𖦹๋࣭⭑13
La habitación estaba sumida en una penumbra suave, iluminada únicamente por la luz de la luna que se filtraba a través de las cortinas. Jimin y Jungkook, desnudos y entrelazados, respiraban con dificultad, sus cuerpos sudados y brillantes. Los corazones laten a mil por hora.
Habían confesado su amor hacía poco, y la intensidad de esos sentimientos los había llevado hasta este punto. Un punto de no retorno, donde la pasión y el deseo se entrelazan de manera perfecta.
Jungkook, con la mirada fija en Jimin, trazó círculos suaves con la yema de los dedos en la espalda del menor.
—Jimin... ¿Estás seguro de esto? —preguntó, su voz ronca por la excitación.
Jimin sonrió, sus ojos brillando con una emoción indescriptible.
—Más seguro de lo que jamás he estado, Kookie —respondió, acercándose para besarlo con ternura.
—Si es lo que tu quieres y yo quiero. Quiero hacerte mío, solo mío.
Sus labios se encontraron en un beso lento y apasionado, explorando cada rincón de la boca del otro. Las lenguas se enredaron en un juego sensual, mientras sus cuerpos se rozaban con una fricción que los electrizaba.
Con movimientos suaves y delicados, Jungkook comenzó a explorar el cuerpo de Jimin, besando cada centímetro de su piel. Jimin gemía suavemente, entregándose por completo a la experiencia.
Cuando Jungkook llegó a la intimidad de Jimin, este se estremeció. Los besos se volvieron más intensos, más profundos. Jungkook le susurraba palabras al oído, llenándolo de deseo y adoración.
Jimin, a su vez, acariciaba el cuerpo de Jungkook con manos temblorosas, explorando cada músculo, cada curva. Los besos descendieron por el cuello de Jungkook, hasta llegar a su clavícula.
—Eres tan hermoso —susurró Jimin, su voz entrecortada. Mirando sus tatuajes en su piel y ese perfecto cuerpo que lo enloquece.
Jungkook sonrió y lo miró a los ojos.
—Y tú eres mío —respondió, antes de volver a besarlo.
Los cuerpos de ambos se unieron en un movimiento lento y sincronizado. Jimin cerró los ojos con fuerza, disfrutando de cada sensación. Jungkook, por su parte, lo sostenía con firmeza, sus besos descendiendo por el cuello de Jimin hasta llegar a su hombro.
Jungkook se puso el condón para ponerlo en su miembro. Jimin se mordió el labio mirando el grueso falo de su novio. Su pelinegro es todo lo que había imaginado. Fuerte, rudo y delicado. Jimin se sentía tan afortunado de tenerlo y que estén apuntó de hacer el amor.
Cuando estuvo listo, ambos se miraron a los ojos para besarse con pasión. Sus cuerpos desnudos, con un poco de sudor, fue la mejor sensación. Encuanto Jimin sintió el grueso falo de su novio penetrarlo, sintió el verdadero placer. Tocó su punto que lo hizo gritar del placer.
—Tranquilo, iré despacio.
—No, me gusta lo rudo. Solo hazme sentir en otro planeta.
Jungkook sonrió bajando sus besos a su cuello, donde dejó marcas de su acto de amor.
—Me exitas nene.
El tiempo pareció detenerse. Solo existían ellos dos, unidos en un abrazo cálido y protector. Los gemidos se entrelazaron, creando una melodía sensual que llenaba la habitación.
Con cada movimiento, la conexión entre ellos se hacía más profunda. Se amaron con una intensidad que nunca antes habían experimentado, entregándose el uno al otro sin reservas.
Jimin gozaba del placer, siendo tomado de maneras que jamás había experimentado. Jungkook lo hizo gritar, gemir, hasta sangrar el labio de tanto morderlo. Incluso la almohada estaba empapada con su saliva.
Cuando finalmente alcanzaron el clímax, se quedaron abrazados, recuperando el aliento. Jimin descansó su cabeza en el pecho de Jungkook, sintiendo el latido de su corazón.
Jungkook llenó el condón mientras ve a su lindo rubio con sus espasmos del orgasmo. El se dejó caer en su pecho, escuchando el latido del corazón de su amado.
