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Su mente debatía si era buena idea preguntar o no, pero por una parte sus ahora tíos, le transmitieron mucha confianza y familiaridad desde el primer momento.

Se encontraba sentada entre ambos en el jardín, sentía el césped por las palmas de sus manos.

—Tu debes ser la pelirroja que consiguió conquistar el corazón del elegido, la hermana que logró sobrevivir entre hombres, quien arriesgaría su vida por cualquiera a quien apreciara.— murmuró la menor, por cada palabra levantaba la cabeza para mirar a Ginny.

Desde que tenía conocimiento, recordaba como su madre le contaba historias del mundo mágico. Tanto del elegido y como trajo la paz al mundo, como de los hombres que ayudaron a su abuelo convirtiéndose en animagos ilegales. Había memorizado todas y cada unas de las historias, pues eran de las pocas veces que su madre solía contarle cosas de su pasado.

Las mejillas de la pelirroja tornaron color carmesí, sonrojada ante las palabras de la niña.

—¿Cómo lo sabes...?—murmuró sorprendida, mirándola con una amplia sonrisa.

—Mama suele contarme historias—explicó y miró a su izquierda donde se encontraba su tio— Si no me equivoco tu eres el amigo leal, el valiente Griffindor que se hizo espacio en la gran familia, quién arriesgó su vida en un ajedrez a su corta edad. Y por último pero no menos importante, hizo que la bruja más lista de su edad abriera los ojos y se diera cuenta de cuán enamorada estaba— relató.

Los labios de ron se curvaron,  mostrando su icónica sonrisa. Su cara rebosaba de emoción y gratificación al escuchar como su sobrina hablaba de él con tanto orgullo y entusiasmo en su aguda voz.

—Supongo que seré yo— agarró la mano de la pequeña.

—Ambos debeis prometerme una cosa— comenzó a dejar sus nervios con sus familiares— Quiero que me ayudes a practicar Quidditch —tornó su cabeza en dirección a Ginny— y me gustaría que me enseñaras a jugar al ajedrez—pidió, ahora mirando a Ron— Porfavor.—

La gratitud que poseían en ese momento los dos hermanos Weasley era inexplicable. Ver hablar a la pequeña de ellos con tanto orgullo hizo que sus corazones se ablandaran. Tenían seguro que el conocimiento de su existencia marcaría un antes y después en sus vidas. Ahora poseían una responsabilidad, a la que cuidarían, protegerían y amarían de una manera infinita.

Tras que ambos miembros de la familia Weasley le aseguraran con total certeza a la menor que si ella quería ellos le enseñarían felizmente, se pusieron rumbo al hogar donde habitaban de nuevo.

El resto de la familia se encontraba sumergida en una conversación en la cocina.

—Cómo ya dije Elizabeth, nos tendrás para..—sus palabras quedaron esparcidas en el aire al ser interrumpida por su nieta, quién entraba corriendo a la cocina con una emoción inexplicable.

 Todos se giraron a verla, por dónde pasaba desprendía felicidad y amor, su sola presencia hacía que los que se encontraban alrededor olvidaran sus problemas, y solo se concentraran en tener un buen rato junto a la niña de sus ojos.

—¡Mamá!— se lanzó a los brazos de su madree, quién la cargó para poder mirarla a los ojos— ¡Ginny y Ron me enseñarán a jugar al Quidditch y al ajedrez!— anunció con emoción- ¿A que es genial?:-

La sonrisa de George se curvó al ver como "su hija" había congeniado tan sumamente bien con sus dos hermanos menores, y rezaba y esperaba que fuera igual con los demás. Especialmente, con su gemelo.

—Oh, claro que lo es cariño— sonrió a su hija, embelesada al ver cómo el brillo de sus ojos comenzaba a recobrar vida. 

La vergüenza de la menor se hizo presente al girar la cabeza y encontrarse a sus abuelos mirándola con amplias sonrisas consternados. Ninguno de los dos se esperaba que de un día para otro una nieta de cinco años apareciera en su vida, pero tenían seguro que sus días amanecerían mejor si tenían a la pequeña que contagiaba alegría por cualquier sitio que fuera.

Sus mejillas se tornaron de un color carmesí al darse cuenta que era el centro de atención de los Weasley.

—Hiraeth , cielo— se aceró Molly a la pequeña poco a poco— bienvenida a la familia, nos tienes para cualquier cosa, y puedes venir siempre que tu quieras— algo dudosa, dejó un beso en el cabello de ella y recibió una sonrisa de su parte.

—Exactamente, y verás cuándo conozcas a todos tus tíos se volverán locos con tu presencia— le sonrió ahora su abuelo.— Bienvenida a los Weasleys pequeña.—

Ante la conmoción, su padre se acercó y la cargó quitándole a Elizabeth la pequeña, quién se la entregó gustosa de que ambos tuvieran una buena relación padre e hija.

—Bienvenida, cielo— dejó un beso en su mejilla y con la mano restante alborotó su cabello rojizo.—

●●●

Se encontraba frustrada  y preocupada a la vez.— ¿Dónde estaba su chico?— se preguntaba. Las horas del reloj pasaban y por cada vuelta de la manija más inquieta se sentía. Él debía de estar ya en su casa, junto a ella. Su jornada laboral había terminado ya, no se explicaba el por qué de no llegar a su hogar.

