6: Celos De Kim SeokJin.

SeokJin observaba desde la cocina, con el corazón palpitando más rápido de lo normal mientras veía a NamJoon reír junto a Yoongi en el salón. La forma en que NamJoon le hablaba a Yoongi, esa risa que había sido tan escasa en su propia relación últimamente, lo hacían sentir como si estuviera mirando algo que no debería.

Desde hacía semanas, cada vez que Yoongi pasaba por la casa, NamJoon parecía cambiar por completo. Su voz se suavizaba, su mirada se relajaba, y esas pequeñas sonrisas, que SeokJin solía pensar que estaban reservadas para él, ahora se dirigían a Yoongi. Al principio, SeokJin trató de ignorarlo, diciéndose que no era más que su imaginación, pero con el tiempo se volvió imposible de ignorar.

Mientras escuchaba a NamJoon preguntar a Yoongi cómo había estado su día, SeokJin sintió una punzada de celos. “¿Por qué no me pregunta eso a mí?” pensó. “¿Acaso le interesa más Yoongi que yo?” NamJoon solía ser tan atento con él, preguntando cómo le había ido en el día, abrazándolo después de un día largo, pero esas muestras de cariño habían disminuido, reemplazadas por una indiferencia cada vez mayor. Y ahora, toda esa atención parecía dirigida a Yoongi.

NamJoon le pasó una mano por el hombro a Yoongi, un gesto casual, pero que a SeokJin le pareció demasiado cercano. Cerró los ojos, tratando de calmar su mente que comenzaba a desbordarse. "No tiene sentido", pensaba, "Yoongi es solo un amigo... y además es un alfa.”

Pero en su mente, las cosas no tenían tanta claridad. A veces se preguntaba si NamJoon veía algo en Yoongi que no veía en él. Se sentía cada vez más invisible a los ojos de su esposo, como si el cariño que antes había fluido tan naturalmente entre ellos se hubiera desvanecido con el tiempo. Y ahora, parecía como si NamJoon diera a Yoongi toda la atención que solía darle a él.

Pero en su mente, las cosas no tenían tanta claridad. A veces se preguntaba si NamJoon veía algo en Yoongi que no veía en él. Se sentía cada vez más invisible a los ojos de su esposo, como si el cariño que antes había fluido tan naturalmente entre ellos se hubiera desvanecido con el tiempo. Y ahora, parecía como si NamJoon diera a Yoongi toda la atención que solía darle a él.

Cada sonrisa, cada gesto de NamJoon hacia Yoongi era como una nueva herida que se abría en su corazón. ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué ya no era suficiente para NamJoon? ¿Acaso Yoongi, con su confianza y su talento, había robado el lugar que antes ocupaba en el corazón de su esposo?

SeokJin sintió que el peso de esas preguntas lo aplastaba. No podía soportarlo más. "Tal vez NamJoon piensa que Yoongi es mejor que yo... tal vez... tal vez lo ve como si fuera un omega," pensó, su mente atormentada por las dudas.

El sonido de la risa de Yoongi resonó en la sala, y SeokJin sintió una oleada de amargura. Decidió no interrumpir. Sabía que, si entraba en la habitación en ese momento, no podría ocultar su frustración, su dolor. No quería parecer infantil, pero tampoco podía negar que el comportamiento de NamJoon lo estaba destrozando lentamente por dentro.

Tomó aire profundamente, apoyándose en el borde del mostrador. Miraba el reflejo del salón desde la distancia, viendo a los dos alfas interactuar. Su pecho se apretó. Todo lo que quería era un poco de esa atención, un poco de ese cariño. ¿Acaso era tanto pedir?

. . .

El ambiente en la sala se sentía más denso de lo normal. NamJoon acababa de salir, dejando a SeokJin y Yoongi solos en la casa. El silencio entre ambos era incómodo, pero no por falta de temas de conversación. Era un silencio cargado, lleno de emociones no dichas, de miradas furtivas y dudas. SeokJin había aguantado mucho durante las últimas semanas. Ya no podía soportarlo más.