—Te quiero, Jimin —susurró Jungkook, apretándose contra él.
Jimin sonrió, sus ojos llenos de lágrimas de felicidad.
—Y yo a ti, Kookie. Quiero con todo mi corazón.
Se quedaron así por un largo rato, disfrutando de la calidez del otro, de la intimidad que los unía. En ese momento, el mundo exterior desaparece, y solo existían ellos dos, perdidos en un mar de amor y pasión.
Pasando su primera vez juntos.
✰ ✰ ✰
El aire de la habitación aún resonaba con el eco de sus cuerpos entrelazados. Jimin y Jungkook, envueltos en una cálida bruma de satisfacción, se dedicaban a arreglarse con torpeza, la marca de sus encuentros aún viva en sus pieles. La vergüenza era un velo tenue que cubría sus rostros, pero era la emoción de haber compartido algo tan íntimo lo que dominaba sus corazones.
Cuando salieron de la casa, se encontraron con Seokjin, quien los observaba con una sonrisa comprensiva. La curiosidad brillaba en sus ojos, pero no hizo ningún comentario. Simplemente les agradecieron por cuidar a Jaemin y se despidieron, montando en la motocicleta.
Aunque sabía que lo interrogará mañana.
El camino de regreso fue corto pero cargado de una sensación de bienestar. Jimin se sentía ligero, como si hubiera flotado durante horas. Jungkook, a su lado, no podía evitar sonreír. Había sido la noche más perfecta de su vida.
Al llegar a casa, Jimin llamó a Jaemin para que entrara.
—Te espero en mi habitación, hermanito. —dijo con una sonrisa. Jaemin asintió y desapareció dentro de la casa.
Cuando se quedaron solos, Jimin y Jungkook se miraron a los ojos.
—Fue increíble —susurró Jungkook, atrayendo a Jimin hacia él en un abrazo— La mejor noche de todas.
Jimin sonrió y se acurrucó contra él.
—Lo sé —respondió, su voz apenas un susurro— Y sabes... tú eres el primero en tomar mi cuerpo —Confesó, sus mejillas tiñéndose de un suave rubor.
Jungkook se sorprendió.
—¿En serio? —preguntó, sorprendido. Había asumido que Jimin ya había tenido experiencias.
Jimin asintió con la cabeza.
—Sí. Nunca antes había hecho esto con nadie. Y no quiero que nadie más lo haga. —dijo con sinceridad.
Jungkook la besó con ternura, apretándose contra él.
—Entonces seré el primero y el último —prometió— Me encantó tenerte solo para mi y quiero que sea así siempre.
—¿De verdad? —le pregunta Jimin.
Jungkook asintió.
—Jamás alguien me había gustado tanto como tú. Lo que siento por ti es más grande Jimin. Y aunque somos diferentes, se que nos complementamos el uno con el otro.
—Me pasa lo mismo. Me gusta tú mundo. Es algo nuevo para mí, pero me gusta.
—Que bueno nene. Porque me gusta el tuyo aun más.
—Creo que será mejor entrar. Jaemin debe esperarme.
—Claro. Nos vemos mañana. —le roba un besito antes de que se marchen— Descansa bonito.
—Igualmente, Jungkookie.
Se despidieron con otro beso, y Jimin entró en la casa, su corazón rebosante de amor. Pero su sonrisa se desvaneció al ver a su padrastro mirándolo fijamente.
Ignoró su mirada y subió las escaleras, dirigiéndose a su habitación. No quería verlo en ese momento donde está tan feliz. Al entrar, encontró a Jaemin sentado en la cama.
—Hola, hermanito —dijo, tratando de sonar alegre.
Jaemin la miró y sonrió.
—Hola, Jimin. ¿Te divertiste con kookie?
Jimin asintió y se sentó a su lado.
—Mucho. Y tú, ¿cómo la pasaste con Seokjin y Taeha?
Jaemin asintió con entusiasmo.
—Fue muy divertido. Jugamos videojuegos y vimos películas. Taeha es muy lindo. Me dio de sus dulces favoritos.
