𖦹๋࣭⭑09
La fiesta del padre de Jungkook había sido un éxito rotundo. La música, la comida y la compañía habían hecho de la noche una experiencia inolvidable. Sin embargo, para Jimin y Jungkook, la mejor parte estaba por llegar.
Al salir de la bulliciosa celebración, ambos se dirigieron a una pequeña y acogedora hamburguesería cerca de casa. El local, con su ambiente relajado y su clásica decoración, era el lugar perfecto para conversar y disfrutar de un momento de tranquilidad.
Mientras saboreaban sus hamburguesas, Jimin y Jungkook recordaron los divertidos momentos de la fiesta. Las risas y las bromas llenaron el pequeño espacio, creando una atmósfera cálida y acogedora.
—Fue una noche increíble —comentó Jimin, sus ojos brillando de emoción— No espere que le cayera tan bien a tus padres.
Jungkook asintió, sin poder quitarle la vista de encima.
—Claro que le ibas a caer bien. Eres un cajita de sorpresas. Además la pasamos genial. Me divertí mucho contigo. En especial cuando le dijiste sus verdades a mi hermano.
—Alguien tenía que poner la basura en su lugar.
Al terminar de cenar, Jungkook llevó a Jimin a casa. Mientras caminaban por la tranquila calle, el silencio entre ellos era cómodo y reconfortante. Al llegar a la puerta de Jimin, Jungkook se detuvo.
—Gracias por todo, Jungkook. Fue una noche inolvidable —repitió Jimin, sintiendo un nudo en la garganta.
—No me lo agradezcas —respondió Jungkook, acercándose un poco más.— Me lo pasé muy bien. Creo que todo resultó mágico ¿no crees?
—Si, creo que fue especial. —Jimin se mordió el labio.
Tenía el corazón latiendo a mil por hora. De verdad que el beso que se dieron en la fiesta causó muchas cosas y quería que se repita. Ambos sienten esa conexión única.
Jungkook estaba en el mismo dilema que Jimin. Ambos preguntándose si deberían continuar con lo que pasó. Sus mente les juegan mal hasta que Jungkook se anima.
Antes de que Jimin pudiera decir algo más, Jungkook se inclinó y lo besó. Fue un beso suave y dulce, lleno de ternura que dejó a Jimin sin aliento. El rubio no se negó y dejó que Jungkook se apodera de su cintura y dejan que el amor los guíen.
Fue tan romántico. Ambos estaban a punto de decirse algo, pero el pequeño Jaemin salió a interrumpir.
—Mimi, llegaste. —corrió abrazarlo.
—Hola, llegué hermanito.
—Papá hizo churros de azúcar, vamos.
—Iré enseguida.
Jaemin saluda a Jungkook y entra en casa.
—Buenas noches, Jimin. Nos vamos mañana —rasca su nuca y está algo sonrojado.
—Buenas noches, Jungkook. —respondió Jimin, su corazón latiendo a mil por hora.
Jimin entró en su casa y cerró la puerta detrás de sí. Se dirigió a su habitación y se cambió de ropa, poniéndose su pijama favorito. Jaemin le trajo algo de churros de azúcar. Al acostarse en la cama, no pudo evitar pensar en el beso que acababa de compartir con Jungkook.
Las mariposas revoloteaban en su estómago mientras recordaba cada detalle de la noche. ¿Sería posible que Jungkook sintiera lo mismo que él? ¿O todo esto era solo una fantasía? Jimin se sentía confundido y emocionado al mismo tiempo.
Por otro lado, Jungkook también se encontraba sumido en sus pensamientos. Mientras conducía a casa, no podía dejar de sonreír. Jimin era todo lo que había soñado y más. Su inteligencia, su sentido del humor y su belleza lo cautivaron por completo.
Jungkook sabía que sentía algo por Jimin. Pero, ¿cómo expresar esos sentimientos? ¿Y si Jimin no sentía lo mismo? La idea de perder a Jimin lo aterrorizaba.
Aunque ese beso debió responder sus dudas.
A pesar de sus dudas, Jungkook se sentía optimista. Creía que había una posibilidad real de que algo hermoso pudiera surgir entre ellos. Y estaba dispuesto a hacer todo lo posible para que así fuera.