Con las manos temblorosas, SeokJin se acercó lentamente a Yoongi, quien estaba sentado en el sofá, absorto en su teléfono. Respiró profundamente, sintiendo cómo el nudo en su pecho crecía con cada paso. Finalmente, se detuvo frente a él.

—Yoongi. —comenzó SeokJin, su voz más temblorosa de lo que le gustaría— tengo que preguntarte algo.

Yoongi levantó la mirada, desconcertado por el tono serio de SeokJin. Dejó el teléfono a un lado y se enderezó en el sofá, prestando toda su atención al omega.

—Claro, dime —respondió Yoongi, con calma.

SeokJin apretó los puños, luchando por mantener la compostura. Su mente estaba nublada por las dudas, y las palabras se le atragantaban en la garganta, pero no podía seguir guardándoselo.

—¿Qué es lo que realmente quieres con NamJoon? —soltó de golpe, sus ojos fijos en los de Yoongi—. ¿Por qué siempre estás tan cerca de él? Me hace preguntarme… ¿eres acaso un omega? ¿Es eso lo que estás buscando? ¿O es que quieres algo más de mi esposo?— Las palabras resonaron en el aire, cargadas de celos y sospechas. El rostro de Yoongi se contrajo en una expresión de sorpresa, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando. Hubo un breve silencio, donde solo se oía la respiración acelerada de SeokJin.

—¿Un omega? —repitió Yoongi, claramente desconcertado—. ¿Eso piensas de mí?— SeokJin asintió, sin poder contener más su frustración. Su voz se quebró mientras continuaba.

—¡No lo sé! Cada vez que estás cerca de NamJoon, él... él parece diferente, más atento contigo que conmigo. Lo he visto, Yoongi. Te mira como antes me miraba a mí. ¿Qué es lo que quieres de él? ¿Por qué estás siempre aquí, con él? —Las palabras salían como una avalancha, reflejando todo el dolor y la inseguridad que había estado guardando. Yoongi se quedó en silencio por unos momentos, sus ojos oscureciéndose mientras intentaba procesar lo que SeokJin acababa de decir. Lentamente, se puso de pie, su expresión ya no era de sorpresa, sino de comprensión.

—SeokJin, —dijo suavemente—, no soy un omega. Soy un alfa, igual que NamJoon. Y lo último que quiero es causar problemas entre ustedes dos. No estoy aquí para robarte a tu esposo.

SeokJin dio un paso atrás, sintiendo el calor en sus mejillas. ¿Alfa? Sus ojos se agrandaron mientras lo miraba, incapaz de procesar del todo lo que acababa de escuchar.

—¿Qué? —preguntó en un susurro—. Pero NamJoon… siempre te trata como si fueras… diferente.

Yoongi suspiró, cruzando los brazos sobre su pecho.

—Lo que sea que hayas visto entre NamJoon y yo, no es lo que piensas. Somos amigos desde hace mucho tiempo, y sí, me preocupa, pero eso no significa que haya algo más. Me duele que pienses eso de mí. No quiero lastimarte, SeokJin.

El silencio que siguió fue ensordecedor. SeokJin sentía una mezcla de alivio, vergüenza y todavía una ligera duda. Su mente trataba de asimilar que Yoongi no era lo que él pensaba, que no era un omega tratando de ocupar su lugar. Pero entonces, ¿por qué NamJoon estaba tan distante con él?

SeokJin bajó la mirada, sin saber qué más decir. Las emociones que había guardado durante tanto tiempo, la inseguridad, los celos, todo había salido a la luz, y ahora se sentía expuesto, vulnerable.

—No sé qué hacer —susurró finalmente, más para sí mismo que para Yoongi—. Siento que estoy perdiendo a NamJoon… y no sé cómo recuperarlo.

Yoongi dio un paso hacia él, su expresión se suavizó.

—SeokJin, tú no estás perdiendo a nadie. Pero tienes que hablar con NamJoon, aclarar lo que está pasando entre ustedes dos. No soy yo el problema aquí.