—Que bueno. Tal vez puedas verlo más seguido. ¿Quieres?
—¡Si! Quiero verlo otra vez.
Jimin sonrió. Estaba agradecido de que Seokjin le haya echado una mano.
Se quedó un rato más con Jaemin, contándole historias hasta que el niño se quedó dormido. Luego, se metió en la cama y cerró los ojos, reviviendo los momentos mágicos de la noche. A pesar de la mirada hostil de su padrastro, se sentía feliz y completa. Tenía a Jungkook, a Jaemin. Y eso era todo lo que necesitaba.
✰ ✰ ✰
El sol empezaba a filtrarse entre las rendijas de las cortinas, pintando de naranja pálido la habitación de Jimin.
Bostezando, se estiró y frotó sus ojos, despertando con un sobresalto al recordar que tenía clases. Miró hacia la cama de su hermanito, pero estaba vacía.
—¿Jaemin? —llamó, su voz aún ronca por el sueño. No obtuvo respuesta. Inquieto, se levantó de la cama y salió de la habitación, buscando a su hermano menor por toda la casa. Revisó el baño, la sala de estar, incluso el patio trasero, pero no había rastro de él.
Al no encontrarlo, se dirigió a la cocina, donde encontró a su padrastro, Minho, preparando el café.
—¿Has visto a Jaemin? —preguntó Jimin, su voz cargada de preocupación.
Minho lo miró de reojo, su expresión impasible.
—Tu madre se lo llevó al mercado. Seguro que ya están de vuelta.
Jimin frunció el ceño, sintiéndose aún más intranquilo. Algo no le cuadraba. Su madre no solía llevarse a Jaemin al mercado tan temprano. Sin embargo, decidió no insistir y subió a su habitación para cambiarse.
Al ponerse la camiseta, notó los chupetones en su cuello. Se tocó la piel sensible, recordando la noche anterior y la sensación de los labios de su novio sobre él.
Suspiró, deseando que Jungkook los viera. Aunque muchos más lo van a notar.
Minho entró a la habitación justo cuando Jimin se estaba abrochando los botones de la camisa. Sus ojos se posaron en los chupetones, y una expresión de furia se apoderó de su rostro.
—¿Quién te hizo eso? —espetó, agarrándolo del brazo con fuerza.
Jimin se sobresaltó.
—¿Qué te importa? —respondió a la defensiva.
Minho lo soltó, pero no se alejó. Sus ojos recorrieron el cuerpo de Jimin, deteniéndose en los nuevos chupetones que se asomaban por el escote de su camiseta. Con un movimiento brusco, levantó la camisa y examinó las marcas con una mezcla de asco y odio.
—¡Cómo te atreves a meterte con ese tipo! —rugió Minho, apretando los puños.
Jimin sintió una oleada de miedo.
—¡Suéltame! —gritó, forcejeando para liberarse. —¡Es mi novio y no tienes derecho a tocarme!
Minho lo miró con una expresión fría y calculadora.
—Si alguien va a tenerte, ese seré yo. Ya me canse de solo ser espectador, ya no soporto más esto.
—¿De qué hablas? —sintió temor al escucharlo decir eso. Tenía que escapar de aquí.
Minho lo miró con deseo. Cosa que le dio asco a Jimin.
—No voy a permitir que ese tipejo se quede con lo que es mío. Vas hacer mío Park Jimin.
Antes de que Jimin pudiera reaccionar, Minho lo golpeó con fuerza en la cabeza. El mundo de Jimin se volvió negro. Cayó al suelo inconsciente, mientras Minho lo arrastraba hacia su auto.
Minho había planeado esto desde hacía tiempo. La idea de tener a Jimin para sí mismo lo obsesionaba. No iba a permitir que nadie más se interpusiera en su camino. Con Jimin inconsciente en el asiento trasero, arrancó el coche y se alejó de la casa, emprendiendo un viaje hacia un lugar desconocido. Un lugar donde podría llevar a cabo sus oscuros deseos.
Mientras tanto Jungkook tuvo un mal presentimiento.
Todo sería un caos.
Lo siento pero tenía que pasar. Nos vemos mañana y ya casi llegamos al final de esta bella historia.
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