en verdad era su hija..

—¿Te gustaria acaso tener hijos?—preguntó sorprendido.

—Nunca lo pensé, pero supongo que si—asintió— De pequeño no quería tener hijos ni por mucho menos, pero ahora sueño con un pelirrojo o una.—

El gemelo menor, asintió volviendo a poner la mirada en la verdadera hija de su hermano.

A veces pensaba, que si el hubiera tenido el coraje suficiente para hablar antes con la chica y enamorarla las cosas ahora podrían haber sido distintas.

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Tras una larga tarde, donde todos se lo pasaron especialmente bien y los verdaderos padre e hija pudieron conocerse mucho mejor.

Elizabeth abrió la puerta y vio la sonrisa de su hija, que hizo que su corazón diera un vuelco al verla al lado de su verdadero padre.

—¡Me lo pase genial!—exclamó la pequeña.

Besó la mejilla de su madre, para dirigirse rápidamente al salón y tumbarse en el sofá, dejando solos a los tres adultos en un incómodo ambiente.

—¿Se la pasaron bien..?—inquirió la mujer rompiendo el silencio.

—Sobretodo ella—asintió el gemelo mayor.

—Fuimos a un parque, y después comió helado—explicó George —Ya sabes, su plan perfecto.—

La mujer asintió, soltando una leve risa que se instaló en los oídos del gemelo mayor queriendo escuchar ese sonido por todos los días de su vida.

La mujer tras unos minutos los invitó a pasar.

Caminaron por el estrecho pasillo, hasta el amplio salón. Donde Hiraeth había quedado profundamente dormida en el sofá.

—Parece que alguien llegó muy cansada-!—comentó con cierto humor Elizabeth al verla.

—La subiré a su cuarto—la cargó con delicadeza en sus brazos para no interrumpir su preciado sueño.— ¿Me podrías decir dónde está?—

—Te acompaño—indicó Elizabeth, para que después ambos se perdieran en la gran casa, dejando al mayor solo.

Primer error de la mujer.

Fred se paseó por el salón, que recordaba levemente. Por lo que le dijeron era el cuartel de la orden del Fénix.

La chimenea le llamó la atención, pero más un pequeño cuaderno el cual estaba forrado de un color amarillo que le atraía a leerlo.

Sabia que estaba mal estaba invadiendo la privacidad de su dueño, pero algo en su interior hizo que lo abriera y comenzara a leerlo.

Ojeo las primeras páginas sin nada interesante y se dirigió a las últimas.

5 de Octubre de 1998

Querido diario:

Hoy descubrí una noticia que estoy segura que cambiará mi vida en todos los sentidos posibles.

Estoy embarazada.

Aún no se que hacer, tengo 18 años y algo de miedo corre por mi cuerpo.

Pasó la página, pudo descubrir que el diario era de Elizabeth, pues le dijeron que quedó embarazada a esa edad

7 de octubre de 1998

Querido diario:

El amor es una mierda.

Tras armarme de fuerzas para decirle a Fred que estaba embaraza, me sorprendió aun más el.

No me ama, esta enamorado de ella.

Tal vez parezca simple, pero escribo esto con lagrimas en mis ojos y con un dolor profundo.

Sola y con un hijo a la espera

El diario cayó al suelo. El era el padre de su hija, en el mismo diario lo ponía.

Fred era el padre de Hiraeth no George.

—Creo que leer las cosas de otras personas sin permiso es de mala educacion—Aparecio la Mckninnon mayor en la sala, seguida de Elizabeth y George.

El gemelo mayor hizo caso omiso a la mujer y miró a la pareja que la acompañaba

—¡Ustedes dos son unos mentirosos! ¡Hiraeth es mi hija!—


¡Hola! ¿qué os ha parecido?

Necesito vuestra ayuda. ¿Cual portads os gusta más?


Realizé estas dos portadas, aunque podría dejar la que tengo actualmente.

¡nos leemos y escucho vuestra opinión!

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