SeokJin asintió lentamente, sintiendo que las lágrimas quemaban detrás de sus ojos. Quizás Yoongi tenía razón. Tal vez todo lo que necesitaba era enfrentar la verdad con NamJoon, y no permitir que sus propios miedos lo controlaran más. SeokJin sentía cómo la tensión crecía en su pecho. Había tratado de guardarse esos sentimientos, de ignorarlos, de excusarlos. Pero en ese momento, frente a Yoongi, ya no podía más. Tenía que sacarlo todo. Respiró hondo, sus manos temblando levemente mientras sus ojos se fijaban en el suelo. Sabía que si levantaba la mirada, las lágrimas probablemente caerían, pero necesitaba decirlo.

—Lo he intentado todo, Yoongi, —comenzó SeokJin con voz quebrada, su tono lleno de resignación y dolor—. He intentado hablar con NamJoon, hacerle ver cómo me siento, pero es como si no me escuchara... como si no importara lo que diga. Siempre está ocupado, siempre tiene algo más que hacer, y yo... yo me siento como si fuera una simple ama de casa, alguien a quien solo le pagan con amor cuando a él le conviene.

Hizo una pausa, su respiración acelerándose mientras recordaba todos los momentos en los que había intentado acercarse a su esposo, solo para ser ignorado o aplazado.

—Siento que solo estoy aquí para cuando él quiere algo de mí, —continuó, su voz ahora más frágil—. Cuando quiere cariño, cuando quiere intimidad, pero fuera de eso... no soy nada. Es como si solo fuera útil en esos momentos, y el resto del tiempo, soy invisible.

SeokJin finalmente levantó la vista, encontrando los ojos de Yoongi, quien lo miraba con una mezcla de comprensión y dolor ajeno. Ver ese reflejo en los ojos de Yoongi solo hizo que SeokJin sintiera aún más la realidad de sus palabras. Estaba roto.

—Yo no quiero ser solo eso, —dijo SeokJin, su voz cargada de una desesperación apenas controlada—. No quiero sentir que mi único valor para él es cuando estamos... ya sabes, juntos en la cama. No quiero ser solo alguien a quien se le da un poco de atención cuando a él le sobra tiempo o ganas. Ya no puedo seguir así, Yoongi. Me estoy desgastando.

Yoongi permaneció en silencio, escuchando con atención, su rostro ahora serio y comprensivo. SeokJin podía notar que estaba tomando cada palabra, cada sentimiento, y que no lo juzgaba, sino que lo entendía. Aún así, hablarlo en voz alta lo hacía sentir más vulnerable que nunca.

—He intentado tanto, —repitió SeokJin en un susurro, su voz apagada—, pero parece que ya no hay nada que pueda hacer. No soy su prioridad, nunca lo soy. ¿Qué clase de relación es esta?

El silencio entre ellos se prolongó por un momento. SeokJin sintió como si todo el peso de sus emociones finalmente hubiera sido liberado, pero a la vez, quedaba una tristeza amarga en su pecho. Miró a Yoongi, esperando alguna reacción, algún consuelo, aunque no sabía si eso era lo que realmente necesitaba.

El silencio que siguió a las palabras de SeokJin se sentía pesado, cargado de una mezcla de dolor, frustración y vulnerabilidad. Yoongi lo miró fijamente, intentando procesar lo que acababa de escuchar. Cada frase que SeokJin había pronunciado resonaba en su mente, y aunque no era la primera vez que escuchaba que alguien se sentía ignorado en una relación, esta vez se sentía diferente. Esta vez era SeokJin.

Yoongi entrecerró los ojos, bajando la mirada por un segundo. Sabía lo mucho que NamJoon apreciaba a SeokJin, pero también sabía lo absorbido que podía estar con su trabajo, lo obsesivo que era con todo lo que hacía. Sin embargo, escuchar a SeokJin describir cómo se sentía casi como un objeto, algo para usar y desechar, le removió algo dentro, un nudo que crecía en su estómago.