✰ ✰ ✰
Jimin adornaba todo el patio con globos rojos y azules. Esto porque quería la temática de Spiderman. Todo el lugar se veía increíble. Su padre no escatimó en gastos para hacer feliz a su hijo.
—¡Ya casi queda! —le pregunta su padre desde abajo pues sostiene la escalera.
—¡Si ya está! —responde Jimin.
Baja con cuidado mientras ven los globos en forma de telaraña que faltaban.
—A Jae le gustará mucho esto. —dice su padre.
—Claro que le gustara papá. El valora todo lo que haces por nosotros. —Jimin ve como la esposa de su padre acomoda las mesas— ¿ya está pensando en cómo ganar nuestra custodia? Ya no quiero estar más en casa de mamá.
—Hable con los abogados y concuerdo con ellos que tenemos que tener pruebas de que tu madre no se ocupa de tu hermano menor y de ti.
—¿Quieres decir cómo grabarla a escondidas?
—Exactamente. Escucha hijo. A mi también me da miedo pensar que mis hijos están con una mujer que prefiere estar con un tipo que la trata mal y que prefiere más a ese gordo ebrio que a ti y a Jae. Estoy demasiado preocupado por este tema. Mi pequeño Jae cada vez que viene aquí no quiere irse y es entendible.
Jimin abraza a su padre pues sabe que tiene razón.
—Voy hacerlo aunque sé que es por el bien de mi hermano. Yo me iré pronto a la universidad y no quiero dejarlo solo en esa casa con ella.
Ambos se miran y se sonríen.
—Sabía que podía contar contigo. Hablaremos más tarde sobre los detalles que me dio el abogado.
—Claro que sí papá.
Jimin ayudó a su madrastra a poner las mesas y en un par de horas todo estuvo listo para el gran día de Jae. Jimin se abrigo ya que su padre lo mando por algunas bebidas que faltaron. Salió y para su mala fortuna se encontró a Mingyu.
Este le saludo y Jimin pasó de él. Pero este le siguió.
—Oye ¿qué pasa? ¿Por qué me ignoras? —le pregunta a lo que Jimin no lo mira.
—Creo que ya te deje claro que no me interesa nada que tenga que ver contigo.
—Si es por lo que pasó entre Jeon y yo...
Jimin lo encara.
—No es solo eso. Voy a repetirlo con mejor exactitud para que lo entiendas Mingyu. ¿Quién te crees para irte de mí vida con solo un mensaje para romperme el corazón? No es justo que después de años yo te supere y vuelvas y quieras enmendar las cosas conmigo como si nada. Eres un maldito idiota. —explotó contra él, quien no se veía muy bien— No quiero estar contigo y mucho menos volver con alguien como tu. Amo a mi novio. A mo a Jeon Jungkook como nunca antes ame a nadie. Así que deja de estarte metiendo en cosas que no te incumben. ¿Quedó claro?
Mingyu parecía furioso. No creyendo que de verdad Jimin le diga esas cosas, él jamás fue grosero con él en la vida. No quería aceptar que Jimin lo deje por ese imbécil de Jeon. Así que antes de que se vaya lo toma del brazo.
Era un día claro y monótono. Excepto por dos figuras que se destacaban en la penumbra. Jimin, con el rostro aún aturdido, se alejaba de Mingyu quien yacía en el suelo, un creciente moretón adornando su ojo izquierdo.
Todo había sucedido tan rápido. Mingyu, con una sonrisa torcida y ojos llenos de deseo, había atrapado la mano de Jimin y lo había arrastrado hacia sí. Antes de que Jimin pudiera reaccionar, Mingyu había inclinado su cabeza y había intentado besarlo. La sorpresa y la repugnancia habían sido instantáneas. Con un golpe certero, Jimin había liberado su rostro del agarre invasivo. Furioso, había soltado un puñetazo que había conectado directamente en la mandíbula de Mingyu.
—¡Nunca más te acerques a mí! Eres un asqueroso —había gritado Jimin, su voz temblorosa de ira— Si vuelves a hacerlo, te daré en la bolas.
Sin esperar respuesta, Jimin había salido corriendo de allí, su corazón latiendo a mil por hora. Se había subido al primer autobús que había encontrado, con la mente puesta en la fiesta de su hermano menor. Necesitaba bebidas y un poco de aire fresco para calmarse de la furia que sentía porque ese imbecil casi lo besa.
