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Llegó apurado a su trabajo,  el cual estaba a tempranas horas de la mañana abarrotado de gente. Niños corrían de unos pasillos a otros, buscando  probablemente objetos para realizar sus futuras bromas en Hogwarts. Padres iban tras ellos, intentando ir a su ritmo y que no se perdieran, cosa imposible pues se veía que tenían suficientemente energía como para recorrer los pasillos de Sortilegios Weasley una y otra vez sin cansarse.

Buscó a su hermano principalmente en la caja, pero no estaba en ella cosa que lo extrañó. Fue a su despacho, dónde lo encontró respaldado en la silla con su mano apoyada en su cabeza y sus ojos cerrados. Esto alarmó al pelirrojo, pues eran los síntomas que su hermano solía tener cada vez que sus malestares comenzaban a interrumpir en su vida.

—Fred, ¿te encuentras bien?— se sentó en la silla frente a él, con una expresión preocupada por su gemelo—¿Necesitas algo?—

—Se me olvidó tomarme esta mañana la poción— se quejó, enterrando su cabeza en ambas manos—Jessica no tarda en traérmela.—

George hizo una mueca desagradable al escuchar el nombre de la pareja de su hermano, esa mujer no era del agrado de su familia ni de él. Y el hecho de haberse  entrometido en la relación de Fred y Elizabeth, haciendo que esta saliera herida hacía que su odio hacia ella fuese innegable. Pero ahora él, tenía la oportunidad de cuidar a la que en realidad es su sobrina, como una hija y demostrarle a la mujer que fue dueña de su corazón durante mucho tiempo ( y en parte, persistía siéndolo) que podía amar a su hija como si fuera la suya propia. Sería el padre que la pequeña de tan solo cinco año, necesitaba.

—Estaré atendiendo a los clientes- se levantó de la silla, dejando reposar a su gemelo—regresa cuando estés mejor.—

Fred murmuró un <<está bien>> y George salió de ahí,  directo a atender la gran cola que tenía de gente esperando. Sin duda, debían contratar a alguien de mantenimiento que pudiera ayudarlos, hablaría con su hermano sobre eso, pero era cierto que ambos estaban tan calmados siendo los únicos encargados de la tienda, qué la idea de otra persona no se les hacía agradable del todo.

También debía hablar con Fred sobre Hiraeth, tenía previsto hacerlo esa misma mañana, pero en esos momentos no lo haría, no quería empeorar el estado de su hermano. Hoy necesitaba salir antes del trabajo, iría con Hiraeth a por un helado y hablarían ellos a solas, para poder conocer mejor a la que ahora era su hija. Después, tal y como acordó con Elizabeth, regresaría a su apartamento para juntos ir a La Madriguera, dónde Molly los esperaría, en compañía de Arthur, y como no Ron y Ginny, quién siempre estaban merodeanado por allí.

Minutos después, Fred salió del despacho aún con cara de dolor. Se dispuso a atender la caja mientras George atendía a unos clientes. Para suerte del gemelo mayor, su novia apareció tras la puerta, tan hermosa como de costumbre haciendo que tanto varios hombre como mujeres voltearan a admirar sus pasos. Jessica se dirigió hacia el mostrador, con esa bonita sonrisa que cautivaba a cualquiera, pero sus ojos se centraban en el pelirrojo tras este. Su cuerpo se relajó al verla, sabiendo que traía lo que necesitaba y mentiría si dijera que no le gustaba ver a su novia mientras se encontraba en jornada laboral.

—Freddie, necesitas acordarte de la poción los días que esté en Gringgots—dijo sacando de la bolsa la poción que "calmaba" los dolores del pelirrojo— sabes que suelo tener poca jornada porque prefiero cuidarte, pero cuándo necesito ir necesito que te las  tomes.¿Si?—

Era cierto, Jessica trabajaba encargada de alguna de las bóvedas de Gringgots , pero tenía un contrato que indicaba que solo podía trabajar días puntuales, pues necesitaba cuidar al pelirrojo y "no dejarlo mucho tiempo sin supervisión"- según ordenes de medimago.

—Lo sé cariño, de verdad que se me pasó— murmuró y bebió la poción de un trago, entregandole después el frasco a la mujer— No volverá a pasar.—

—Ojalá Fred, no quiero que te pongas mal— acarició su mejilla con ternura y le dio un corto beso en los labios—me tengo que ir, nos vemos en la casa.—

La pareja se despidió, ya con Fred sintiendo mejoría pudieron continuar ambos gemelos el curso de su jornada laboral.

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—Estoy nerviosa, mamá— confesó la pequeña, quién se encontraba sentada en el comedor esperando por su desayuno— ¿y si no le agrado? ¿ o y si él o su madre no me quieren? ¿ qué haré?.—

La mujer se encontraba preparando a su hija el desayuno, soltó una leve risa al escuchar las preocupaciones de su hija, en el fondo la entendía pues ella se encontraba de una forma u otra igual que la pequeña.

—Cariño, relájate— aconsejó la mujer, dejando un vaso de leche delante de ella, y se sentó en una silla para quedar cara a cara con su hija—nada de eso pasará, George es un gran hombre y estoy completamente segura de que te querrá mas que a nada. Y respecto a su madre, Molly tu abuela, ella te adorará estoy segura de que rápidamente le cojeras cariño, al igual que a Ron y Ginny tus dos tíos que conocerás hoy.—

Hiraeth soltó un suspiro frustrado llevándose el vaso a sus labios para tomar un trago, a pesar de las palabras de su madre sus nervios no podían irse fácilmente, nunca había sido una niña especialmente sociable. En ese instante, Oliver se hizo ver, pasando hacia el comedor dónde madre e hija se encontraban.