—SeokJin... —murmuró Yoongi finalmente, su voz suave, pero cargada de seriedad. Las palabras eran difíciles de encontrar, y eso no le sucedía a menudo. Solía tener una respuesta para todo, siempre calculado, siempre con control. Pero esto... esto era diferente.

Yoongi dejó escapar un suspiro profundo, cruzando los brazos mientras su mirada caía sobre SeokJin, quien parecía más vulnerable de lo que lo había visto nunca. SeokJin lo miraba con una mezcla de esperanza y resignación, como si no esperara una solución, pero necesitara desesperadamente ser escuchado.

—Nunca pensé que llegarían a este punto, —confesó Yoongi, su tono más bajo. Él conocía a NamJoon desde hacía mucho tiempo, pero en ese momento, las palabras de SeokJin le estaban mostrando un lado de la relación que nunca había visto—. Sé cómo es NamJoon cuando se enfoca en algo. Puede ser... insensible sin darse cuenta.

Yoongi apretó los labios, haciendo una pausa, consciente de que no podía simplemente excusar el comportamiento de su amigo.

—No voy a defenderlo, —dijo después de unos segundos—. No puedo. Si te hace sentir así, si te sientes usado... entonces algo está mal, muy mal. Y no puedo imaginar lo que has estado pasando.

Su voz, aunque calmada, mostraba una tensión bajo la superficie. Yoongi sentía una punzada de enojo hacia NamJoon, pero más que eso, sentía tristeza por SeokJin. Lo que más lo desconcertaba era el hecho de que, a pesar de todo, SeokJin todavía intentaba hacer funcionar la relación.

—Mereces más que eso, —añadió Yoongi, y sus palabras eran tanto un susurro como una afirmación—. Mucho más.

Hizo una pausa, acercándose un poco más a SeokJin, sin invadir su espacio, pero lo suficiente para que sintiera su presencia. Yoongi no era alguien que demostrara afecto fácilmente, pero en ese momento, quería que SeokJin supiera que no estaba solo.

—SeokJin, —comenzó con más determinación—, no quiero que pienses que esto es tu culpa. No es justo lo que estás viviendo. Has hecho más que suficiente... y no deberías sentir que solo existes para satisfacer a NamJoon cuando él lo desea. Tienes tanto que ofrecer... mereces alguien que te valore por lo que eres, todo el tiempo.

Sus ojos buscaron los de SeokJin, y por un momento, el aire entre ellos pareció cambiar. Yoongi sintió algo en su pecho, un impulso que no esperaba, pero lo reprimió. Este no era el momento. Lo más importante era hacerle saber a SeokJin que había alguien que lo veía, que lo entendía, y que no lo juzgaba por sentirse de esa manera.

—Voy a hablar con NamJoon, —dijo finalmente, su tono ahora más firme—. No puedo quedarme callado sabiendo lo que está pasando. Él necesita escuchar esto... necesita entender que no puede seguir ignorándote.

Sin embargo, aunque Yoongi pronunciaba esas palabras, había algo en su interior que sabía que esto era más profundo que una simple conversación. Había algo más en juego, algo que Yoongi empezaba a reconocer dentro de sí mismo. Pero por ahora, su prioridad era SeokJin. Siempre SeokJin. El ambiente se sentía denso, cargado de las palabras que SeokJin acababa de soltar. Tan pronto las pronunció, sintió una ola de arrepentimiento. No era justo volcar sus inseguridades sobre Yoongi, quien solo había tratado de ser amable. Bajó la mirada, evitando los ojos del alfa que lo observaba en silencio.

—Lo siento... —murmuró SeokJin, mordiéndose el labio—. No debería haber dicho eso. No tienes la culpa de nada... solo... solo he estado tan confundido últimamente. Creo que he dejado que los celos me nublen el juicio.