Joder espera que no se atreva a ir a la fiesta de su hermanito porque lo mata.
Mientras tanto, Mingyu permanecía tendido en el suelo, saboreando la amargura de su derrota. El moretón en su ojo era un doloroso recordatorio de su error. Se había pasado de la raya y ahora tenía que enfrentar las consecuencias.
Más tarde volvió a casa y la fiesta empezó.
La fiesta de cumpleaños del hermanito de Jimin estaba en pleno apogeo. Los niños corrían de un lado a otro, riendo y jugando, mientras los adultos charlaban y se divertían. Jimin, con una sonrisa en el rostro, servía bebidas de jugo de manzana para los pequeños invitados.
Pero a pesar de la alegría y el bullicio que lo rodeaba, Jimin no podía evitar sentir una cierta ansiedad. Estaba esperando a alguien especial, a su novio, Jungkook. Y cada vez que miraba hacia la puerta del jardín, su corazón latía un poco más rápido.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Jimin vio a Jungkook aparecer en la puerta. Lucia tan guapo que incluso las señoras presentes no pudieron evitar mirarla con admiración. Jimin se sintió orgulloso de tener a alguien tan atractivo y carismático a su lado, aunque fuera de mentiras.
Sin poder contenerse, Jimin dejó de servir jugo y se dirigió hacia Jungkook, sonriendo de oreja a oreja. Jungkook, al verlo, también sonrió y se acercó a él. Cuando estuvieron cerca, Jimin pudo sentir el calor de su cuerpo y el olor a colonia que siempre lo hacía sentir mareado.
Los recuerdos de la noche anterior, cuando se habían besado apasionadamente en la puerta de su casa, volvieron a su mente y le llenaron el estómago de mariposas. Jungkook, al parecer, también estaba recordando aquel momento, porque se acercó un poco más a Jimin y le susurró al oído:
—Te ves muy bonito hoy.
Jimin se sintió ruborizado y emocionado al mismo tiempo. Le gustaba cómo Jungkook siempre sabía hacerlo sentir especial.
—Tú también... digo. Que guapo te ves —respondió Jimin, sonriendo y mirando a Jungkook a los ojos.
Por un momento, el bullicio de la fiesta se detuvo para ellos, y solo existieran ellos dos, perdidos en su propio mundo de amor y pasión. Luego, Jungkook tomó la mano de Jimin y lo llevó de vuelta a la fiesta, donde los demás los esperaban con sonrisas y abrazos.
Justo cuando Jimin y Jungkook estaban disfrutando de su momento juntos, Jaemin, el hermanito de Jimin, apareció corriendo y saltando de emoción.
—¡Jungkook! ¡Jungkook! —gritó Jaemin, abrazando las piernas de Jungkook.
Jungkook sonrió y se agachó para saludar a Jaemin.
—¡Feliz cumpleaños, Jaemin! —dijo, dándole un abrazo y un beso en la mejilla.
Jaemin se alegró aún más al recibir el regalo de Jungkook, un paquete envuelto en papel de regalo con un lazo rojo.
—¡Gracias, Jungkook! —exclamó Jaemin, desenvolviendo el regalo y encontrando un juguete de Spiderman dentro- Wao... Este no lontenia.
—Es que aún no sale a la venta.
—¿Spiderman vendrá de verdad Jungkook?
Jimin también se preguntó eso.
—Pues no creo que venga aquí a la fiesta ya que tiene una misión con los Avengers.
Jaemin se decepcionó un poco.
—Pero si mando un video especial para ti por tu cumpleaños. Mira.
Spiderman le había enviado un video especial para él. Jaemin se emocionó de nuevo y Jungkook le mostró el video en su teléfono.
En el video, Tom Holland, el actor que interpreta a Spiderman, apareció con su traje de Spiderman y dijo: "¡Hola, Jaemin! ¡Feliz cumpleaños! Lo siento mucho por no poder estar allí contigo hoy, pero estoy ocupado salvando el mundo con los Vengadores. ¡Pero no te preocupes, porque siempre estaré contigo en espíritu! ¡Y recuerda, con gran poder viene gran responsabilidad! ¡Te quiero, Jaemin!"