Sin querer esperar un segundo más, se levantó del sofá y cogió del perchero su chaqueta de color negra, era su talla pues no le quedaba ni muy grande ni muy estrecha, tenía tachuelas en las mangas dándole un toque más gótico. No recordaba exactamente cuanto le había costado, pues en cuanto la vio quedó totalmente embelesada y su novio, al darse cuenta se presentó en casa con ella, regalándosela y haciendo feliz a la muchacha.

Sin duda, la amortentia hacía un efecto increíble.

Tan bien funcionaba, que Jessica a veces creía que lo que vivía era real, que Fred la amaba sin poción y que su vida junto al pelirrojo era inigualable. Pero eso solo era una vil mentira, Fred estaba hechizado y sus sentimientos sin la poción de amor no serían correspondidos, por eso nunca dejó de proporcionarle su dosis diaria de esta.

Cuando estaba dispuesta a abrir la puerta para ir en busca del hombre, este apareció con rostro demacrado y en sus ojos se podía ver reflejado su cansancio y algo más que Jessica no pudo identificar.

—¡Por Godric! ¿Puedes imaginar cuán preocupada estaba?— exclamó quitándose su chaqueta y dejándolo pasar— ¡Tu jornada debió terminar apróximadamente hace dos horas! ¿Dónde diantres estabas?.—

El pelirrojo dejó también su chaqueta del trabajo y sin contestar las preguntas de la mujer se dirigió al salón, para poder sentarse y acomodarse en el sofá de la casa.

—¡Frederick, te estoy hablando!— se quejó furiosa.

Sentado, con las rodillas flexionadas, enterró su cabeza en sus manos.

—Ha sido un día raro— farfulló— demasiadas emociones.—

Eso último preocupó a la mujer, no era bueno que su pareja sufriera tantas emociones pues su salud podía empeorar. Se sentó a su lado, y apoyó su mano en la rodilla de este, brindándole suaves caricias con el fin de relajarlo.

—¿Quieres contarme cariño?— besó su mejilla y adoptó una mejor posición para acariciar su centellante cabello.

Meditó internamente si era buena idea contárselo a su novia, pero finalmente optó que si. De una manera u otra se iba a enterar y prefería que se enterara por el y no por su hermano.

—George, tiene una hija.—

●●●

El día siguiente se tiñó de gris, las nubes cubrían el cielo dándole un aspecto apagado y triste, tal y como estaba previsto que fuera el día, tras el suceso que iba a ocurrir. Hoy era el día de la partida de Oliver, y no tenían ni mucho menos ganas de despedirlo, sabían con certeza que lo añorarían demasiado.

—¿Estás lista campeona?— apareció el hombre en el marco de la puerta de la menor, la cual miraba por la ventana de su habitación el cielo apenada. Tras escuchar su voz, se giró encontrándose con su rostro, asintió a duras penas.

Sus ojos al verlo, se empañaron al segundo, lágrimas empezaban a recorrer su rostro y no podía hacer nada para detenerlas , pues el sentimiento era puro y verdadero, no quería separarse de el único hombre que fue su figura paterna todo este tiempo.

—Ey, ey no.— se agachó a su altura obligándola a mirarlo.—¿Qué sucede?.—

—No quiero que te vayas...— sollozó echándole los brazos alrededor de su cuello y enterrado ahí su cabeza—te voy a extrañar tanto..—

Podía jurar que su corazón se partió en mil y un pedazos al ver como la pequeña a quién quería como una hija propia, lloraba por su culpa. La iba a extrañar tanto como a su madre, quién era la única dueña de su corazón.

Iba a ser complicado separarse durante tanto tiempo de sus chicas favoritas y más en estos tiempos, pero escribiría cada semana, y estarían en su pensamiento cada milésima de segundo.

Ambos se fundieron en un dulce y triste abrazo de despedida hasta la hora de su partida.

●●●

El aeropuerto Muggle esta abarrotado de estos, la mano de Hiraeth no  soltó la de Oliver en ningún momento por miedo a extraviarse y a parte quería aprovechar todo el tiempo posible a su lado.

Por otra parte, Elizabeth veía la escena conmovida. Echaría de menos a su pareja, y extrañaría verlo al lado de su hija.

 A simple vista parecían una familia feliz, pero sabían con certeza que no era así.

Llegaron a la puerta de embarque, dónde sus caminos se tenían que separar.

—Cuidarse mucho, no sabéis cuanto os voy a extrañar—admitió Oliver, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban por salir.—

Elizabeth, se lanzó a sus brazos enterrándolo en un abrazo él cual finalizó con un beso húmedo, a causa de que las lágrimas de ambos recorrían cada rincón de sus caras.

—Te quiero mucho— juntó el hombre sus frentes disfrutando los últimos minutos con su pareja.— Cuéntame cada cosa que pase y tened cuidado— susurró refiriéndose al plan.—

La mujer asintió sin capacidad de formular palabras, debido a la conmoción del momento. Oliver se separó y dirigió a la pequeña que miraba el suelo cabizbaja con ojos cristalizados.

—A ti también te quiero muchísimo— besó su frente— cuidaros muchísimo.—

Tras estas palabras  y un abrazo grupal de despedida, el jugador de Quidditch tomó su maleta y sus cosas para dirigirse a la nueva etapa de su vida, porque debía perseguir su sueño por mucho que le costara dejar a las personas que mas amaba por un tiempo. Deseaba que pronto pudiera volver con ellas.


Hola!, espero que les haya gustado y que se encuentren bien.

Les tengo una pregunta, ¿les está gustando la historia?

Estare estos días más activa.

Dicho esto, me despido un abrazo a todxs! Les quiero! <3

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