Yoongi permaneció en silencio, pero SeokJin podía sentir su mirada fija en él. Sentía que se desmoronaba por dentro. Tomó aire, deseando disipar la incomodidad que ahora flotaba entre ellos. Cambiar el tema era su única forma de huir de la vulnerabilidad que había mostrado.

—De verdad, lamento mucho haberte involucrado en esto —dijo, intentando ofrecer una sonrisa, aunque no alcanzaba sus ojos—. En fin... —hizo una pausa breve, buscando algo que decir—. ¿Qué tal estuvo el trabajo hoy? —preguntó de repente, su voz más animada de lo normal—. Dicen que estás trabajando en algo nuevo, ¿no? Siempre quise saber cómo es tu proceso creativo, siendo productor y todo eso.

El cambio de tema fue abrupto, casi torpe, pero SeokJin esperaba que Yoongi lo siguiera. No quería continuar enredándose en sus sentimientos y pensamientos confusos. Necesitaba enfocarse en otra cosa, cualquier cosa, que no fuera el vacío que sentía últimamente en su relación.

Yoongi lo observó un momento, todavía procesando la disculpa, pero pronto comprendió lo que SeokJin estaba haciendo. Su mirada se suavizó, entendiendo que el omega solo intentaba recuperar la compostura.

—Sí, bueno... —respondió Yoongi, siguiendo el hilo de la conversación—. Estoy trabajando en algo interesante. Te lo mostraré cuando esté listo.— SeokJin asintió, agradecido de que Yoongi hubiera aceptado su intento de desviar el tema. Hablar de trabajo, de música, cualquier cosa que no fuera el caos que sentía en su pecho, era un alivio.

— Aun quedó pastel de que has traído, ¿Quieres un poco?

. . .

La tarde se deslizaba lentamente por la ventana, la luz dorada iluminando la sala de estar mientras la televisión parpadeaba en segundo plano. SeokJin estaba sentado en el sofá, con el corazón latiendo con fuerza en su pecho. Miraba a NamJoon, que estaba concentrado en su teléfono, sus dedos deslizándose rápidamente sobre la pantalla. Había tanto que quería decirle, pero las palabras parecían atorarse en su garganta.

— NamJoon…— comenzó, tratando de encontrar el tono adecuado. Se sintió un poco más seguro al ver que él levantaba la vista, aunque solo fuera un momento.

— ¿Qué pasa, amor?— NamJoon respondió con una sonrisa cansada, pero ya había regresado a su dispositivo antes de que SeokJin pudiera continuar.

— Quería hablar sobre nosotros… sobre cómo te sientes y… lo que está pasando.— dijo, su voz un susurro, casi perdido entre el ruido de la televisión.

— Ahora no, SeokJin. Estoy ocupado.—replicó NamJoon, sin mirar hacia arriba, como si lo que decía no tuviera peso. — ¿Sabes que de aquí es de donde comes, verdad?— SeokJin sintió que una punzada de dolor atravesaba su pecho. La respuesta, fría y distante, lo hizo sentirse pequeño e insignificante. Miró hacia el suelo, su mente llena de dudas.

—¿Así que eso es todo? ¿Solo un trabajo?— Desde el rincón, Yoongi observaba la escena, sintiendo cómo la frustración y la tristeza de SeokJin llenaban el aire. Su corazón se apretaba al ver cómo la sonrisa de su amigo se desvanecía. “SeokJin, mereces más que esto,” pensó, deseando poder intervenir.

SeokJin se quedó en silencio, asimilando las palabras de NamJoon. Con un suspiro tembloroso, se dio cuenta de que en ese momento, su voz no era suficiente. Se levantó lentamente, su cuerpo tenso, sintiéndose como si estuviera desvaneciéndose. Yoongi se acercó un paso, ofreciendo una mirada de apoyo, un destello de comprensión en sus ojos. Aunque no dijera nada, SeokJin sintió que no estaba solo.

—Está bien.— murmuró, aunque no estaba seguro de que lo estuviera. Se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a NamJoon inmerso en su mundo, mientras la incertidumbre lo envolvía.

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