—Buenos días—saludó con una sonrisa, besó el cabello de ambas mujeres de manera cariñosa y tomó asiento en una de las sillas junto a ellas.—

—¿Lo tienes todo listo para mañana?— inquirió la azabache,  mirando a su pareja algo apenada pues, no quería que se fuera y menos cuándo más lo necesitaba. Pero ser jugador de quiditch era el sueño de Oliver, y ella jamás lo retendría.—

La pelirroja que escuchaba la conversación, observó a la pareja con el ceño fruncido, no entendía de lo que los adultos estaban conversando. Su madre le dijo miles de veces que no se metiera en las conversaciones de los adultos, pero le fue imposible cuándo la curiosidad le ganó.

—¿Mañana?¿Qué haremos mañana?—miró a su madre y después a Oliver, buscando algún tipo de respuesta.—

La azabache miró a su novio, al cuál le asintió, dándole a entender que la pequeña debía estar al corriente de  lo que sucedía.

—Hiraeth.., me tengo que ir— confesó agarrando con cariño la mano de la pequeña— tenemos varios partidos lejos de aquí y he de ir. No se cuándo volveré, pero espero que sea pronto. Escribirme una carta al menos, ¿Si?—pidió mirando apenado a la chica, era como su hija y le dolía dejarla, sabiendo todo lo que descubriría pronto y tenía miedo, tenía miedo de que ahora lo cambiara al enterarse que George "es su padre". No quería perderla por nada en el mundo.—

La pelirroja se lanzó a los brazos de Oliver, envolviéndolo en un afectuoso abrazo en el que se encontraron alrededor de un minuto. La azabache miraba la escena conmovida.

—Una carta por semana, te lo prometo— dijo la niña sonriendo aún en el abrazo.—

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La tienda se encontraba en ese momento un poco más relajada, permitiendo así al pelirrojo acercarse a hablar con su hermano y contarle de una vez sobre la existencia de su hija.

—Fred, ¿me acompañas al despacho? Necesito hablar contigo en privado— pidió.

Tras decir esto, ambos gemelos fueron hasta el lugar, el mayor algo confuso por las palabras de su hermano se sentó en una silla para escuchar con atención lo que tenía que contarle su hermano.

—Necesito salir hoy antes— informó tomando asiento, preparándose para empezar a relatar.—

—Claro, esta bien— asintió mirándolo confundido-—sabes que por eso no hay problema. Pero, ¿por qué? ¿Pasó algo malo?— la curiosidad le ganó.—

El gemelo menor suspiró, debatiendo mentalmente cómo podría contárselo a su hermano.

—Verás, esto no es una noticia que se de todos los días— comenzó— puede sorprenderte, y pensarás que es una broma, pero no, no lo es. Seguramente no te acuerdes de Elizabeth.., fue una chica de la que tuve un pequeño enamoramiento en mis años en Hogwarts.— Mintió por la salud de su hermano, y al ver como este no ponía pegas, siguió contando— Después de la guerra, una noche antes de yo salir con Angelina nos pasamos de copas y nos acostamos, desde ese día no volví a saber nada más de ella.—

—Wow, George— murmuró sorprendido— ¿Hay algo más?— preguntó con cierto interés, analizando cada palabra que formulaba su hermano.—

—Si, no pude terminar—siguió— la volví a ver hace poco, en una tienda con su hija— suspiró preparándose para lo que se avecinaba— Su hija, es pelirroja y ella es morena, cosa que me extrañó pues sentía que la conocía de siempre. Días después se reunió conmigo y me confesó que era mi hija, nunca me dijo nada porque se encontraba sola, tenía miedo y yo ya había comenzado recién una relación con Angelina.—

Definitivamente, Fred no esperaba que la noticia que su hermano le tenía que dar fuese esa. Se acababa de enterar que tenía una sobrina, una sobrina la cuál cuidar, querer y malcriar junto su gemelo.

—Merlín George..—jadeó—no me esperaba esto. Es decir, tienes una hija, joder enhorabuena hermano.—Felicitó algo anonadado por las palabras de su hermano.— ¿Mamá y Papá lo saben?— inquirió—Oh, ¿ y ella lo sabe? ¿Cuántos años tiene? ¿Cómo se llama? ¿Cuándo la conoceré?.—

—Sí, mamá y papá lo saben al igual que Angelina y ella lo sabe— informó abrumado por tantas preguntas— Su nombre es Hiraeth, tiene cinco años.— una boba sonrisa se formó en sus labios al pensar en la que ahora era "su hija"— Esta tarde iré con ella a pasear, para poder conocernos mejor, y después iremos a la Madriguera a que conozca a mamá y papá, bueno, Ron y Ginny también estarán ahí, sabes que es imposibles sacarlos— comentó lo último con cierta burla.—Pronto tú y los demás miembros de la familia la conoceréis, pero poco a poco, es algo tímida y se tiene que ir adaptando como puede a esta situación.—

—Hiraeth.— formuló, recordando algo,pero el mismo sabía que no podía —Me suena tanto ese nombre..—

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