Jaemin se emocionó mucho al ver el video y se sintió especial al saber que Spiderman era su amigo. Sus amiguitos se reunieron alrededor de él, asombrados de que Spiderman hubiera enviado un video especial para Jaemin.
Jimin sonrió y le agradeció a Jungkook por hacer que su hermanito se sintiera tan especial.
—¿Cómo lo hiciste? —preguntó Jimin, curioso.
—Pues es un gran amigo mío y me debía un favor. Además está en grabaciones de otra película con el doctor Strange y aproveche.
—Eres impresionante.
Jimin se sintió agradecido y emocionado por la generosidad de Jungkook, y se acercó a él para darle un beso en la mejilla.
—Gracias, Jungkook —dijo Jimin, sonriendo— Eres el mejor.
Los dos ayudaron en la fiesta. Se reían y charlaban con los demás invitados, y Jimin incluso se unió a los niños para jugar un juego de cumpleaños.
Pero de repente, la atmósfera cambió. Mingyu apareció en la escena, y Jimin se enfureció al verlo. Su rostro se puso tenso y sus ojos se llenaron de ira.
Jungkook lo notó y se acercó a Jimin.
—¿Qué pasa? —le preguntó, mirando a Mingyu con desconfianza.
Jimin respiró profundamente antes de contarle a Jungkook lo que había pasado.
—Cuando iba por bebidas a la tienda, Mingyu apareció y me intentó besar a la fuerza —dijo, su voz temblando de ira— Después de que le dije que jamás volvería con él, se atrevió a intentar besarme de nuevo.
Jungkook se enfureció al escuchar la historia. Su rostro se puso rojo de ira y sus puños se cerraron.
—Maldito hijo de puta. —murmuró.
Jungkook se sintió aún más enfurecido. Quería darle otro golpe a Mingyu, pero Jimin lo detuvo.
—No vale la pena —dijo— entrelazando su mano con la de Jungkook- Con eso es más que suficiente.
Jungkook respiró profundamente y se calmó un poco. Miró a Mingyu, que había dejado el regalo de Jaemin y se marchaba, y se sintió aliviado de que se hubiera ido.
Luego, Jungkook se volvió hacia Jimin y sonrió.
—Vamos a disfrutar de la fiesta —dijo, apretando la mano de Jimin— No vamos a dejar que él nos arruine el día.
Jimin sonrió y asintió. Juntos, disfrutaron del resto del día. Y aunque Mingyu había intentado arruinar el día, no pudo evitar que Jimin y Jungkook se sintieran felices.
Cuando todo terminó. Ambos subieron arriba a ver una película.
La habitación de Jimin estaba en silencio, solo por el sonido de la película que veían. Jimin y Jungkook estaban sentados en la cama, mirándose de reojo. Habían estado hablando sobre el tema de Mingyu, y Jungkook había dicho que hablaría con él para que dejara de molestar a Jimin.
Jimin sonrió y le dijo a Jungkook:
—Parece que estás celoso —Jungkook medio sonrió y le respondió:
—¿Y si lo estoy? —le responde.
Jimin se quedó callado por un momento, sorprendido por la respuesta de Jungkook. Luego, respondió:
—¿Por qué lo estarías?.
Jungkook se sumergió en un silencio, como si estuviera buscando las palabras adecuadas. Cuando finalmente habló, su voz fue baja y suave:
—Porque me gustas mucho, Jimin.
Jimin se sorprendió al escuchar esas palabras. No había esperado que Jungkook se sincerara de esa manera. Jungkook, por su parte, pensó que había cometido un error. Seguro que Jimin no sentía lo mismo, y ahora se sentiría incómodo.
Pero Jimin no se movió. Simplemente miró a Jungkook a los ojos, y luego tomó su mano, entrelazando sus dedos.
—También me gustas mucho, Jungkook —dijo, su voz suave y sincera.
Jungkook se sintió aliviado y feliz al mismo tiempo. No esperaba que Jimin respondiera de esa manera. Se sintió como si hubiera ganado un premio, como si hubiera encontrado algo valioso y especial.
Y en ese momento, Jungkook supo que estaba enamorado de Jimin. Y que Jimin sentía lo mismo por él.
Se viene el amor entre estos dos.
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